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He oído palabras y más palabras, pero nada se ha hecho. Las
buenas palabras no duran si no se convierten en hechos. Las
palabras no pagan la muerte de mi pueblo. No pagan la pérdida
de mi país, ahora invadido por los hombres blancos. No protegen
la tumba de mi padre. No pagan mis caballos y mi ganado. Las buenas
palabras no me devolveran a mis hijos. Las buenas palabras no
cumplirán la promesa de vuestro jefe guerrero, el general Miles.
Las buenas palabras no devolverán la salud a mi pueblo ni evitarán que
muera. Las buenas palabras no darán a mi pueblo un hogar donde pueda
vivir en paz y cuidar de sí mismo.
 
Si el hombre blanco quiere vivir en paz con el indio, puede vivir en paz.
No tiene por qué haber problemas. Tratad a todos los hombres por igual.
Dadles la misma ley. Dadles a todos la misma oportunidad para vivir y crecer.
Todos los hombres han sido creados por el mismo Jefe Gran Espíritu.
Todos son hermanos. La tierra es la madre de todos los hombres, y todos los
hombres deberían tener los mismos derechos sobre ella.
 
Todos hemos nacido de una mujer, aunque somos diferentes en muchas cosas.
No nos pueden hacer de nuevo. Vosotros sois tal como os hicieron, y tal como
os hicieron podéis seguir siendo. Nosotros somos tal como nos hizo el Gran
Espíritu, y no podéis cambiarnos; entonces ¿Por qué habrían de pelearse los
hijos de una misma madre y un mismo padre?, ¿Por qué uno habría de engañar al
otro?. Yo no creo que el Jefe Gran Espíritu diera a una clase de hombres el
derecho de decir a otra clase de hombres lo que deben hacer.
                                    Jefe Joseph de los Nez Percés
                                    1879
 
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