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Por Maritza Barranco
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La grandielocuencia del cubano auténtico, la sabiduría china y la fuerza de sus ancestros negros se aúnan y multiplican en la personalidad de Lino Tomasén, médico que constituye ya una nueva leyenda en La Habana, curando sólo con sus manos. Digitopuntura es el método, síntesis de concepciones y procederes curativos que tienen remotas referencias en la literatura china, ya en el año 600 a.n.e. cuando aportó el primer libro de farmacología y medicina, el “Canon de Medicina del Emperador Amarillo”. Dicho texto exponía métodos de acupuntura, moxibustión, masajes y procederes con hierbas medicinales. Sin embargo a finales del Siglo XX cuando el mundo se mueve bajo la dinámica de la microelectrónica, la computación y la creación de vida en probetas, sorprenden afamados especialistas retomando la terapia oriental y de otras culturas antiguas, presentadas ahora como medicina alternativa. Acupuntura, ejercicios yoga, herboterapia,digitupuntura, masajes y danza se integran junto a la autorelajación como método curativo de potenciación orgánica. Esa fuerza biológica del eki ( sistema de exploración de la relación hombre-universo) y los conocimientos de la filosofía humana, le permiten al joven médico apreciar los mecanismos que enferman y curan. Desde el ano 300 de n.e. se conoce el tratado Mai Ching o Libro sobre el pulso, escrito por Wang Shu Ho, quien diferenció 24 tipos de pulsaciones, que según esa teoría, cada una de ellas indicaba una enfermedad. Ese fundamento teórico, así como los principios del Yin (fuerza negativa, oscuridad, signo donde se descompuso la tierra y bondad) dominan la vida de este galeno de 29 años. Apasionado de las artes marciales, su especialidad de primer grado en Medicina Interna le sirvió de aval científico para interactuar con las técnicas de defensa, el enfoque bio-social y armonización de unos 800 puntos, identificados como rectores del organismo humano. Lino Tomasen entra y sale de este mundo bajo la mirada sorprendida de sus pacientes amontonados en su pequeña consulta del hospital capitalino del Cerro, donde son testigos de la aparición del siempre buscado Médico Chino, según el refranero popular. Se trata de la práctica de los cinco misterios de la milenaria acupuntura, a saber: circulación de la energía cíclica, identificación de los órganos internos bajo formas de meridianos, búsqueda del equilibrio de la polaridad (yin-yang) y la acción de agujas, estas últimas sustituidas por los dedos. Emplea también otras 12 técnicas entre ellas, el Thai-Shi-Suan (acto supremo de los puños), el Shiatsu (masaje japonés), la Fitoterapia (uso de sustancia naturales como la miel, la sábila, el limón), tratamiento con imanes y ejercicios yoga, entre otras. Todo ello conforma su proyecto terapéutico y, en primer orden, está la meditación con convencimiento del medio interno lo que ofrece al individuo confianza en el tratamiento. Además de medicina y marcialidad, en Lino Tomasén convergen la pasión y la curiosidad que lo llevan a un enfrentamiento constante contra lo inerte, inarmónico e intrascendente de la vida. Ser de sabiduría insospechable desafía y atrapa el materialismo, cuando con la presión de sus dedos activa 150 o 200 puntos de cada paciente, ya sean portadores de diabetes, escoliosis, politraumatismos, angiomas o disfunción sexual. “Nunca creí en la cientificidad de este método –opina un paciente--, pero dias antes de mi operación de columna, vine a tratarme con digitopuntura, tres dias después pedí el alta en el hospital”. Cuentan que este paciente, economista de 46 años, llegó enyesado, con inmovilización toráxica por sufrir degeneración ósea en cuatro vértebras con indicación quirúrgica. Ahora refiere que puede comer solo y afeitarse. Y afirma: “Me siento en un 90 por ciento recuperado”. “Esta es mi consulta de deshauciados, dice el médico, las personas llegan aquí en busca de la última alternativa y sin embargo, en la fuerza de las manos radica el principio de todo. No hay fetichería”. “Armonizar, reactivar, buscar el equilibrio hasta el nivel celular”, indica Tomasén. También utiliza como recursos complementarios la carbonoterapia, cromoterapia (técnica del color asociado a la enfermedad) y adición de calor sin medios técnicos, sólo frotando sus manos. Estos son los componentes activos de este sistema terapéutico con resultados, pero debatido en el mundo científico. Los que se resisten cuestionan la posibilidad de curar sin medicamentos, pero los fármacos --indica Tomasén—son un invento de los humanos y forman parte de los desórdenes entre el hombre y el medio. La naturaleza lo ofrece todo –añade—plantas curativas, calor, oxígeno, carbón, luz, todo eso lo metieron en cápsulas, cámaras u otros equipos, pero el decursar del tiempo ha llevado a una filosofía de retorno a los orígenes. Y afirma: “sólo activo el cuerpo humano tocando puntos, para algunos aún secretos”. |
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