Hablar de un inicio firme del Roverismo en nuestro país implica remontarnos unos años atrás, cuando Baden Powell publica en 1922 Roverismo hacia el éxito, el libro básico para el Clan de Rovers donde se orienta a los jóvenes en su formación como adultos.
El Roverismo se difundió por todo el orbe, aunque no tan rápido como las Tropas; sin embargo, poco a poco cobra popularidad entre los muchachos que ya no podían continuar en la Tropa debido a su edad.
En nuestro país esto no es la excepción , una vez que se logra la estabilización del Movimiento, a partir de 1931, comienzan a surgir Tropas en diversos colegios particulares a cargo de religiosos, pero años mas tarde estos primeros scouts crecerían y tendrían que dejar su tropa.
Los muchachos de las primeras tropas fluctuaban entre los 12 y 15 años, y cuando alguno de ellos terminaba su ciclo en tropa - aquéllos que contaban con más de 16 años - salían del colegio para seguir sus estudios a las preparatorias o universidades.
Charles O. Robson, inglés católico radicado en México, maestro de clases particulares de Inglés, por medio de sus alumnos se reencuentra con el Movimiento. En su niñez, en Inglaterra, ingresó a una pequeña Tropa donde conoce el Escultismo.
Para 1935, varios muchachos cumplían sus 16 años y se vieron en la necesidad de dejar sus Tropas. Varios de ellos, los que pudieron, de entre todos los Grupos y para continuar con su formación Scout fundan un Clan, teniendo como miembros a Fermín Reygadas, Gonzalo Gómez de la Mata, Enrique Parra, Carlos Vidales, Beremundo Ruizdíaz, Rafael Ulibarri, Juan Lainé Jr., entre otros, teniendo como jefe al señor Robson, con apoyo de las escuelas maristas. Se le trató de dar una continuidad pero las ocupaciones de los muchachos no permitieron que tuviera un desarrollo constante a pesar de contar con información y difusión hacia otros muchachos, por lo que este primer Clan se disuelve en poco tiempo.
A principios de 1938 se comienzan los preparativos para conformar otro Clan con algunos muchachos del Grupo VI que pudieron organizarse. En un inicio pretendían comprar un chalet con el fin de tener un lugar para adiestrarse y convivir con otros scouts.
Este chalet estaba ubicado en Agua Bendita, Edo. de México, rumbo a Toluca, propiedad del señor Juan B. Latapí. El 29 de Mayo de 1938, después de haber pasado tres días en ese lugar con el propósito de prepararse para aceptar su compromiso, los escuderos de este primer Clan fueron investidos como Rovers.
A falta de un jefe responsable del Clan, el Jefe Scout Nacional de aquel entonces, el Ing. Jorge Nuñez Prida, con autorización del Consejo Nacional, en solemne ceremonia al estilo de la investidura de un caballero mevieval, nombra a Rafael Prieto Aguilera como Jefe de Clan. Además se inviste a José María Pinto, Mariano Cardoso, Julio Beraud H., Ramón Fernández, José A. Valadez S. Al final de la ceremonia, es aceptado el Scout Régulo Hernández como miembro del Clan, una vez que hubo renovado su Promesa.
A pesar de lo que fue este acontecimiento, al paso de algún tiempo, los Rovers fueron criticados por salirse del contexto acostumbrado en Manada y Tropa, pero esto no fue impedimento para desarrollarse de acuerdo a lo establecido por el P.O.R (Principios, Organización y Reglamento).
Debido a que en esta época no había muchos dirigentes, varios Rovers se dedicaron a apoyar a algunos Grupos como lobateros, Scouters o desempeñando algunas funciones de organización dentro del Grupo, claro sin perder su formación en Clan.
El Movimiento Rover comenzó a expanderse en casi todas
las demás ciudades de los diferentes estados de la República que contaban con
Grupos Scouts. Cada Clan adaptaba su mística en la que se desarrollaban y vivían
con intensidad, nunca faltaba la típica horquilla Rover, las grandes expediciones,
el servicio desinteresado a los demás, sus muy celebres festividades a San Jorge
y sobre todo lo más importante, nunca dejar de remar su propia canoa.
Las Rutas del Rover Asociación de scouts de México
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