- Somos dos razas distintas con origenes
diferentes y destinos
- diferentes. Para nosotros, las cenizas de
nuestros antepasados
- son sagradas y el lugar donde descansan
es tierra sagrada.
- Vosotros erráis lejos de las tumbas de
vuestros antepasados, y
- al parecer no lo lamentáis...
- Pero ¿Por qué debería afligirme por la
muerte prematura de mi
- pueblo?. Una tribu sigue a otra tribu, y
una nación sigue a otra
- nación y la pena es inutil...
- Pero cuando el último hombre rojo se
haya convertido en un mito
- para los hombres blancos...cuando los
hijos de vuestros hijos se
- crean solos en el campo, en la tienda, en
la carretera, o en el
- silencio de los bosques sin senderos, no
estarán solos. En toda
- la tierra no hay ningún lugar dedicado a
la soledad. Por la noche,
- cuando las calles de vuestras ciudades
estén silenciosas y creáis
- que están desiertas, estarán atestadas
de la multitud que antaño las
- llenó y que regresa, y que todavía ama
esta hermosa tierra. El hombre
- blanco nunca estará solo.
- Que sea justo y trate con bondad a mi
pueblo, pues los muertos no carecen
- de poder. ¿Muertos, digo?. No hay
muerte. Sólo un cambio de mundos.