José Agustín
Quintero
(1829-1885)
¡Adelante!
Dios le dijo a la luz con voz sonora: ¡adelante!, ¡adelante! Movió el tiempo su rueda giradora, y un sol tras otro sol, y hora tras hora, su marcha comenzaron incesante.
Los arroyos, los ríos y las fuentes, con eco murmurante, desataron sus límpidas corrientes, y las nubes y vientos prepotentes gritaron: ¡adelante!
Las montañas se alzaron altaneras con majestad triunfante; su penacho alzaron las palmeras y su vuelo las águilas ligeras. ¡Adelante!, ¡adelante!
Al ánima del hombre el mismo acento le dijo resonante: corta el altivo cedro corpulento, doma del mar el ímpetu violento. ¡Adelante!, ¡adelante!
Ve saca del mármol y, con noble anhelo, toma el cincel cortante... Cúpulas y columnas desde el suelo alzáronse soberbias hasta el cielo. ¡Adelante!, ¡adelante!
Del cometa la marcha misteriosa ve y descubre constante. Arrebata a la nube tenebrosa el rayo de explosión estrepitante. ¡Adelante!, ¡adelante!
El hombre oyó la celestial llamada de emoción palpitante; y en base inmensa la dejo grabada con dócil pluma o vengadora espada. ¡Adelante!, ¡adelante!
Los sabios en las aulas proclamaron el principio triunfante; la razón y la gloria se hermanaron y las artes y ciencias exclamaron: ¡Adelante!, ¡adelante!
Despierta ¡oh Cuba! Tras tormenta fiera asoma el sol radiante ¡Esperanza y valor! Oprobio fuera no llevar por divisa en tu bandera: ¡Adelante!, ¡adelante!
Foto: Capitolio Nacional en La Habana, construido durante el gobierno del presidente Gerardo Machado. Sirvió como sede de la rama legislativa a partir de entonces durante los gobiernos democráticos de Cuba, hasta que en 1959 la revolución castrista, eliminó el sistema parlamentario bicameral en la Isla.
Tenga su propia página gratis.