Dijo el hombre. . .

¡Dios,
háblame!
y
el pájaro cantó.
Pero el hombre no oía.
Luego el hombre, habló más fuerte, pidiendo:
- ¡Dios, háblame!
y
un rayo cruzó el cielo.
Pero
el hombre no oía.
El hombre miró a su alrededor y dijo:
- ¡Dios, permite que te vea!
y
una estrella se iluminó con gran esplendor
pero
el hombre no la notó.
Entonces el hombre gritó:
- ¡Dios, muéstrame un milagro!
y
en ese minuto nació un bebé.
Pero el hombre no lo supo.
Luego el hombre pide a gritos, en desesperación:
- ¡Tócame Dios y hazme saber que
estás aquí!.
Dicho esto, Dios bajo y tocó al hombre
pero
éste espantó a la mariposa que volaba a su alrededor y continuó
caminando.
No te pierdas de una bendición
sólo
porque no viene envuelta del modo en que tú esperas.
La actitud lo es todo!!!
Los
amigos son ángeles que levantan nuestros pies de la tierra,
cuando
nuestras alas han olvidado cómo volar.
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