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Al dar marcha atrás
el ocaso o el amanecer el cielo se aproxima al del
mediodía, pero con menos velos de atmósfera. Desde
donde se ubica el sol, la luz predominante a menudo da al
azul (cerúleo), ligeramente más cálido y amarillento
se siente en el horizonte. Los rayos de luz amarillo-rojo
llegan desde atrás del espectador y dan contra las nubes
y los objetos sólidos bañándolos en un cálido naranja
resplandeciente, así contrasta agradablemente con el
frío del azul. El efecto puede ser sorprendentemente
sutil. En este ejemplo el suelo pulido refleja el azul
del cielo lejano así como también los puntos de luz y
oscuridad de las figuras que se encuentran en el primer
plano(de esta manera se establece que el piso es
lustroso). El sol además moldea las sombras,
lanzándolas hacia adelante (vea los vestidos de las
muchachas) revistiéndolas de lustre. Esta escena es
completamente imaginaria, mas no obstante, construida
usando la lógica y los principios básicos. Fue
realizada sin nada más que mi imaginación. La versión
completa se presenta en la Facultad de Bellas Artes. (Galería
2)
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