¡Mamá, mamá! – entró Filó a los gritos en su nido.

Su madre ya sabía por el tono de voz y la inquietud de su hija, que se trataba de una gran "bomba".

- Mamá...

Atropelló a su madre, que venía caminando por los corredores del nido.

-¡Cálmate, niña! ¿Has visto? Si no me desviase a tiempo, me lastimarías.

-Perdóname, mamá. Es que tengo un pedido fabuloso para hacerte, y no puedo perder ni un minuto.

-¿Pero que puede ser tan importante?

-Mamá, ¿Puedo ir a una expedición?

-¡Qué!

-Sí, una expedición. Un grupo parte mañana, al amanecer, rumbo al descubrimiento de nuevas tierras, allá del otro lado del mundo.

-¿Qué es eso? ¿Te has vuelto loca?

-Pero mamá, todas mis amigas van, no puedo quedarme atrás.

-¡De ninguna manera! ¿Sabías que es muy peligroso?

-¿Sabes una cosa? Voy a hablar con papá.