Una participación de Carlos Galvis:

CARLOS ENRIQUE GALVIS nos traslada a paisajes pensativos donde vive la luz en su temblor de luna.Los ojos se adormecen al cruzar sus espacios y una ensoñación misteriosa se apodera de las retinas donde los colores buscan la fibra secreta de su entraña y la razón no sabe si los árboles dan frutas o pájaros mientras una brisa fuerte sopla desde los marcos.Aire oceánico sobre las montañas de los Andes, sonidos de marimba para que el África resuene en su floresta. Toda su inspiración cromática convoca nuestro mundo y lo conjura para recordarnos de nuevo que la belleza es lo
máximo, que sólo para alumbrarla se hizo la claridad.Una primitiva y bélica sinfonía retumba y sacude la imaginación y se
sospecha que debe su artilugio al mismísimo demonio a cambio de la promesa de entregar su alma al morir, todo por el placer celestial de recrear lo nuestro pincelado con las íntimas sustancias de la felicidad.GALVIS nos propone un encuentro con la paleta prehispánica y se lanza sin miedo a la combinación de crudos y cocidos para producirnos la sorpresa y el goce exótico de los diverso.Saltan los peces voladores, aletean alegres los guacamayas y gritan los monos cabecinegros entre el verde amarrado de ios bejucos alucinantes.Todo se encuentra secretamente unido en paisajes que parecen bañados en un éter de divinidad telúrica. Todo invita a la comunicación arcaica con la tierra; sus cuadros poseen ese poder misterioso que todos sienten y nadie explica. Nos acercan a experiencias propias de Chamanes y nos vinculan de un modo elemental pero profundo a fa vibración del universo.Se puede refrescar el espíritu y volver a ser niño con la obra de Carlos Galvis. En su colorido y ternura se pacta un entendimiento ecológico con quien divise sus obras.En él se obtuvo ya un pintor definido en el primitivismo. Nos invita a naturalizarnos.Con el manejo de una técnica que sorprende por el rigor en la composición de los planos y la exquisita sencillez en la forma del manejo del color, Carlos Galvis, hace que el lector de estas pinturas, se reencuentre con ese
país que hemos olvidado pero que aún supervive y que lucha contra el efecto invernadero.Esta pintura primitivista nos habla de unos espacios, donde el hombre está invitado a soñar y a encontrarse con sus rafees, a comprender que hay una rumba de la naturaleza que está articulada a la vida de los seres humanos, que el sonido bestial de las aguas es un elemento vital para la
continuación de la especie.Gracias a estos hombres, como este fino artesano de la paleta, que deambula con su taller y ese gran conocimiento del medio ambiente, que nos invita a reflexionar y a decir que aún hay esperanza de vivir, si nos decidimos
a hacerlo.

Jaime Polanco M

www.galvisarte.galeon.com