"ES EL FANTASMA... ES EL FANTASMA..."


En los espesos pinares que se extienden tras las antiguas murallas de Soria, algunas frías noches de invierno se dejan oír tristes lamentos que se confunden con quejido del viento entre la nubes. Llenan el monte...llegan en las noches gélidas y de tormenta hasta los hogares de las aldeas y hacen temblar de miedo a sus habitantes.

Todos saben de dónde provienen, pero nadie habla de ello, como si un comentario fuera suficiente para desatar toda la ira que encierran... Todos lo piensan sin embargo...

-"Es el fantasma...Es el fantasma"

Mitad hombre, mitad mujer o ambas cosas y ninguna a la vez, vaga veloz por las cumbres y los valles, aterra con su mirada a los pastores y caminantes, que, despavoridos corren a ocultarse en lugar sagrado o refugiarse en sus cabañas... si llegan.  Nadie se atreve a atravesar de noche esos pinares y dan grandes rodeos para evitar el encuentro con el temido fantasma.

-Abuelo, dijo Elvira, cuéntame esa historia del fantasma.

-No, niña, te lo he dicho muchas veces, no debemos hablar de ello.

-Pero es una historia que todos saben menos yo.

-Deberás tener paciencia, cuando seas mayor la sabrás, ahora sólo provocaría que no durmieras durante muchas noches.

-Pero abuelo....

-No se hable más, dijo el anciano, ahora debes ir a dormir.

 

A regañadientes, la pequeña Elvira, subió las escaleras de madera que conducían a su alcoba, se metió entre las mantas y procuró dormir... pero el sueño esa fría noche no llegaba, daba vueltas y más vueltas.

 

-¿Porqué todo el mundo tiene miedo? ¿qué saben ? ¿qué hay en el bosque? yo he ido muchas veces a jugar entre los árboles y nunca temí nada, sólo el ser descubierta por mi abuelo que me prohíbe jugar allí.

 

Elvira aprovechó que su abuelo dormía profundamente, se vistió y muy despacio bajó por las escaleras y salió a la calle. Era muy de noche, estaba muy oscuro, no sería difícil atravesar el puente de piedra, incluso el guardián del mismo, nervioso, se había metido en su caseta de madera y se había emborrachado junto al fuego.

 

Será divertido, pensó, nunca he jugado de noche en mi bosque, y alomejor descubro el secreto del que nadie habla, ya nadie deberá contármelo.

 

La fría noche no parecía tener efecto en la pequeña que corría entre los altos árboles y se perdía entre la niebla....

 

De repente, la luna pareció detenerse, el viento pareció quejarse más que nunca, los árboles se movían más deprisa....Oigo pasos...
¿hay alguien?...

 

Elvira, tenía la respuesta a pocos metros...entre los arbustos, confundiéndose con los rayos de luna, una blanca figura, envuelta en una sábana y unos ojos que se clavaban sobre ella:

 

El tiempo se había detenido, Elvira se acercó :

 

-Tu debes ser a quien todos tienen miedo, tu debes ser el secreto ¿sabes? yo vengo a jugar aquí todos los días y nunca te vi,
ahora si quieres podemos compartir este bosque.

 

La figura no se movió.

 

-No debes tener miedo, a mi tampoco me dejan venir a jugar aquí, mi abuelo no me deja. ¿quieres que seamos amigos?

 

-¡¡¡¡¡ No debes acercarte más !!!! gritó con voz profunda la figura que se acercó poco a poco, es peligroso, hay lobos y la niebla puede hacer que te pierdas en estos oscuros valles, incluso puedes encontrar un fantasma en el Monte de la Ánimas.

 

-Dicen que tu eres un fantasma, dijo Elvira.

 

-Soy lo que ellos quieren que sea, debes saber pequeña niña, que los miedos de las gentes son los que crean los fantasmas,
el desconocimiento es el que crea el miedo, el rencor, el odio, la guerra son fruto de la ignorancia...

 

-Pero yo soy la más ignorante de todos, soy pequeña y ni siquiera se lo que es la escuela,
desde siempre tuve que trabajar en el campo para nuestro señor.

 

-Tienes el tesoro más preciado de todos, un tesoro que sólo el tiempo se encarga de borrar y destruir .

 

-¿Cuál? dijo Elvira abriendo mucho los ojos.

 

-La inocencia, niña...la inocencia. La única que te ha abierto los ojos ti, un tesoro que te ha hecho ver que entre mis harapos
hay una persona.

 

-Eso ya lo se, dijo cogiéndole una mano, a partir de ahora no diré nada a nadie y te traeré comida por las noches....

 

-¡¡¡NO!!! nunca digas nada a nadie, esta noche no ha existido, yo vivo del miedo de la gente, gracias a él yo puedo vivir,
de otra forma ellos me despedazarían.

 

-¿Nunca más te veré? dijo Elvira con Tristeza.

 

-Me verás en tus sueños, siempre estaré allí, y no hagas caso de lo que puedan decirte, siempre recordaré a la pequeña niña que no tuvo miedo de mi presencia y que me ofreció su amistad sin conocerme, esta noche me has hecho feliz...... ahora vete,
debo buscar comida....pronto amanecerá.

 

-Elvira, se marchó. Atravesó el frío bosque, los primeros rayos del alba apuntaban sobre las murallas de la ciudad castellana.

 

Años después.... muchos años después.... Elvira, era ya mujer que cuidaba de su anciano abuelo,
un buen día mientras preparaba el fuego de la cocina, alguien llamó a la puerta.

 

-¡Quién es! dijo

 

-Traigo un mensaje para Vos.

 

-Abrió la puerta y un joven le entregó un pergamino -¿quién me envía esto?

 

-No debo responder a nada, sólo me pagaron para traeros este mensaje. Montó sobre su caballo y se alejó corriendo.

 

-Abuelo, abuelo, han traído este ,mensaje, pero.... yo no se leer, quizá puedas leerlo tu.

 

-Cansado, el abuelo comenzó a desenrollar el pergamino y comenzó a recordar su viejo latín de su época de sacristán.

 

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In dei Nomine ame.

 

Sólo quiero dejar constancia de mi agradecimiento hacia ti, pequeña, he sobrevivido estos años gracias a la comida que me dejabas junto al gran árbol del bosque, apenas tenías para ti y preferiste compartirla conmigo, con una desconocida que encontraste una fría noche.

Ahora debes saber la verdad, no soy un fantasma, eso ya lo sabes bien. Ha llegado el día de mi muerte puesto que estás leyendo este mensaje, debes ir al árbol y recoger mi presente, es lo menos que podía hacer por ti.

 

Siempre te recordaré.

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Abuelo, ¡ven conmigo! Salió de casa, corrió por el puente con lágrimas en los ojos, -su amiga secreta había muerto- todos la tenían miedo, nadie la quería, sólo yo, y ahora se ha ido......

 

Cuando llegó al árbol, miró dentro del hueco del viejo tronco y encontró una bolsa y una carta, impaciente, esperó a que llegara el anciano y comenzó a leer.

 

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Aquí te dejo esta bolsa con todo lo que atesoré en todos estos años, es el pago por tu desinteresada amistad, yo no pude disfrutarlo en vida, quiero que seas tú y tu abuelo quien podáis hacerlo.

Soy Ana de Mendoza, esposa del duque de Almazán, durante años viví en la más espléndida riqueza y despreocupación hacia los demás, hasta que el infortunio se cebó sobre mi, a partir de ese momento fui rechazada, apartada e incluso condenada a muerte por la ignorancia de los míos, tuve que huir de mis haciendas y de mis gentes por temor a mi vida, sobreviví gracias al miedo que provoqué en los demás y sobretodo sobreviví gracias a ti y tu dedicación.... Gracias. y recuerda, nunca pierdas tu tesoro.

 

-No entiendo nada abuelo, dijo llorando, ¿qué quiere decir?

 

-Dios mió, contestó el abuelo, la esposa del duque, entonces ¡ ella era el fantasma! ,  se dijo que había muerto, se dijo que era una bruja.... se dijo....

 

-Pero ¿de qué se dijo que murió? yo la conocí, estaba envuelta en harapos y vagaba por el bosque en busca de comida.

 

-Murió, pero no entonces, sino ahora. Su castigo fue el mal innombrable. Murió de LEPRA.

 

« Pedro de Mingo »

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