Aunque los castells (actividad que consiste en alzar torres humanas de hasta once metros de altura) se considera una actividad popular exclusiva de Cataluña, hay algunos aspectos que la asemejan a los deportes clásicos. Si bien sus dos siglos de antigüedad han demostrado su baja sinistralidad, su reciente auge y la coincidencia en el tiempo de dos lesionados de gravedad han reavivado la polémica de su peligrosidad. En el presente estudio se compara el índice de lesiones, sus características y nivel de gravedad y se relaciona con deportes de amplia implantación, como los futbolistas federados catalanes. El análisis de los resultados muestran que, estos últimos, tienen un índice de 0.51 lesiones/1000horas/jugador y los castellers 0.38 lesiones/1000horas/casteller. Este y otros datos nos llevan a concluir que alzar castells es una actividad física que entraña menor riesgo que deportes de gran implantación como el fútbol o el ciclismo y que los futbolistas catalanes presentan un índice de lesiones inferior a la observada en otros estudios.
KEYWORDS: castellers, fútbol, actividad autóctona, epidemiología.
Ya
a principios del siglo XIX se alzaban torres humanas en Cataluña.
Estas construcciones, conocidas como castells, se realizan a base
de superponer individuos, unos sobre los hombros de los del piso inmediatamente
inferior, hasta alcanzar los 7, 8 e incluso 9 pisos de altura (figura 1).
En los últimos diez años esta actividad popular ha experimentado
un gran auge con lo que, en la actualidad existen 38 agrupaciones (denominadas
colles) que congregan a más de 8000 practicantes. Como
es lógico suponer, el objetivo principal de tal actividad es hacer
y deshacer el castell sin que este caiga.
Cuando se derrumba la caída suele ser aparatosa y espectacular (figura
2). Sin embargo, y así lo demuestra la experiencia acumulada,
de haberlas, las lesiones raramente son de importancia. Aún
así, existen incesantes voces que dudan de tal inocuidad.
El no disponer de datos estadísticos fiables y la reciente coincidencia
en el tiempo de dos jóvenes castellers lesionados de gravedad
ha resucitado este tema haciéndose imprescindible la realización
de un estudio de sinistralidad. Aunque los castells no son considerados
un deporte en Cataluña, hay varios aspectos que comparten con estos
(entrenamiento reglado, alto nivel de dedicación, gran requerimiento
físico y técnico, organización por categorías,
la existencia de clasificaciones, competiciones, rivalidad y derbis locales,
con seguidores acérrimos, reglamentaciones estrictas, equipos técnicos
y directivos, lesiones agudas y por sobreuso, etc.). Es por ello
que se ha creído conveniente, al plantear este trabajo, comparar
los datos que se obtuviesen en los castellers con deportes de gran
implantación y difusión.
Las fuentes de datos han sido, a demás de los datos bibliográficos existentes, los partes de lesiones facilitados por la aseguradora Abeille (entidad que cubre los percances de todas las colles de Cataluña) y los datos facilitados por la Federació Catalana de Futbol. Se ha escogido la temporada 93-94 para el análisis de las lesiones por ser esta la más reciente de la que se dispone de datos completos. No disponemos de datos de otros deportes a nivel estatal por no haberlos recibido de las mutualidades consultadas. Para permitir la comparación de los resultados entre las diferentes actividades se han clasificado las lesiones en leves (requieren menos de una semana de curación), moderadas (las que pueden requerir hasta un mes) y serias (las que sobrepasan las cuatro semanas) y se han relativizado los resultados teniendo en cuenta tanto el número de practicantes como la dedicación horaria anual a entrenamientos y partidos/actuaciones.
En el caso de los futbolistas catalanes, en la temporada estudiada, eran 81.535 los jugadores federados (1.151 de los cuales eran mujeres) y se registraron 8.660 lesiones en varones y 127 en hembras. Esto representa un índice de 0.108 lesiones/jugador/año y 0.110 lesiones/jugadora/año. El índice global en función de la dedicación anual resulta de 0.51 lesiones/1000h/jugador. En el caso de los castellers el número de asegurados fue de 2.910 y sufrieron un total de 248 lesiones implicando 0.085 lesiones/casteller/año y 0.384 lesones/1000h/casteller. Si separamos las lesiones acaecidas en los entrenamientos, que representan un 7,7% del total en los castellers, el índice se reduce a 0.043 lesiones/1000h/casteller. La sinistralidad en las actuaciones resulta 1.127 lesiones/1000h/casteller y si solo tenemos en cuenta las actuaciones importantes (en las que se realizan castells de máxima dificultad) este asciende a 1,542 lesiones/1000h/casteller. En el global de la temporada las lesiones de carácter leve representan el 78% y las moderadas el 17% y las serias el 5%. Cuando se tiene solo en cuenta las actuaciones importantes los porcentajes son del 76%, 17% y 7% respectivamente. La distribución de las lesiones se reparte de la siguiente manera: cabeza y cara 19,1%, tronco y columna 45,2%, extremidades superiores (EESS) 21.2% y extremidades inferiores (EEII) 14.5%. El 7.8% de las lesiones corresponden a una segunda lesión del mismo individuo, sufridas e momentos distintos de la temporada. Así se registraron 21 casos con dos lesiones y 6 casos con tres. El 3.2% de los castellers lesionados requirieron ingreso hospitalario. Finalmente, 75 de los 248 lesionados (30.2%) recibieron algún tipo de indemnización por días de baja. Esta tuvo una duración media de 23,17 días.
Un primer dato a tener en cuenta al analizar
los resultados en los castellers es que el número de practicantes
es mayor que el de asegurados. Si bien es cierto que los 2.910 asegurados
representan los más expuestos a lesiones al ser la póliza
colectiva y no nominal, cualquiera de los más de 8.000 practicantes
puede ser beneficiario teórico de esta. Por ello, al realizar
las operaciones en base a solo los 2.910 contratados puede estar magnificándose
ficticiamente algún resultado. Aún asumiendo esta posible
fuente de error, el índice obtenido en los castellers es
sensiblemente inferior al de los futbolistas catalanes los cuales, a su
vez, presentan un sinistralidad muy por debajo de los valores hallados
en la bibliografía para otros deportes o el mismo fútbol
(Schmidt-Olsen16, Yde17,
Jorgensen8 y Latella10).
Los castellers presentan, además, un índice bajísimo
de lesiones en los entrenamientos (tabla I).
Esto se explica por el hecho que, en los ensayos, no suelen asumir riesgos
innecesarios, no existe competitvidad ni presión psicológica
y, en ellos, solo se suele montar parte de la estructura de los castells,
reservando para las actuaciones la construcción completa.
En el caso de los futbolistas catalanes se dispone de datos para diferenciar
el índice de lesiones en función del sexo. Se observa
que este es prácticamente igual en varones y hembras. Esto
no concuerda con los resultados obtenidos por otros autores (Engström5,
Nilsson15 y Engström6).
En tales estudios, las mujeres presentan hasta 2,4 veces más lesiones
que los hombres. No disponemos de datos para poder razonar con seguridad
esta observación. Entre las posibles causas se podría
esgrimir una mejor preparación física de las futbolistas
catalanas o una mayor habilidad. Pero también podría
tratarse de un problema de dedicación e intensidad en el juego.
Con respecto a la gravedad de las lesiones en los castellers vemos
que el porcentaje de percances serios solo aumenta en dos puntos en las
actuaciones importantes. La tabla II
muestra como estos porcentajes están muy por debajo de los observados
en otros deportes. Sin embargo los porcentajes de gravedad en los
castellers no concuerdan demasiado con los días de baja.
Si más de 3/4 de las lesiones son leves (curan en menos de una semana)
y solo un 5% requirieron más de un mes para sanar ¿Como se
explica que el 30% de lesionados estuvieran 23,17 días de baja en
promedio? Dos son las razones que pueden explicar tal hecho.
Por un lado la desviación estándar de los días de
baja en las lesiones serias es muy elevada, haciendo aumentar el valor
medio. Por otro lado, debido a que la aseguradora indemniza los días
de baja (independientemente de la baja laboral ordinaria), podría
suceder que estos estuvieran magnificados y no se correspondieran los días
de baja real de la actividad con los finalmente indemnizados. La
tabla III muestra la distribución de
las lesiones en las diferentes regiones del cuerpo. Creemos que los
datos resultantes son acordes con los esperados si analizamos los principales
mecanismos lesionales de cada actividad. Así, en los castellers,
ya que las lesiones suelen deberse a los golpes recibidos en las caídas
globales del castell, el tronco y la columna son las zonas más frecuentemente
implicadas.
El porcentaje de lesionados que son ingresados
constituye un buen índice de gravedad de las lesiones. Vemos
que el 3,2% observado en los castellers está muy por debajo
del 9% observado en los Futbolistas (Høy7).
Finalmente, ya que alguno de los argumentos utilizados en contra de los
castells es que, en ellos participan individuos de corta edad y
no debería exponerlos a actividades de riesgo, sería útil
poder comparar los índices de sinistralidad de esta actividad con
alguna típicamente infantil e, incluso, obligatoria. Tal es
el caso que nos muestra Backx2 en su trabajo.
Las lesiones sucedidas durante la realización de las clases de preparación
física de la escuela, según este autor, representan unas
11,7 lesiones/100 niños/año. Las de los castellers
de menos de 15 años son 7,8.
Los datos analizados nos llevan a afirmar que realizar castells no entraña mayor peligro que otras actividades más extendidas y de mayor aceptación como el fútbol, el ciclismo, el balonmano, el básketbol o la educación física en las escuelas. Además, el estudio epidemiológico llevado a cabo muestra que, los futbolistas catalanes, presentan índices de sinistralidad claramente inferiores a los encontrados en la bibliografía existente. De todas formas, creemos que los datos obtenidos no deben, bajo ningún concepto, tranquilizar en desmesura y fomentar la imprudencia. Además, nuevos estudios deberán confirmar estos datos y demostrar que estos índices se mantienen año tras otro.
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