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Mi abuelo limpió su garganta y, después de algunos minutos, empezó a hablar. "Ha muchos y muchos anos, hubo un tiempo en que los unicornios eran comunes, así como muchas otras criaturas desaparecidas de la faz de la tierra, de la vista de los hombres ignorantes y pobres de espírito. En aquél tiempo, vivía un mago en las montañas. Él vivia solo y pasaba su tiempo ocupado con meditación y estudios buscando el camino de la luz. Él se alimentaba de lo que la floresta lo ofrecía y bebía agua de la fuente, que salía de la montaña.
Un día, a busca de hierbas para preparar una porción, él tropezó sobre una piedra, cayendo montaña abajo, se quedando gravemente herido. Dos unicornios, un negro y un castaño, caminaban pastando por los pies de la montaña y encontraran el mago caído. El mago imploró para que ellos lo levasen en su espalda hasta su cabaña, montaña arriba, pues allá él tenía una porción que le aliviaría las dolores y curaría sus heridas. Los dos, todavía, no le dieron atención. Ellos no querían ensuciar el pelo limpio y brillante con la sangre salida de las heridas del mago y entonces seguiran su camino, indiferentes a sus gemidos.
Anochecía y el mago ya perdía las esperanzas, cuando oyó un trote lento y irregular. Era un otro unicornio, pasando por las montañas. El mago gritó por socorro. El unicórnio paró por alguns instantes, continuando, a seguir su camino. El mago gritó de nuevo. Otra vez paró el unicornio. Después de algunos minutos, su trotar desigual fue se haciendo mas fuerte a los oídos del mago, hasta que los dos se vieron cara a cara. Entonces, el mago lo imploró para ser levado hasta su cabaña, como hiciera con los otros dos unicornios. El unicornio pareció un tanto confuso con aquel pedido. Él miró arriba, estudiando por alguns instantes el camino e después de mucho pensar, resolvió atender, finalmente, el pedido del mago.
La subida era ardua y el unicornio, levando el mago herido en su espalda, subía penosamente, parando as veces para recuperar las fuerzas. Cuando llegaran en la cabaña, el mago bajó y, se arrastando, fue procurar inmediatamente la porción que lo curaría. La porción, que era mucho fuerte, ha hecho con que el mago perdiera los sentidos. Cuando se recuperó, él salió para agradecer a el unicornio por la ajuda recibida. La luna llena saliera y iluminaba la montaña. El mago se quedó sorprendido cuando vio, bajo la luz de la luna, el unicornio agonizante, caído a algunos pasos de la cabaña.
Él corrió en su dirección, pues ya tenia recuperado las fuerzas, y cuando le examinó se sorprendió aún mas: el unicornio estaba exhausto y respiraba con dificultad; su pelo blanco estaba sucio, manchado con la sangre del mago y con su propia sangre que le salía de la para herida, razón se su caminar lento e irregular. El mago casi no acreditaba en lo que vía. El unicornio, mismo herido, no se negara a subir la montaña, levando el mago en su espalda. En agradecimiento por tener salvo su vida, el mago no solamente trató del unicornio, le curando las heridas e le recuperando las fuerzas, como también, transformó su cuerno en uno cuerno de oro. El cuerno poseía poderes mágicos y todas las personas que lo tocase tendrían sus deseos realizados."
Traducción de Kátia Galindo Malaquias Romijn