HISTORIAS DE LA RUMBA BOGOTANA:
LA CREACIÓN DE LA IDENTIDAD - URBANA EN EL ESPACIO DEL GOCE.

Por: CARLOS GABRIEL RODRÍGUEZ CAMARGO

Magíster en Investigación Social Interdisciplinaria,

Licenciado en Lingüística y Literatura (UDFJC. Bogotá, Colombia)

Director del grupo de Estudios Culturales Interdisciplinarios

Este documento fue revisado y editado en 2001.

RESUMEN
Los comportamientos de los bogotanos en los últimos 30 años muestran que de los innumerables espacios de sociabilidad que tiene la ciudad de Bogotá, el espacio - tiempo de la rumba es uno de los más importantes. Un evento social inmerso de tal forma en la cultura del bogotano, debe incidir en su forma de ser, en su identidad personal y social. Esta investigación buscó factores que definieran el proceso de creación de la identidad, mediante huellas de lo imaginario en la forma de relatar los eventos y usar el lenguaje, de ver el tiempo y su uso, así como el espacio físico y su territorialidad, teniendo como marco conceptual saberes de la semiótica y técnicas de análisis discursivo, teorías de imaginarios y representaciones sociales, teoría sociológica y antropología urbana. En la metodología se implementó un esquema de análisis desarrollado desde la perspectiva de la complejidad, planteando 10 líneas temáticas, agrupadas en 3 tendencias, mediante las cuales se describieron rasgos característicos de los participantes relacionando los tipos de rumba, las preferencias, las sociabilidades con el ámbito que propone la ciudad para la rumba. Los resultados obtenidos pueden ser la base para futuras investigaciones sobre la identidad del ciudadano frente a lo festivo, además de ayudar a instaurar políticas coherentes con el desarrollo particular de la fiesta en cada contexto cultural, social y urbano.

SUMMARY
The behaviors of the people in Bogotá, in the last 30 years, show that of the countless spaces of sociability that has the city of Bogotá, the space-time of the rumba is one of the most important. A social event put so deep in such a way in the culture of the people in Bogotá, must produce an impact in their essence, in their personal and social identity. This investigation looked for factors that define the process of creation of identity, leaving of the identification of prints of the imaginary thing in the form to relate the events and to use the language, in the form that have of seeing the time and its use, as well as the physical space and territoriality. Having on this analysis some knowledge of the semiotics, and technical of discursive analysis, theories of imaginary and social representations, sociological theory and urban anthropology. For the methodology was implemented an analysis outline developed from the perspective of the complexity, raising 10 items, united in 3 tendencies, through which was described characteristic features of the participants, relating the kinds of rumba, the preferences and sociabilities with the context proposed by the city for rumba. The obtained results can be the base for future investigations about the citizen's identity in front of party time, besides helping to establish appropriate politics with the particular development of the party in each cultural, social and urban context.

0. Presentación
La palabra rumba1 se usa para referirse a una reunión donde se toma licor y se escucha música para distraerse y divertirse, y además ha estado ligado a sitios que se han hecho famosos y representativos para algunos grupos. Hoy este término se usa para hablar de muchas reuniones sociales: una fiesta de casa, un bazar o ir a un bar. Ir de rumba es una celebración común del bogotano de hoy. Es una forma de ser en la ciudad. El desarrollo de la identidad del bogotano en las últimas décadas ha estado influido por la presencia de este fenómeno contemporáneo, creando una memoria particular con unos recuerdos, una historia y unos símbolos2. La invención de la ciudad, la creación de la rumba y la identidad, se perciben en las historias con las que los rumberos inventan la rumba, cuentan la noche y sobre todo, se cuentan a sí mismos. A continuación se presentan tres aspectos fundamentales: La revisión crítica de las consideraciones teóricas (Identidad, Imaginario y Rumba). La explicación de la metodología aplicada (Análisis del discurso, Interdisciplina, Complejidad y Cibernética). Las conclusiones de la investigación.

1. Consideraciones teóricas: Identidad.
Todo concepto de identidad parte de la afirmación de que se es hombre, se es humano, conteniendo la implicación ontológica per se, de suponer la existencia de la identidad humana a la existencia del hombre mismo. Tal concepción ha sido motor de las revoluciones del pensamiento - desde la imagen y semejanza divina, hasta el devenir existencialista - no por su estatismo sino por su necesario enjuiciamiento y duda. Ser hombre deja de ser un aspecto unidimensional para convertirse en una serie de formas distintas de una misma cuestión, un intangible: el hombre se hace y se hace autónomo valorándose social, intelectual y políticamente en su tiempo y su espacio.

1.1. Definición (enfoques teóricos)
La identidad la constituyen los rasgos de distinción: lo que yo soy y que me distingue del otro. Michel Foucault (Foucault. 1990) habla de una "tecnología del yo", aprendida socialmente y destinada a la creación de la identidad individual, mientras Manuel Castells supone que la identidad es un "proceso constante de construcción del yo al interior de grupos que funcionan como nodos de realización" (Castells, v2, 1998. 30) así la percepción y creación de lo individual se da necesariamente en un ámbito social. La identidad deviene en la interacción social, no sólo por la influencia ambiental de la comunidad en el yo, sino por la retroalimentación comunidad-individuo para que cada uno perciba su propia dimensión (Mead, 1985. 29). El carácter identificatorio es relevante por la necesidad de hacer distinción de los que me rodean pero, al mismo tiempo, participar de una colectividad: se es igual y diferente. Se pueden dar tres tipos de identidad dentro de las sociedades modernas: una de legitimación, una de resistencia y una de proyecto (Castells, v2, 1998. 30) que se superponen y dinamizan de acuerdo con el contexto sociocultural que viva la comunidad. Al hablar de la creación de identidad en la rumba bogotana, es posible tipificar alguna de estas formas o llegar a suponer uno o varios modelos diferentes, además de observar su dinámica.

1.2. Identificación e identidad.
Los procesos de identificación e identidad son diferentes en cuanto a concepto y objeto. No son excluyentes en su desarrollo, son interdependientes de forma muy compleja, ya sea secuencial o sincrónicamente y hacen referencia a dos aspectos particulares en el proceso de creación del yo: la identidad constituye un proceso individual de diferenciación que parte del individuo conciente de sí mismo y su entorno, hacia su exterior personal y social; la identificación es un proceso social en donde se establecen factores que sean compartidos con el exterior, una creación del yo desde la comunidad, un proceso en donde se crea la conciencia social del yo y éste se retroalimenta. El objeto de la identidad está en el yo individual, lo que se fija en la estructura mental como el principio de la diferencia; la identificación busca su objeto en el yo social que comparte imaginarios y rasgos con su comunidad, real e imaginada.
La herramienta que dinamiza este sistema es la afiliación: una serie de procesos que se dan en las estructuras mentales comunes que se comparten con un carácter de creencia (Van Dijk, 1999. 69) y mediante las cuales se va a generar la identificación. La afiliación es el procedimiento de asimilación de prácticas cognitivas y de comportamiento (Van Dijk, 1999. 158) que van a desarrollar la posible ideología del grupo y su memoria colectiva.

1.2.1. Neoprimitivismo urbano.
Existe un conjunto de construcciones mentales sociales que tienen un gran parecido con el comportamiento de las sociabilidades primitivas: territorialidad, celo, jerarquización, identificación de insignias, códigos simbólicos, "hiperindividualismos colectivos" (Castells, v2, 1998. 87). Con el término tribu algunos investigadores (Costa, 1997. Castells, 1998) se han referido a formas de sociabilidad que se fundan en ideas primarias de identidad y asociación (Castells, v1, 1998. 29), estos elementos de identidad pueden ser asimilados también por individuos externos a la tribu; nómadas que llevarían estos símbolos de una esfera a otra. Tales comportamientos parecen estar anclados en lo imaginario social urbano y ser realizados en tal o cual rol que asume el individuo; en el caso particular de la rumba, cuando el ciudadano común deviene rumbero. La rumba está marcada por el enfrentamiento de lo tribal y lo moderno (Clifford, 1995. 229) en un contexto donde la tribu se identifica con rasgos tomados en diferentes sistemas culturales y se hace transcultural, no como arquetipo sino como realidad práctica de la sociabilidad urbana.

1.3. Rasgos y factores.
La creación de estas identidades involucra todos los aspectos de la vida de los participantes de la rumba y se expresa de una forma particular en los relatos que cada quien hace de la rumba que ha vivido. Los factores que establecen estos rasgos y sirven como huella del proceso de creación de la identidad, son determinados en el análisis de las estructuras imaginarias materializadas en los relatos de la rumba y su universo simbólico.

2. Consideraciones teóricas: Universo Simbólico.
La realidad es la cualidad de los fenómenos que son independientes de la voluntad pero son cognoscibles (Berger y Luckmann, 1983. 13) y dicho conocimiento se da en cuanto se es ser social y se aprende de quienes le rodean: se es destinatario de una herencia que se recrea y reinventa en el aquí y el ahora. Esta realidad, simbólica y cargada de sentido, constituye el universo social en donde se deviene hombre o mujer, trabajador, hijo, padre, sacerdote, ciudadano y también, rumbero. Lo imaginario es la estructura mental profunda que da significado al exterior a través de mecanismos de sentido que jerarquizan y ordenan los proyectos de la sociedad, la cultura y la identidad. Al igual que la creación de la identidad y el relato de la memoria urbana, la estructura del universo simbólico de la ciudad es empírica.

2.1. Significaciones imaginarias sociales.
Son los elementos de sentido de lo imaginario social, llevados por las instituciones que las animan y constituyen la unión y la identificación de una sociedad (Castoriadis, 1998. 12). Se crean en y con la comunidad de sentido, estableciendo la sociedad e instituyendo la realidad particular a cada comunidad y a cada tiempo. Se crean, en un sentido estricto, haciendo parte de una totalidad compleja: el magma.

2.1.1. Magma.
Es la memoria históricosocial que permite instituir a la sociedad misma (Castoriadis, 1998. 68) donde las significaciones imaginarias participan de él tomando la forma que su complejidad les remite: cada sociedad inventa sus propias significaciones imaginarias sociales de acuerdo con su ser históricosocial, sus intereses particulares en su tiempo y su espacio, convirtiendo el magma y sus instituciones en el sistema que interpreta el mundo.

2.1.2. Depósitos de sentido.
Los depósitos históricos de sentido (Berger y Luckmann, 1997. 43) al igual que el magma, constituyen la memoria histórica social de las comunidades, con la que se construye la realidad. La diferencia es que en los depósitos, los sentidos son previamente procesados para ser mantenidos por las instituciones de la sociedad, mediante unos mecanismos de comparación y jerarquización de las significaciones que producen, comunican e imponen el sentido dentro de una sociedad (Berger y Luckmann, 1997. 42). Tanto la identidad como el sentido de sí mismo, son un acto político que controla la acción de la que uno es objetivamente responsable (Berger y Luckmann, 1997. 46). Es en esta construcción del sentido de la realidad, personal y social, donde se asume y protege una escala de valores instituida. Pero también es esta realidad social la que admite la creación de escalas de valor paralelas que fragmentan las otras y trizan el sentido, provocan la crisis.

2.1.3. Uso, objetivación y anclaje.
Tomando en cuenta que los procesos mentales son particulares a cada comunidad de sentido, la participación de grupos (tribus, redes de sociabilidad o clanes) dentro de la ciudad y dentro de la rumba misma, supone la existencia de significaciones imaginarias sociales diferentes para cada grupo. Esos grupos tienen un grado de comunicación que puede suponer su intercambio de sentidos. Después de percibirse un objeto de la realidad y usarse prácticamente, se da el primer paso en la representación; el proceso de objetivación, es decir, la creación de un marco teórico que sustente ese objeto en la estructura mental del grupo para hacer un esquema figurativo enmarcado en una línea significativa con un proceso de aprendizaje y descontextualización que otorgue un sentido a ese objeto y lo lleve más allá de la realidad vista a un universo simbólico perteneciente a la comunidad de sentido. En esta parte, el objeto de la realidad se ha vuelto objeto representado y deviene la naturalización en una reorganización de la idea central, que es el objeto conceptualizado en el universo de sentido. Es en este campo de las ideas donde se da una experiencia directa en la realidad del nuevo conocimiento (objeto representado) para socializarlo con un anclaje de esta nueva representación como institución funcional, creando una simbolización particular de la representación de algo más de la realidad (Moscovici, 1975. 402). El relato es una representación de la realidad social, es una construcción mental que refleja lo que ha sido objetivado y anclado en el imaginario colectivo al cual se afilia el rumbero.

2.1.4. Reflexividad.
Es reflexivo el proceso de resemantización de un objeto representado particular según pasa el tiempo o transita de una esfera de sentido a otra, considerándose la esfera como la comunidad de sentido misma, el espacio generacional o algún tipo de anfibio semántico que se traslade entre grupos o que trascienda generaciones. Es un tiempo particular al fenómeno de la rumba que porta el sentido representado y hace que éste tenga plena significación solamente al interior del evento de la rumba, reflejado en comportamientos, música, modas, tragos, lugares y calendarios de rumba en la ciudad, que se renuevan y rescriben en contextos sociohistóricos diferentes, configurando la coherencia entre el pasado del fenómeno y su realización en el presente.
Este proceso de nuevas significaciones referidas a representaciones ancladas y objetivadas con anterioridad o en otra comunidad de sentido, hace que existan universos simbólicos exclusivos de cada grupo con símbolos e iconos particulares que son intercambiados y compartidos redefinidos en un nuevo contexto y empleados en la construcción del relato y la memoria. Esta retroalimentación es compleja y deja a su paso una huella que permite suponer la relación reflexiva profunda perceptible en la memoria y su instrumento básico: el relato.

3. Consideraciones teóricas: Relato.
El relato es la base de la construcción de la memoria urbana que está constituida por fragmentos dinámicos produciendo una matriz donde la interacción y regeneración de textos forman estructuras discursivas. Este relato es la forma física de la memoria social que reconstruye los hechos de la realidad y los recarga de sentido para archivarlos en el magma. El relato es una representación de la realidad, una forma imaginada que no sólo reproduce los eventos, sino que los rehace a la luz de una vivencia propia, una mentalidad compartida con una comunidad y las demás significaciones imaginarias sociales que constituyen la identidad social e individual de quien hace el relato.

3.1. Narración.
Si la identidad es un devenir - un ser en el mundo - y la realidad se construye socialmente por consensos históricos arraigados en la estructura mental, el lenguaje ha sido su medio de transmisión y memoria. El mito es una de las formas precientíficas del conocimiento que tiene una estructura narrativa argumental y unos patrones que han permitido su reconstrucción y almacenamiento en la memoria colectiva. Lo que relata el mito es la forma que toma la realidad imaginada, la realidad inventada y contada. La vida de la ciudad se cuenta, se recrea en palabras vivas y escritas, en periódicos y revistas, en programas de televisión y radio, en poemas y canciones, en anécdotas y chismes que son los que van componiendo la realidad y describiendo a la ciudad y a sus habitantes.

3.1.1. Unidades de sentido.
Constituyen una línea teórica significativa, aprendida socialmente y descontextualizada para dar paso a la ficción. Por principio metodológico, todas las líneas son preliminares. Las unidades pueden ser combinaciones o relaciones de diferentes estructuras de sentido. Se presentan en forma discontinua y no siguen un patrón de convergencia, más allá de la que existe en la interpretación reflexiva que hacen los participantes.
Entre todas, la línea temática que relata el placer, presenta un particular carácter de transversalidad, por ser éste el elemento primordial de la rumba. Se determinan 10 líneas temáticas.
1. Conflicto y violencia:
La interacción humana supone el conflicto como parte de la dinámica negociada que instituye la realidad. La violencia es el comportamiento que se da en la interacción cuando se traslada la libertad de una persona sobre la libertad de otra (Cooper, 1985. 31) obligando la interacción. Esta materia del conflicto fue pertinente en las historias contadas.
2. Alcohol y drogas:
A pesar de partir de supuestos y sospechas, vamos a asumir como fiable la memoria histórica y el testimonio de los colaboradores. Un motivo excepcional está relacionado con el uso de sustancias para desinhibirse o lograr niveles mayores de inserción en el ambiente de la rumba (rumbogenos).
3. Sexo (la seducción):
La interacción y la desinhibición hacen el territorio perfecto para la conquista. Las relaciones de sociabilidad que se establecen en la rumba permiten la aproximación directa. Las historias contadas suponen una dinámica más ágil en el territorio de la rumba que en otros escenarios de sociabilidad, una liberación que le permite al individuo luchar por sus deseos y llegar a satisfacerlos.
4. Música (baile):
La música es un elemento constante en las historias, resaltando su importancia para crear la atmósfera ritual de la rumba. El baile, asociado indiscutiblemente a la música, es una forma del cortejo y una expresión corporal de libertad y alegría; es una forma de lenguaje.
5. Familia (relaciones socialmente establecidas):
Los vínculos de parentesco y la unión legal (matrimonio, unión libre) tienen importancia en el devenir del rumbero, en cuanto la dependencia afectiva y económica condiciona ciertos comportamientos que pueden chocar con los deseos y necesidades del rumbero joven.
6. Tribal (relaciones fácticas):
Las relaciones de hecho, las tribus urbanas y los clanes, surgen en la rumba y se fortalecen a través de la comunión, la participación del rito y la afiliación a los intereses y necesidades particulares del grupo (Costa, 1997. 19).
7. Costumbres (tradición, cultura y política):
La presencia de la tradición colombiana y sus representaciones socioculturales en la rumba, condiciona los gustos y muestra la creación de la identidad cultural del rumbero. El ser cultural activo de la rumba resalta la importancia de su aprendizaje como postura ideológica frente a la cultura establecida.
8. Local (topología):
La identificación con el lugar estimula el sentido de pertenencia a la ciudad misma, es una forma de vivir la ciudad, la ciudad misma se convierte en el territorio en que se deviene rumbero.
9. Axiología (ley - lo legal, la moral y lo ético):
Las axiologías de la rumba se ven en la expresión de reacciones antisociales y marcos morales paralelos que se forman más en los núcleos de interacción primaria de las tribus. Los valores son importantes de acuerdo a una jerarquización particular; se resaltan valores como la lealtad y la fidelidad al grupo.
10. Placer (grado de satisfacción, estética):
La satisfacción y el hedonismo son una finalidad de la rumba bogotana, lo que se siente y lo que se hace, apunta a lograr el objetivo en la satisfacción de los deseos.
El desarrollo del segundo nivel propuesto para las líneas temáticas se resuelve de acuerdo con el siguiente cuadro:


3.2. Análisis del discurso.
Las líneas temáticas son el elemento que nos permite encontrar en el relato de los colaboradores, una representación determinante de la cultura. El análisis de estos temas específicos -presentes en los relatos- su interrelación y la intertextualidad, forman parte de la construcción cultural de sentido, tomando en cuenta el carácter funcional del texto en su trato con la cultura (Lotman, 1998. 171) y haciendo énfasis en que son los mismos colaboradores quienes analizaron su propio relato, basados en la experiencia y la autoevalución, haciendo un texto en "recodificación de sí mismo" (Lotman, 1996. 81).

3.2.1. Semiósis.
El proceso de semiósis es un ejercicio inmediato de recuperación y reconstrucción, dependiente de un contexto y de una intencionalidad del emisor. Los estudios discursivos apoyan el análisis de los sentidos archivados y usados (magma, depósitos históricos de sentido) ya que su principal cuestión es el estudio de la significación y sus interacciones con otros lenguajes y textos.

3.2.1.1. Esferas autónomas de sentido.
Este proceso de semiósis se da en grupos concretos de realización (Berger y Luckmann, 1997. 46): las comunidades de sentido (grupos urbanos, parches, gangs) que funcionan como "esferas autónomas de sentido" (Lotman, 1996. 64). Cada grupo es creador de un lenguaje y cada comunidad tiene su depósito de sentido en interacción a través de complejos mecanismos de traducción y asimilación en los que participan las representaciones sociales y las significaciones imaginarias.

4. Consideraciones teóricas: Rumba.
Las definiciones de la rumba son tantas cuantos rumberos hay; aunque casi todos tienen en común al hablar de ella, ciertas expresiones particulares que la muestran como la búsqueda del goce y el placer divirtiéndose en grupo. Más que una realidad social, la rumba se asocia a esa necesidad de expresión lúdica - festiva que parece ser inherente a todo ser humano. Lo carnavalesco vive muchas de las realidades imaginarias que posee la rumba, o sea: la participación de un imaginario colectivo histórico y una mentalidad (Vovelle, 1985. 195), un universo simbólico recreado e inventado en su espacio y su tiempo, el devenir en identidades de afiliación y creación, una memoria mitopoyetica y el espíritu lúdico fundamental. Por esto, hay que entender la rumba como una forma moderna de expresión de lo festivo. La observación de la fiesta urbana moderna, constituye el marco conceptual que delinea lo social - histórico de la rumba en los últimos 30 años en Bogotá.

4.1. Lo festivo.
La expresión de la alegría alegórica (gozo religioso, patriótico, cultural o social) o del espíritu lúdico, inventadas en comunidad y pertenecientes a la tradición con la intención de reforzar los lazos, ha sido el fundamento de la fiesta en occidente. La necesidad de esa diversión gratuita (Heers, 1983. 23) que subyace a toda representación festiva de la antigüedad, parece ser el único rastro de la mentalidad tradicional que se puede percibir, tanto en el carnaval secular moderno como en la fiesta comercial de las ciudades de occidente.

4.1.1. El ser de la fiesta.
Lo festivo aparenta ser ritual, aunque lo religioso haya sido eliminado por completo de las formas festivas modernas como la rumba. El carnaval moderno, aunque secularizado y convertido en una fiesta cultural responde a un calendario estricto, huella de la asimilación judeocristiana de las festividades paganas en la edad media que se une a unos símbolos tradicionales, resemantizados y asimilados contextualmente.
Las riñas catárticas del carnaval moderno asemejan los bailes de guerra en las comunidades americanas en el curso de los rituales sagrados (Brau, 1974. 210) y presenta el conflicto y la violencia, virtual y real, como un elemento fundamental en lo festivo.
El alcohol está presente en la tradición desde la celebración grecorromana y la europea medieval, como un elemento para desinhibir al participante y permitir su total fusión con el rito; las drogas son usadas en muchos de los rituales religiosos nativos de América y su fin puede ser alucinógeno, onirógeno o enteógeno. La relevancia en los relatos de este elemento exógeno que altera el tono psíquico de la vida normal, permite ver la perviviencia ritual de los estupefacientes en Bogotá hoy. No obstante, el uso y abuso de sustancias psicoactivas tiene una incidencia impresionante en el desarrollo de la personalidad (Toro, 1997. 81) cuando no es causada por la existencia de trastornos patológicos, sociales e individuales, que marcan un estado fundamental de abandono en el individuo.
La seducción y lo sexual son elementos fundamentales en la rumba bogotana. En el carnaval tradicional, lo sexual es parte de una secularización que permite la licencia moral (Heers, 1983. 208) dentro y fuera de la festividad.
La música y la danza han sido tradicionales en las celebraciones rituales carnavalescas y religiosas. El cuerpo como escenario del ritual es indispensable en la fiesta. Aunque el concepto de danza ritual tradicional o de cortejo, se conserva en ciertas formas de la rumba bogotana, no es asimilable a otras formas de diversión musical.
Otros aspectos varían según cada grupo, lo tradicional, la familia, los clanes, los lugares, haciendo todo esto una amalgama compleja que constituye la esencia y el devenir de la rumba.

4.1.2. Tiempo de diversión y ocio.
Aparentemente fuera de una tradición y enmarcada en una intención lúdica, compartiendo todas las perversiones que supone el desencanto del mundo moderno, la rumba se convierte en una parte de la cotidianidad, de tanta importancia institucional, que es legislada y administrada. Históricamente, al igual que el carnaval, es censurada, esta vez políticamente y debe regirse institucionalmente, con unas reglas culturales, sociales y económicas. Pero imaginariamente, la rumba es caótica, es un desorden social sin ritos ni mitos. Se envuelve de ese espíritu lúdico que no requiere un trabajo arduo y proporciona satisfacción (Elkkoni, 1980. 24); se convierte en un juego mediado por unos tiempos sociales que pueden usar los individuos en su gestión propia, el ocio. Ésta se da cuando el hombre, durante el tiempo libre, decide y gestiona libremente sus actividades, obtiene placer y satisface sus necesidades personales tales como descansar, divertirse o desarrollarse (Puig, 1996. 20).

4.2. El consumo cultural.
La rumba es una actividad comercial no consumible (Piñuel, 1987. 44) con bienes de consumo, actos y actores de consumo, que le reportan el carácter de consumo cultural social, establecido e institucional. Esta representatividad social podría ubicar ciertos elementos participantes de la rumba como objetos del consumo cultural; sin embargo, el valor simbólico (de uso y consumo) deviene de lo comercial en un elemento de identificación por cuanto se vuelve parte del marco referencial en que vive el rumbero bogotano, trascendiendo la transacción para hacerse parte de la forma de ser ciudadano en Bogotá3. En lo referente al "valor de uso" (Piñuel, 1987. 54) se hace evidente la importancia del valor simbólico del objeto de consumo, sin embargo, dicho valor de uso es solamente referente a la actividad de consumo, no al contenido simbólico que adquiere en el universo imaginario del rumbero. Para colegir este aspecto teórico, que atañe al consumo cultural, con la creación de la identidad podemos decir que el valor de uso es relevante a la identificación (afiliación) ya que caracteriza los rasgos del status quo que me identifican con un determinado estrato social, un escalón dentro de la institución.
La música, la ropa, los bares, las drogas, el licor y muchos eventos festivos, son parte del consumo cultural que mueve la nueva industria del ocio en Bogotá. Los canales internacionales de televisión hacen que el joven bogotano haga suya la imagen de lo que se consume culturalmente en el mundo entero. Igual, ciertos artículos de la moda internacional que configuran estereotipos de personalidad y son presentados a través del cine y la televisión, afectan lo imaginario social de los grupos influyendo de manera radical en la creación de su identidad individual y tribal: el diseño de los lugares para la rumba, las nuevas formas de fiestas y conciertos, el fashion internacional asimilado en las maneras locales de vestir, las drogas sintéticas.

5. Metodología, muestra y análisis.
La concepción de esta investigación desde la complejidad, debida a la diversidad y multidimensionalidad existente en toda realidad antroposocial (Ander-Egg, 1994. 56) exigió el empleo de un procedimiento experimental que diera cuenta de la mecánica compleja del relato, su ineractividad con el contexto, su retroalimentación con lo imaginario y el posterior análisis por parte del informante. Para lograr este propósito se hizo uso de la cibernética y la Teoría General de Sistemas para desarrollar las herramientas de recolección y análisis.

5.1. Cibernética, sistémica e Investigación de Segundo Orden.
El estudio de los sistemas, su diseño, evolución y desarrollo, ha entrado de lleno en los análisis de las ciencias sociales a través de enfoques interdisciplinarios que analizan las estructuras sociales de forma sistémica, no como autómatas sino como organismos complejos que se autorregulan y desarrollan. La principal característica de estos sistemas es la auto-eco-organización; autonomía en su desarrollo y ecología en las relaciones de intercambio con su contexto.

5.2. Recolección compleja.
Partiendo de la experiencia previa a la investigación para estudiar los procesos de creación de identidad en el contexto de la rumba bogotana, se plantea este modelo experimental.


El esquema propuesto es una reflexión de un proceso de investigación dialógica, como puede ser la presupuesta para la Investigación Acción Participativa. Se plantea una recolección de información que -teóricamente- va a ser revisada por el investigador y el informante en su aspecto discursivo. Se pretende hacer un énfasis en la retroalimentación que se da en el primer nivel de análisis (nivel parcialmente objetivo de investigación) que va a enriquecer el análisis de segundo nivel (abiertamente intersubjetivo). Lo primordial es observar la importancia del análisis de segundo orden (2° nivel) en donde el investigador va a interpretar su propia influencia en el sistema de recolección y análisis de la información, de acuerdo con lo que el informante encuentre en su análisis de primer orden. La aplicación ideal del modelo es en la ISI (Investigación Social Interdisciplinaria) pero es posible su empleo en la investigación disciplinar de imaginarios, antropológica, histórica o sociológica.

5.2.1. Primer nivel de recolección.
En este nivel se recogieron los relatos orales y se establecieron las líneas temáticas que agrupaban los distintos elementos de la narración y el conjunto general de historias. El corpus de este primer ciclo son historias cortas de la rumba vivida por cada uno de los colaboradores. Aunque todas tienen motivos y argumentos muy diversos, el modelo de la investigación sustenta la base del posterior autoanálisis reflexivo complejo.

5.2.1.1. El pluma.
El pluma es un antropólogo de Cúcuta, Santander, con 41 años de edad, que conoce la rumba bogotana desde los 12. El relato cuenta los disturbios en Galerías (antiguo Sears) por un concierto de la Fania en 1982, enfrentamientos con la policía y los habitantes del barrio.
El enfrentamiento busca crear el espacio para la aceptación por medio de la reivindicación violenta del grupo. Ese leit motiv de la invención del territorio social que se da por la violencia y se ratifica en el uso de drogas, más como una huella de identificación que como un elemento de desinhibición, además es un rasgo de distinción entre el grupo y la sociedad representada en la autoridad. No se hace mención a lo sexual en la historia del concierto, pero en la entrevista previa se menciona lo sexual como característica de la forma de interactuar. La prostitución es un rasgo que marca la ciudad en la época en que El Pluma empieza a vivir la rumba bogotana. La situación concreta del concierto supone la música como un elemento casual, pero en el resto de la entrevista se ve que resulta importante, como huella de la búsqueda de identidad, como un marcador histórico que ubica las acciones en un momento particular de la creación musical. Las relaciones familiares no tienen una preeminencia en el relato porque El Pluma es migrado a la edad de 12 años, así que las relaciones que él vive no son de consaguinidad. El grupo es un personaje tácito en la historia de los disturbios en Sears: supone una solidaridad tribal que hace ver una identidad emergente. En el resto de la entrevista se hace evidente que la presencia de parches y pandillas reflejan una identidad que fue observada históricamente en esa rumba bogotana desde el 82. La apreciación que hace El Pluma al establecer la identidad de la tribu, es una identidad en desarrollo que deviene una forma social considerada como institución. El lugar del concierto no es un lugar de rumba, la ocupación tribal de ese lugar lo hace devenir en un lugar de rumba. La autoridad es un elemento de represión de la libertad de los grupos y los clanes, la rumba es la liberación catártica de estas formas de esclavitud que, al no poder conseguirse, se reclama violentamente. El elemento del placer es fundamental en todas las formas de relación, aunque la violencia que se genera en el concierto no es placentera, lo placentero es la recreación de la historia.

5.2.1.2. Enrique.
Es un estudiante de periodismo de 22 años que ha vivido en el sur de Bogotá y rumbea generalmente en la zona del centro. El material de análisis es un cuento que escribe Enrique inspirado en su vivencia de la rumba bogotana, donde el principal conflicto es la violencia y el consumo de alcohol y drogas: la historia es narrada por una mujer que vive experiencias de rumba a lo largo de su vida.
La rumba es una metáfora de la ciudad. Los personajes son el reflejo de tribus que el colaborador ha observado y su comportamiento presume una interacción agresiva. Los enfrentamientos tribales son una parte fundamental de la historia, constituyen el argumento del cuento y participan en su desarrollo dinámico. Las drogas y el alcohol son un sedante de la vida afectiva, un escape de la realidad que se vive en la soledad de la rumba. Las sustancias exógenas no son medios para alcanzar un nivel superior, ni de placer, ni de éxtasis. El sexo y la seducción son elementos preformativos de la rumba. La amalgama entre el placer sexual y el placer de la rumba permiten vislumbrar un imaginario de poder en torno a la posesión. El respeto es un elemento que no se menciona, parece una ausencia afectiva en la forma como el colaborador percibe el campo de lo sexual. La música vuelve a ser una parte fundamental de la identificación de los grupos en la rumba. A través de los gustos musicales parece que se podría ver el desarrollo de la identidad urbana de los jóvenes. La familia es la tabla de salvación. En esta mirada pesimista y derrotista de la rumba, la familia se constituye en el mundo alternativo del rumbero. En la tribu se es anónimo, el anonimato es necesario para poder proteger la propia personalidad frente a la personalidad del grupo. La rivalidad dentro de la tribu es causada por los roles que cada individuo tiene que desarrollar. La rumba supone una rutina que está relacionada con el desgaste y el ocio; el rumbero deviene como rumbero únicamente, el resto de sus actividades se condicionan a la rumba. La rumba se liga a lugares y escenarios de actuación social. Si la propia identidad se oculta en el grupo, el lugar urbano se oculta ante el lugar de rumba; en este sentido la calle (lugar de transito urbano) se convierte en extensión del lugar de rumba, se hace parte de la rumba. Lo tradicional se mezcla con lo foráneo, lo global es a la vez una parte de la identificación topológica. Existe un imaginario negativo en lo que tiene que ver con la imagen de autoridad, cierta paranoia persecutora. La relación entre la violencia y la permisividad de la ley hacen una forma de juicio a la moral del gobierno, la moderación subyace a la policividad de un colectivo.

5.2.1.3. Fernando.
Es un estudiante de ingeniería forestal de 26 años de edad, ha vivido en el sur de Bogotá y se ha dedicado al trabajo en bares los últimos años. Su historia cuenta un tropel en una tienda universitaria, donde se vieron involucrados algunos de sus amigos.
La resolución violenta de los conflictos cotidianos y la reacción en cadena tiene que ver con las tribus urbanas y su relación interna. El alcohol es circunstancial aunque parece no tener tanta importancia en la creación de la rumba. Existe pudor al hablar de drogas; no se hace ninguna especificación de qué droga o qué tipo de sustancia se usa, simplemente se habla de sustancias accesorias al alcohol. El tema de la seducción no es relevante, aunque si lo es la distinción de género. La mención de las mujeres viene a ser una forma de constituir la identidad de la rumba del grupo eminentemente masculino. Se hace una diferencia patente entre los que escuchan rock y los que escuchan salsa. Las reacciones condicionadas a la tribu son parte fundamental de la afiliación y la creación de los lazos. El respaldo que se den unos a otros en el grupo es un rasgo de identificación intergrupal y es importante ver cómo esa relación con la rumba surge a través de una historia personal en la que se hace uso de sustancias (Alcohol o drogas), se hacen lazos con personas y se escucha cierta música. La relación imaginaria con el lugar físico que exige un comportamiento deseable; uno en el trabajo o en la casa y otro en la rumba.

5.2.1.4. Alejandro.
Es un artista de origen antioqueño, de 28 años de edad, que ha vivido en el occidente de Bogotá y rumbea en bares del centro y el norte. Ha trabajado en bares y su historia cuenta de una pelea marital entre dos parejas por una infidelidad de momento en la rumba.
El conflicto de pareja es un elemento importante en la rumba; la propiedad y la fidelidad son un tema de relato con un desenlace violento ligado al alcohol. También se ve la rumba como una droga que estimula cierta forma de interrelación social. El baile ligado con lo popular, con lo de extenso consumo cultural. La música y el hecho de bailar son dos situaciones diferentes, ligada cada una a una forma de sensibilidad particular. La proximidad y lo consuetudinario en la rumba forman esas características de la comunidad rumbera. El grupo se genera en la rumba misma y busca hacerse constante; devenir con los demás. Esta forma de ver lo tribal en la rumba tiene más de convivencia que de afiliación. La música no es sólo un rasgo de identidad para una tribu, se convierte también en una huella del imaginario que constituye la apreciación de las clases sociales en la ciudad. Los conflictos se relacionan con sitios concretos; en este caso los lugares de rock y los lugares de salsa.

5.2.1.5. Sandra.
Es una estudiante de cine de 24 años que ha vivido en el norte de Bogotá y rumbea en varios bares del norte y el occidente. Su historia cuenta un viaje que empieza con una rumba en una casa de amigos y termina en un recorrido por el país.
En este caso el conflicto es exteriorizado por medio de una violencia ritual, una violencia conciliada y aceptada al interior del grupo. El lugar de la rumba se vuelve ese lugar de la catarsis y la emancipación del espíritu. El alcohol y la droga se vuelven un elemento necesario de la rumba, una forma de enrumbarse, de entrar en la dinámica de la rumba. Es también un elemento de proyección temporal de la rumba. El sexo y la seducción son medios del desborde, elementos del caos ritual que entraña la rumba; al igual que la violencia o la droga, es una forma conciliada que se da en el grupo, es una licencia tribal. La música y el baile son elementos rituales del desorden que pueden llevar al éxtasis, al igual que las drogas. Existe un conflicto latente entre la familia y la rumba; la familia es el lugar del orden, de lo bien hecho, mientras la rumba lo es del desorden, de la expresión irrefrenable de la libertad. La tribu comparte la expresión de libertad y en ciertos casos de descontento de los participantes de la rumba con un respaldo basado en la amistad, una forma primaria de sociabilidad que fundamenta la confianza en un grupo. No existe una rumba urbana y una rumba no-urbana, existen formas de rumbear que son aprendidas y marcan los comportamientos de los rumberos independientemente del sitio físico donde se ritualicen. Se puede o no confiar en lo que nos va a pasar en la rumba según la gente que nos acompaña. Los conceptos New Age de la energía y su difusión se asimilan al imaginario de los placeres; constituyen la finalidad de la rumba.

5.2.1.6. Hugo.
Es un productor de eventos de 27 años de edad que ha vivido en el sur, el centro y el occidente de Bogotá. Ha trabajado en el negocio de la rumba y frecuenta varios lugares de rumba. Su historia es testimonial y habla de un atraco del que fue victima cuando estaba de rumba.
La violencia de la ciudad se ensaña contra el rumbero porque es un ser de transición, un personaje que puede ser fácilmente atacado si está borracho o drogado. El lugar de la rumba es también el lugar del recuerdo. El alcohol es un lugar de encuentro, una posibilidad de superar las barreras sociales, culturales o morales para enfrentarse con los conflictos personales y hallarles una solución mediada. El imaginario que rodea a la rumba como vicio es una herramienta moral que ratifica las leyes y las normas externas a la rumba. La droga también es un aprendizaje, una forma de controlar el abuso y permitir la catarsis sin caer en la repetición estúpida de los movimientos sin sentido. La rumba es nuevamente una zona ideal para el sexo libre que escapa a las normas de la sociedad. Las sustancias ayudan a distender esos niveles de tolerancia moral para hacer fácil la toma de licencias, para evitar la culpa. La música es una parte esencial de la rumba, al igual que el alcohol y la droga es una opción vital, es una forma de devenir rumbero. La música marca el tiempo y el lugar de los rumberos, marca los grupos y es una forma de distinguir la generación de cada uno. El enfrentamiento entre la familia y la rumba es una forma de validación de las normas sociales y de justificación de la existencia de la rumba como un medio para demostrar la inconformidad con lo social imperante. La tribu es la compañía de la rumba, los compañeros de ruta en el devenir rumbero que se sumergen en el rito junto a uno. La reglamentación de la rumba busca controlar lo comercial que incide en la sociedad, no se buscan estrategias que desarrollen el espíritu de la rumba ni su uso para la población. De esta forma, el efecto de la ley zanahoria fue revitalizador porque alentó el espíritu rebelde y contestatario de la rumba, la representación del gobierno como ente de represión que gestó una reacción ideológica libertaria de los rumbero. La localización de la rumba se da de acuerdo con el estrato, existen rasgos que identifican esa rumba. La relación se hace más con el lugar en que se desarrolla la rumba que con la gente, pueden darse cita individuos de distintas afiliaciones en un mismo lugar haciendo compleja la identificación de rasgos y su influencia. El rumbero está predispuesto, por el alcohol o la droga, a enfrentarse con la violencia urbana, es una exigencia de la rumba, tener la capacidad de entrar y salir del estado de rumba para asumir los peligros y exigencias de la ciudad. El "bien-rumbiar" es un estado anómalo en la moral social aceptada, es una forma de revertir la moral y sin embargo es visto como la mejor forma de devenir rumbero.

5.2.1.7. Guillermo.
Es un dueño de bares que trabaja en cine, tiene 47 años de edad y se dedica a la rumba desde hace más de 25. Cuenta su historia de vida en uno de los primeros bares de Bogotá en el centro, "la peña folclórica".
El conflicto es una cuestión de la rumba que hay que manejar de forma no-violenta, que se media por el concepto del placer y del goce. El alcohol como un medio para entrar en el ambiente de la rumba. La necesidad de sustancias psicoactivas para conseguir el tono necesario de compenetración y desinhibición. El sexo es parte del desorden ritual de la rumba y la conquista pasa a ser un elemento alterno, otra forma de pasarla bien, de conseguir placer con música y alcohol y drogas. La música es una marca generacional y de grupo, sigue cumpliendo como factor identificatorio de los grupos. La rumba es alternativa a la necesidad del goce, es una costumbre. Asistir a la rumba, ser nochero, deviene en una cotidianidad particular, una exigencia de tiempo que marca cierta forma de hacer la vida. La forma en que se establecían las relaciones románticas suponía una manera de hacer las cosas que se hacía parte de la tradición, aprendida y aplicada a la rumba. Se puede ver una suerte de mapa de rumba, de génesis topológica de la rumba del centro de Bogotá. Lo legal y lo ilegal tienen redes de distribución de mercancía. La droga, la prostitución, la guerra, son parte de la red que puede llegar a tener un plano de desarrollo en la rumba. El goce es la pieza fundamental de la rumba y la forma de conseguirlo hace parte del ideal del rumbero, del devenir rumbero. Esta búsqueda del placer subvierte el orden y juega a ser sacrílega, aprovecha los tiempos de ocio socialmente establecidos, las fiestas de la tradición y lo comercial para instituir la rumba como forma exclusiva para buscar el placer.

5.2.2. Segundo nivel de recolección.
El autoanálisis del archivo de memoria recogido en el primer nivel de trabajo de campo y la búsqueda de rasgos y factores de identidad reflejados en el qué y el cómo se cuenta la rumba, es el segundo nivel de recolección compleja.

5.2.2.1. El pluma.
El conflicto y su resolución violenta son característicos de la falta de cultura para la rumba. La agresión física se ve como un factor sociocultural que condiciona las actuaciones de los bogotanos, por tanto se vuelve una forma de resolución de conflictos. La violencia y la agresión directa no se consideran parte de la rumba, no son parte de lo que implica el evento de la rumba pero ésta sí contiene elementos que provocan la violencia. La droga y el alcohol (sustancias), al igual que la violencia y el conflicto, hacen parte de la rumba pero no se consideran condiciones de la rumba, no son necesarias en la rumba, sin embargo están presentes en la recreación de la rumba y en la historia referida de ésta en Bogotá. El lugar de la rumba es el lugar del juego, así como el juego infantil asume roles diferentes, el juego social de la rumba suprime normas y encarna factores de personalidad diferente. Lo lúdico en la rumba se relaciona directamente con lo sexual, por eso la expresión rumbiarse, en Bogotá, hace referencia al flirteo y a lo erótico. Esta constante en la rumba hace de ella el lugar perfecto para el juego sexual y el autoconocimiento de la propia sexualidad. El baile y la música son necesarios para la rumba, la rumba nace con el consumo cultural de la música; sin tener una relación directa o una interdependencia, la rumba se masifica y se populariza como festejo típico bogotano con el auge del consumo cultural de la música, nacional y extranjera. En cuanto al baile, se observa cierta perversión moral de lo que se considera la rumba, perversión que es evolutiva y hace parte del devenir rumbero. El grupo es el principal elemento de la primera rumba. El colaborador nota que el parche se ha perdido, que ya no existe la necesidad de hacer el grupo para la rumba porque el consumo cultural y el negocio de la rumba en Bogotá acepta a los hombres y mujeres solos. Ya no se necesita el grupo para reafirmar la identidad. Lo político y lo ideológico son parte de la rumba; en la historia se ve la constitución de la rumba como una forma de expresión de los grupos intelectuales y políticos, la ideología de la rumba es rebelde y a través de esa rebeldía se expresan las propias necesidades y se crea la identidad. Sin embargo se ve un cambio en la tradición bogotana, la Bogotá pacata deviene en la Bogotá multicultural y pluriidentitaria, en que se puede devenir rumbero en un sentido más universal, más global. Lo topológico viene marcado por la evolución de la ciudad misma, los modelos políticos, las administraciones, el crecimiento urbanístico y demográfico son situaciones que se ven reflejadas en la rumba, en su cultura y su forma de ser. La ley es sólo una forma de controlar la industria de la rumba, el consumo cultural que supone la rumba, ya que ésta tiene sus propias reglas y su propia sistema axiológico que condena o acepta ciertos comportamientos de los rumberos; esta alternativa moral de la rumba no es compatible en la con la ley instituida.

5.2.2.2. Enrique.
El conflicto y el fracaso son elementos simultáneos en la rumba, se condicionan. El conflicto tiene que ver con la clase, con la categoría como una marca social de jerarquía mucho más compleja que la estratificación. El sexo también es una forma de inserción en el grupo, donde persiste el imaginario de la seducción como estrategia y el sexo utilitario que se necesita para afiliarse, para identificarse. No existe una diferenciación grande del sexo a propósito del género, se supone en la historia que la mujer es sumisa a la conquista, la mujer sería la seducida y el varón el seductor. Existe una persistencia de hacer del rock duro un emblema de tribu, cosa que resulta difícil hacer con otros tipos de música que son simplemente parte del entretenimiento. La familia viene a ser el primer archivo histórico de sentidos que genera identificación en el individuo. El vinculo familiar tiene como predominancia formar el carácter y dar piso al desarrollo de la personalidad. La creación de afectos extrafamiliares es una resultante de la crianza, de lo que se aprendió a ser en la familia se aprende a ser con los demás. La necesidad de interactuar fuera de la familia y sentirnos aceptados, viene a ser una forma de devenir rumbero y posteriormente, un factor de identificación. Lo frecuente es un detalle de la rumba, ya que su realización está regida por los horarios urbanos del trabajo. La hora cotidiana de la rumba es la noche y el lugar es la calle, pero la rumba se extiende en el día y en el espacio según sea el tono anímico de los participantes. Existe un lugar destinado a la rumba, el bar. La identificación con este lugar es independiente de su contenido representativo; se escoge un lugar por su facilidad de acceso y por su economía; sin embargo, tras esta selección, existe una identificación de clase que puede ser considerada como un factor de selección y segregación. La rumba es el lugar de lo ilegal porque supone la ausencia de lo social y es permisiva porque permite la presencia de sustancias socialmente inaceptadas y legalmente prohibidas. Es inmoral porque promueve la promiscuidad sexual y la mentira en un marco de intensidad y de ruptura que exige del participante una forma diferente de salvaguardar sus propios valores. El placer parece estar en la forma de reivindicar los valores que se poseen y a los cuales se vuelve siempre que se sale de la rumba.

5.2.2.3. Fernando.
La violencia se ve como una reacción indiscriminada y compleja que no depende del tipo de rumba, de los rasgos identificactorios de la tribu, sino con la dinámica particular in situ que se esté dando en el desarrollo de la rumba. Las sustancias psicoactivas estimulan el desenlace violento de los conflictos, el estado de desinhibición provocado reduce la tolerancia moral a la agresión directa que puede presentarse en ciertos casos. No se habla de moderación en el consumo, pero parece ser el ideal que tiene el hecho de beber, las "cosas de tragos" son mecanismos de purga que se emplean socialmente para justificar la catarsis. Se ve como una ayuda en la socialización de experiencias y vivencias, la relajación de la norma, la posibilidad del contacto con los demás, ligado a la seducción y lo sexual. La seducción romántica se pierde en la rumba de rock. Es muy distinto seducir a proponer; el acceso sexual es un acuerdo que apuesta por la igualdad entre géneros de esta rumba. Se discrimina entre las mujeres fáciles y las difíciles, implicando juicios morales que son externos a la rumba pero se filtran. Esta rumba no es el lugar para los noviazgos y las elecciones a largo plazo; todo es temporal, además la música de identificación no tiene que ver con el baile como medio de seducción. La familia interactúa con el grupo a través del rumbero, percibiendo una influencia externa negativa. Los nuevos valores entran en conflicto devienen una percepción del yo propio creado entre lo tradicional familiar y la nueva tribu. Se ve la tribu como un suplemento afectivo al deterioro de las relaciones familiares, pues junto al grupo se vive independencia, se vive afecto y las relaciones horizontales permiten un mayor desarrollo de la personalidad con cierta libertad. El alcohol se ve nuevamente como una costumbre social, la presión del grupo hace que se consuma alcohol y que éste se convierta en parte esencial de la rumba. Se da la identificación con un lugar como centro físico en que se propicia el encuentro para la rumba. La cotidianidad de la gente y el evento, hacen relevante el lugar físico donde se realice. El placer que provoca la interacción con la gente y con el lugar que se frecuenta viene a ser el rasgo identificatorio que prima en el sitio de la rumba.

5.2.2.4. Alejandro.
Se liga el conflicto con lo sexual interno. El alcohol vuelve a ser un factor importante para ayudar a drenar esa presión psicológica interna. La excitación para ver la vida, marca una relación mucho más amplia entre la droga y la rumba; la rumba no es el lugar de las sustancias psicoactivas, es el mejor lugar en que se puede acceder a ellas. La rumba es la megadroga porque permite todos los excesos, es la megadroga social que desinhibe y relaja las normas. El sexo en la rumba es inseguro, no sólo por la promiscuidad que supone el relajamiento de las normas, sino por lo complejo de los afectos en la rumba. La idea del sexo dormido (entre amigos) y el intercambio sexual suponen una forma amplia de percepción de la sexualidad, un imaginario que ve en el sexo otra forma de conocimiento que subyace a las actividades intergéneros. La música no es una característica de la rumba; puede haber música sin que haya rumba. La música es uno de los lenguajes que intervienen en la rumba, una de las formas de aprendizaje y dialogo que muestra el nivel de relación, el nivel de cultura de quien escucha cierto tipo de música o quien es capaz de poseer un amplio sentido de la apreciación musical. Existe una discriminación entre la rumba de los hijos y los padres. El ámbito familiar impone las normas socialmente establecidas, es el primer taller de aprendizaje de las normas; así mismo, la rumba propone un juzgamiento y olvido de las normas mediante la imposición del caos libertario. La tribu y el grupo facilitan las relaciones con el mundo exterior. Esta relajación de los mecanismos de protección que son evidentes en la sociedad, puede provocar choques cuando se trasladan ciertas libertades que se suponen inamovibles. La rumba es un espacio para la evasión y al mismo tiempo es una condición de la negación de lo cotidiano. En esta secuencia se establece una rutina de escape que también tiene reglas y modos. Los sitios de rumba son parte de la memoria: se puede no ir al mismo sitio donde va una antigua pareja o una persona con la que uno ha tenido una ruptura sentimental, para de alguna manera dar un lugar físico al olvido. La honestidad y el manejo de la doble moral en la rumba está ligado a la música que se escucha, a ciertos tipos de sitios y a la condición de la gente que asiste a ese tipo de rumba. Lo que hay en la rumba es placentero, es una forma de evitar la depresión social, la tristeza. El fin hedonista de la rumba no parece muy ligado a una ideología, a una postura frente a la vida, es más bien un resultado de la presión y la necesidad de escape de la rutina social.

5.2.2.5. Sandra.
No se busca agredir violentamente, la agresión va mediada por la confianza que brinda el conocimiento, es necesaria la tribu para exteriorizar esta agresión. Las sustancias son medios para encontrar el camino de la rumba y el sexo es otra forma de conocimiento, una manera de conseguir placer por medio del cuerpo, así como el baile y el deporte. La música es un lenguaje que se traduce en el baile y a través de este en el placer del cuerpo, en expresión. De otro lado, la familia está en contra de la rumba porque es el lugar de socialización y aprendizaje que establece castigos para hacer entender los excesos de la rumba. Lo que uno hace con los amigos es relajar las normas de la sociedad instituida y devenir rumbero. Los lugares de rumba de la ciudad son particularmente localizables porque pertenecen a una zona destinada por el comercio para su funcionamiento. Sin embargo, el mapa imaginario de la rumba puede extenderse tanto como para permitir llevar la rumba urbana, fuera de la ciudad misma. Nuevamente vemos que el rumbero es un individuo socialmente vulnerable. Es el fundamento de la rumba. Todas las acciones de la rumba se encaminan a lograr el más alto grado de placer, el éxtasis.

5.2.2.6. Hugo.
La violencia es una constante en la rumba, pero se puede considerar más como una respuesta que como un rasgo identificatorio. Las drogas y el alcohol son necesarias en la rumba, ya sea como una condición de realización asumida voluntariamente o como un accidente en la propia historia que se convierte en adicción y disculpa, en cierta forma, la voluntad individual. La seducción y la búsqueda de relaciones sexuales en la rumba se confunden entre una forma de placer y una necesidad de autoafirmación y reconocimiento. Lo sexual se usa como un medio para alcanzar el más alto grado de placer, sin embargo, las implicaciones sentimentales y emocionales no se tocan, no son tomadas en cuenta. La música es un motor de la rumba, es una forma de establecer el ambiente ritual para devenir rumbero y es también una actitud vital, una manera de llegar a ser en todos los aspectos de la vida y que, sin llegar a estar ligada al cuerpo a través del baile, se ve como un lenguaje corporal. La familia vuelve a ser el punto de ruptura entre la rumba y la sociedad. En la familia se gestan todos los valores que socialmente van a ser necesarios para tener un desempeño aceptable. Muchos de estos valores son rotos en la rumba y o devienen antivalores que resultan nocivos para la moral social. Tomar sólo o escuchar música sólo no es una forma de devenir rumbero, pero estar en una rumba donde la gente no comparte los niveles y parámetros que identifican esa rumba es una forma de no presencia imaginaria, una soledad entre la gente. El espacio de la rumba se vuelve tiempo y deviene en esta forma en tradición, en localización temporal de una rutina de rumba que se ve alterada con el paso del tiempo. Entonces los lugares de rumba que perviven en el mundo físico, cambian en lo imaginario y se llenan de gente diferente, quedan vacíos. El lugar es relevante porque, al igual que la tradición y la crianza, delinea rasgos en la personalidad y participa en la creación de la identidad en la rumba. Un rumbero conserva rasgos de donde fue rumbero. La vulnerabilidad del rumbero radica en la incapacidad de asumir cada uno de los roles, cada espacio en la sociedad, por eso puede resultar condenable socialmente conservar la actitud de la rumba en otros eventos. Lo placentero pecaminoso y perverso es una ratificación de la moral social. Las consecuencias al salir de la rumba son importantes, la culpa y las deudas morales tienen un efecto en la psique del individuo.

5.2.2.7. Guillermo.
La rumba es el espacio de la socialización y del encuentro y, aunque existe el conflicto, la resolución violenta sólo acarrea más violencia, una actitud de autoprotección impera sobre el dominio de los impulsos agresivos. El alcohol es un excitante en la búsqueda del placer y la rumba es el lugar preciso para poder consumir alcohol y drogas, acceder a otros mundos es una forma de hacer el devenir rumbero más creíble, palpable, como el mundo real. El alcohol es una medida del placer, es un recuerdo del placer de la rumba y el grado de profundidad que se alcanzó. El sexo que parte de la rumba precisa de herramientas de seducción diferentes a las que se pueden emplear para seducir en otros lugares sociales. El resultado de la seducción, el contacto romántico casual, los affaires prolongados y hasta las relaciones de noviazgo son una prolongación placentera de la rumba. La música cumple un papel rumbogeno al igual que las sustancias excitantes y es además un rasgo de identificación de los lugares, una identificación de los grupos y un elemento histórico importante en el desarrollo de la rumba bogotana. Las costumbres cambian, varían con la entrada de la rumba en la escena sociocultural de la ciudad. La vida nocturna irrumpe como una opción concreta, vacilante pero seductora en su carácter rebelde y trasgresor. La localización exacta del inicio de la rumba en la 27, es el núcleo imaginario que propone una memoria y una raíz ontológica en el evento de la rumba como fenómeno extensivo hoy en día. Al no tomarse en cuenta los lugares comerciales tradicionales destinados al consumo de licor, al juego o al comercio sexual (grilles, prostibulos, billares, tiendas de barrio) que ya prefiguraban características similares a las referidas en los relatos de rumba, se intenta dar una cohesión física en la historia, un principio mítico que no es del todo falso, carece de cierto rigor histórico crítico, pero resalta la importancia de ver esa génesis del fenómeno como algo inequívoco. La búsqueda del placer se ve influida por lo ideológico, la rumba es ante todo socialmente anárquica e imaginariamente autárquica. Es el lugar de lo ilegal y lo inmoral, la perversión del sexo facilita su comercialización y evita el juego de la seducción para acceder sexualmente a alguien. Todos los elementos que se asumen o se desechan tienen un carácter estructural en la búsqueda del placer. Desechar la política y la violencia, acoger el alcohol y las drogas, acoger la presencia de la prostitución y la infidelidad, desechar el respeto por la moral católica, son actitudes que pretenden hacer más fácil la elevación del grado de placer en la rumba, son principios importantes.

5.2.3. Establecimiento de factores.
El establecimiento de factores de identidad y rasgos que delineen el desarrollo creativo de identificación y construcción del yo de un individuo o un grupo, en la rumba bogotana, es un ejercicio abierto y de índole eminentemente cualitativa donde hay elementos que surgen de cada una de las líneas temáticas; interactivos e interrelacionados.

5.2.3.1. La violencia.
En la rumba que se ve reflejada en estos relatos, se percibe la violencia como única posibilidad de traducir el significado de una esfera colectiva de sentido a otra. Podría llegar a pensarse que la violencia es necesaria para traducir el significado de las distintas formas de rumba a otros campos socio culturales de sentido pero, muy por el contrario, el hecho de que la violencia sea evidente en el relato, indica que es una situación problemática que quiere y debe ser resuelta catárticamente. Este ejercicio de contar la rumba resultó una forma particular de exteriorizar ciertos sentimientos, ciertas pulsiones que permanecían ocultas y pudieron evidenciarse a través del relato de la experiencia de vida.

5.2.3.2. Las sustancias.
Aunque el consumo de sustancias no es un rasgo identificatorio, parece ser que tiene un especial impacto en el desarrollo de la identidad individual. Existe una patología relacionada con el uso de sustancias psicoactivas que está reflejada en el desarrollo de la identidad, colectiva e individual. El uso y abuso de sustancias es un factor relevante en el desarrollo de la identidad creada.

5.2.3.3. La seducción.
Se puede decir que la rumba es un lugar donde se puede buscar el sexo sin compromisos, sin lazos y con una carga sentimental más llena de la emoción de la conquista que de la desazón que provoca la perdida. Ciertas ideas morales que aún son observables en Bogotá, generan juicios de valor en la estructura imaginaria de la sociedad, una de esas ideas es la que ve al placer como algo depravado y bajo. Ciertos grupos de rumba pueden ser considerados imaginariamente como más o menos promiscuos, pueden aparecer en el mapa de la rumba como lugares de licencia sexual amplia. En cuanto al género, la promiscuidad sexual hace meritos para calificar a hombres y mujeres dentro de una moral social como livianos, una conveniencia.

6. Conclusiones.
No existe una identidad de Bogotá-ciudad igual como no existe una identidad del rumbero-bogotano, a propósito de la ciudad misma. La rumba es bogotana; es un ser urbano, similar a "la marcha" madrileña o "el reventón" de Ciudad de México: particular e indefinible en otro territorio y en otro tiempo. La dinámica de la creación de la identidad del rumbero en Bogotá, en los 30 años de llamar al fenómeno de esa manera, nos dibuja mapas inventados, fantasías de la ciudad que se teje en la noche y permite guardar en la memoria un recuerdo que nos ate con lo que pisamos, donde trabajamos y donde habitamos. Hay cada día más mapas de miedo y de alegría en la ciudad cuantas más personas vivan y cuenten su ciudad vivida, su ciudad imaginada. La rumba bogotana es nómada; los rumberos viajan desordenadamente por la ciudad de la rumba, con mapas trazados por los medios, por las modas, por los cinturones de tolerancia; si bien tienen lugares físicos identificatorios, los identifica más la búsqueda de lo que constituya su territorio imaginario de identidad, van a donde encuentren confort. No es posible "aldeizar" la megalopolis en conglomerados barriales como unidades identitarias; la recuperación de la vida de barrio es fundamental y como estrategia de convivencia ciudadana ha mostrado ser efectiva, pero no es posible establecer las identidades urbanas a través de las localizaciones, mucho menos en el territorio de la rumba que se traza en redes difusas y frágiles por sobre todo el mundo, dentro de lo global virtual.
El espacio imaginario de la rumba se ve a través de las historias de vida y la evolución de los rumberos. Los límites territoriales de los lugares de rumba son completamente imaginarios y se realizan en la rumba misma, en la forma de bailar, de jugar y de devenir rumbero. Existen múltiples formas de ser en la ciudad, de vivir en la ciudad, pero estas formas se divorcian tanto unas de las otras que se olvidan mutuamente de su existencia y de su estructura, así, el individuo prácticamente "cambia" de piel, de personalidad.
Citando un fragmento de un verso del Blues de la Soledad de Miguel Ríos, la rumba sería también "un estado mental", una forma de hacer las cosas en el tiempo del ocio dedicado al alcohol, la música y los bares. Esta relativización del fenómeno de la rumba lo vuelve inasible y vago. La rumba sería todo y todo podría ser una rumba, pero a pesar de esta universalización de la búsqueda del placer, existe una identificación de lo que es la rumba bogotana, aunque independiente de una clasificación y una identificación absoluta, existe una percepción de ser y no ser rumbero.
El subempleo y el empleo flexible convierten estos sitios de socialización en el perfecto lobby para quienes quieren trabajar en emergencia. Allí se pueden hacer tratos y establecer contactos entre los asistentes, esto va a ser un subproducto de la rumba que hay que dinamizar. Las ideologías de izquierda y la rumba son dos actividades que se desarrollan en un mismo espacio - tiempo. Las décadas del setenta y el ochenta son el tiempo de constitución de las resistencias ideológicas bogotanas; este tiempo dinámico genera un espacio concreto que es la cultura. El lugar de la rumba es la cultura, así mismo es lugar también de la confrontación intelectual con lo establecido.
Al mirar la rumba como una megadroga, podemos hacer un símil entre el comportamiento psicoafectivo individual y la psique social; si el individuo utiliza el alcohol y las drogas para conseguir una relajación de sus propios valores y su escala moral, si para él las sustancias psicoactivas son sucedáneos afectivos de su interacción; para la sociedad, la rumba es el lugar social de desinhibición, el espacio donde las normas se relajan por consenso, donde los valores se alteran para estimular en cierta forma la interacción afectiva que es impedida en la cotidianidad. La finalidad del uso individual o colectivo de esta megadroga, es la gran diferencia, mientras que para uno es una forma de estar dentro del evento mismo, un auxilio para devenir rumbero, para la sociedad es una reafirmación de sus valores, una apoteosis de la moral establecida que emplea el caos de la rumba para demostrar su importancia.
Hoy en día, en Bogotá, la rumba se presenta como una forma tradicional de celebración que resulta a veces subvalorada. Eventos como "rock al parque" resultarían ser plataformas pedagógicas alternativas que, coordinadas de forma seria y valiente con la pedagogía ortodoxa del aula, pueden llenar el espacio vacío en la actuación social del adolescente bogotano. Todos estos aspectos no son una forma de identidad, ni siquiera una fragmentación de identidades bogotanas. El bogotano participa de una identificación compleja con su ciudad, con su entorno. Las tribus utilizan elementos que observan en el universo simbólico global, a través de la moda, de los videos musicales, de las películas y las series de televisión; hacen un anclaje de estos elementos en su propio universo simbólico y los resemantizan, se apropian de ellos; es a través de la contextualización de estos elementos que se puede conseguir una identificación plena, un rasgo de identidad que hable realmente de lo que se es, una huella sincera de la propia persona. El relato de la rumba es un medio de identificación, hacerse presente e histórico. La propia historia, protagonizar el relato es una forma de hallar los rasgos que hacen la identidad de los individuos. La honestidad del relato, el empleo de ficciones o de alteraciones de la historia es una forma de ver cual es la identidad que se quiere mostrar y cómo podemos afirmar y resaltar las cualidades del relator. El devenir y el relatar son formas de ser, de hacer el Yo que dejo ver a los demás.
El respeto tradicional por los espacios de ocio destinados al recogimiento religioso espiritual es alterado y estos tiempos se convierten en periodo de vacación propicio para el desorden litúrgico de la rumba, además lo religioso aporta a la rumba ciertos detalles lingüísticos que acrecientan su carácter trasgresor y sacralizan imaginariamente el devenir rumbero, la incursión en la danza y el goce, la "parranda santa".

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1.Se llama rumba a una forma de danza cubana, a una danza montañesa de América continental y a varios ritmos estudiados por el folklore latino, es el término usado para formas de baile; de allí su referencia con lo
festivo y, seguramente, su denominación para la fiesta urbana. Para más referencias hay que revisar el folklore caribeño. (http://www.arthurmurray.com/r.htm)

2. En términos de Castoriadis: significaciones imaginarias sociales.

3. Esta localización del consumo cultural ha sido tratada por varios investigadores, resaltando su carácter topográfico como emblema de la forma de consumir, reconstituyendo además una identidad en ese papel de consumidor. Se puede ilustrar con el texto "ámbitos de interacción y consumo cultural en los jóvenes" de José Manuel Valenzuela Arce, donde se hace un profundo estudio de hábitos de consumo entre los jóvenes habitantes de Tijuana (México). En: GARCIA CANCLINI, Néstor. El consumo cultural en México. México. CNCA.. 1993.