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CAPÍTULO I
CONOCIENDO LO DESCONOCIDO
Una solitaria es lo que era aquella bella mujer, que distraidamente cruzaba la calle. Su pensamiento vagaba entre tantos sueños y deseos, que en su íntimo definía como irrealizables. La vida le parecía especialmente monótona en aquel momento. Sin querer le dió un topetón a una señora de unos cincuenta años, le pidió disculpas, y ya se iba apresurada, siguiendo su destino. Para su sorpresa, la señora resolvió sonreirle y preguntarle sobre su tristeza, que debía estar estampada en su semblante.
Frente a tal constatación quedó consternada, como una niña que fue pillada haciendo una travesura. Pero, después de algunos segundos de reflexión, pensó que la vida no nos da siempre oportunidades y que debía aprovechar aquella, concedida tan generosamente. Siguiendo su instinto, dejó fluir la conversación y, un poco avergonzada, confesó su soledad y aquella sensación incómoda de sentirse infeliz, a pesar de la belleza del día soleado, de las flores de la calle "15 de noviembre", de ser fisicamente una persona saludable, en fin, delante de tantas bendiciones divinas.
La extraña pero simpática señora la invitó a tomar café en su residencia, allí cerca. Frente al inusitado convite, no resistió la tentación y la acompañó a su apartamento.
Era un hermoso apartamento, decorado con buen gusto y refinamiento. Se fijó, no obstante, que los cuadros eran sólo de pintores de Bahía, con motivos regionales. La intrigó aquella obsesión por obras de arte de aquella región, y tomada por una curiosidad incontrolable, lo comentó.
- ¡Ah! Eso se debe a mi creencia. – le dijo la señora.
- ¿Su creencia? – indaga la joven mujer, entre intrigada y curiosa.
- Exactamente. Soy participante del Candomblé, por eso mi interés por todo lo que se refiere a aquella región de Brasil. Además, soy una devota espiritualista y ... también soy descendiente de gitanos.
La miró asombrada y observando sus modos refinados, el elegante apartamento, no atinaba cómo aquella señora podía tener costumbres tan primitivas.
- Entiendo su asombro, pero no lo justifico. –dijo la señora en tono de crítica.
- ¿Qué quiere decir? – preguntó la joven mujer, sin entender cómo aquella señora había notado lo que pasaba por su mente y su prejuicio en relación al asunto.
- Porque ustedes aquí en el sur imaginan tonterías sobre la creencia del Candomblé. No hay semejanza con hechicería, y sí rituales antiguos que son respetados desde el tiempo de nuestros antepasados.¿La propia Iglesia Católica no tiene tantos rituales que son seguidos hasta hoy?
- Sabe, me di cuenta que aquí estoy, después de haber sido delicadamente convidada a entrar en su hogar, haciendo críticas silenciosas sobre su modo de vivir y pensar, sin al menos haberme presentado...
- El hecho de hacer críticas, como ya le dije, lo comprendo, pues es un hábito de la gente criticar un asunto aunque lo desconozca, siempre que no esté al alcance de su comprensión. Cuanto a presentarnos, mi nombre es Carmen, y el suyo cuál es?
- Sandra.
- Pues muy bien, Sandra. Ya nos presentamos.
-¿Nada más?!¿No desea saber quién es la persona que invitó a su casa?
- ¿Qué, por ejemplo? – preguntó Carmen.
- Pues... mi profesión, dónde vivo, detalles que la hagan confiar en mí.
- Mi querida, esos son detalles insignificantes comparados al carácter que está siempre estampado en el semblante de una persona.
- Pero... ¿como consigue definir el carácter de la gente apenas por su semblante?
- A través de mi creencia, que me enseñó a hacerlo.
- Cómo una creencia tan primitiva...- comenzó, timidamente Sandra a cuestionar.
- Antigua. – atajó Carmen.
- Disculpe, antigua . - enmendó Sandra.
- Es un estudio de años sobre las costumbres de nuestro pueblo, que pasa de generación a generación. –Exactamente por lo que dije anteriormente. Existe total desconocimiento de su pueblo de las costumbres del mío, y como el desconocimiento trae miedo, se formulan varias definiciones no verdaderas. Simplificando, hay mucha semejanza con la doctrina de Allan Kardec, así como una gran influencia de la Iglesia Católica.
- Entiendo...- dice Sandra, sin convicción.
Carmen, notando que Sandra no estaba convencida, resuelve explicar un poco los fundamentos del Candomblé.
- Ocurre que entre los pueblos africanos traídos a Brasil entre los siglos XVI y XIX estaban en mayor número los Iorubás y los Bantos, oriundos de Nigeria y Congo, actualmente Congo y Angola. Estos pueblos tenían una estructura económica y social bastante compleja y avanzada para aquella época. Estaban organizados en Reinos, que ocupaban inmensas áreas de tierra divididas en provincias, districtos y aldeas. Su estructura de comunicación era avanzada. Poseían manufactura, metalurgia, comercio, finanzas,gobierno y fuerzas militares. Tenían como trazo característico y común la organización matriarcal en las aldeas, que se reflejaba en su religión.
Observando el interés de Sandra, continuó.
Traducción de Raquel Orlovitz Levitas