¿TU HIJO SE LLAMA JESÚS?



Anónimo

Aportación de Alejandro Bosch (Cuento adaptado por Ricardo A. Bolio)

Es la tarde de un viernes típico y estás regresando a tu casa. Sintonizas en el noticiero del radio una noticia que narra que en un pueblito de la India unas personas han muerto repentinamente por una enfermedad que núnca antes se había visto, no se sabe que es, pero tres o cuatro gentes murieron y eso llamó algo la atención de algúnos doctores que van a ir al lugar para investigar.

No te llama en ese momento mucho la atención, pero el domingo, al regresar a tu casa de misa, oyes otra noticia en el radio. Ahora no dicen que son tres personas, sino 3,000 personas las que murieron en las colinas remotas de esa area de la India, y ya en la noche sale en las noticias de la televisión:

"Gente del Control de Plagas y Desastres de Estados Unidos viajan a la India para investigar lo que está sucediendo porque es una enfermedad muy extraña y misteriosa que está matando a miles de gentes"

El lunes cuando te despiertas, ya es la noticia más importante de todos los noticieros y periódicos. Ya no es sólo en India, sino Pakistán, Afganistán e Irán, la noticía está saliendo en todos los canales de TV. Le están llamando "la influenza mortal".

El Presidente ha comentado que él y todos sus colaboradores están rezando y esperan que no se propague esa enfermedad por todo el mundo ya que sería el fin de la humanidad y confían que todo se resuelva bien, pero todos se están preguntando,

"¿Vamos a poder controlarlo?"

Entonces el presidente de Francia hace una declaración que soprende a toda Europa el está cerrando sus fronteras. No habrá más vuelos a Francia, India, Pakistán, o cualquier otro país donde se ha detectado la enfermedad.
Por la preocupación de lo ocurrido estás viendo las noticias en la noche antes de acostarte; y no puedes creer cuando escuchas la traducción de una mujer llorando en Francia que dice: "Hay un hombre en un hospital de París muriendo de "la influenza mortal"

La enfermedad ha llegado a Europa y hay pánico. Las noticias dicen que nadie se da cuenta cuando se contagia, ya que durante la primera semana no se presentan molestias, después dos días sufres de síntomas horribles y al décimo día te mueres. No hay medicina algúna que frene "la influenza mortal". Inglaterra ha cerrado sus fronteras, pero es demasiado tarde ya se han presentado casos en South Hampton, Liverpool, y varias ciudades.

El martes por la mañana escuchas en las noticias que el presidente de los Estados Unidos declara:

"Debido a la seguridad nacional y para evitar contagios en el país, todos los vuelos de Europa y Asia se han cancelado. Siento mucho por los que tengan seres queridos en el extranjero, pero no podrán regresar hasta que encontremos una cura para la enfermedad."

En los siguientes días hay pánico en todo el mundo y todos tienen miedo. Hay gente vendiendo máscaras de oxígeno para no contagiarse, la gente está preocupada por lo que pasará cuando llegue la enfermedad a México.
El miércoles por la noche estás en la iglesia en una misa especial pidiendo por todo el mundo, cuando alguién entra corriendo diciendo, "prendan el radio que prendan el radio." Y mientras todos escuchan el radio que el padre ha acercado al micrófono, se oye la noticia: "Dos mujeres están en un hospital de Guadalajara muriendo de "la influenza mortal" y en varias ciudades de Estados Unidos también se está muriendo gente.

En horas, parece que el virus invade todo América. Los científicos están trabajando sin parar para encontrar un antídoto, pero nada está funcionando. Estados Unidos, México, Centro y Sudamérica, Australia, Africa, etc. El virus está invadiendo todo el mundo y no tiene fronteras.De pronto, se escucha la noticia que todos estan esperando: en la ciudad de México un grupo de cientificos ha decifrado el código del ADN del virus. Se puede hacer un antídoto. Se va a requerir la sangre de alguien que no haya sido infectado y, desde ese momento por todos los medios de comunicación del mundo y en los centros de emergencia que han estado trabajando, piden a todos una sola cosa:

"Vayan al Hospital Central de su ciudad para que se les haga un exámen de sangre, eso es todo lo que pedimos."

Todos acuden al llamado, al estar esperando afuera de los hospitales a familiares, amigos, y vecinos, la gente comenta lo que está pasando, y se preguntan si ésto será el fin del mundo o si lograrán encontrar a tiempo el antídoto.
De repente, cuando estas saliendo del Hospital Civil donde te hicieron a tí y a tu familia el exámen de sangre, un doctor sale del hospital gritando el nombre de tu hijo y dices "¿Que?" y él vuelve a gritar el mismo nombre.
Tu hijo chiquito que está a tu lado te jala el pantalón y te dice, "Papá, ¡ese es mi nombre!" Antes de que puedas reaccionar, han agarrado a tu hijo y lo regresan al hospital. En el camino te dicen que a tu hijo lo van a enviar de emergencia en un vuelo especial a la ciudad de México, te preguntan si quieren ir tu y tu esposa, sólo tienes un minuto para decidirte y lo haces.

Cuando llegas en la ciudad de México al hospital con los científicos, gritas, "Hey, esperen!" y ellos te contestan, "No se preocupe, todo está bien, parece que su sangre está limpia, queremos asegurarnos que no tenga la enfermedad, creemos que el tiene el tipo de sangre correcto."
Cinco largos minutos después, salen los doctores y enfermeras, riendose, abrazándose, y hasta algúnos llorando. Es la primera vez en los últimos días que has visto a alguien reir. Un doctor anciano se acerca y te dice:

"Gracias, señor, la sangre de su hijo es perfecta, está limpia, pura, y podemos hacer un antídoto contra la influenza mortal para salvar al mundo" .
La noticia empieza a correr por el hospital, y todos estan gritando, rezando, riendose de felicidad y llorando.

Pero en eso, el doctor se dirige nuevamenete a ti y a tu esposa y les dice, "Podemos platicar en privado un momento?". Es que no sabíamos que el donante sería un niño y necesitamos que firmen este formato para darnos el permiso de usar su sangre". Empiezas a firmar el permiso cuando te das cuenta que no han llenado el espacio donde se anota la cantidad de sangre que necesitan tomar.

"Pues, c... cua... cuanta sangre?". En ese momento la sonrisa del doctor se desdibuja de su rostro y contesta, "No pensabamos que iba a ser un niño, no estabamos preparados... ¡La necesitamos toda!".
No lo puedes creer y tratas de contestar, "Pe... pero...". El doctor sigue insistiendo, "Usted no entiende, estamos hablando de salvar a todo el mundo. Por favor firme, la necesitamos... toda."
Preguntas... "Pero... ¿porque no le pueden dar una transfusión de sangre?" Viene la respuesta, "Si tuvieramos sangre limpia podríamos... ¿Firmará?

Por favor, firme.". En silencio y sin que puedas sentir ni siquiera los dedos que sostienen la pluma en la mano, lo firmas y después tu esposa.

Les preguntan, "¿Desean estar con su hijo un momento más, antes de que empecemos?" Entonces tu mismo te preguntas: ¿Podré ver a mi hijo?. ¿Podré caminar hacía esa sala de emergencia donde está sentado en la cama diciendo "Papá? Mamá? ¿Que está pasando?" Reaccionan tu y tu esposa y corren a tomar su mano y le dicen "Hijo, tu mamá y yo te amamos, y nunca dejaríamos que te pasara algo que te hiciera daño pero... ¿Comprendes eso?"

De repente, el doctor regresa y te dice, "Lo siento, necesitamos empezar, gente en todo el mundo se está muriendo". Te podrás ir?, darle la espalda a tu hijo y dejarlo ahí mientras el te dice, "¿Papá?, ¿Mamá?, ¿Porqué me han dejado?"

Al siguiente domingo, cuando ya todo está tranquilo y pasó el susto, en todas las iglesias hacen una misa para honrar a tu hijo porque salvo al mundo, te das cuenta de que muchas gentes ya despreocupadas se quedan dormidas en la casa, otros no van a misa porque prefieren ir al día de campo o ver en la televisión un partido, y otros que si asisten a misa tienen una sonrisa falsa o fingen como que les importa, sientes ganas y quisieras pararte para gritar "MI HIJO MURIO POR USTEDES. ¿¿QUE, NO LES IMPORTA??"

Tal vez eso es lo que El quiere decir...
"MI HIJO MURIO. ¿¿QUE NO SABEN CUANTO LOS AMO??"
Juan 3:16.

Padre Nuestro, gracias por enseñarnos con ésta pequeña historia a sentir como se nos rompe el corazón por algo que tu sufriste por nosotros. Tal vez ahora podamos Empezar a comprender que tan grande es tu amor por nosotros.