Planificación de servicios bibliográficos y bibliotecarios.
Sistemas y redes nacionales de información
Concepción del sistema bibliotecario
Sistemas y redes nacionales de información
El sistema español de bibliotecas
La planificación de servicios bibliográficos y bibliotecarios es un proceso complejo, que abarca desde la concepción de estos servicios hasta la evaluación de su rendimiento y estudio de las modificaciones necesarias. La planificación de las bibliotecas en sus distintos aspectos ha sido un problema que ha preocupado desde los tiempos más remotos, como puede apreciarse en el tratado De Architectura de Vitrubio, hasta la actualidad, según puede verse por las numerosas conferencias y publicaciones de los organismos implicados en ello, y que van desde las recomendaciones de la UNESCO para los diferentes tipos de bibliotecas hasta los Guidelines de la IFLA.
Concepción del sistema bibliotecario.
La concepción de un sistema bibliotecario se inicia con la planificación del mismo previo estudio de los siguientes aspectos:
a) Entorno físico, humano, cultural y social, así como de las necesidades que de ello se desprenden.
b) Viabilidad del proyecto en las vertientes económica -presupuesto suficiente para su puesta en marcha-, profesional -disponibilidad de personal adecuado- y social.
c) Objetivos que se propone alcanzar el servicio y metas a lograr a corto, medio y largo plazo. Este punto es de especial importancia, ya que permitirá el seguimiento y posterior evaluación de la eficacia de los servicios prestados.
Para poder llegar al establecimiento de estos principios hay que determinar a su vez:
1: Clase de biblioteca: universitaria, pública, especializada, etc. Según se trate de una o de otra variarán tantos los objetivos a conseguir como los instrumentos para alcanzarlos. Además, cada biblioteca presenta peculiaridades propias que es necesario planificar con cuidado: puntos de servicio, estructura organizativa, etc. y ella misma puede ser única o múltiple.
2: Tipo de biblioteca. La biblioteca puede ser compacta -modelo de biblioteca en el cual todos los sectores se encuentran juntos y en cierto modo sin diferenciación: es un modelo antiguo, que responde al tipo de biblioteca universitaria medieval y renacentista-, tripartita -con secciones divididas en fondos, lectores y personal- y abierta o flexible, biblioteca de libre acceso donde, aunque las funciones estén diferenciadas, los sectores no ocupan diferentes espacios. Actualmente, en muchas bibliotecas -excepto las Nacionales-, aparece un nuevo tipo de biblioteca tripartita que se compone de depósito -fondos de poco uso-, zona de libre acceso, muy formalizado, y zona abierta, completamente informal y donde se incluyen todo tipo de medios y soportes. Es muy práctico para las bibliotecas públicas y se está imponiendo en las bibliotecas nórdicas y alemanas.
3: Servicios que prestará la biblioteca. Los servicios prestados por la Biblioteca pueden ser múltiples. Según la IFLA (Guidelines), se clasifican en:
a) Préstamo y referencia: colección de libros, publicaciones periódicas, ficheros de consulta rápida, catálogos, bibliografías, reservas, desideratas, materiales no librarios, etc. y servicios para niños.
b) Información: consulta de corto y medio plazo, funcionamiento y recursos de la propia biblioteca, nuevas adquisiciones, local, regional y nacional, acceso remoto a otras fuentes de información.
c) Servicios especiales: actividades con niños, sectores especiales de la población, minorías, actividades culturales.
4: Dimensión y alcance de los servicios: determinar a quién va dirigido, para qué se hace y en que grado.
Una vez determinados los aspectos anteriores, la planificación debe llevarse a cabo atendiendo a los siguientes niveles:
A) Aspectos físicos.
Edificio: es obra de un equipo de arquitectos y bibliotecarios y se realizará en función del tipo de biblioteca, usuarios, servicios, etc. No obstante, debe responder a los siguientes principios generales:
Accesibilidad interior y exterior.
Distribución adecuada de los espacios.
Posibilidad de crecimiento.
Flexibilidad entre los espacios.
Mobiliario: para los fondos -estanterías, vitrinas, etc.-,usuarios -mesas, sillas, carrels, etc.-, personal -mesas, armarios, etc- y servicios auxiliares -ficheros, carritos, etc. El tipo de mobiliario depende de las funciones de la biblioteca y la clase de usuarios. Está suficientemente estudiada en multitud de congresos y es bastante acertada la asesoría de la IFLA en sus Guidelines en esta materia.
Instalaciones y equipamiento. Pueden llegar a ser muy complejas en una biblioteca moderna y van desde la calefacción a los sistemas de seguridad y contra incendios, pasando por la iluminación, servicios sanitarios, guardarropa, reprografía, material para visionado de documentos audiovisuales, etc.
B) Constitución e incremento de los fondos.
Selección: establecimiento de criterios, fuentes y métodos a seguir en la selección de documentos que constituirán el fondo.
Adquisición: compra, canje, intercambio, donación, depósito legal, etc.
Proceso técnico: registro, sellado, catalogación, clasificación, etc.
Protección y conservación de los fondos, mediante:
establecimiento de medidas preventivas.
restauración de los documentos dañados.
C) Difusión de la información. La difusión de la información será, en todos las casos el fin primordial de la biblioteca, ya que un documento que no se difunde no es información. La difusión de la información se puede llevar a cabo de diferentes formas, y dependen igualmente del tipo de biblioteca y de los servicios que ofrezca. Los sistemas de difusión más importantes son:
Servicios de difusión internos y externos: boletines, listas de novedades, D.S.I., búsquedas retrospectivas, etc.
Servicios de referencia, consulta y lectura en sala.
Préstamo -personal o interbibliotecario, el cual a su vez puede ser local, regional, nacional, internacional... También se puede organizar de forma centralizada, descentralizada o semicentralizada.
D) Servicios complementarios. Tienen como misión reforzar los servicios principales prestados por la biblioteca y asegurar su eficacia, así como hacerlos llegar a aquellos sectores que, por sus peculiaridades, no tengan acceso a ellos en condiciones normales. Son las actividades de animación cultural, extensión bibliotecaria, reprografía, etc.
E) Personal. Directivos, técnicos, auxiliares y subalternos. La contratación del personal depende siempre del organismo del que dependa la biblioteca. En las bibliotecas que dependen de la Administración, el bibliotecario sólo capacidad de propuesta, pero no de contratación.
Sistemas y redes nacionales de información.
Una red es un sistema operativo entre bibliotecas relacionadas por la materia, la proximidad u otras razones, para compartir medios humanos, técnicos e informativos encaminados a la consecución de un mayor y mejor servicio. Un sistema es un conjunto de medios bibliotecarios capaces de prestar un servicio completo. Un sistema de bibliotecas, por tanto, supone una forma de cooperación relativamente institucionalizada y en consecuencia de coordinación con el fin de que las funciones se repartan de modo racional, no se dupliquen y solapen y sean operativas.
El establecimiento de un sistema no supone forzosamente una estructura jerarquizada, aunque algunas de sus funciones imponen en cierto modo la centralización. Un sistema estable de cooperación puede transformarse en un sistema de sistemas, que puede desembocar en un sistema bibliotecario nacional, lo cual debe dar lugar a un sistema nacional de información, tal y como propone la UNESCO en el NATIS, y que no tienen que ser forzosamente sistemas estatales. Los servicios centralizados, según las directrices de la IFLA para las bibliotecas públicas deben ser los siguientes:
Planeamiento de las infraestructuras.
Elaboración de bibliografías.
Catalogación centralizada.
Investigación y metodología bibliotecaria.
Asesoramiento y consulta.
Colecciones de apoyo.
Desarrollo de la automatización.
Diseño y producción de equipos, material, etc.
Publicaciones, encuadernación y material.
La necesidad y el alto costo de bienes económicos y humanos obliga a que los sistemas bibliotecarios se sometan a una única autoridad, es decir, la integración. La biblioteca que asuma las funciones de autoridad será la biblioteca cabecera del sistema, que a nivel nacional suele ser la Biblioteca Nacional. Esta deberá ocuparse de:
Mantener la colección nacional, debidamente conservada y protegida y accesible directamente y a distancia.
Ejercer el control bibliográfico de las publicaciones nacionales, con la elaboración de la bibliografía nacional en curso y retrospectivas y los catálogos colectivos.
Facilitar el acceso bibliográfico a las publicaciones del mundo.
Asegurar el acceso a los documentos sobre los que informa periódicamente.
Mantener el depósito supletorio y dirigir el canje de publicaciones.
Proceder al análisis y suministro de información general.
Estas funciones pueden realizarse siguiendo dos tendencias:
a) Centralización: una sola biblioteca unifica todas las funciones de cabecera de sistema -caso de España, Austria, etc.
b) Descentralización: las funciones se reparten entre una serie de bibliotecas -caso de Alemania, Francia., etc.
El sistema español de bibliotecas.
Las primeras leyes para establecer el sistema español de bibliotecas datan de mediados del siglo XIX, aunque las que realmente lo conforman en la actualidad pueden considerarse iniciadas en 1969, cuando el Director General de Archivos y Bibliotecas Luis Sánchez Belda inició una serie de actividades encaminadas a la renovación y actualización. El movimiento así iniciado participaba de la euforia de los años el desarrollismo y, aunque no estaba falto de buenas intenciones, a menudo no tuvo continuidad más allá de la legislación oficial y no dio como resultado la creación de un verdadero sistema nacional de bibliotecas. De cualquier modo, gracias a esta actividad nacieron organismos tales como el Servicio Nacional de Restauración, el Instituto Bibliográfico Hispánico, el Servicio Nacional de Microfilm, el Servicio Nacional del Tesoro Bibliográfico y Documental y el CINDOC.
Actualmente, el sistema bibliotecario español está demarcado por los siguientes aspectos:
Diversificación de dependencia administrativa. Las bibliotecas españolas dependen de muy diferentes administraciones. Además de las competencias reconocidas a las Comunidades Autónomas sobre las bibliotecas que no son de titularidad estatal, la creación del Ministerio de Cultura divide a estas entre las que dependen de él y las universitarias, dependientes del Ministerio de Educación y Ciencia. A ello hay que añadir las de los organismos autónomos, otros ministerios, privadas, etc.
Un órgano administrativo central, mantenido a pesar de lo que se acaba de exponer, la Dirección General del Libro y Bibliotecas del Ministerio de Cultura, cuya función es el desarrollo y coordinación de una infraestructura bibliotecaria que garantice el acceso de los ciudadanos a la lectura, y del cual dependen la Biblioteca Nacional -aunque esta cuenta ya con estatutos propios- y el Centro Coordinador de Bibliotecas, encargado de realizar las funciones de desarrollo y coordinación en el campo de la lectura pública.
Una cabecera de sistema, función desempeñada por la Biblioteca Nacional, según se desprende del decreto 565/85 de 30 de abril, y que cuenta para sus fines con los siguientes organismos:
Departamento de proceso bibliográfico: control bibliográfico nacional a partir del depósito legal. Elabora la Bibliografía Nacional.
Departamento de referencia: explota y procesa los materiales de la Biblioteca y se ocupa de los documentos que requieren un tratamiento específico.
Hemeroteca Nacional, encargada de las publicaciones periódicas.
Departamento de difusión, encargado de la publicación de trabajos realizados en la Biblioteca Nacional, de su acción cultural y de las relaciones públicas de esta.
Área de proyectos internacionales
Departamento de Patrimonio Bibliográfico
Departamento de Desarrollo de las Colecciones
Un servicio de lectura pública formado por las bibliotecas públicas del Estado existentes en las capitales de provincia, las municipales en determinados municipios, las populares de Madrid y Barcelona, las públicas de Navarra y las redes de bibliotecas de entidades privadas. Además existen bibliotecas en todas las universidades españolas, bibliotecas especializadas creadas por empresas privadas o públicas y las bibliotecas para sectores determinados de la población, de las cuales cabe destacar la red de bibliotecas para invidentes de la ONCE; el resto -cuarteles, hospitales, etc.-no tienen un gran peso específico, incluyendo las prácticamente inexistentes bibliotecas escolares.
Con todo ello, muchos autores manifiestan que el sistema bibliotecario español no merece tal nombre. La razón que argumentan es que no existe tal planificación, ni bibliotecas que puedan constituirse como cabeceras, que los fondos y el personal siguen siendo insuficientes, por lo que el sistema español de bibliotecas no es más que un proyecto.
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