CRONOLOGIA DE LA MARCHA "EL
COLOR DE LA TIERRA"
EL REGRESO
MANDAR OBEDECIENDO
1º. de Abril de 2001
Con su arribo a San Cristóbal de Las
Casas, Chiapas, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional
(EZLN) dio por concluida la Marcha por la Dignidad Indígena, que
inició el pasado 24 de febrero, recorrió 12 estados y tuvo
como objetivo defender en la máxima tribuna del país la ley
en materia indígena elaborada por la Cocopa.
A las 16:27 horas de este domingo, los 23
comandantes y el "subcomandante Marcos" llegaron a la Plaza Catedral, en
donde fueron recibidos por representantes de la sociedad civil.
"Ya estamos aquí en territorio rebelde,
territorio donde nació la palabra rebeldía", dijo el "comandante
Zebedeo", quien señaló que la marcha demostró que
"la resistencia indígena es un arma" y advirtió que el EZLN
seguirá su camino aunque sea de espinas.
"Llegamos bien de salud y de conciencia", puntualizó
Zebedeo para ceder la palabra al "comandante David" quien destacó
que al hablar ante el Congreso de la Unión "cumplimos a lo que nos
comprometimos aquí el 24 de febrero".
Señaló que "no fue en vano el
sacrificio de todos los que participamos en la marcha" y que el EZLN seguirá
luchando junto con la sociedad civil para que se cumplan las tres señales
que el grupo armado demanda al gobierno federal para que se pueda reanudar
el diálogo de paz, suspendido desde agosto de 1996.
En la ceremonia también intervinieron
la "comandanta Esther", quien insistió en llamar a las mujeres indígenas
y no indígenas a continuar en la lucha; mientras que el "comandante
Tacho" culminó el acto señalando "tenemos la razón,
no nos han dejado solos, la historia está de nuestro lado".
El "subcomandante Marcos" se reservó
el discurso central de la conclusión de la marcha para pronunciarlo
esta noche en el Aguascalientes de Oventic.
El acto en la Plaza Catedral duró unos
30 minutos y posteriormente la delegación se trasladó al
Aguascalientes de Oventic, donde se celebrará el acto central y
para el que se encuentran ya concentrados cientos de indígenas de
los municipios de los Altos de Chiapas.
La Coordinadora Zapatista de los Altos de Chiapas
dio a conocer que este lunes los comandantes del EZLN retornarán
a sus centros de operaciones en el municipio Autónomo Primero de
Enero, ejido Morelia del municipio de Altamirano; La Garrucha, Ocosingo,
y La Realidad.
RINDIENDO CUENTAS
HERMANN BELLIGHAUSEN
Oventic, Chis., 1o. de abril. El mar de rostros
encapuchados que se extiende por toda la calzada del Aguascalientes II
luce muchos colores por los listones de los sombreros, los huipiles rojos
y morados, los rebozos azul celeste. La música y el confeti ya están
listos cuando llegan los 23 comandantes y un subcomandante, que concluyeron
la marcha de la dignidad indígena con resultados que los tienen
''un poco contentos''. La niebla no alcanza a tapar la banda de siete guitarras,
dos acordeones y una buena cantidad de mujeres agitando en alto maracas
de güaje, y menos a ocultar sus sones, que se van abriendo paso delante
de la delegación que regresa.
El comandante David todavía no acaba
de llegar después de 35 días de ausencia y ya viene dando
instrucciones para que se abra paso a la delegación y al CNI. Pero
el festejo ya está listo, quedan pocas órdenes que agregar.
Están reunidos miles de tzotziles de los Altos, además de
choles de la zona norte, que se destacan por su falta de vestimentas tradicionales
y por su fuerte presencia. Hay también tzeltales de la selva.
Para el subcomandante, deben ser siete años
los que pasaron sin volver a Oventic, desde donde habría salido
en febrero de 1994 rumbo a los diálogos de la catedral, con el gobierno
al que el EZLN había declarado la guerra unas semanas atrás.
En La Ventana, paraje a los pies de Chamula, se encontró con el
comisionado Manuel Camacho Solís, para llegar a la sede de aquel
primer diálogo, con los escasos resultados que se conocen. Después,
Marcos se internó en la selva Lacandona. Ahora viene de regreso
de una tarea que le encargaron sus ''comandantes jefes'', quienes encarnan
numerosamente en las bases de apoyo que lo reciben esta tarde.
Las mismas que lo despidieron la última
noche de 1993 cuando, ora sí que como quien dice, lo mandaron a
la guerra. Ahora había salido de La Realidad, este 23 de febrero,
con el encargo de conducir al Comité Clandestino Revolucionario
Indígena hasta la tribuna del Congreso de la Unión. Hoy regresa
con el encargo cumplido. Un par de horas antes, la delegación zapatista
había dado por concluida la marcha de los 6 mil kilómetros
en su punto de partida, San Cristóbal de las Casas.
En su arribo a Oventic, los comandantes
y el subcomandante se ven cansados, pero entre
los tzotziles que los abrazan parecen
ir aligerando el paso hasta internarse en el auditorio
Emiliano Zapata, local amplio, muy iluminado, donde varios grupos de indígenas
los esperan. Dos mujeres los rodean con el copal de sus braseros.
Las autoridades tradicionales y los topiles con sus bastones
los resguardan un rato, los conducen a sus
aposentos y les permiten reunirse con el CNI para preparar
el encuentro con las bases de apoyo zapatistas de los Altos.
En un ambiente festivo, bailando sones de Cancuc
y San Andrés, los espera el comité en el
escenario.
Cuando finalmente llegan los comandantes y
el subcomandante, y este último les rinde
cuentas, los indígenas escuchan y aplauden.
Por decenas corretean niños que quieren ver de
cerca a los delegados. Muchos nacieron después
del levantamiento de 1994. Y por primera
vez en sus vidas, les toca recibir buenas
noticias. La paz podría estar cerca. Y sus voces, su
existencia, es hoy prioridad nacional, independientemente
de cuánto les cumplan.
En estos miles de familias de centenares de
comunidades reside el orígen de la marcha que
el mundo acaba de presenciar y admirar. Por
eso el subcomandante Marcos les tiene que
rendir cuentas y devolver el bastón
de mando. El comandante Moisés traduce cada una de
sus frases al tzotzil. A los chiltak (compañeros),
winiketik y ansetik (hombres y mujeres), los
habla Marcos. Antes, le puso la gente de Jericó
un collar de flores (y a la comandanta Esther
la coronaron con flores blancas).
El acto es jubiloso y a la vez muy simple.
El comienzo de una nueva etapa. El optimismo de
que represente una verdadera oportunidad para
la paz con justicia y dignidad.
A través de estas bases de apoyo, que
han vivido en resistencia, en guerra ''de baja
intensidad'' durante 7 años, defendiendo
sus municipios autónomos y su vida de pueblos, los
pueblos indígenas de México
han entrado en una nueva etapa de su historia. La niebla se
disipa y los colores iluminan la noche.
De lugares como éste nació la
decisión del "ya basta", que derivó al "nunca más
un México
sin nosotros". Hoy hacen fiestas porque al
fin fueron escuchados. Porque tienen motivos,
pues.
Oventic, Chis., 1 de abril. "Hoy la guerra
está un poco más lejos y la paz con justicia y dignidad está
un poco más cerca. Hoy está más cerca el diálogo
y más lejos el enfrentamiento", afirmó el subcomandante Marcos
ante miles de indígenas zapatistas que se congregaron en el foro
Aguascalientes, ubicado en las montañas de los Altos de Chiapas.
Los delegados del EZLN arribaron a esta comunidad
a las seis y media de la tarde. Unos 10
mil indígenas de diversas regiones
los esperaban con expectación. Con música, vivas y
aplausos, tzotziles, tzeltales, choles y tojolabales
recibieron a sus dirigentes.
Cumpliendo la orden de los pueblos indígenas
rebeldes que les dieron la bienvenida, el
también jefe militar del EZLN devolvió
"con bien" a los 23 comandantes indígenas de esta
organización, quienes, dijo, "vienen
un poco contentos porque cumplimos el trabajo" que les
encargaron.
El vocero zapatista aclaró a la multitud
reunida en esta comunidad indígena: "La paz no ha
llegado, es cierto, pero pudiera llegar y
es esa posibilidad la que tenemos que cuidar". Al
respecto, Marcos hizo "un llamado a todos
los que tienen en Chiapas suelo y cielo de vida
para que sean responsables y no provoquen
que estos primeros pasos se pierdan, otra vez,
con el enfrentamiento, la división,
la mentira, el engaño y el olvido".
Al presentar un balance preliminar de los logros
de la marcha zapatista, el subcomandante
Marcos señaló que uno de ellos
fue haber colocado el tema indígena en el centro de la
conciencia nacional y lo convirtió
en motivo de debate en todo el país. Es por eso que
consideró en su discurso que a partir
de la movilización que lograron concitar los zapatistas,
"ya decir indio es decir digno".
Dirigiéndose en primera persona a los
indígenas zapatistas, Marcos les informó: "nos dijiste
que lleváramos la demanda del reconocimiento
de nuestros derechos y cultura hasta arriba, y
así lo hicimos". Antes había
dicho: "nos diste la orden de llevar con dignidad el nombre
zapatistas, y con dignidad lo llevamos. Al
soberbio lo desafiamos, y con el humilde fuimos
humildes. El que nos ofreció oídos
y palabra verdadera recibió nuestro respeto".
Sobre los alcances y consecuencias de la marcha
zapatista, Marcos refirió que "ahora el
tiempo es bueno para que el dolor de los que
somos como somos comience a terminar.
Falta mucho, pero ya es menos. Ya nunca agacharán
la cabeza a quienes quieran humillar.
Ya nunca nuestro color será motivo
de vergüenza. Ya no habrá burla por nuestra cultura.
"Ya está en el corazón de todos
el lugar que queríamos, que necesitábamos y que
merecíamos, pero falta que la ley nos
reconozca ese lugar. Para lograrlo tenemos ahora el
apoyo de millones de mexicanos y de miles
en otros países", insistió.
El Congreso de la Unión -declaró
Marcos-, "que hace las leyes, tendrá que escuchar a esos
millones, y junto con ellos tendrá
que abrir la puerta del diálogo, es decir de la paz".
Sin embargo, Marcos insistió en que
para poder cumplir esto que le encargaron las comunidades
"pedimos el apoyo de otros hermanos y hermanas
indígenas y no indígenas, mexicanos en su mayoría,
y algunos extranjeros. Ellos y ellas nos cuidaron todo
el tiempo; ni un solo momento nos dejaron solos".
Marcos pidió un saludo a
la sociedad civil señalando: "cuando encontramos
oídos sordos, ellos y ellas destaparon con
su fuerza el oído del poderoso. Y cuando nuestra palabra
parecía pequeña, la levantaron muy alto y brilló
la palabra zapatista, tu palabra". Por esta razón reconoció
ante los indígenas que "así, claro te lo digo, no fui yo,
sino ellos, hombres y mujeres de la sociedad civil, los que hicieron todo
el trabajo y lo hicieron muy bien", y agregó que "lo hicieron porque
su corazón es muy grande y generoso".
Marcos informó que antes de salir de
Chiapas los delegados del EZLN llevaban siete bastones de mando de
las comunidades en resistencia. Al llegar a la ciudad de México,
los zapatistas llevaban 28 bastones de mando, símbolo de respeto
y de la voluntad colectiva de igual número de etnias del país.
"Los pueblos indios de todo México se unieron a nuestra lucha",
subrayó al señalar que se reunieron con representantes de
44 pueblos indígenas de toda la República.
En una ceremonia de bienvenida que fue breve,
el subcomandante Marcos también reconoció la importancia
del trabajo de los medios de comunicación en estas jornadas, "para
que pudiéramos ir y venir con bien". Agradeció a los periodistas
que los han acompañado en todo su periplo, que duró 37 días
y que los llevó a recorrer 13 estados.
"Casi siempre nuestra palabra llegó,
como es de por sí, sin trampas ni engaños. Sólo unos
pocos torcieron nuestra palabra, pero ellos de por sí ya tienen
torcida su lengua". Y les hizo un exhorto: "saludamos a la prensa honesta,
y que nuestro saludo sirva para que sepan que los zapatistas reconocemos
su trabajo, que deseamos que ojalá estén siempre abiertos
sus espacios".
El líder zapatista reconoció
que los que componen el EZLN aprendieron una lección de los
pueblos indígenas que tienen en sus
manos la conducción política del movimiento: su "paciente
sabiduría". Servirles a estas comunidades "ha sido el más
grande honor" que han tenido los insurgentes e insurgentas zapatistas,
dijo el subcomandante.
En un acto que define el modo de ser zapatista
de "mandar obedeciendo", Marcos al final entregó el mandato que
le dieron los pueblos indígenas: "compañero, compañera,
te devuelvo el bastón de mando. Estaremos atentos y atentas a lo
que tú ordenes".
Antes de terminar el acto, el comandante Moisés,
a nombre del Comité Clandestino revolucionario Indígena,
reafirmó: "queremos agradecer por su trabajo que cumplieron con
el mandato de los pueblos que les han encomendado para exigir y convencer
al Congreso de la Unión que apruebe la iniciativa de la Cocopa sobre
derechos y cultura indígenas".
Y antes de concluir agradeció al Congreso
Nacional Indígena y a la sociedad civil su apoyo, a quienes exhortó
a continuar la lucha por la democracia, la justicia y la libertad de todos
los mexicanos.
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