Edit. #88, Corrupción y miseria

Ramón Antonio Veras, El  Nacional       República Dominicana        02/16/07

El día, que esperamos no esté muy lejos, que en el país surja un gobierno decente y honrado, dirigido por hombres y mujeres sensibles, de seguro que se hará justicia contra todos los que se han enriquecido con los dineros del pueblo.

Constituye una burla, abuso y desconsideración, la forma como grupos que han pasado por el poder político se han enriquecido en forma ilícita. Se le ha robado a un conglomerado humano pobre. Los desocupados, los niños desnutridos, los dominicanos y dominicanas sin acceso a los hospitales públicos, tienen que hacer responsables de su situación a los que han hecho política para robar desde los diferentes órganos del Estado.

Más que dirigentes políticos, la generalidad de los del sistema se han comportado como delincuentes, malhechores, sinvergüenzas, descarados y corruptos, convertidos en una gavilla de ladrones desalmados. En lugar de dar ejemplo de honradez, decencia, honorabilidad, dignidad y honestidad lo que se ha visto es a hombres y mujeres dar demostración de no tener el menor sentido de respeto, integridad y excelencia.

Los vagabundos se han impuesto en la política porque les ha faltado escrúpulo, esmero y sentido de decencia. En un medio político en el cual no se exige honradez, el hipócrita, farsante e impostor, con mucha facilidad se destaca como persona pública.

Lo mejor del pueblo dominicano no tiene razón valedera para creer en lo que ofrezcan los dirigentes y partidos que han tenido la oportunidad de acabar con las lacras sociales que predominan en el país y no lo han hecho, muy por el contrario, las han estimulado.

El fenómeno de la corrupción es hoy un elemento determinante en el accionar político, y está presente en todos las instituciones del Estado, porque el país no ha sido dirigido por los que han hecho de la honradez y limpieza política una línea de comportamiento y conducta.

Por feliz casualidad, para el pueblo no resulta difícil ubicar a los que se han alzado con el dinero que debió ser utilizado para adquirir las medicinas de los hospitales, los pizarrones y pupitres de las escuelas públicas y hacer la vida menos pesada a los que son los más y viven más allá de la pobreza.

Los que habiendo surgido de la nada y sin hacer ningún esfuerzo material o intelectual han acumulado una gran fortuna económica al pasar por el gobierno, de seguro que se sienten muy bien bajo el sucio ambiente político que existe ahora. En el terreno político mugriento, cochambroso e impuro, se desarrollan y avanzan los que han hecho nombre y dinero con los recursos del Estado.

Aquí hay todo un abanico de fuerzas interesadas en asear el campo político y se sienten frustradas por las tantas y tantas estafas de que han sido víctimas por parte de los políticos corrompidos. Los escándalos, las denuncias de corrupción en los altos y bajos organismos del Estado, lo que hacen es fortalecer la idea de que estamos viviendo en una sociedad podrida y que, necesariamente, hay que cambiarla. La bahorrina que nos ha gobernado en los últimos años tiene que ser barrida para que solamente queden a su lado los que siempre están haciendo el papel de buitres políticos.

El hecho de que ocho de cada cien niños dominicanos estén afectados de retraso mental por desnutrición y estemos entre los países con mayor índice de tuberculosis, es una demostración de que el ladronismo lesiona vivamente a las grandes mayorías nacionales.