UNIVERSIDAD E INFORMACIÓN:
Sociedad y cultura de la información en las instituciones académicas.
M. en I.S.I. Carlos Gabriel Rodríguez Camargo
El principio orgánico del conocimiento está en la información
que contiene(1). Sin embargo, en ciertas circunstancias
de transición, resulta más importante que la información
misma, el conocimiento de la herramienta o las herramientas mnemotécnicas
que la organizan. Esta metainformación constituida por "los
datos sobre datos sobre datos" (Millán. 2002. 1) es lo que
va a impedir que un colectivo haga el juego del cyber-loro
imitador, agrupando megas de información con un ejercicio de búsqueda
y análisis reducido a oprimir ctrl+c y ctrl+v.
Es preocupante ver que esta insuficiencia de conocimientos técnicos
y metodológicos afecta un sinnúmero de actividades sociales,
desde la política y las noticias, hasta el entretenimiento; pero
es realmente peligroso que suceda en las aulas, desde la primaria hasta
la universidad. Tal situación es sindromática: síntomas
como la desinformación académico-administrativa, la baja
calidad de la producción científica(2)
o las reservas discrecionales de informaciones de público
conocimiento, constituyen un panorama que es más oscuro cuanto
menos difusión hacen los administradores de dicha información.
Los campos afectados son casi tan variados como la información
que los transita: político, administrativo, intelectual, académico,
laboral, ideológico. Cada campo particular tiene sus propios procedimientos
y reglas éticas, pero hacen necesaria una exégesis de todos
ellos a la luz de una coyuntura que obliga a ver el problema desde lo
informacional-comunicacional.
LA MANIPULACIÓN DE LA INFORMACIÓN EN INTERNET.
Todo conocimiento e información tienen una tecnología que
les ayuda a conservarse y difundirse. El uso de dichas tecnologías
es, en primera instancia, una elección y decisión del editor
de dicha información pero, con el paso del tiempo, en instancias
ulteriores, tal información puede llegar a formar parte de archivos
diferentes, no siendo necesariamente coincidentes con su genealogía
o su inclusión en un índice. Podemos considerar este fenómeno
como una distorsión comunicativa que afecta al contexto y al medio
transmisor; la particularidad de tal distorsión es que se produce
en los mecanismos mnemotécnicos que se emplearon para organizar
la información y pudieron presentar fallas. Los buscadores pueden
informar de la presencia de discursos ideológicamente distintos
en una misma categoría del índice por simplificaciones organizativas
o de nomenclatura: clue words como revolución
o subversión pueden dar como resultado de búsqueda
lazos a web sites del EZLN, el IRA, las FARC o las AUC, así
como documentos acerca de Internet donde se hable de revolución
de la información. Sin entrar en las particularidades del
carácter ideológico de los discursos que citamos como ejemplo,
ya es perceptible la falibilidad de los sistemas de indexación
sin una responsable caracterización e identificación de
cada cibertexto por parte de su editor. Pero, yendo más
lejos, ante la inevitable babelización de los discursos
en Internet, lo que realmente precisa el internauta es una caja
de herramientas de prueba, un archivo de ciber-ordalías
para la información, sus herramientas mnemotécnicas, su
contenido, su genealogía y su contexto. Sin embargo, la avalancha
de información continúa y crece.
Con todas estas incertidumbres e imprecisiones, podemos decir sin dudas
que Internet es el sistema-red-de-sistemas donde el investigador
busca hoy la información. Existen otros grandes archivos de informaciones
útiles constituidos por las bibliotecas enciclopédicas off-line,
que se reducen a veces al software Encarta de la Microsoft Corporation
que es preinstalado como carnada de compra con los computadores con sistemas
operativos windows o copiado ilegalmente para uso pedagógico.
En este punto es necesario hacer la precisión de que estamos hablando
de informaciones decodificables por medio de la lectura y sus estrategias
básicas, no nos referimos a lenguajes más sofisticados como
los empleados en la programación de sistemas y el hacking
informacional; este otro nivel lingüístico maneja procedimientos
y herramientas más restringidas, elaboradas y complejas. En ambos
casos, aunque hablemos de un mismo habitat (el medio electrónico
de difusión e intercambio de información) debemos distinguir
los métodos como primer elemento de análisis, como precaución
científica frente a las mitologías y las "actitudes
exageradas" (Castells, 2001. 1)
La manipulación de la información se hace más compleja
con la intervención de paratextos que son ajenos a
las herramientas tecnológicas del medio: ámbito cultural,
social o racial, profesión de fe o ideología, incluso estado
de sanidad o insanidad mental. Pero las herramientas tecnológicas
siguen siendo de publico conocimiento (Castells, 2001. 2) y es con ellas
y su conocimiento que se puede adquirir la habilidad de selección
y reconstrucción de información.
LA REVOLUCION DE LAS T.I.C.(3)Y SU PRESENCIA EN LAS
AULAS
Es indudable que la gran cantidad de información en Internet supone
un aumento equivalente en la dificultad de selección, obstaculizando
el acceso a un contenido específico (Giannetti, 2000. 4) Cuando
la comunidad en general es victima de este complejo, le corresponde a
la universidad, como organismo académico, investigador y administrativo,
enseñar y poseer herramientas competentes para hacer viable la
búsqueda y empleo de la información. Apoyados en la historia
reciente de Internet (Castells, 2001) podemos suponer que el empleo apropiado
y corregido de las herramientas informáticas por parte de especialistas
en la universidad, contemplando el fenómeno Internet en sus reales
magnitudes históricosociales, éticas y tecnológicas,
va a brindar al resto de los miembros de la comunidad un referente que
les permita apropiarse de la herramienta, desarrollando dinámicas
propias.
El aula interactiva se convierte en un aula abierta, un foro de discusión
posibilitado por la estructura curricular y la práctica pedagógica.
El aula multimedial es la herramienta más apropiada para desarrollar
la actividad pedagogía moderna, sin embargo, el aula multimedial
no se reduce al empleo de tecnología de punta o bases de datos
de actualización en tiempo real o softwares de última
generación; también se refiere a competencias socioculturales
que permitan decodificar informaciones dentro y fuera del ambiente académico;
aplicación social de los conocimientos a través del empleo
de las herramientas multimediales que vayan más allá de
las pasantías y las prácticas preprofesionales, que superen
la instrucción y propendan por el desarrollo de la comunidad en
red con la universidad.
En la correcta aplicación de las nuevas tecnologías de información
- en y desde la universidad - debe mediar un responsable análisis
del contexto y sus realidades, de las necesidades socioeconómicas
de la comunidad, independientemente del carácter público
o privado de las instituciones, trascendiendo hacia la investigación
y generación de un discurso serio que vea más allá
de las divisiones programáticas actuales (educación técnica,
tecnológica y profesional) de los compromisos políticos
de las administraciones gubernamentales (estándares de calidad
y acreditación) y de la coyuntura del mercado global. La recarga
de los valores y los códigos comunitarios en el mundo de lo informacional
solamente se puede dar desde una seria reflexión de las condiciones
que nos propone la tecnología como soporte del aprendizaje y no
sólo como un fin.
SOCIEDADES Y CULTURAS INFORMACIONALES.
Cuando se habla de sociedades y culturas de información, entramos
en la esfera de lo comunitario, de lo societal como herramienta de constitución
de los grupos. La sociedad informacional brinda las herramientas de tráfico
pero carece del espíritu participativo y de uso informático
que supone la cultura informacional. Si asumimos que "Internet es
un instrumento que desarrolla pero no cambia los comportamientos, sino
que los comportamientos se apropian de Internet y, por tanto, se amplifican
y se potencian a partir de lo que son" (Castells, 2001. 10) el discurso
de lo informacional se hace excéntrico a Internet y las T.I.C.
para entrar a formar parte de lo informacional social. Los grupos se apoderan
de la herramienta tecnológica para desarrollar una reformulación
de códigos y mostrar su marco identitario de valores, sus rasgos
culturales.
Las comunidades universitarias no pueden admitir un desarrollo de las
herramientas de provisión de servicios informativos sin un desarrollo
eficiente del uso de la propia información orgánica. No
se puede suponer claridad en instituciones informáticas que no
permitan un libre acceso a sus protocolos e informaciones públicas.
Decisiones académicas y administrativas o actas de grupos colegiados
universitarios deben ser públicas y de amplia difusión.
La constitución de la cultura informacional empieza por asumir
la disensión y la discusión como incentivo de la constitución
de la universidad.
La universidad es la gestora y difusora de los paradigmas educativos culturales
de cada comunidad; de la calidad y responsabilidad de cada grupo de académicos
y de cada facultad, depende si admiten un paradigma espurio que traicione
las necesidades que demanda su propia comunidad o, por el contrario, realizar
un ejercicio autónomo que refleje la idiosincrasia y la identidad,
ayudados por las herramientas tecnológicas y la discusión
que su empleo provoca.
LAS IDENTIDADES UNIVERSITARIAS EN LO SOCIAL Y EL TRANSITO INFORMACIONAL.
Otra perspectiva de la manipulación de la información, nos
muestra que en la actualidad se pueden distinguir dos tipos de instituciones
universitarias de acuerdo con su capacidad de acción y difusión.
El primer tipo de institución es la que tiene un conocimiento desarrollado
y un acceso suficiente a herramientas de tráfico informacional:
correo electrónico, foros de discusión, bases de datos y
posibilidades de consulta on-line, protocolos de tráfico
informacional ampliamente difundidos tanto a nivel académico como
administrativo, campus virtual; en fin, instituciones que tienen unos
medios de producción de información sofisticados que son
evaluados permanentemente. El otro tipo de institución no posee
los medios o no domina la tecnología adecuada para su uso. De primera
mano pareciera existir una diferencia meramente instrumental desde las
T.I.C. que atañe al hardware y a la metodología de
las tecnologías informáticas, pero si tomamos un contexto
más amplio en torno a las instituciones universitarias y su función
social, encontramos un elemento que hace crítica la situación:
la capacidad de acción sociopolítica.
Sin pretender hacer una evaluación de la calidad de acción
de las instituciones universitarias, es posible interpretar que un amplio
manejo de información y herramientas mnemotécnicas informáticas,
aunado a una baja capacidad de acción sociopolítica en la
comunidad próxima fundado en los programas curriculares (una carrera
en gerencia internacional o programas postgraduales de M.B. enfocados
a la economía de la escala global) en ciertas características
socioeconómicas o políticas (educación cara
para mercados multinacionales) o en la calidad de miembro de la institución
(universidades militares o religiosas) provocará que una gran profundidad
de conocimiento tenga un rango mínimo de aplicación directa
en la comunidad o instituya en la sociedad un imaginario de alienación.
En caso contrario, donde existe un espectro amplísimo de acción
social y política con una baja formación en lo teórico
informacional y en lo mnemotécnico metodológico de las T.I.C.
se generarán conflictos de objetivos curriculares (replicación
de currículos, desorganización de perfiles profesionales,
desconocimiento de los objetivos del mercado) de constitución socioeconómica
(entidades publicas, privadas o mixtas alejadas del compromiso de lo universitario
en el conocimiento) de enfoque ideológico político (universidades
públicas marxistas vs. universidades privadas de
derecha, educación laica vs. educación religiosa,
educación popular vs. educación de elites) de enfoques investigativos
y rigor científico (investigación tecnológica del
área de ingeniería fundada erróneamente en el diseño
en vez de la adaptación o investigación profesional de ingeniería
estancada en la aplicación técnica y tecnológica
de nuevos conocimientos). Estos conflictos se pueden ubicar en el campo
de la cultura informacional, sin salir necesariamente del contexto que
propone una sociedad informacional. Tal situación ocasiona una
distorsión de los objetos y fines de una adecuada educación
que use las herramientas informáticas para un desarrollo global
competitivo e identitario en una comunidad.
RETROALIMENTACIÓN
La universidad como institución debe entonces desarrollar estrategias
autónomas que velen por el correcto uso de la información,
trátese o no de nuevas tecnologías o procedimientos antiguos
de difusión de información. Sin estas estrategias, las herramientas
de evaluación institucional o de veeduría comunitaria serán
obsoletas o fácilmente anuladas.
El reto que tienen ahora las instituciones es hacer valer su calidad de
autonomía a través de una correcta administración
informacional, para recibir el respaldo de la comunidad y permitirle que
convoque y comunique sus decisiones, de lo contrario corremos el riesgo
de parecer necesitados de una intervención estatal, gubernamental
o internacional para corregir errores que pueden ser fácilmente
salvados. El uso de términos como "cibercriminalidad"
(Jospin, 1997. 11) muestra como se puede justificar una intervención
gubernamental indiscriminada en los asuntos informacionales de las instituciones
y sus miembros.
Las necesidades y las exigencias de las instituciones sólo deben
estar mediadas por los intereses autónomos que la comunidad proyecte
para ellas.
BIBLIOGRAFÍA
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No. 14-15 [Barcelona, España]: Febrero-Septiembre de 2001 [citado
el 10 de diciembre de 2001] Disponible en Internet: url: http://www.lafactoriaweb.com/articulos/castells15.htm
ISSN 1139-5699
GIANNETTI, Claudia. La Cultura On-Line. [en línea] La Factoría
No. 12 [Barcelona, España]: Junio - Septiembre de 2000 [citado
el 23 de enero de 2003] Disponible en Internet: url: http://www.lafactoriaweb.com/articulos/giannetti12.htm
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JOSPIN, Lionel. Preparar nuestra entrada en la sociedad de la información.
[en línea] La Factoría No. 4 [Barcelona, España]:
Octubre de 1997 [citado el 14 de febrero de 2002] Disponible en Internet:
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MILLÁN, José Antonio. La lectura y la sociedad del conocimiento.
[en línea] La Factoría No. 19 [Barcelona, España]:
Octubre - Enero de 2003 [citado el 23 de enero de 2003] Disponible en
Internet: url: http://www.lafactoriaweb.com/articulos/millan19.htm
ISSN 1139-5699
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1. Nos referimos al conocimiento moderno;
el que está mediado socioculturalmente por un archivo recopilado
a través de revisiones continuas y procedimientos concertados.
2. La producción científica intelectual
no se puede considerar sólo como la publicación de artículos,
disertaciones y tesis o la participación en congresos y seminarios,
consiste en el archivo y seguimiento adecuado, la retroalimentación
entre pares más que la evaluación de entidades.
3. Las designadas nuevas Tecnologías de Información
y Comunicación, referidas especialmente al Internet y la recopilación
electrónica de información, hacen también referencia
a formas alternativas de comunicación y difusión de información
desde el rap y el nuevo rock con sus cadenas televisivas exclusivas, pasando
por el audiovisual, la animación digitalizada, las leyendas urbanas,
los panfletos informativos callejeros y los infomerciales matutinos, hasta
el mp3 y su intercambio legal e ilegal.
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