Recuerdo de mi Padre.
                                       Autor: Anonimo
                                       Coleccion: Narraciones.
                                       Cortesia de Tell What you Feel ( Por Artemio Abrego)


Cada vez que paso frente a una estacion de bomberos, los rojos
camiones de molduras cromadas, el olor de las mangueras puestas
a secar y de los pisos recién pulidos, las enormes botas de
caucho y los cascos, me llevan de vuelta a mi infancia, a la
estacion donde mi padre trabajo durante 35 años como jefe de
mantenimiento.

Un dia, mi padre nos permitio a mi hermano mayor, Jay, y a mi,
deslizarnos por el reluciente poste de descenso de los bomberos.

En un rincón de la estacion se hallaba la plataforma con
redecillas que se empleaba para meterse bajo los camones a
repararlos. Mi padre me indicaba que me sujetara bien y me daba
vueltas en el carrito hasta dejarme mareado. Junto al lugar
donde se guardaba la plataforma había una maquina expendedora
de bebidas gaseosas que despachaba las
botellas verdes originales de Coca-Cola por diez centavos de
dolar. Esa maquina representaba el momento culminante de
nuestras visitas a la estación.

Tenia diez anios, cuando lleve a la estacion a dos de mis amigos
para presentarles a mi padre, de quien me sentia muy
orgulloso. Pregunte a mi papa si nos podia comprar un
refresco antes de que fueramos a casa a comer.

Percibí una ligerisima vacilacion en su voz. Pero accedio y nos
dio tres monedas de diez centavos. Corrimos a la maquina,
ansiosos de ver  si alguno tenia la suerte de encontrar
la estrella que venia en el interior de la tapa de algunas
botellas.

Vaya suerte! La mia la traia. Solo me faltaban dos para poder
exigir un premio.

Dimos las gracias a mi padre y nos fuimos a casa a comer, y luego
a nadar en le lago, aprovechando que era verano.

Al volver a casa, oi que mis padres hablaban. Mi madre, que
parecía disgustada, menciono mi nombre:

-Debiste explicarle que no tenias dinero para comprar refrescos.
Brian habría comprendido. No nos sobra dinero, y tu necesitas
almorzar.

-Le dijo.

Mi padre, como era habitual en el, resto importancia al asunto.
Antes de que me sorprendieran escuchando, subi a toda prisa a
la  habitación que compartía con mis cuatro hermanos.

Me vacie los bolsillos, dispuesto a guardar la nueva tapa junto
con las siete que ya tenia, y de pronto cai en la cuenta del
gran sacrificio que mi padre había hecho por mi. Esa noche me
prometi una cosa: algún ida le revelaría que estaba al tanto
del sacrificio que habia realizado esa tarde y en tantas
otras ocasiones, y que nunca lo olvidaria.

En el transcurso de 20 anios siguientes, la vida que llevaba mi
padre fue minando su salud, pues tenia tres empleos para poder
mantener a los nueve miembros de la familia. Sufrio cuatro
infartos y tuvieron que implantarle un marcapasos.

Una tarde en que su vieja camioneta estaba averiada, me pido que
pasara por el y lo llevara al medico.

Al llegar a la estacion de bomberos, vi que el y algunos
compañeros charlaban en la calle en torno de una flamante
camioneta. Yo elogie  el vehículo, y mi padre dijo:

-Algun dia tendre una asi.

Nos reimos. Siempre habia soniado con eso... y siempre había
parecido un sueño inalcanzable. A mi y a mis hermanos nos iba
bien en los negocios, y ya le habiamos ofrecido comprarle una
camioneta, pero el se negaba rotundamente:

-Si no la pago yo, no sentire que es mia-decia.

Mi padre salio del consultorio medico con el rostro ceniciento.

-Vamonos-fue todo lo que dijo.

Viajamos en silencio. Segui la ruta larga de vuelta a la
estación. Pasamos por nuestra vieja casa, el campo deportivo, el
lago, la  tienda de la esquina, y mi padre se puso a hablar
acerca de los recuerdos que cada uno de esos lugares le traia.
 

En ese momento comprendi que se estaba muriendo.
Me miro, y asintió.
Yo entendi.

Nos detuvimos en la Heladeria Cabot y comimos juntos un cono de
helado, por primera vez en 15 anios. Ese dia conversamos de
verdad. Me confío cuan orgulloso se sentia de todos nosotros,
y aseguro que no le inspiraba miedo la muerte. Lo unico que lo
atemorizaba era estar lejos de mi madre. Nunca un hombre
había estado tan enamorado de una mujer.

Me hizo prometer que no le diría a nadie que le quedaba poco tiempo
de vida. Acepte a sabiendas de que seria el secreto mas
doloroso que había de guardar.

En esa epoca, mi esposa y yo pensabamos adquirir una camioneta.
Le pedí a mi padre que me acompaniara a ver que podia
conseguir dando mi vehículo como pago inicial.

Llegamos a la sala de exhibicion y comence a hablar con el
vendedor.Entonces vi a mi padre examinando con admiracion una
camioneta hermosisima de un intenso color marron. La recorria con
la mano, como un escultor que revisara su obra.

Propuse que salieramos a dar un paseo en ella. Mi padre se puso
al volante y condujo durante diez minutos, comenando sin cesar
que andaba como una seda. Luego retornamos y subimos a una
camioneta azul  mas pequeña, cuyo consumo de combustible se
adaptaba mejor a mis necesidades. Por ultimo, regresamos y
cerramos el trato con el vendedor.

Unas noches despues, invite a mi padre a ir conmigo a recoger mi
nueva adquisición. Creo que accedio con tanta presteza solo
para  echarle  un ultimo vistazo a lo que el llamaba "mi
camioneta marrón".

Cuando entramos en el estacionamiento de la agencia, vimos el
pequeño vehículo azul, con un letreto que anunciaba que se habia
vendido.  Junto a el se hallaba la camioneta marron, recien
lavada y resplandeciente. En la ventanilla, un gran cartel
rezaba: "VENDIDA".

El rostro de mi padre reflejo inmediatamente decepcion.
-Ya la compraron- dijo.

Me limite a asentir y le pedi:
-Papa, te importaria entrar y decirle al vendedor que estare con
 el tan pronto estacione el coche?

Al pasar junto a la camioneta marron, la acaricio con la mano, y
pude percibir que la desilusion lo embargaba de nuevo.

Lleve el auto al extremo opuesto del edificio y mire a traves del
ventanal de la sala de exhibicion a aquiel hombre que lo había
dado todo por su familia. Vi que el vendedor le ofrecia un
asiento, le daba el juego de llaves de la camioneta marron y
le explicaba que yo se  la  había regalado, y que ese era
nuestro secreto. Mi padre volvio la vista  al ventanal.
Nuestros ojos se encontraron, hicimos una inclinación con la
cabeza y nos echamos a reir.

Yo aguardaba fuera de casa cuando mi padre llego esa noche. En
cuanto se bajo de "su camioneta", le di un apretado abrazo y un
beso, le dije cuanto lo quería y le recorde que teniamos un
secreto.

Fuimos a dar un paseo. En el camino me dijo que entendia lo de la
camioneta, pero que no se explicaba que hacia, adherida al
volante, una tapa de botella con una estrella en el centro.

Por algun extraño motivo todos nos acordamos de nuestras madres y
nadie duda en ser detallistas y recordarles cuanto las
queremos...... eso  es muy bueno, pero por otro lado pocas
veces nos acordamos de nuestros padres, cualquier momento es
bueno para recordar todo lo que  nuestros padres han hecho por
nosotros y hacerles saber lo mucho que los queremos, pero estas
fechas son especialmente buenas, recuerden  que  ya pronto se
celebra el dia del padre.....  asegurense de que su  padre
reciba algo de uds, no tiene que ser algo comprado, pero que sea
algo que le haga saber que siempre lo han querido.

Este cuento nos enseña a valorar el esfuerzo de los padres por
darnos vida y felicidad, tarde o temprano llega el valioso
momento de compensar ese amor.
 
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