Ramón Cañete

 Una vieja leyenda cuenta que un Rey de inmensa riqueza, quiso buscar en su amplio territorio al hombre feliz, pues un médico le había dicho que la única forma de que superara su terrible depresión y melancolía era poniéndose la camisa de un hombre feliz. Sus mensajeros recorrieron los lugares más lejanos y distantes averiguando dónde se podía encontrar a un hombre feliz.  Ya a las cansadas un aldeano le informó a uno de los mensajeros del rey, que en una comarca cercana podrían encontrar al hombre que buscaban. Cuando por fin encontraron al dichoso aldeano le pidieron que le vendieran su camisa sin importar el precio. No pudo ser posible... ese raro especimén, el hombre feliz no usaba camisa....

 Entiendo que Yegros tiene ese personaje, el hombre feliz. Era muy niño cuando conocí a Ramón Cañete. Fué una noche de tormenta, junto a mis padres habíamos ido de visita a la casa de don Lorenzo Godoy. Doña Asunción era muy amiga de mi madre. Dos familias que se querían mucho. Hernán de mi misma edad era mi amigo de juego. La noche estaba obscura como boca de lobo. La lluvia pegaba fuertemente el techo de zinc que sonaba como una extraña musica fantasmal. Los relámpagos iluminaban fugazmente al cielo amenazante, los rayos competían en aturdirnos con sus tremendos estallidos. Fué cuando aparecieron ante la puerta abierta de la casa los dos jinetes que buscaban refugio ante el diluvio que los había mojado de pie cabeza, uno de esos jinetes era Ramón Cañete. Joven, bien parecido, de brazos fuertes y una constante sonrisa. Mi impresionó instantáneamente de la mejor forma. Me simpatizó y desde entonces busqué su grata y amena compañia. A medida del paso de los años Ramón siempre era idéntico a la primera vez que lo conocí; tanto en lo físico como en la riqueza alegre de su espíritu. Traté de estudiarlo, analizar la naturaleza de esa alegría de vivir que formaba parte constante de su existencia.

El todo lo veía con el más sano optimismo. En su mente concebía un Dios alegre y gracioso. Tenemos los sentidos para captar los fenómenos que generan las distintas vertientes del goce, del placer o del dolor. Para Ramón lo único valioso era el placer. Desechaba todo aquello que lastimaría el equilibrio de su armoniosa espiritualidad. El se conformaba con lo que tenía. Su escala de valores se reducía sencillamente a lo grato o a lo agresivo. El quería encontrar en todo la manifestación del amor y la tolerancia. El humor debiera ser siempre la mejor expresión del espíritu. Es la primavera del alma, el color y la fragancia que determina la felicidad. Solo la risa libera al hombre de la tensión nerviosa y se abre al fresco rocío del grato sosiego. No importa el cargo o la responsabilidad, de por sí el hecho de luchar por sobrevivir es una carga que debe pesar a uno más que a otros. Todo depende de la forma de como la afrontamos. Ramón se dejó llevar por un sistema sencillo y cómodo. Saber lo que se desea y dónde o cual es la meta a la que se espera llegar. El anhela vivir con sencillez, no otorgando impotancia a nada, absolutamente a nada. Teniendo un dominio de sí mismo, cualquier problema que sobrevenga tiene una solución, y sí no la tiene, dejar que el tiempo lo entierre. Considera que el hombre es la capital de su propio mundo y donde quiera que él esté ahí está el centro de su universo.. Todo lo demás es ficción. Ramón y con sentido práctico trata de encontrar la parte festiva de cada cosa. Se siente terriblemente incómodo cuando le toca la oportunidad de toparse con personas de carácter adusto, serio. Cuando el dialógo toma el tinte de discusión y las palabras se elevan en gritos, entonces él busca la forma de evadirse. El grito en sí mismo es una agresión. Por nada del mundo desea que alguien desastebilice su perfecto equilibrio. Es celoso guardián de su mundo y se permite acercarse solamente a los amigos que le ofrecen el marco adecuado a su carácter transparente y alegre. El chiste, el comentario intrascendente, la comidilla pueblerina teñida de sutil maledicencia son las temáticas que alimenta su espíritu como un manantial de aguas cristalinas que va saltando de roca en roca.

 Desde chico aprendió a amar la naturaleza. Vivió pegado a los montes y al rio Cambay. Su padre tenía una hermosa posesión, un terreno de varias hectareas con reses y yeguarizos. El caballo fué su amigo y su vehiculo. Desde niño todos los días acompañaba a los peones a inspeccionar el campo y los animales. Muy pronto se hizo ducho en el manejo del lazo. Era un deporte, un entretenido hobby perseguir a los animales cerriles, a los novillos ariscos para enlazarlos, corriendo a toda carrera en su corcel. Cazaba patos y todas clases de animales silvestres que osaban acercarse a la costa del rifle. Su vida fué siempre amable y tranquila. Vivía de cara al sol y por las noches le gustaba mirar y admirar las belleza de la luna y las estrellas. Todas las cosas que le rodeaba considerabaque fueron hechas para su deleite y felicidad. Ese concepto fué fortaleciéndose en su mente, razonaba en dirección de que él es centro de todo, como un sol alrededor del cual debian girar los demás.

 El paisaje, los animales, el río, todo, todo estaba creado para su disfrute. Porqué solo para él? Simple y sencillamente porqué para él era importante. Para él tenía una especial significación. Hay rincones formado entre la costa arenosa del río, entre altos barrancos, y ahí una flora exhuberante que forma una imagen sobrecogedora de belleza. A él le impresionaba hasta el éxtasis esa visión, en cambio a los peones que pasan, o los cazadores que se detenían en esos lugares no le ocasionaban ninguna sensación, les era igual, les son indiferentes. Cada uno de ellos tienen otros valores, el ámbito de sus existencias ocupan otros perímetros dentro de los cuales realizan sus existencias con la misma intensidad que otros en planos distintos. Para Ramón estaba bien definido sus posibilidades y sus limitaciones. En ese mundo primitivo en que se desarrollaba su vida muy pronto llegó a comprender de lo fugaz que era el existir del hombre. Poco a poco fué entendiendo que la esencia vital reside en sus sentidos, mediante los cuales se vincula a todas las vibraciones mas sensibles del fenómeno placer o dolor. Es fácil percibir que la belleza de una flor, el tierno canto de la calandia, la majestuosa claridad de la alborada, y la embriagante frangancia de la hierba...ocasiona un lánguido e inefable bienestar. Es lo positivo, en cambio la picadura de un insecto, la dura inclemencia del frío o el desagrado producido por los rayos quemantes del sol veraniego...ocasionan un evidente rechazo de nuestro ser. Según este fácil balance porqué entonces el hombre no busca siempre lo grato, lo cómodo y lo amable??

El siempre se siente bien, su espíritu tiene la ansiedad permanente de las abejas que desean beber los néctares de las flores. El agrado de vivir se manifestaba en cada gesto, en cada actitud de su ser generoso. Sentía la necesidad imperiosa de transmitir, contagiar, salpicar con su íntima felicidad. El chiste, el comentario picaresco y la narración festiva era propio de su temperamento social. Desechaba todo aquello que fuera a producirle malestar o desagrado. Convencido de que debíamos buscar siempre el modo de agradar a quién nos ofrece su graciosa compañia, y con mayor razön a quién otorgamos el título de amigo. La amistad es el mayor tesoro que puede lograrse en la vida. Encontrar el amigo ideal es tan díficil como hallar la mujer de nuestros sueños. Así discurría esta "rara avis" en su intento de acomodar y ordenar pensamientos.

 Pasaron los años y cada vez más su carácter, su temperamento se fueron adaptando a un estilo de vida, la de ser indiferente a los hechos que no le reportam un estímulo edificante. Las cosas que lleven el rótulo de serio que lo aborden los que crean en esa tendencia. Que es realmente lo serio?? No cree él que haya nada mas importante y serio que pasarlo bien; cada minuto debiera ser un instante de placer y alegría. Nada hay mas serio que la felicidad. En los instantes mas solemnes, en las fechas en que la humanidad entera se alza para decir con toda la fuerza de su más vital energía : FELICIDADES!!! En Navidad y Año Nuevo. Puede acaso encontrarse alguna motivación más importante que la felicidad.?? NO!! - Millones de personas en el mundo se afanan por lograr el poder, la riqueza, la figuración....que son títulos de existencias impredecibles que en cualquier momento se quiebra segada por la negra guadaña de la muerte. De que sirvieron tantas privaciones, vanos e inútiles sacrificios?? Sin embargo el que vive buscando en cada rincón la parte alegre de la vida, por lo menos vivió intensamente, que al fin de cuentas es la verdadera motivación de nuestro paso por este mundo.

 Aquel que trata de hallar en cada rincón de su habitat un motivo alegre y colorido que le impulse a abrir con generosidad los sensible pétalos de su espíritu, estará realizando lo mejor que puede ofrecerse a sí mismo y a su felicidad. Más de una vez Ramón se ha detenido en pensar de los casos que con frecuencia se han dado. Tenía a modo de ejemplo el de un hombre alemán de la tercera edad, que había llamado la atención por su enorme vigor para el trabajo, había fundado una industria vitívinicola, una hermosa familia, pero él era como una máquina que debía dar cien por ciento de rendimiento. Solo algún tipo de enfermedad hacía posible que ese tremendo poder de acción y de voluntad quedara inactivo por algún momento. Pero de descanso, de distracción organizada, de brindarse unos días de solaz, o algo así, ni pensarlo, no podía caber en su mente, cuya capacidad de lucha lo traía en la sangre. Don Germán Dietric era el ejemplo vivo de esa circunstancia. El fué el fundador de la bodega cuya calidad de su producto se hizo famoso en todo el país. Llegar a Yegros y tomar el vino Dietric era la consigna de todo viajero o turista....Y así como este empresario eran muchos los que pasaban por la vida decididos a brindarse integramente al trabajo; de dar de sí el todo de su ser, para vivir para los demás, así sea la familia. Pero él, el hombre, quedaba sumergido bajo las cristalinas aguas de una nobleza inmolatoria. Ha ignorado el sentido de su propia realización personal y ha enfocado su total interés en crear un mundo de bienestar y seguridad para sus descendientes. El no importa, es un eslabón más en la cadena que hace girar la polea de su industria

 Qué, cómo, cual es el intímo sentido de la felicidad para este hombre?. Ramón dudaba de este acerto. Pensaba más bien que era una mera satisfacción, que es un atisbo, una ligera hebra en el tejido de la felicidad. Cada uno es feliz a su modo, pero ese vocablo no puede otorgarse a cualquier estado de satisfacción o de triunfo que más bien son estados ánimo, de vivencias fugaces y pasajeras. No, él estima que el hombre debe ser lo primero y lo fundamental. No en sentido egoísta y mezquino. Nuestra llegada a la vida al nacer es enteramente involuntario. Nos apeamos en un mundo ocupado. Cada pulgada de la tierra está enajenada. Somos como intrusos que llegamos al mundo sin pretensiones de desalojar a nadie, pero de alguna manera ocuparemos el lugar de otro, aunque fuere en pequeña medida al principio, luego se despertará la ambición y ya entonces el niño-hombre cobró personalidad naturaal y jurídica para pretender poseer su lugar físico; disponer una porción de ese terreno al que también tiene derecho. Es la vida. Es entonces el momento en que la generalidad de la humanidad asume una actitud de servilismo. La propiedad lo absorve, se adueña de su mente y despierta la serpiente ambiciosa adormecida bajo el manto cálido del hálito bíblico. Empieza la carrera desenfrenada de querer cada vez más y más, la ambición es como un abismo obscuro que atrae con la fuerza del vértigo. En ese enfermizo y febril entusiasmo es cuando el hombre se olvida de sí mismo. Cuando cree que ha triunfado y que lo ha logarado todo, es posible que ocurra lo contrario, Hace residir su firmeza espiritual en los bienes que posee. Tiene el poder de las cifras, de los guarismos que impresiona por la cantidad de ceros que siguen a los números enteros; su cotización en el mercado de sus amistades será más alta en las circunstancias que aumente esos ceros. Es rico, potentado y poderoso. Gravita en su círculo como un sol rodeado de planetas que giran a su rededor. Pero qué hay dentro de ese sol que brilla encandilando a los demás?? Un hombre vacío de ideas superiores que ocupado en hacer dinero se alejó de sí mismo. Si de pronto perdiera su fortuna quedaría desolado, con su valor neto. Tal cual es, su fuerza de atracción quedaría en la gradación de su propio peso. Es un poco parecido a la figura que hace la presencia de la muerte. Que de momento, así de improviso, solo está el cuero yacente, sin valor, una nada. Habíamos llegado sin nada a un mundo ocupado, nos vamos sin nada después de haber ocupado tanto.

 Mientras razonaba de esa manera Ramón reía socarronamente en su interior considerándose dichoso y satisfecho de sí mismo. El era un humilde ayudante de carnicería, sin embargo en su trabajo era el protagonista, el de más atracción entre la gran clientela. El sabía como manejar a ese grupo atiborrado e impaciente. Conocía a cada mujer que le solicitaba su servicio, sabía de sus preferencias y de sus caprichos. A todos los trataba con cordialidad sin dejar de echarles sus requiebros cuando era una dama. Se pasaba, mientras cortaba los trozos, en contar chistes en lo posible de tipo "picante"de esos que hacen poner la tez sonrojada, que es lo que mas gustan a las mujeres. Los dueños de carnicerías que lo contrataban le tenían tal sentimiento de admiración que lo consideraban un valioso talismán de la buena suerte o algo así.

 Tuvo la suerte de encontrar una joya de mujer: De Jjesús Dávalos, hija de Román Dávalos, el más famoso carnicero de aquella época, tal vez por la belleza de sus hijas que por la excelencia del producto que vendía. Forman una pareja ideal, casi no se les escucha hablar. Pasan juntos, tomados de las manos, dándole al amor todo lo mejor de sí mismo.

Hoy todavía a cualquier hora del día, como antes en las noches se escucha a lo lejos el silbido de Ramón Cañete que viene acercándose lentamente hasta encontrarse con uno y con un saludo alborozado y con muchocalor humano nos hace olvidar nuestros problemas y pensar en que no vale la pena tomar demasiado en serio la vida. Seguí silbando Ramón que alegras el alma con tu "Floripá Miëte, Carretero mi Mocôy, Minero Sapucay y La Carreta Campesina" y que más que eso si la vida es.. solo canción.