Bandera de México
CRONOLOGIA DE LA MARCHA  "EL COLOR DE LA TIERRA"
Marzo 11 de 2001.-

Texto integro de los  discursos pronunciados por el Comandante General del EZLN y por el Subcomandante Marcos en el Zocalo de la Ciudad de México, al arribo de la dirigencia zapatista al corazón político de la República.
 

Cien candados a la paz

 David, comandante general del EZLN

 Hermanas y hermanos mexicanos de todos los sectores sociales. 

Hermanas y hermanos de los diferentes países que nos acompañan en esta marcha de la dignidad
indígena. 

Hermanos todos: 

El EZLN desde el 2 de diciembre de 2000 reiteró su disposición al diálogo ante el nuevo gobierno de Vicente Fox, pidiéndole que cumpla tres condiciones mínimas para el reinicio del diálogo entre las partes. Fuimos muy claros desde un principio: sin el cumplimiento de las tres señales no sería posible sentarnos a dialogar, pero cumpliéndose cabalmente las tres condiciones demandadas de inmediato entraríamos en contacto con el comisionado de la paz. 

No le costaba nada al señor Fox cumplir estas tres demandas, porque ¿qué le costaba darle a los pueblos indios de México lo que en más de 500 años ya no han tenido, es decir, el reconocimiento constitucional de sus derechos y su cultura. 

¿Qué le cuesta a Fox liberar a nuestros compañeros que no tienen más delito que haber levantado su voz para decir "ya basta de vivir y morir en el olvido", si los que planearon, organizaron y ejecutaron las masacres de personas inocentes en Chiapas, en Guerrero y en otros estados están gozando su plena
libertad y tienen el privilegio de ser premiados de algún alto cargo en el país o en el extranjero? ¿Si a los verdaderos delincuentes de alta peligrosidad los dejan escapar de las cárceles de máxima seguridad? 

¿Por qué entonces tantas personas inocentes tienen que ser condenadas a muchos años de prisión? 

¿Qué le cuesta al señor Fox retirar siete posiciones militares de nuestras zonas indígenas en Chiapas, que ni siquiera afecta para nada la capacidad ni el control militar del Ejército federal, porque quedarían todavía más de 250 posiciones militares ocupando las pocas tierras que tienen nuestros pueblos? 

Pero la terquedad y la poca sensibilidad humana que tiene Vicente Fox no le permiten cumplir siquiera tres condiciones mínimas para reiniciar el diálogo para la paz... 

Entonces decidimos venir  hasta su casa, pero junto con los pasos y las voces de millones de hermanos y
hermanas indígenas y no indígenas de México y del mundo, y ahora estamos aquí para llevar la respuesta. 

Sólo les pediríamos al señor Fox y al Congreso de la Unión que no le pongan más candaditos a la iniciativa de ley de la Cocopa, porque lo único que van a lograr con esto es ponerle cien candados a la única puerta que conduce la paz con justicia y dignidad. 

El gobierno federal y el Congreso de la Unión tienen una vez más la oportunidad de escoger la paz con justicia y dignidad o la guerra en contra de los pueblos indios y de todo el pueblo mexicano. 

¡Democracia, libertad y justicia!

Muchas gracias.

Desde el corazón del México Tenochtitlan, Plaza de la Constitución, Distrito Federal,

por el Comité Clandestino Revolucionario Indígena.

 Tomado de La Jornada, México, D.F.

 
 
 
 
Aquí estamos y un espejo somos

      Subcomandante Marcos



Llegamos y aquí estamos. Queremos agradecer a los hermanos y las hermanas del Congreso Nacional
Indígena, quienes desde hace varios días están haciendo el cinturón de seguridad en torno nuestro. Está claro que para las televisoras cuando el color es el color de la tierra, no aparece, pero cuando es blanco les dan cuanto tiempo para estimular el chouvinismo, ¿verdad? 

Ciudad de México: somos Congreso Nacional Indígena y zapatistas los que juntos te saludamos, y si el
templete donde esta  mos está donde está, no es accidente, es porque de por sí, desde el principio el
gobierno, está detrás de nosotros. A veces con helicópteros artillados, a veces con paramilitares, a veces con aviones bombarderos, a veces con tanques  de guerra, a veces con soldados, a veces con policías, a veces con ofertas de compra-venta de conciencias, a veces con ofrecimientos de rendición, a veces con mentiras, a veces con estridentes declaraciones, a veces con olvidos, a veces con silencios expectantes y a veces, como hoy, con silencios impotentes. 

 Por eso no nos ve nunca el gobierno, por eso no nos escucha. Si apurara un poco el paso tal vez nos alcanzaría, podría vernos entonces y escucharnos,  podría darse cuenta de la larga y firme horizontalidad de quien es perseguido, y  sin embargo, no se angustia, porque sabe que es el paso que sigue el que  recibe atención y empeño. 

 Hermanos y hermanas indígenas, obreros, campesinos, maestros, estudiantes, colonos, amas de casa, choferes, pescadores, taxistas, estibadores, oficinistas,  empleados, vendedores ambulantes, banda, desempleados, trabajadores de los  medios de comunicación, profesionistas, religiosos, homosexuales, lesbianas, transexuales, artistas, intelectuales, militantes, activistas, marinos, soldados, deportistas, legisladores, burócratas, hombres, mujeres, niños, jóvenes, ancianos... Hermano y hermana del Congreso Nacional Indígena, arco iris ya de lo mejor de los pueblos indios de México: nosotros no deberíamos estar aquí. Después de escuchar esto estoy seguro de que, por primera vez, el que despacha detrás de mí está aplaudiendo a rabiar, así que lo voy a repetir: ¡nosotros no deberíamos estar aquí! 

Quienes deberían estar aquí son las comunidades indígenas zapatistas, sus siete años de lucha y resistencia, su oído y su mirada, los pueblos zapatistas, los hombres, niños, mujeres y ancianos, bases de apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional que son los pies que nos andan, la voz que nos habla, la mirada que nos hace visibles, el oído que oídos nos hace. Quienes debería estar aquí son las insurgentas y los insurgentes, su persistente sombra, su callada fortaleza, su memoria levantada. Las insurgentas e insurgentes, las mujeres y hombres que forman las tropas regulares del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, y que son el guardián y corazón de nuestros pueblos. Son ellas y ellos quienes merecen verlos y escucharlos y hablarles. Nosotros no deberíamos estar aquí, y sin embargo, estamos. Y estamos junto a ellas y ellos, ellos y ellas que pueblan los pueblos indios de todo México; los pueblos indios, nuestros más primeros, los más primeros pobladores, los más primeros palabreadores, los primeros oidores, a los que siendo primeros últimos parecen y perecen. 

Hermano, hermana indígena: Tenek, de muy lejos venimos; tlahuica, caminamos tiempo; tlapaneco, la tierra andamos; tojolabal, arco y flecha somos; totonaco, viento caminado; triqui, el corazón y la sangre somos; tzeltal, el guerrero y el guardián; tzotzil, el abrazo compañero, wixaritari, derrotados nos ponen; yaqui, mundos; zapoteco, callado; zoque, mucho tiempo tenemos en las manos; mayas, aquí venimos a nombrarnos; kumiai, aquí venimos a decir somos; mayos, aquí venimos para ser mirados; mazahua, aquí para mirar ser mirados; mazatecos, aquí es dicho nuestro nombre por nuestro paso; mixe, esto somos, el que florece entre cerros, el que canta, el que cuida y el que crece la palabra a la antigua, el que se habla, el que es de maíz, el que habita en la montaña, el que anda en la tierra, el que comparte la idea, el verdadero nosotros, el hombre verdadero, el ancestro y el señor de la red, el que respeta la historia, el que es gente de costumbre humilde, el que habla flores, el que es lluvia, el que tiene conocimiento para mandar, el cazador de flechas, el que es arena, el que es río, el que es desierto, el que es mar, el diferente, el que es persona, el rápido caminador, el que es gente, el que es montaña, el que está pintado de color, el que habla la palabra legítima, el que tiene tres corazones, el que es padre y hermano mayor, el que camina la noche, el que trabaja, el hombre que es hombre, el que camina desde las nubes, el que tiene palabra, el que comparte la sangre y la idea, el hijo del sol, el que va de
uno a otro lado, el que camina las nieblas, el que es misterioso, el que trabaja la palabra, el que manda en la montaña, el que es hermano, hermana. 

Amuzgo, todo esto dice nuestro nombre; cora, y más dice; cuicateco, pero apenas escuchaba; chinanteco, otro nombre tapaba nuestro nombre; chocholteco, aquí venimos a hacernos con lo que somos; chol, somos el espejo para vernos y sernos; chontal, nosotros los que somos el color que somos, el color de la tierra; cuarijio, aquí ya no más la vergüenza por la piel; huasteco, por la lengua; huave, por el vestido; quicapú, por la danza; kukapa, por el canto; mame, por el tamaño; macatzinca, por la historia; mixteco, aquí ya no más la pena; nahuatl, aquí el orgullo de sernos, el color que somos, el color de la tierra; ñahñu, aquí la dignidad sin vernos, ser vistos, siendo del color que somos, del color de la tierra; odam, aquí la voz que nos hace y alienta; pame, aquí ya no el silencio; popoluca, aquí el grito; purépecha, aquí el lugar que estuvo escondido; rarámuri, aquí la luz y el tiempo y el sentido. 

Hermano y hermana indígena, hermano y hermana no indígena: aquí estamos sólo para decir: ''¡aquí
estamos!''. Y cuando decimos aquí estamos también al otro nombramos, hermano, hermana, que eres
mexicano y que no lo eres, contigo decimos: ''¡aquí estamos y contigo estamos!''. 

Hermano, hermana indígena y no indígena: un espejo somos, aquí estamos para vernos y mostrarnos, para que tú nos mires, para que tú te mires, para que el otro se mire en la mirada de nosotros. Aquí estamos y un espejos somos. No la realidad, sino apenas su reflejo. No la luz, sino apenas un destello. No el camino, sino apenas unos pasos. No la guía, sino apenas uno de tantos rumbos, que al mañana conducen. 

Hermano, hermana, ciudad de México: cuando decimos somos también decimos no somos y no seremos, por eso es bueno que quienes allá arriba son el dinero y quien lo vocea tomen nota de la palabra, atento le escuche y atento vea lo que ver no quiere. 

No somos quienes aspiran a hacerse del poder y desde él imponer el paso y la palabra. No seremos. No
seremos quienes ponen precio a la dignidad propia o a la ajena y convierten a la lucha en mercado donde la política es quehacer de marchantes, que disputan no proyectos sino clientes. No seremos. 

No somos quienes esperan el perdón y la limosna de quien simula ayuda, cuando en realidad compra y que no perdona, sino humilla; quien siendo es desafío y reclamo y demanda y exigencia. No seremos. 

No somos quienes, ingenuos, esperamos que de arriba venga la justicia, que sólo desde abajo se crece; la libertad que sólo con los todos se logra; la democracia que es de todos los pisos y todo el tiempo luchada. No seremos. 

No somos la moda pasajera que echa tonada y se archiva en  el calendario de derrotas que este país luce con nostalgia. No seremos. 

 No somos el taimado cálculo que finge la palabra y en ella esconde nuevo fingimiento. No somos la paz simulada que anhela guerra eterna. No somos quien dice tres y luego dos o cuatro o todo o nada. No seremos. 

No somos el arrepentido de mañana, el que se convierte en la imagen aún más grotesca del poder; el que simula sensatez y prudencia donde no hubo sino compra-venta. No seremos. 

Somos y seremos uno más en la marcha, la de la dignidad indígena, la del color de la tierra, la que develó y desveló los muchos méxicos que bajo México se  esconden y duelen. No somos su portavoz, somos una voz entre todas esas  voces, un eco que dignidad repite entre todas las voces, a ellas nos sumamos,  nos multiplicamos con ellas, seguiremos siendo eco, voz somos y seremos.

Somos reflexión y grito, siempre lo seremos. Podemos ser con o sin rostro, armados o no con fuego, pero zapatistas somos, somos y siempre seremos. 

Hace 90 años los poderosos preguntaban si el de abajo ?Emiliano Zapata se llamaba?: ''¿con qué permiso,señores?'', y los de abajo respondimos y respondemos: ''con el nuestro'', y con el permiso nuestro desde hace exactamente 90 años nos hicimos gritos y rebeldes nos llamamos y hoy lo repetimos: rebeldes somos, rebeldes seremos, pero para serlo queremos serlo con los todos que somos sin la guerra como casa y camino, porque así lo habla el color de la tierra. Tiene la lucha muchos caminos y un solo destino tiene: ser color con todos los colores que visten a la tierra. 

Hermanos y hermanas: dicen allá arriba que este es el final de un temblor, que todo pasa menos su ser ellos encima de nosotros. Dicen allá arriba que tú estás aquí para con morbo ver, para oír sin escuchar siquiera. Dicen que somos pocos, que débiles nos estamos, que no somos más que una foto, una anécdota, un espectáculo, un producto perecedero con la fecha de caducidad cercana. 

Dicen allá arriba que nos dejarán solos, que solos y vacíos volveremos a la tierra en la que somos. Dicen allá arriba que el olvido es derrota y se sientan a esperar a que olvides y te derrotes. Allá arriba saben, pero no quieren decirlo: no habrá ya olvido y no será la derrota la corona para el color de la tierra. Pero no quieren decirlo porque decirlo es reconocerlo, y reconocerlo es ver que todo ha cambiado y ya no para que nada cambie, sino para que todo cambie, cambiando. 

Ese movimiento, el del color de la tierra, es tuyo y porque es tuyo es nuestro ahora, y es lo que ellos temen. No hay ya más el ustedes ni el nosotros, porque todos somos ya el color que somos de la tierra. 

Es la hora de que el Fox y a quien sirve escuchen y nos escuchen. Es la hora de que el Fox y quien lo manda nos vean. Una sola cosa habla nuestra palabra, una sola cosa mira nuestra mirada: el reconocimiento constitucional de los derechos y la cultura indígenas, un lugar digno para el color de la tierra. 

Es la hora de que este país deje de ser una vergüenza sólo vestida del color del dinero. Rebelde somos
porque es rebelde la tierra, y hay quien la vende y compra como si la tierra no fuera y como si no existiera el color que somos de la tierra. Es la hora de los pueblos indios del color de la tierra, de todos los colores que abajo somos, y sí, colores somos a pesar del color del dinero. 

Ciudad de México, aquí estamos, aquí estamos como rebelde color de la tierra que grita: democracia, libertad y justicia. 

México, no venimos a decirte qué hacer, no venimos a guiarte a ningún lado; venimos a pedirte humildemente, respetuosamente, que nos ayudes. No permitas que vuelva a amanecer sin que esa bandera tenga un lugar para nosotros, los que somos el color de la tierra. Gracias, esta es la séptima llave, la que faltaba.

La séptima llave son ustedes. 

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Tomado de La Jornada, México, D.F.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Bandera de México
CRONOLOGIA DE LA MARCHA  "EL COLOR DE LA TIERRA"
Marzo 19  de 2001.-

Comité Clandestino Revolucionario Indígena
Comandancia General del Ejército Zapatista de
Liberación Nacional


 

Al pueblo de México: 

A los pueblos y gobiernos del mundo: 

Hermanos y hermanas: 

Primero. Desde que el EZLN hizo pública su decisión de marchar a la ciudad de México, dejó claros los objetivos de la movilización: 

1. Dialogar con la sociedad civil nacional para obtener su apoyo en la lucha por el reconocimiento constitucional de los derechos y la cultura indígenas, de acuerdo con la iniciativa de ley de la Cocopa. 

2. Dialogar con el Congreso de la Unión para argumentar las bondades de la iniciativa de la Cocopa y la importancia y urgencia de reconocer los derechos indígenas en la Carta Magna. 

Segundo. Los resultados están a la vista: 

1. Los pueblos indios de todo México se han unido al EZLN y al Congreso Nacional Indígena en la digna lucha por el reconocimiento de sus derechos, y han manifestado abiertamente su apoyo a la iniciativa de ley de la Cocopa. 

2. La sociedad civil ha convertido en clamor nacional esta exigencia. Sin que importe el color, la raza, el sexo, la posición económica, la ideología, la creencia religiosa, el tamaño o la edad, la sociedad civil mexicana se ha manifestado abrumadoramente porque se termine ya con el racismo y la discriminación, porque se reconozcan los derechos indios en la Constitución y porque se cumplan las tres señales necesarias para el reinicio del diálogo entre el gobierno y el EZLN. 

3. La opinión pública y la sociedad civil internacional se han sumado a esta demanda de todos los mexicanos. En los cinco continentes se han manifestado por el respeto a la diferencia y por la inclusión de quienes ahora están excluidos. 

4. El gobierno de Vicente Fox se ha mantenido más atento al impacto mediático de la marcha, que al evidente apoyo popular, nacional y pluriclasista que ha despertado la marcha por la dignidad indígena a su paso por 12 estados de la Federación y en su estancia en la ciudad de México. 

En lugar de cumplir con las tres señales para así aprovechar la estancia en el Distrito Federal de una delegación del CCRI-CG del EZLN, para el reinicio del diálogo el señor Fox se dedicó a repartir declaraciones a diestra y siniestra, sin hechos que las respaldaran, y ha jugado con la angustia y el sufrimiento de cientos de familias indígenas que permanecen sobreviviendo lejos de sus casas, porque éstas se encuentran ocupadas por el Ejército federal. 

5. El Congreso de la Unión ha sido presa de quienes prefieren cerrar los ojos a la movilización nacional e internacional. Los legisladores más retardatarios han desafiado abiertamente el consenso y apoyo que el EZLN y el Congreso Nacional Indígena han conseguido para el reconocimiento constitucional de los derechos y la cultura indígenas. 

Durante siete días, desde el pasado 13 de marzo, el EZLN ha esperado con paciencia que el Congreso acepte su disposición al diálogo digno y respetuoso. A esta disposición, quienes tienen secuestrado al Congreso respondieron primero con una propuesta indigna e irrespetuosa, cuyo único fin era el de salvar el orgullo y la soberbia de los legisladores que se
niegan al diálogo y a reconocer los derechos indígenas. Señaladamente, los legisladores de Acción Nacional que encabeza el senador Diego Fernández de Cevallos. 

Después de nuestro reclamo, quienes manipulan al Congreso de la Unión prefirieron volver al juego fatuo de empantanar, al ajuste de cuentas interno entre las fracciones que se disputan, además del liderazgo en Acción Nacional (PAN) y el Revolucionario Institucional (PRI), la interlocución con el señor Fox. Quedó así hecha a un lado la demanda popular del reconocimiento de los derechos y la cultura indígenas. 

El EZLN lamenta que en el Congreso de la Unión hayan podido más las grillas internas, los pleitos de poder, los grupos conservadores que confunden la tribuna con un club de acceso exclusivo, y los que nos quieren utilizar para saldar sus cuentas, positivas o negativas, con el foxi-equipo. 

En el Ejecutivo y en el Legislativo federales se pretende hacer política como si nada hubiera cambiado en este país, como si los pueblos indios pudiéramos ser tratados como de por sí nos han tratado durante los casi 200 años que México tiene como nación. 

Los pueblos indios ya no andamos ni andaremos tocando puertas para suplicar que nos escuchen y nos atiendan. La demanda de respeto a nuestra dignidad no es sólo nuestra, es de todos los mexicanos honestos y de todas las personas buenas en el mundo. 

Sólo los políticos cavernarios suponen que pueden actuar con las mismas posiciones racistas, soberbias y autoritarias de las épocas de la Colonia y el porfirismo. Estas posiciones son ya insostenibles en el México actual. 

Porque México ahora se define como antes y después de la marcha por la dignidad indígena, una marcha que incluyó a todos los pueblos indios y a cientos de miles de mexicanos. En esta marcha la gente dejó el papel de espectadora y participó, directa o indirectamente, en ella. Los zapatistas nos mostramos abiertos al diálogo, nos desarmamos para esta movilización, nos expusimos abiertamente a cualquier agresión visitando decenas de plazas públicas a lo largo de más de 3 mil kilómetros y logramos encontrarnos con la gente. No le impusimos nada a nadie; convencimos de la justeza de nuestra demanda por el reconocimiento de los derechos de los pueblos indios y, además, junto a la gente, redescubrimos la dignidad y la esperanza que hay en todos los mexicanos honestos. 

La sociedad mexicana, los pueblos indios y los zapatistas llegamos con la cabeza bien en alto. No a tumbar al gobierno, no a desafiar al sistema, no a imponer una forma de pensar. Sí a dialogar y a convencer de que los indígenas merecemos un lugar digno al lado de todos los mexicanos. Para obtener esto hicimos esta marcha y la hicimos con dignidad; no marchamos para suplicar o para negociar un espacio digno; marchamos por respeto. 

Ahora más que nunca la separación entre gobierno y pueblo no sólo es marcada, también es antagónica. El gobierno desafía abiertamente a la sociedad y la mira con desprecio. 

Puesto a escoger entre los políticos y la gente, el EZLN no duda: está con la gente, de ella hemos recibido el oído atento y la palabra respetuosa. Frente a los políticos nunca bajaremos la cabeza ni aceptaremos humillaciones y engaños. No haremos cola para recibir sellos de "recibido" en nuestras demandas históricas. 

Tercero. Por todo lo anterior: 

1. El EZLN ha decidido dar por terminada su estancia en la ciudad de México e iniciar el retorno a las montañas del sureste mexicano. La cerrazón de la clase política es clara. La gente, los pueblos indios, la sociedad civil nacional e internacional están convencidas de la justeza de nuestras demandas y las han apoyado incondicionalmente. El EZLN seguirá buscando y construyendo espacios incluyentes para la participación de todos los que desean un México verdaderamente nuevo. El reconocimiento constitucional de los derechos
indígenas tiene que darse y buscaremos nuevas formas de lucha para conseguirlo. 

2. El próximo jueves 22 de marzo la delegación zapatista realizará un acto de despedida, frente al Congreso de la Unión, para agradecer al pueblo mexicano, a la comunidad internacional y a la ciudad de México el apoyo y la hospitalidad durante la marcha y en su estancia en el Distrito Federal. 

3. El EZLN llama a todas las organizaciones sociales, políticas, no gubernamentales, grupos e individuos, hombres, niños, mujeres y ancianos de la ciudad de México para que acompañen a la delegación en el acto del día 22 de marzo y escuchen lo que el Congreso de la Unión no quiso oír. 

4. El EZLN hace un llamado a las organizaciones sociales, políticas, grupos e individuos de la provincia mexicana para que el día 22 de marzo participen con nosotros en el acto frente al Congreso de la Unión y para que se movilicen en sus estados y municipios. 

5. El EZLN llama a la sociedad civil internacional y a los comités del solidaridad en todo el mundo para que ese 22 de marzo hagan oír su voz, junto a la nuestra, y rechacen la política de exclusión que practican los poderes Ejecutivo y Legislativo mexicanos. 

6. El día viernes 23 de marzo la delegación zapatista saldrá de la ciudad de México con destino a las montañas del sureste mexicano, siguiendo la ruta que será dada a conocer en su oportunidad. 

7. En nuestras comunidades informaremos de este doble resultado de la marcha: la cerrazón de quienes son gobierno y el gran apoyo de la gente en México y en el mundo. La movilización de la gente común y corriente no ha hecho sino empezar y nada la va a detener. Con las comunidades zapatistas, que son quienes nos sostienen y mandan, buscaremos las formas de seguir marchando junto a la gente que, como nosotros, lucha por un México
incluyente, tolerante, justo, democrático y libre. 

Hermanos y hermanas: 

Nos vamos. Con todos y con todas los que somos. Volveremos. 

¡Democracia! 

¡Libertad! 

¡Justicia! 

Desde la Escuela Nacional de Antropología e Historia. 

México, 19 de marzo del 2001

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Tomado de La Jornada, México, D.F.