¡Cómo me gusta salir a tomar el fresco!



Aunque pase la mayor parte del tiempo encerrado en una oficina, mi hábitat natural es la calle. Me gusta que me saquen a pasear. Así se me pueden cagar las palomas encima, me olisquean los perros, los taxistas intentan atropellarme... Vamos, todas esas cosas que hacen de vivir en la ciudad un placer.




Hay veces que me encuentro con otros animales en la calle, y si tenemos tiempo, nos paramos a hablar un poco. La gamba de la foto estaba de mal humor, porque la tía no me dirigía la palabra. No lo entiendo, con lo majo que soy.




También me gusta mucho ir de museos, aquí estoy tan ricamente en el MACBA de Barcelona. Cuando entré, la gente pensaba que era un artista famoso (claro, les sonaba de cuando salía en la tele) y no paraban de pedime autógrafos y todos se querían hacer fotos conmigo. Una sueca me metía mano todo el rato, y me puso muy nervioso.




Me gusta ir a la playa, pero tengo un problema. Nunca tengo demasiado claro si puedo ir a una playa no nudista, porque siempre voy en pelotas. Y cuando voy a las playas nudistas, a los tíos les entran complejos (es comprensible). Y como sus novias no dejan de mirarme, y ellos se cabrean, más de una vez he tenido que ponerme a repartir galletas para calmar al personal.