Desde que se abrieron mis ojos a la realidad social ya me encontré con el Club 14 de Mayo. Esta añosa y venerable institución que agrupaba a la mayoría de las familias de mi pueblo, constituye sin lugar a dudas, la más alta representación de su sistema social. Después de la Iglesia, es el Club la entidad más respetable y la más amada por los Yegreños. Es ahí donde concurren para encontrar la grata expanción a su espíritu; es el lugar ideal donde las familias pueden alternar en un marco de cordialisima amistad. La directiva, integrada por personas activas y preocupadas del bienestar de sus asociados, tienen habilitados campos deportivos, donde se pueden practicar la mayoría de los deportes como: football, tennis, vollyball, box, ping-pong y atletismo.
El hermoso edificio, de línea señorial constituía en esa época la más bella e imponente construcción que existía en el pueblo. Un inmenso salón con piso de relucientes mosaicos guardan recuerdos de memorables y maravillosas fiestas y ceremonias. Constituye un timbre de honor para las familias realizar en ese prestigioso círculo social el rito matrimonial de sus hijos. Son célebres los festejos realizados en el día aniversario de la entidad los 14 de Mayo, todos los años como asï también los tradicionales bailes del 17 de Diciembre, que celebrava la fundación del pueblo, y la de la noche del 31 de Diciembre para despedir el año que se va y recibir con toda la gala y elegancia, y - con toda la alegría y esperanza - el año que arriba.
Esas fiestas tenían un carácter de notable distinción. Las damas vestidas de trajes largos y los hombres con tenida de oscuro, en invierno; y de blanco en verano. No se permitía ingresar en camisa o sin corbata. Estaba prohibido bailar a los jóvenes varones menores de 18 años. Tampoco se permitía entrar al recinto con armas - revólveres u otros tipos de armas eran depositados en la cantina.
La influencia que ejerció esa entidad social fué de enorme gravitación en la consideración del pueblo en general. En muchos aspectos constituía en sí mismo una suerte de autoridad. En sus asambleas se encontraban reunidos los hombres más destacados y de las más altas jerarquías, como también los más representativos de las fuerzas vivas y los de la comunidad en general, y como punto central, la presencia del Vicario del Papa - el Reverendísimo Pai Fariña - Todo el pueblo podía manifestar sus ideas en ese foro con plena libertad y en uso de todos sus derechos. Solamente debían de conocer las limitaciones impuestas por el estatuto que enfática y -nítidamente - prohibe a sus asociados dialogar de política y religión - sana y sabia medida.
Los hombres de allende los mares, venían con la encendida esperanza de encontrar un lugar que le ofreciera la oporturnidad de realizar una vida tranquila y civilizada, sin mayores pretensiones, afuera de tener un pedazo de tierra y las condiciones esenciales donde afincarse y trabajar para sustentar la vida de su familia. Eran hombres y mujeres que traían el recuerdo reciente de una existencia dura y cruel. Dejaron atrás un mundo atiborrado, caótico y en crisis. La atmósfera de beligerancia se palpaba en todos los rincones del continente europeo. Vivieron los prolegómonos de la primera guerra mundial, muchos de ellos traían el recuerdo que debieron sufrir sus padres y familiares de la época brutal y despiadada de la persecusión impuesta por la inquisición, como también la del estado de postración que debieron soportar muchos de ellos, por el sistema rígido e inhumanode regímenes políticos imperantes en la época basado en el poder divino y absolutista de los monarcas. Tenían derecho de vida sobre sus súbditos - felizmente la Toma de la Bastilla por los revolucionarios franceses - abrieron al mundo las compuertas de la libertad y de los derechos esenciales del hombre. Pero costaron mucho años para enseñar a volar a esas alas cercenadas e inmovilizadas por el despotismo.
Cuando llegaron a estos lugares, de montes vírgenes, de una flora exhuberante y de praderas cubiertas de verdes y túpidas alfombras de una gramilla rica en alimento para el ganado, sintieron como se le henchía el pecho de orgullo y satisfacción porque habían acertado. Era el lugar ideal. Besaron con amor esa tierra donde clavaron la aguda punta del asta de sus banderas para luego plantar otra que flameaba con la misma arrogancia que la suya propia: La Paraguaya... Era así como en los días festivos se observaba en lo alto de los techos de las casas las banderas: La Nacional con la de los Españoles, o la de los Alemanes, la Francesa, la de Suiza, la Italiana, la Argentina, la Brasilera, la Inglesa, La Austriaca. Todo una fiesta de colores y de sentimientos patrióticos acariciados por el viento de un país nuevo, con enormes riquezas potenciales para ofrecerlas generosamente a todos aquellos que deseen vivir en un ambiente de paz, de trabajo y con las esperanzas despiertas para un futuro pleno de dicha y prosperidad. La mayoría de ellos no traían casi nada, solo la juventud y su intrépidez. La tierra en sus países eran de un precio oneroso, prohibitivo, solo los terratenientes podian disponer del privilegio de poseer propiedades. La única alternativa era trabajar para ellos en condiciones humillantes, la labor resultaba fatigosa en un suelo árido, pedregoso y con sales que no dejan crecer a las plantas. Ya no avisoraban futuro. Debían seguir vegetando así toda la vida o desafiar al destino y escoger la posibilidad de una existencia plena de gratas satisfacciones!! América, aparecía como un sol que con sus rayos dorados calentaban sus ansias y empujaban las naves de sus sueños. Millones de gente, audaces y decididas habían partido en pos de encontrar el "cuerno de la abundancia" Era forzoso, inminente tomar una decisión. Y así lo hicieron en una aptitud donde intervino mas el coraje y la osadía que el cálculo y la prudencia. La vida es un constante desafío.
Las noticias de parientes que habían osado en adelantarse, de amigos que escribían contando cosas increíbles de riqueza como los relatos de marinos fantasiosos que enseñaban algunas muestras traída de ese continente nuevo, despertaron una corriente de psicosis colectiva que de pronto todo el mundo quería viajar. Joyas, muebles y todo aquello que tenía algun valor fué vendido al mejor postor. Los pesados navíos hacían el cruce del mar con sus capacidades sobrepasadas. Los pasajeros se ubicaban en cualquier rincón, soportaban incomodidades, no importaba el sacrificio en la idea graciosa de la pronta compensación. América era el objetivo que dominaba el pensamiento de cada uno de ellos y esa palabra significaba tantas cosas: trabajo, fortuna, bienestar, seguridad y felicidad. Y América se concretó para algunos en un país - Paraguay - el lugar de esos anhelados sueños se hizo realidad al asentarse en el pueblo de Yegros, que entonces llevaba la denominación del Colonia González. Y así fué de como esta mixtura de razas, religiones y nacionalidades llegaron a las fértiles y tranquilas tierras guaraníes, bañadas generosamente por las torrentosas aguas del río Pirapó y del Cambay. Este contingente, formado en su mayoría por familias, aportó la riqueza de su cultura y de sus costumbres. Sus hábitos ancestrales necesitaba de un periodo de transición para adaptarse a la usanza nativa. Resultaba simpático y pintoresco observar a los extranjeros con sus vestimentas originales, los hombres con sus trajes de Jaquet, corbatas de mariposa y sombreros altos de copa; y las mujeres con sus amplias polleras que tocaban el suelo, con armazón de miriñaque y en sus cabezas de larga cabellera, remataba el atuendo un bello sombrero de pluma con encajes y coloridas cintas, elegantisimas!!! Recuerdo la novedosa vestimenta de don Emerich Andrasko, de nacionalidad austriaca, con un sombrero de paño de color verde y una pluma de urraca de intenso amarillo y azul fuerte. Era el más completo estilo tirolés, propio de la región de donde provenía. Su pantalón llegaba hasta la rodilla donde se ataba alrededor de la larga media. Por su parte don Felix Kroug parecía un actor de cine con la pulcritud y elegancia que siempre llegaba al pueblo. Sus bigotes inmensos que terminaban en delgadas y largas puntas, era el típico representante de la exigente estirpe helvética. Los ciudadanos de cada país aportaban el acerbo de su cultura y fué así como se fué conformando una sociedad orgánica y estable que fué ejemplo y modelo en el país.
En el cómodo y amplio escenario que dispone el Club se efectuaron actos teatrales de gran calidad, los hermanos Rafael y Domingo Garcia crearon un grupo teatral de clase y gran calidad artística ofreciendo al pueblo obras de celebrados dramaturgos. La Srta. Vitálica Ortigoza con su grupo de alumnos realizaban frecuentes veladas que eran de gran aceptación del inmenso público que llenaba el amplio salón del Club y tenían el inmenso valor de enseñar a sus niños a romper la valla de la tímidez, además de ser un sistema didáctico útil para perfeccionar la dicción y el buen pronunciamiento de las palabras. Y cómo no mencionar las memorables noches de actuaciones de aquellos renombrados músicos, hijos legítimos del pueblo, que cargados de honores en el extranjero llegaron hasta su humilde terruño a exponer la excelencia de su arte: Rubito Larramentida y sus hermanos, Santiago Cortessi; Carlos Talavera; los hermanos Arroyo; los hermanos Meaurio y tantos otros. Y cómo no evocar aquellas presentaciones del grupo teatral de Julio Correa; Centurión Miranda; Ernesto Baez; y el inolvidable recital del pequeño gran arpista que fuera don Alejandro Villamayor. Es de justicia evocar los muy festejados Actos Culturales del Centro de Estudiantes Yegreños que ofrecía esa entidad juvenil a su pueblo como adhesión a su aniversario. Una fiesta de arte y cultura!!! de amor y gratitud!!! Ese venerable escenario sirvió de tribuna a muchas personalidades del mundo científico e intelectual del país: don Alfonso B. Campos; el historiador Urbieta Valdovinos; Dr. Juan Plate; Dr. Marcial González; Dr. Bruno A. Campos; Preda Llamosa y tantos otros que dejaron tan gratos recuerdos y tan valiosas enseñanzas.
Quise saber de como fué que se organizó la gente de aquella época para fundar el Club Social 14 de Mayo. Don Ladislao Ortiz, fué quién me dió algunas reseñas muy esclarecedoras de la forma como fué tomando cuerpo la idea de fundar un Club. La mayoría de los inmigrantes comprendieron de la necesidad que tenían de sobreponerse al medio ambiente agresivo y salvaje del ambiente en que debian levantar sus casas. La selva se mostraba cerrada y hostil con una variedad de animales salvajes - entonces era común encontrar en cualquier lugar del monte: tigres, pumas, javalíes, víboras ponzoñosas, monos y una serie de animalejos. Solamente la ayuda mutua, la cooperaciön y la asistencia permanente de uno a otro hacía posible crear el medio propicio para levantar la casa o el rancho donde vivir. Y de esa forma, del roce diario, de la amistad que se fortalece en la necesidad y en el dolor, en la alegría y en la desgracia. Y como no considerar la soledad, el aislamiento en que se encuentran al hallarse, de súbito en un ambiente distinto, extraño, nuevo. El sentirse desarraigado, dejar atrás todo un legajo de historia, un pedazo de vida trunca. La depresión. la melancolía son factores predominantes, negativos que únicamente la compañia del ser querido, la calidez humana de la amistad puede lograr superar. La necesidad del diálogo, el cambio de ideas, unir voluntades, despertar sentimientos afines y facilitar el conocimiento mutuo, fueron generando la necesidad de encontrar un medio que permitiera la expansión, la distracción, el escapismo a la rutina del quehacer diario.
La idea de fundar un Club se originó- según referencia de don Ladislao- cuando un parroquiano jugaba al billar con varios amigos en un bar del pueblo. Su mujer, joven, recién casada, se sentía sola y decidió ir junto a su marido. Pero el bar no es sitio apropiado para una dama, y no había otro lugar. Así la necesidad generó y fortaleció la idea de fundar un Club que encontró un entusiasta apoyo en el grupo femenino. Las europeas alentaban eufóricas, ya que conocían del beneficio que otorga una sociedad organizada, capaz de ofrecer a sus asociados toda clse de oportunidades para desarrollar libremente una existencia agradable, entretenida. Quiero recordar, como un cariñoso homenaje a estos seres tan extraordinarios que nos legaron un pueblo que lo han convertido en un bello paraíso, donde el encanto de vivir se manifiesta generosamente en cada rincón de esa naturaleza pintada de verde con su límpido cielo, lograda con tantos sacrificios por estos hombres sensitivos y artífices imponderables. Recordamos a don José León Ortiz, Hugo Bosch, Juan Evangelista González, Marcelino Minarino, Carlos Von Goulich, José Menoret, Gerónimo Ruiz Diaz, Gustavo Mach, Alberto Kappeler, Alfredo Villalba, Benjamín Mercado, Emilio Chautard, Gabriel Cassignol, Vicente Real, Rafael García, Aníbal González, Juan Pío Dávalos, Francisco Cassorati, Augusto Savy, Leopoldo Moular, Domongo García, Heliodoro González, Ladislao Ortiz, Mariano Ledesma, Manuel García, Juan Patiño, Cleto Paiva, Pascual Hut, Luis Bolig, Justo Real, Cieto Paiva, Higinio Cataldo, Pedro R. Real, Cipriano Ortiz,Enrique Soler, Santiago Cortesi, Alberto Kappeler, Aníbal Branchesi, Félix y Enrique Kroug, Santiago Dietrich, Baldomero J. Fereira, José Hermida, Juan B. Morán, y tantos otros...