Folleto
editado con ocasión del 80º Aniversario de la Revolución
de Octubre
Es algo común afirmar
que la revolución rusa es el acontecimiento más importante
de este siglo, e incluso para algunos autores, uno de los grandes acontecimientos
de la historia de la humanidad.
Hasta los historiadores más
críticos reconocen que sin entender este gran acontecimiento que
cambió las relaciones sociales en el país más extenso
del globo no se podría explicar la evolución del presente
siglo.
Pero, la importancia de la
revolución rusa no sólo se reduce a este hecho, sino también
a qué inauguró una nueva época para la humanidad,
la de las revoluciones socialistas, como fueron la revolución china
de 1945-49, la revolución cubana, etc.
Todos estos procesos revolucionarios,
con mayor o menor éxito, intentaron acabar con la explotación
del hombre por el hombre y superar la división de la sociedad humana
en clases sociales antagónicas.
La revolución rusa
fue una revolución social puesto que tranformó las estructuras
económicas y sociales, y por añadidura, las políticas
e ideológicas.
Pero, ¿qué
es una revolución? El concepto moderno de revolución no se
limita exclusivamente al acto en sí en que una clase social, dirigida
por un partido revolucionario, toma el poder político y desplaza
a la clase dominante. Este fenómeno sólo constituye una de
las condiciones para la transformación social: la toma del poder
político.
No obstante, han existido
en la historia crisis revolucionarias que ni siquiera han llegado a este
estadío. Póngamos, por caso, la revolución de mayo
del '68 en Francia.
En el Prólogo de su
Historia de la Revolución Rusa, Trotsky señala que una situación
revolucionaria se reconoce por dos factores: la intervención de
las masas en los acontecimientos históricos y la inusitada rapidez
en que se desarrollan estos acontecimientos, conformando una situación
de cambios bruscos y repentinos. Nosotros añadiremos otro factor:
la polarización social. En una situación revolucionaria,
esta polarización se materializa en un masivo incremento de apoyo
social a las posiciones políticas más extremas.
La revolución rusa
no debe entenderse como un acto único, sino como un proceso histórico
abierto por la revolución de 1905 -"el ensayo general", según
Lenin-, que se desarrollará hasta bien entrada la década
de los '20.
Primero estudiaremos la
situación económica, social y política de la Rusia
zarista con objeto de entender los problemas más importantes de
esta formación social, que a la postre se convirtieron en las causas
estructurales que motivaron la revolución.
Este primer capítulo
termina con un corto paréntesis donde explicaremos brevemente la
revolución de 1905 y las lecciones que de esta experiencia sacaron
las diferentes tendencias revolucionarias.
En un segundo capítulo
nos extenderemos sobre el proceso revolucionario que aconteció en
1917: de la revolución democrático-burguesa de febrero a
la revolución socialista de octubre.
En en el tercer y último
capítulo nos detendremos en el analisis de la evolución política
y económica del régimen bolchevique: la guerra civil y el
'comunismo de guerra' (1918-21); la NEP -Nueva Política Económica-
(1921-28); el triunfo de la burocracia estalinista (1924-36) y la colectivización
forzosa y la planificación burocrática (1928-53).
I.- La situación de la Rusia zarista
"El rasgo fundamental
y más constante de la historia de Rusia es el carácter rezagado
de su desarrollo, con el atraso económico, el primitivismo de las
formas sociales y el bajo nivel de cultura que son su obligada consecuencia".
Así empieza, y no
por casualidad, el primer capítulo de la "Historia de la Revolución
rusa" de León Trotsky. El atraso al que se refiere Trotsky no
es sólo de carácter económico, sino que engloba también
las vertientes social, política y cultural como veremos a continuación.
1) La estructura económica
El particularismo feudal
impidió cualquier apertura económica moderna en la Rusia
de los zares durante siglos, dejando a la burguesía un espacio económico
que imposibilitaba su propio desarrollo como clase.
La emancipación de
los siervos en 1861 liberó enormes masas humanas que posibilitaron
el crecimiento económico y el desarrollo del capitalismo. De hecho,
es a partir de 1861 cuando Rusia entra en la etapa capitalista y empieza
a superar su atraso ancestral.
Entre 1861 y 1914 se produce
el mayor desarrollo económico en cientos de años, cambiando
la radiografía del país. En 1861, sólo existían
el 15% de las empresas industriales que funcionaban en 1905. Entre 1881
y 1900 se crearon el 61% de las mismas.
En 1767, Rusia produjó
163.000 ton. de acero. Unos cien años más tarde, en 1886,
esta producción sólo había llegado a 311.000 ton.
En 1896, sólo diez años después, ascendió a
1,6 millones de ton. Y en 1904 alcanzó los 2,9 millones de ton.
Entre 1905 y 1914, Rusia dobló su producción industrial.
Sin embargo, este colosal
desarrollo no rompió el retraso respecto a otros países.
En vísperas de la guerra, en la cumbre de su prosperidad, la renta
nacional de la Rusia zarista era de ocho a diez veces inferior a la de
Estados Unidos y sólo tenía 0,4 km. de líneas férreas
por cada 100 km²., frente a los 11,7 de Alemania o los 7 de Austria-Hungría.
La clave de este atraso radica
en el el predominio del campo sobre la ciudad y el mantenimiento de relaciones
cuasi-feudales en el campo -a pesar de que en 1861 se procediera con gran
retraso a la emancipación de los siervos-; la debilidad de la burguesía
nativa y del naciente capitalismo ruso y la dependencia exterior; y el
oscurantismo del régimen absolutista, que impedía el libre
desenvolvimiento de la vida cultural y política.
a) El problema agrario
Rusia tenía una economía
eminentemente agraria. La agricultura "emplea aproximadamente el 61%
de la fuerza laboral del país" (1905, Resultados y perspectivas.
L. Trotsky). Sin embargo, la renta que producía estaba muy por
debajo de la renta nacional rusa, que ya por sí era muy baja comparada
con los países europeos: "su renta (de la agricultura) no sobrepasa
los 2.800 millones de rublos, siendo por tanto inferior a la mitad de la
renta total de la nación". (Ibid).
Esta desproporción
respecto a la renta nacional se debía a la baja productividad del
campo ruso. "La cosecha de trigo en Inglaterra es de una media de 26,9
hectólitros por hectárea; en Alemania, de 17; en Rusia, de
6,7" (Ibid).
A esta baja productividad
se une la desigual distribución de la tierra. En la Rusia europea
-ya que no había datos fiables de Siberia y la parte asiática-
el total de las tierras alcanzaba los 240 millones de deciatinas¹.
"De estos 240 millones de deciatinas, hay en poder de los campesinos,
es decir, de más de diez millones de familias, 131 millones (...).
Mientras que en poder de los propietarios privados, es decir, de menos
de medio millón de familias, 109 millones de deciatinas. Esto quiere
decir que, por término medio, a una familia campesina le corresponden
13 deciatinas, mientras que a la familia de un propietario prívado,
¡218 deciatinas!." (A los pobres del campo. Explicación
a los campesinos de qué quieren los socialdemócratas. V.I.
Lenin).
No obstante, la desigualdad
en la distribución de la tierra era aún mayor. El zar poseía
siete millones de deciatinas, lo que equivalía a la propiedad de
medio millón de familias campesinas. Y entre los propietarios, "dieciséis
mil familias poseen, cada una, más de mil deciatinas de tierra;
en total, poseen sesenta y cinco millones de deciatinas. Para demostrar
qué enorme es la superficie de tierra concentrada en manos de los
grandes terratenientes, señalaremos además que algo menos
de mil familias (924) poseen, cada una, más de diez mil deciatinas
de tierra, y todas ellas poseen ¡veintisiete millones deciatinas!.
Un millar de familias terratenientes poseen tanto como dos millones de
familias campesinas" (Ibid)
A esto había que añadir
que las tierras de los grandes propietarios eran las de mejor calidad,
y por tanto, las más productivas: "... la productividad de los
campos que pertenecen a los campesinos es en un 46% inferior a las de las
tierras de los propietarios nobles" (1905, Resultados y perspectivas.
L. Trotsky).
Mientras, la propiedad de
una familia campesina no sólo no cubría sus necesidades mínimas,
sino que además les representaba una durísima carga debido
a los altos impuestos que tenían que pagar: "Las comisiones de
economía rural, que el gobierno había organizado en 1902,
comprobaron que los impuestos directos e indirectos absorbían del
50% al 100% y más, del ingreso neto de una familia de agricultores"
(Ibid)
Además, la presión
fiscal era muy reaccionaria gravando más al campesino que al terrateniente:
"... los impuestos directos sobre la tierra gravan a cada deciatina
perteneciente a un campesino en 1,56 rublos, mientras que la deciatina
perteneciente a cualquier otro particular no paga más que 0,23 rublos"
(Ibid)
Así es lógico
que los campesinos perdieran el 36% de su propiedad desde la emancipación
de 1861 hasta 1905 a manos de los terratenientes y los bancos. En este
elocuente dato vemos el fracaso de la reforma tardía de 1861.
En sólo 45 años,
un sector importante de campesinos pobres se proletarizó trabajando
para los campesinos ricos, emigrando a las ciudades industriales o colonizando
nuevas tierras en Siberia; otros sectores se cargaron de deudas impagables
y acabaron en la ruina y la decadencia.
La escasa productividad,
fruto del retraso de la revolución industrial y del bajo nivel de
desarrollo tecnológico, y la desigual distribución de la
tierra es la causa fundamental de la pobreza del campo ruso, es decir,
de la pobreza y la miseria de la gran mayoría de la población.
Todo esto provocaba en años
de mala cosecha masivas hambrunas y una gran mortandad. Un ejemplo revelador
de este atraso es el hecho de que en ciertas zonas de Siberia el canibalismo
fuera, desgraciadamente, una práctica habitual.
b) La dependencia exterior
"El carácter de
las clases capitalistas se halla estrechamente unido a la historia del
desarrollo de la industria y de la ciudad" (Ibid). En el censo
de 1897, la población de las ciudades rusas era de 17,3 millones
de personas, el 13% de la población total. Fuera de las ciudades
se localizaba el 57% de las empresas y el 61% de la fuerza laboral.
El peso cuantitativo de la
ciudad y la industria era como se ve inferior al campo. Sin embargo, su
peso cualitativo en la renta nacional era muy superior: de 6.000 a 7.000
millones de rublos por año.
Esto era debido al gran desarrollo
industrial que aconteció en Rusia en el último tercio del
siglo pasado. No fue un desarrollo endógeno, sino exógeno,
producto de las inversiones extranjeras.
Aunque protegida por las
fuertes protecciones aduaneras que estableció el régimen
zarista, Rusia es objetivo de suntuosas inversiones por parte de los grandes
capitales europeos debido a la masiva mano de obra bárata y a la
riqueza energética que poseía.
"Mayoritariamente francés,
pero también ampliamente alemán, belga y británico,
el capital exterior poseía, en conjunto y en vísperas de
la guerra, un 85% de las minas, un 50% de las industrias metalúrgicas,
otro tanto de las químicas y eléctricas, y un 30% de las
textiles" (Las condiciones revolucionarias. Elena Hernández
Sandoica)
El capital extranjero no
sólo trajo el dinero necesario para el despegue tardío de
la industria rusa sino también la tecnología y la organización
del trabajo. Así tenemos como en un país mayoritariamente
agrícola y atrasado se ponen en marcha las industrias más
modernas de aquel entonces. Este hecho constituye un magnifico ejemplo
de la ley más general del proceso histórico, la ley del desarrollo
desigual y combinado.
Como Trotsky explica: "Los
países atrasados asimilan las conquistas materiales e ideológicas
de las naciones avanzadas. Pero esto no significa que sigan a estas últimas
servilmente, reproduciendo todas las etapas de su pasado (...) Los salvajes
pasan de la flecha al fusil de golpe, sin recorrer la senda que separa
en el pasado esas dos armas. (...) Azotados por el látigo de las
necesidades materiales, los países atrasados vense obligados a avanzar
a saltos" (Historia de la Revolución rusa)
Este desarrollo desigual
y combinado, propio de los países atrasados como Rusia, hizo posible
un gran fortalecimiento de la clase obrera industrial. Mientras que las
empresas de más 1.000 trabajadores concentraban en Estados Unidos
al 17,8% del proletariado industrial, en la Rusia zarista aglutinaban al
41,4%. En la zona de Petrogrado esta concentración era del 44,4%
y en la región de Moscú del 57,3%.
Esto facilitaba enormemente
la difusión de las ideas revolucionarias entre la clase obrera.
No es casualidad que los dos grandes centros revolucionarios en las tres
revoluciones rusas fueran estas dos grandes ciudades industriales.
2) La estructura social
a) Las clases sociales
En lo alto de la pirámide
social de la Rusia zarista se hallaba el zar y su familia. El zar era el
principal terrateniente del país y el máximo jefe militar.
El zar era también el principal representante de la nobleza.
La nobleza estaba compuesta
por 60.000 familias que no alcanzaban en conjunto el medio millón
de seres, es decir, el 0,4% de la población. La nobleza explotaba
propiedades agrícolas, fundamentalmente. La alta nobleza terrateniente,
unas 16.000 familias, menos del 0,1% de la población era propietaria
de más del 25% de la tierra. Y de ellas, unas 1.000 familias, poseía
el 12% de la tierra.
La reforma de 1861 no perjudicó
ni dañó sus intereses, ya que, los nobles se desembarazaron
de una servidumbre muy ociosa e improductiva -la mayoría de los
nobles empleaba ya trabajadores asalariados- recibiendo cada año
de los campesinos 250 millones de rublos en concepto de pagos de rescate,
lo que en gran parte originó la ruina y el empobrecimiento de millares
de familias campesinas.
Los nobles, además,
controlaban los puestos claves de la estructura de mando del ejército
-la inmensa mayoría de los oficiales del ejército eran de
origen noble-, los cargos y puestos burocráticos de la administración
local y central y hasta la jerarquía ortodoxa era de origen noble.
De hecho, el padre del fundador de la dinastía de los Romanov, Miguel
III, era el patriarca de Moscú.
La nobleza contaba así
con tres importantes armas: el ejército, la Iglesia y la administración
del estado. El primero encuadraba a un millón de hombres en tiempos
de paz, multiplicándose por diez esta cífra en tiempos de
guerra. El mantenimiento del ejército y la marina imperial consumía
una parte considerable del presupuesto: "En el presupuesto de 1908,
los gastos previstos para el ejército y la flota, con los intereses
de la deuda pública y los gastos ocasionados por el término
de la guerra, se elevaban a 1.018 millones de rublos, es decir, al 40,5%
de todo el presupuesto" (1905, Resultados y perspectivas. L. Trotsky).
La Iglesia y los municipios
poseían en conjunto 8,8 millones de deciatinas, más que la
familia imperial. Además, la iglesia controlaba el sistema educativo
y ejercía una gran influencía en la población iletrada,
que era mayoritaria.
La posición política
de los nobles era contraria a cualquier apertura que implicara la más
mínima pérdida de sus privilegios. En palabras del Conde
Saltikov, representante en la I Duma: "¡Ni una pulgada de nuestras
tierras, ni un grano de arena de nuestros campos, ni una brizna de hierba
de nuestros prados, ni una rama de nuestros bosques!".
La burguesía capitalista
rusa era muy débil y minoritaria, pero creció enormemente
entre 1861 y 1914 debido al desarrollo económico. Sin embargo, estaba
en una posición dependiente y subordinada al capital extranjero.
Su poder económico e influencía política creció
en ese período, aunque no lo suficiente para representar una amenaza
seria para la autocracia zarista. Además, tanto la burguesía
financiera como la industrial y comercial tenían vínculos
importantes tanto con el capital extranjero como con la nobleza y el estado.
Gran parte de las ganancias
obtenidas por la burguesía en sus negocios bursátiles e industriales
fue invertida en la compra de propiedades agrícolas a los nobles,
con lo que junto a la nobleza terrateniente anclada en el feudalismo fue
apareciendo una nueva capa de propietarios capitalistas.
El partido que representaba
los intereses del ala liberal de la burguesía era el Partido Constitucional-Demócrata
[k-d, "cadete"]. Este partido quería la liquidación del absolutismo
y la promulgación de una Constitución liberal que implantara
una monarquía parlamentaria. El principal líder de los cadetes
era Miliukov.
Junto a los capitalistas
se desarrolló una "clase media" úrbana compuesta por los
profesionales de la intelligentsia (abogados, periodistas, médicos,
ingenieros, catedráticos,...) que, en comparación con las
clases humildes, gozaba de un decente nivel de vida.
La afinidad política
de sus componentes con el Partido cadete fue grande, ya que, dependendían
materialmente del estado o del gran capital. Aunque prácticamente
en todas las tendencias políticas de la época se encuentran
representantes de este grupo social. No olvidemos, por ejemplo, que Lenin
fue abogado.
Sin embargo, un importante
sector se dedicó a la instrucción de los campesinos mediante
los zemstvos (consejos rurales, una especie de ayuntamientos con poderes
muy limitados), tomando conciencia del problema campesino y uniendose a
las filas de los eseristas.
El campesinado, la pequeña
burguesía agraria, era la clase mayoritaria. No hay datos precisos,
pero se habla de entre diez y doce millones de familias campesinas, casi
dos tercios de la población.
No era una clase homogénea.
Había un pequeño sector de campesinos ricos que estaba vinculado
economicamente a los grandes propietarios, ya fueran nobles o burgueses.
Otro sector explotaba propiedades de tipo medio que normalmente tenían
trabajadores a su cargo. Un amplísimo sector explotaba pequeñas
parcelas de carácter familiar totalmente inviables desde un punto
de vista economico.
El partido más representativo
de la clase campesina era el Partido Social-Revolucionario [s-r, "eseristas"].
Los eseristas era un partido revolucionario campesino que quería
la confiscación de las tierras y su entrega, previa indemnización,
a los campesinos, el llamado 'reparto negro', el reparto igualitario de
la tierra.
Los antecedentes de los eseristas
fueron los populistas rusos que practicaron el terrorismo. El hermano mayor
de Lenin fue uno de ellos. Tras el asesinato del zar en un atentado, fue
detenido y ajusticiado.
Los eseristas estaban divididos
en dos tendencias: la derecha, mayoritaria, liderada por Kerenski, Chernov
y Avxéntiev, eran "representantes de los campesinos ricos, de
los intelectuales y de las capas políticamente atrasadas de la población
de las zonas rurales" (Diez días que conmovieron al mundo.
John Reed). La izquierda, liderada por Spiridónova, representaban
a los campesinos pobres.
Con la revolución,
las dos fracciones constituyeron partidos separados. El ala izquierda pronto
fue superior en número e influencía y se unieron a los bolcheviques
en los primeros gobiernos revolucionarios.
Según el censo de
1897 había 9,4 millones de asalariados. Contando a sus familias,
el 27,6% de la población. De ellos 2,1 eran improductivos (criados,
porteros, ordenanzas, etc). Los jornaleros del campo, los artesanos, los
pescadores, etc alcanzaban cuatro millones. Los 3,3 millones de trabajadores
restantes (minas, bienes de équipo, ferrocarriles, construcción
y comercio) constituían el corazón del proletariado y producían
la mitad de la renta nacional rusa.
La clase obrera rusa -en
particular el último sector- estaba bastante concentrada en torno
a las ciudades de Petrogrado y Moscú, lo que facilitó la
extensión de las ideas marxistas. El principal partido obrero era
el POSDR (Partido Obrero Socialdemócrata Ruso), de ideología
marxista. El término socialdemócrata en aquella época
equivalía a socialista y revolucionario.
El POSDR se dividió
en 1903 por cuestiones tácticas en dos fracciones: los bolcheviques,
dirigidos por Lenin, Kamenev y Zinoniev; y los mencheviques, dirigidos
por Martov, Dan, Tsereteli y Plejanov. Un grupo de militantes no quiso
vincularse a ninguna de las dos fracciones. La fígura más
relevante de este grupo no organizado fue Trotsky.
b) Los grupos étnicos
Los 150 millones de habitantes
de Rusia estaban divididos en cerca de 200 nacionalidades y grupos étnicos
diferentes, con más de 150 idiomas distintos.
La nacionalidad que domina
el estado y el gobierno eran los llamados grandes rusos, con 55 millones
de seres, que constituían una minoría: "... la nación
dominante sólo estaba integrada por un 43% de la población,
en tanto que el otro 57% era una mezcla de nacionalidades, de cultura y
régimen distintos" (Cómo fué la revolución
rusa. L.Trotsky)
Las principales minorías
oprimidas eran los ucranianos (22 millones), bielorusos, los polacos, los
eslavos bálticos, los musulmanes, los judíos, etc. La política
zarista respecto a estas nacionalidades y pueblos fue la rusificación
forzada, que en algunos casos consistía en imponer el idioma y la
cultura rusa y en otros, la mera asimilación.
Producto de esta política
fueron los progroms contra los judíos y los levantamientos nacionales
y las guerras que se sucedieron a lo largo de todo el s.XIX.
3) La estructura política
El régimen zarista
era autocrático, es decir, absolutista. No había una Constitución.
Las leyes eran cartas otorgadas por el zar. El poder del zar era de origen
divino. Este poder se apoyaba coercitivamente en la temida y eficiente
policía política, la Ojrana y también, en el ejército.
Y, espiritualmente, en la influencia conservadora que la Iglesia ortodoxa
ejercía en el campo y en la enseñanza. La administración
central y local estaba en manos del Gobierno y de la nobleza. Existía
un Gobierno y un Consejo de Estado.
En el campo existían
los mir, las comunidades campesinas que entregaban las tierras municipales
en usufructos anuales a los campesinos. También existían
los zemstvos, una especie de consejos rurales con atribuciones administrativas
muy reducidas.
Durante la revolución
de 1905 surgieron los soviets o consejos obreros. Más tarde, los
soviets también se crearían en el campo y en el ejército.
Los soviets eran comités de representantes elegidos por una colectividad
-los obreros de una fábrica, los soldados de un regimiento o los
campesinos de una aldea- que se reunían y tomaban decisiones. Los
soviets, además, se reunían en un Soviet central que elegía
un Comité Ejecutivo. La organización soviética surge
de abajo a arriba, englobando a decenas de millones de seres en su organización
y constituyendo un desafiante y poderosísimo contrapoder.
Tras la revolución
de 1905 se crearon las dumas, una especie de parlamento con poderes muy
limitados que era elegido por sufragio universal. El zar tenía derecho
de veto y de hecho lo disolvía cuando le interesaba.
II.- 1905, el ensayo general
Es un error considerar la
guerra ruso-japonesa (1904-05) como la causa de la revolución de
1905. La guerra sólo fue la chispa que hizo saltar el fuego, fue
un acelerador de una revolución que estaba fraguándose en
las mismas entrañas del régimen, producto del descontento
y la miseria generalizada. De hecho, en los años anteriores, hubo
continuos levantamientos campesinos, huelgas generales en las ciudades,
actos de terrorismo, etc.
Tras el atentado contra el
primer ministro Sipiaguin, Pleve ocupó su cargo, respondiendo con
una represión atroz que aunque no cortó la oleada revolucionaria
si la contuvo durante algún tiempo. Pleve no sólo reprimió
a campesinos y sindicalistas, sino también a periodistas liberales,
extendiendo el descontento a la burguesía.
Cuando comenzó la
guerra el descontento se acrecentó hasta tal punto que el periodista
vienés Hugo Hantz recoge en su libro "Antes de la catástrofe"
lo siguiente: "... la rogativa común de liberales moderados y
numerosos conservadores se formulaba así: Dios, ayúdanos,
para que seamos derrotados". La represión llegó a tal
extremo que nadie condenó el asesinato de Pleve. Según Trotsky
los burgueses "acogieron la bomba del 15 de julio como un envío
del mesías". (1905, Resultados y perspectivas. L. Trotsky).
El príncipe Sviatopolk
sustituyó a Pleve que inauguró la llamada "primavera" gubernamental.
Este término se hizo popular y fue concebido para caracterizar "la
época de acercamiento entre el poder y el pueblo". (Novoie
Vremia. Suvorin) Parecía que por fin se iban a escuchar las
demandas obreras y campesinas.
Tras un otoño lleno
de movilizaciones, el 3 de enero de 1905 estalla la huelga en la fábrica
Putilov. El 7 el número de huelguistas se eleva a 140.000. El 9,
una multitud de obreros liderados por el cura Gapón marchó
pacíficamente al Palacio del Zar para entregarle una súplica.
El ejército salió al paso. "Los muertos se contaron por
cientos, los heridos por miles" (1905, Resultados y perspectivas.
L. Trotsky).
La matanza del domingo sangriento
fue el inicio de la revolución. La huelga se extendió a 122
ciudades y reinó en el país por espacio de unos dos meses.
Tras el 9 de enero, la revolución no conoce descanso. En junio los
marineros del acorazado Potemkim se sublevan. En septiembre comienza una
nueva oleada de huelgas. En octubre los ferroviarios se unen a la huelga
y paralizan el país. Los soviets se generalizan por todo el país.
Esta vez el zar cede y coloca al conde Witte al frente del gobierno el
cual promete la elección de una Duma. La huelga se difumina.
En noviembre, alejada ya
la amenaza revolucionaria, el régimen hace detener al Soviet de
Petrogrado, que actúo como líder del movimiento revolucionario.
La revolución de
1905 constituyó una fuente inagotable de lecciones para toda la
sociedad rusa. El POSDR que actúo unido durante toda la revolución
se unificaría en el Congreso de 1906, donde se establecerían
tres concepciones diferentes de la revolución unidas a tres grandes
dirigentes: Plejanov, Lenin y Trotsky.
III.- 1917, un año revolucionario
1) Tres concepciones
de la revolución rusa
Del análisis de la
revolución de 1905 surgieron tres modelos o teorías revolucionarias:
la de Plejanov (menchevique); la de Lenin (bolchevique) y la de Trotsky.
Plejanov decía que
la naturaleza de la revolución era burguesa. Por tanto, el poder
debía pasar de la nobleza feudal a la burguesía, siendo ésta
quién dirigiera la revolución. La clase obrera tenía
que aliarse con la burguesía en este empeño. Una vez que
la burguesía estuviera en el poder, la clase obrera utilizaría
las ventajas de la democracia parlamentaria para organizarse y tras varias
generaciones conquistar el poder y establecer el socialismo.
Lenin aceptaba el carácter
burgués de la revolución pero no tenía ninguna confianza
en la burguesía a la que creía demasiado débil para
enfrentarse a la nobleza. Por ello planteó la necesidad de que la
revolución fuera dirigida por los trabajadores en alianza con los
campesinos. Esta alianza establecería un poder revolucionario que
expropiaría a los terratenientes, repartiría la tierra, etc
sin salirse de los márgenes del capitalismo. Con el desarrollo del
capitalismo el proletariado crecería y maduraría hasta llegado
el momento oportuno tomar el poder y establecer el socialismo.
Trotsky estaba de acuerdo
en todo lo que decía Lenin, menos en lo que había que hacer
tras la toma del poder. Veía un fallo en el análisis de Lenin.
Los obreros estaban maduros para tomar el poder, pero sin embargo no podían
traspasar los límites del capitalismo porque las condiciones para
el socialismo no estaban maduras. Trotsky preguntaba: si los obreros están
en el poder por qué van a dejar que los patronos sigan mandando
en la fábrica. La respuesta era que una vez que los trabajadores
-debido la debilidad de la burguesía- toman el poder la revolución
se hace permanente y traspasa las etapas intermedias, convirtiéndose
la revolución burguesa en socialista.
De los tres modelos el que
triunfaría sería el de Trotsky, pero después de que
Lenin se adhiriera a sus planteamientos en las llamadas "Tesis de Abril".
2) De 1905 a la guerra
mundial
En junio de 1906 se reune
la I Duma del Estado, con mayoría cadete, que solicita un verdadero
régimen parlamentario. El nuevo primer ministro, Stolipin, intenta
tras una reforma agraria crear un clase media campesina (kulaks), para
impulsar la economía del país. Las reformas acaban con el
sistema de los mir y producen una mayor concentración parcelaria
que incrementa el proletariado agrícola, lo que aumenta la influencia
de los partidos socialistas en la II Duma.
Mientras, el movimiento iniciado
en 1905, agotado en la capital, se extendía por todas las aldeas.
Debido a las continuas huelgas y agitaciones sociales, se modifica el sistema
electoral, eligiéndose la III Duma (1908) de orientación
autocrática, llamada de "los señores, popes y lacayos".
La corte del zar es dominada ahora por el llamado "enviado de Dios",
el campesino siberiano Rasputín, que ejerce una nefasta influencia
en la zarina.
Asesinado Stolipin (1911),
le suceden primeros ministros mediocres totalmente incapaces de hacer concesiones
a las agitaciones obreras de 1912. La Corte ve en las guerras balcánicas
la oportunidad de distraer la atención de las masas, pero el resultado
no pudo ser peor: Rusia pierde influencia en la zona.
3) El desastre de la
guerra
Al estallar la guerra mundial
(1914), Rusia no estaba preparada para una contienda larga. El ejército
zarista carecía de todo: armamento moderno, medios de transporte,
eficaces cuadros de mando, tácticas adecuadas, una red logística...;
menos de hombres.
"De lo único que
los generales podían disponer en abundancia era de carne humana.
Con la carne de vaca y de cerdo se guardaba mucha más economía.
Aquellas nulidades grises del Estado Mayor no sabían más
que tapar las brechas con nuevas movilizaciones. Fueron movilizados cerca
de quince millones de hombres. Y estas masas humanas, que eran un valor
nulo en el frente, eran, en cambio, un valor muy efectivo de disgregación
en el interior del país"
(Historia de la Revolución rusa. L. Trotsky)
Rusia se vio implicada en
una guerra imperialista en la que no podía jugar ningún papel
decisivo, más que el de comparsa de sus aliados occidentales dueños
de gran parte del país. Por ello, el soldado ruso no sabía
por qué causa tenía que morir en el frente. Muy pronto, esta
falta de motivación y las deficiencias del ejército hizo
que el frente se desplomara y los alemanes ocuparan las provincias de Polonia
y Lituania.
Los soldados carecían
no sólo de armas, sino de botas. Los víveres escaseaban.
En este contexto, la disciplina militar tendía a quebrarse. Los
desertores se contaban por miles. Las unidades militares existían
sobre el papel, pero en realidad no eran otra cosa que una gran masa humana
mal alimentada, enferma, indisciplinada y peor dirigida.
Los guerra desorganizó
la economía y las tiendas estaban vacías. Faltaban los alimentos
indispensables. El pueblo tenía hambre. Las huelgas se generalizaron.
A los gobernantes no se les ocurrió otra cosa que enviar a los huelguistas
al frente como castigo. Esta medida lo único que consiguió
fue poner en contacto a los obreros revolucionarios con la amplia masa
de soldados que en su gran mayoría eran campesinos atrasados. Las
ideas revolucionarias prendieron con rapidez. Se organizaron soviets y
en el ejército sólo se hablaba ya de paz.
4) La revolución
de febrero
Estando la mayoría
de los hombres jóvenes en el frente eran las mujeres y los hombres
más maduros los que se ocupaban de las tareas productivas. El tanto
por ciento de mujeres empleadas en la industria era del 40%. El día
internacional de la mujer, 23 de febrero -8 de marzo, en el calendario
gregoriano que se sigue en Occidente-, comenzó la revolución.
Las mujeres de la barriada obrera de Viborg, en Petrogrado, decidieron
ir a la huelga. Nadie las convocó. Lo decidieron en asamblea. Sus
maridos, sus hijos, sus novios morían en el frente más de
hambre y frío que por las balas alemanas. En la ciudad no había
alimentos. Los niños pedían pan. Y cuando eso ocurre nada
ni nadie puede parar a una madre.
La izquierda, incluso los
bolcheviques -mayoritarios en Viborg-, que había aconsejado no ir
a la huelga y esperar, se vieron sorprendidos por la fortaleza del movimiento:
90.000 obreras tomaron las calles al grito de "pan, paz, libertad"
y los cosacos, las tropas más leales al régimen, se negaron
a disparar.
Al día siguiente toda
la ciudad estaba paralizada. El gobierno utilizó a la policía
contra los manifestantes y ocurrió el milagro: un cosaco disparó
contra un policía que reprimía a una mujer a latigazos. A
continuación, los cosacos disolvieron a tiros... a la policía.
El estado zarista no sólo
no tenía tropas que reprimieran el movimiento, sino que además
las tenía ya en contra. La escuadra del Báltico se sublevó
y los marinos fusilaron a los oficiales. Hasta la Guardia personal del
zar se sublevó. La huelga de las obreras se convirtió en
huelga general y de ahí se pasó a la insurrección.
Los partidos de izquierda, mencheviques, socialrevolucionarios y bolcheviques,
sobre todo, se pusieron al frente del movimiento y junto a los regimientos
sublevados se apoderaron de toda la ciudad y detuvieron al Gobierno.
El zar, reunido con sus asesores,
pensó en un cambio de gobierno para detener la revolución.
Pero el reloj político del zar iba muy atrasado. La revolución
contaba en horas y días. El zar en semanas y meses. Toda la burguesía,
los generales de los frentes de guerra y, gran parte de la nobleza, le
aconsejaron la abdicación en favor de su hijo o su hermano. Pero,
cuando el zar se decidió a hacerlo fue bastante tarde. Para entonces
las masas pedían la república.
5) El gobierno provisional
De la Duma salió el
gobierno provisional de la república compuesto mayoritariamente
por cadetes y algunos representantes de los eseristas de derecha, como
Kerenski. El primer ministro era el príncipe Lvov y Miliukov (cadete),
se encargó de Asuntos Exteriores. El gobierno pasó de la
nobleza a la burguesía liberal. Pero, el poder de este gobierno
sólo existía sobre el papel. El verdadero poder estaba en
los soviets.
Los soviets habían
puesto en libertad a los presos políticos, organizado los abastecimientos
y la economía, disuelto la Ojrana, legalizado los sindicatos, organizado
la defensa,... sin esperar ningún decreto. El Gobierno se limitaba
a ratificar mediante disposiciones legales la política de las masas
encuadradas en los soviets. Hasta fue obligado a hacer una declaración
en la que se comprometía a iniciar una política activa de
paz.
¿Por qué los
soviets no tomaron el poder directamente? Los mencheviques y los eseristas
tenían mayoría en los soviets y "no consideraban en absoluto
la posibilidad de exigir un poder que la clase obrera aún no está
capacitada para ejercer" (El Partido Bolchevique. Pierre Broué).
Los bolcheviques, dirigidos
entonces por Kámenev y Stalin, apoyan esta idea. En Pravda aparecen
artículos que defienden la idea de "continuar la guerra frente
a la agresión del imperialismo alemán". En la Conferencia
del 1 de abril, los bolcheviques aprueban la propuesta de Stalin de "sostener
al gobierno provisional" (Ibid) y acuerdan considerar la fusión
que les proponen los mencheviques.
Pero, el pueblo no pensaba
igual. Las declaraciones de Miliukov en el sentido de respetar los compromisos
con los aliados y continuar la guerra hasta la victoria final provocan
manifestaciones y disturbios y origina una crisis de gobierno que se salda
con la dimisión de Miliukov y la constitución de un gobierno
de coalición entre cadetes, socialrevolucionarios y mencheviques,
donde los eseristas y mencheviques tienen una amplia mayoría. Kerenski
es elegido Ministro de Guerra.
El nuevo gobierno es muy
bien visto por los aliados: "El gobierno de coalición representa
la única esperanza de salvación del frente oriental"
(Declaraciones de Sir Buchanan). Los aliados habían comprendido
la relación de fuerzas existente en Rusia y abogaban por un gobierno
realmente representativo para la conducción de la guerra.
6) Las Tesis de Abril
Lenin, líder indiscutible
de los bolcheviques, muy alarmado por lo que consideraba una errónea
política de los bolcheviques, escribió desde Zurich las llamadas
"Cartas desde Lejos" en las que invitaba a la dirección bolchevique
del interior a constituir una milicia obrera y preparar de inmediato la
revolución proletaria.
Los líderes del interior
sólo publicaron la primera de las cuatro cartas creyendo que el
radicalismo de Lenin se debía a que estaba mal informado. Viendo
que no lo hacían caso, lo único que le quedaba era regresar
rápidamente a Rusia. Como los aliados le negaban los visados, tuvo
que llegar a Rusia por territorio alemán. Lenin y sus acompañantes
viajarían en un tren "sellado" desterritorializado Los alemanes
-que estaban en guerra con los rusos- pensaban que Lenin se convertiría
en un factor más de desorganización que facilitaría
su victoria militar. La derecha rusa utilizaría esto contra Lenin
y los bolcheviques acusándoles de espías alemanes.
Lenin llega, por fin, el
3 de abril. El 7 publica un largo e histórico artículo -"Las
tareas del proletariado en la presente revolución"- en el que
tácitamente abraza la teoría de la revolución permanente.
Afirma que es imposible parar la guerra sin vencer antes al capitalismo,
por lo que hay que pasar "de la primera etapa de la revolución,
que entregó el poder a la burguesía, a su segunda etapa,
que ha de poner el poder en manos del proletariado".
Dice, además, que
los bolcheviques se ganarán a las masas "explicando pacientemente"
su política: "No queremos que las masas nos crean sin más
garantía que nuestra palabra. No somos charlatanes, queremos que
sea la experiencia la que consiga que las masas salgan de su error".
La misión de los bolcheviques, señala, es estimular la iniciativa
de las masas. De estas iniciativas habrá de surgir la experiencia
que dará a los bolcheviques la mayoría en los soviets: entonces
habrá llegado el momento en que los soviets podrán tomar
el poder y establecer el socialismo.
El artículo provoca
un terremoto político. Pravda se ve obligada a publicar una nota
en la que explica que "tales tesis no representan sino la opinión
particular de Lenin". Lenin se dirige a los cuadros obreros del partido
bolchevique y declara la guerra a la dirección. Poco a poco consigue
adeptos. Zinoniev se le une, pero Kámenev se le opone.
Se resuelve convocar una
Conferencia Extraordinaria. El 24 de abril se reúne la conferencia
con 149 delegados que representan a 79.000 militantes, de los que 15.000
son de la organización de Petrogrado, dirigida por Kámenev.
Éste, Ríkov y otros dirigentes defienden las posiciones que
el mismo Lenin planteó en 1906. Pero éste responde que aquellas
ideas son antiguas fórmulas que los viejos bolcheviques "han
aprendido ineptamente en lugar de analizar la originalidad de la nueva
y apasionante realidad" y termina con la célebre frase de Goethe:
"Gris es la teoría, amigo mío, y verde el árbol
de la vida".
Aunque sale vencedor en las
tesis políticas fundamentales, su victoria no es total, ya que,
de los nueve miembros de la dirección, cuatro son contrarios a sus
tesis y uno de ellos, Stalin, las ha adoptado a última hora.
Lenin dirige ahora su mirada
al grupo de Trotsky, con gran arraigo en Petrogrado. Nada más llegar
a Rusia en mayo, Trotsky es invitado a entrar en la dirección del
partido. Superadas las diferencias de antaño, se realiza un congreso
de fusión de las dos organizaciones que representan a 170.000 militantes,
de los que 40.000 son de Petrogrado. La dirección elegida es fiel
reflejo de la relación de fuerzas: de los 21 miembros, 16 pertenecen
al viejo partido. Lenin, Zinoniev y Trotsky son los más votados.
Surge el Partido Comunista. El triunfo de las Tesis de Abril es, ahora,
total. El camino de la insurrección está ya libre de obstáculos
internos.
La evolución política
de Lenin está marcada por la guerra. En su libro "El imperialismo,
fase superior del capitalismo" desarrolla el primer estudio serio desde
el campo marxista sobre la evolución del capitalismo. Califica la
guerra mundial como "guerra de rapiña". Ironiza contra aquellos
socialistas que apoyan la guerra bajo el pretexto de que esa guerra acabaría
con todas las guerras. Señala, por el contrario, que el capitalismo
equivale a guerra. Mientras exista no podrá haber paz en el mundo.
Plantea, además, que
el capitalismo se ha convertido en un sistema mundial y que todos los países
forman parte de la cadena imperialista. Justifica la revolución
diciendo: "La cadena imperialista se ha roto por su eslabón más
débil".
7) De julio a octubre
En mayo, Lenin señaló
que el país "estaba mil veces más a la izquierda que los
mencheviques y cien veces más que los bolcheviques". Efectivamente,
el ambiente entre los soldados, obreros y campesinos era cada vez más
a la izquierda. Sin embargo, el gobierno giró cada vez más
a la derecha. Esta polarización social estallaría en julio.
Presionado por los aliados
el Gobierno lleva a cabo una ofensiva militar que acaba en fracaso. Los
cadetes aprovechan la crisis para dimitir y Kerenski asume la jefatura
del gobierno, incluyendo en el nuevo gobierno sólo a eseristas y
mencheviques. Al intentar trasladar los destacamentos de Petrogrado al
frente, los soldados se sublevan y los obreros se les unen de inmediato.
Toman las calles exigiendo la destitución del gobierno, todo el
poder a los soviets, la nacionalización de la tierra y la industria,
el control obrero, el fin de la guerra, etc
Los bolcheviques, que han
hecho una masiva labor de propaganda contra el gobierno exigiendo el traspaso
de todos los poderes a los soviets, consideran prematura la acción
y se oponen a ella. Explican que el momento para una nueva insurrección
no había llegado aún. Siguiendo la estrategia leninista,
los bolcheviques veían necesario ganarse primero la mayoría
en los soviets antes de iniciar una nueva insurrección.
Pero, sus ideas hacía
tiempo que habían calado en las principales ciudades y sobre todo,
en la capital, Petrogrado. Por lo que no sólo no son capaces de
detener el movimiento sino que, por primera vez, son abucheados. Temiendo
que las manifestaciones se descontrolen deciden ponerse al frente de las
mismas para dirigir el movimiento.
Tras semana y media de movilizaciones
-en las que hubo 29 muertos y 114 heridos- las masas comprenden que aún
no era el momento para la insurrección. La llamada de los bocheviques
para regresar al trabajo y a la normalidad es respetada esta vez.
Pero, el gobierno ve la oportunidad
de deshacerse de una vez por todas de los bolcheviques. Culpa de los incidentes
a los bolcheviques. Hace circular el bulo de que Lenin es un espía
alemán, publicando varios documentos falsos que así lo atestiguan.
Esta maniobra junto a la utilización demogógica del tren
sellado hace que los regimientos neutrales se pasen al bando del gobierno.
Los obreros -muchos de los cuáles eran mencheviques y eseristas-
se sienten confundidos.
En esta coyuntura favorable,
se inicia el terror. Se prohibe la prensa bolchevique, se detiene a Trotsky
y Kámenev, se asaltan los locales,... Pero, estas medidas no consiguen
destruir al partido. Rápidamente ponen en marcha otro diario con
distinto nombre. Lenin es puesto a salvo por el partido en Finlandia donde
termina "El estado y la revolución". Los cuadros más
conocidos pasan a una semi-clandestinidad.
Este revés es sólo
temporal. La acusación contra Lenin se desvanece rápidamente.
El campo toma el relevo de la ciudad y la ocupación de fincas se
generaliza. Los cadetes vuelven al gobierno y exigen en una especie de
ultimátum medidas drásticas contra la anarquía y el
caos. Kerenski, sin embargo, se muestra impotente.
Lo único que puede
hacer es convocar en agosto, una Conferencia Nacional -una especie de Parlamento
que agrupa a fuerzas políticas, sociales, económicas y culturales
de todo el país- esperando conseguir "un armisticio entre el
capital y el trabajo". Pero la principal fuerza obrera, los bolcheviques,
la boicotean y los sindicatos les secundan. La Conferencia fracasa.
La burguesía decide
que ha llegado la hora de actuar. De común acuerdo con la nobleza
zarista, los aliados y el Estado Mayor se organiza un golpe de estado.
El encargado de darlo es un general de plena confianza de Kerenski, Kornilov.
Éste se dirige con tropas cosacas leales a su mando contra Petrogrado,
principal foco revolucionario. Kerenski destituye a Kornilov y los ministros
cadetes dimiten. Los mencheviques también se van. Kerenski se ve
sólo y negocia una solución con Kornilov.
Mientras tanto en un Petrogrado
abandonado por el Gobierno los soviets organizan la defensa. Los marinos
del Báltico ponen en libertad a los bolcheviques detenidos, el partido
sale a la luz pública y sus cuadros y militantes consiguen de nuevo
una mayoría aplastante en la guarnición y en las fábricas.
Trotsky vuelve a la presidencia del Soviet y forma el Comité Militar
Revolucionario, un órgano del soviet que junta las tropas con la
recién creada guardia roja, compuesta por grupos de obreros armados.
Las tropas de Kornilov no
son capaces ni de llegar a la capital. Los ferroviarios hacen detener y
dispersar los trenes que transportan las tropas. El 3 de septiembre Kornilov
desiste y se entrega al Gobierno. Los bolcheviques sacan provecho de esta
victoria. El 13 de septiembre Lenin envía dos cartas al CC del Partido
Bolchevique en las que plantea que la condiciones para la toma del poder
ya han madurado puesto que los bolcheviques tienen una mayoría cómoda
en los soviets.
Pero, la mayoría del
CC, capitaneado por Zinoniev y Kámenev, se opone a la insurrección.
Piensan que las condiciones siguen tan prematuras o más que en julio.
Trotsky la apoya pero a condición de esperar al Congreso de los
Soviets que se reúne a finales de octubre. Lenin sólo obtiene
el apoyo del joven Smilgá, presidente del soviet de Finlandia. Desesperado,
dimite de la dirección bolchevique y se entrega a una lucha sin
cuartel para ganar al partido a su idea de insurrección.
El 10 de octubre, Lenin,
disfrazado y afeitado, llega a Petrogrado y logra convencer por 10 votos
contra dos (Zinoniev y Kámenev) de la necesidad de la insurrección.
Se inician los preparativos de la insurrección.
8) La revolución
de octubre
Los preparativos de la insurrección
no se hacen en secreto. Todo el mundo sabía que se preparaba una
insurrección. Incluso, Kamenev y Zinoniev lo denunciaron en la prensa.
El Comité Militar Revolucionario, encargado de la defensa de la
ciudad, organizó todos los detalles.
Las fuerzas con las que contaba
el Comité Militar Revolucionario no eran numerosas: la guardia roja,
los marinos y la flota del Báltico, la guarnición de la ciudad
y los obreros. En total, unos 10.000 hombres.
Como el 25 de octubre se
reunía el Congreso de los Soviets, la insurrección se fijó
para la noche del 24. Esa noche se detuvo a toda la oficialidad que no
reconociera la autoridad del Comité Militar Revolucionario, se ocuparon
las imprentas, los puentes, los edificios oficiales, se establecieron controles
en las principales avénidas, tomo el control del teléfono
y el telégrafo. Petrogrado estaba en manos de los soldados y obreros
revolucionarios al mando del Soviet. Todo ocurrió en 13 horas. A
las 10 de la mañana del 25 todo había terminado.
Sólo quedaba en poder
del Gobierno, su propia sede, el Palacio de Invierno que estaba sitiada
desde hacía días. Los junkers, cadetes militares, que defendían
el recinto resistían tenazmente los bombardeos. Al final el Palacio
se rendió en la madrugada del 26 de octubre, tras un asalto conjunto
de marinos, soldados y obreros. El Gobierno provisional que se había
reunido para organizar la resistencia en la capital fue detenido, pero
Kerenski huyó.
Entre el 28 de octubre y
el 2 de noviembre se ocupó Moscú. En dos o tres semanas la
insurrección se extendió a prácticamente toda la Rusia
europea.
El 25 comenzó el
II Congreso de loa Soviets, con una amplia mayoría bolchevique.
Este Congreso eligió un gobierno revolucionario compuesto mayoritariamente
de bolcheviques y eseristas de izquierda y aprobó los primeros decretos
del nuevo gobierno. Lenin fue elegido presidente.
Se decretó la paz,
cesando toda actividad ofensiva en todos los frentes y proponiendo una
negociación inmediata del alto el fuego. Trotsky, elegido Ministro
de AA.EE. fue el encargado de la negociación con Alemania, firmándose
el armisticio el 2 de diciembre y la paz de Brest-Litovsk el 3 de marzo
de 1918. Se publicaron los tratados secretos.
A nivel económico,
se decretó la confiscación de los latifundios y la entrega
de las tierras a los soviets campesinos, el control obrero de la industria
y la nacionalización de la banca.
Se reconocieron los derechos
de las nacionalidades, incluyendo el derecho a la autodeterminación
y la libertad para separarse.
No obstante, el nuevo gobierno
no era reconocido por los aliados. Además, internamente, contaba
con la oposición de todo el espectro político que había
desde la extrema derecha hasta los mencheviques. Todo ello produciría
en breve la guerra civil y la intervención extranjera.
IV.- El régimen bolchevique
Tras la toma del poder por
los bolcheviques, éstos se encuentran muy aislados y con numerosos
problemas. Sus aliados, los eseristas de izquierdas, se niegan a seguir
el ritmo revolucionario que imponen los bolcheviques. El primer enfrentamiento
llegará con el problema de la Asamblea Constituyente.
En este Parlamento, elegido
por sufragio universal, los eseristas tienen mayoría con cerca del
45% de los diputados. Los bolcheviques obtienen un cuarto de los diputados.
El problema radica en que este parlamento no representa la realidad del
Partido Social-revolucionario, ya que, los candidatos fueron designados
por la dirección del partido antes de la escisión del ala
izquierda que era mayoritaria en las bases y en el campo.
Ante la negativa de la Asamblea
Constituyente de aprobar la Declaración de Derechos del Pueblo Trabajador
y Explotado -aprobada por los soviets-, los bolcheviques la abandonan y
a continuación, un destacamento de guardias rojos entra en el hemiciclo
y da por terminada las sesiones. Es el fin de la democracia parlamentaria
en Rusia y la sanción definitiva de la democracia soviética.
Otro problema importante
es el de la paz. Una importante fracción del Partido Bolchevique
llamada los "comunistas de izquierda", liderada por Bujarin, se oponen
a la paz de Brest-Litovsk y son partidarios de la guerra revolucionaria.
En virtud de esta paz Rusia
perdía las repúblicas bálticas, Polonia, Ucrania y
Bielorusia. Los comunistas de izquierda junto a los eseristas de izquierda
tienen mayoría en los soviets y de hecho pueden derrocar al Gobierno
de Lenin y Trotsky y establecer un gobierno que continúe la guerra.
Finalmente, Bujarin acepta el punto de vista mayoritario ante la campaña
terrorista desatada por los eseristas para provocar a los alemanes.
1) El comunismo de
guerra (1918-21)
Poco tiempo después
de la firma de la paz, comienza la guerra civil con el levantamiento de
la Legión Checoslovaca: unos 50.000 hombres con mandos franceses.
En poco tiempo llegan al Volga. Ante el éxito de la operación,
los aliados deciden intervenir con el objeto de ahogar la revolución
y restaurar el régimen.
En el N. desembarcan un destacamento
anglo-francés con unos 40.000 hombres; en Vladivostok, 100.000 japoneses;
en el S. el general zarista Denikin organiza un ejército de voluntarios
con material y suministros británicos, la guardia blanca; los franceses
se apoderan de Odessa, Ucrania y Crimea; los ingleses se hacen con los
pozos petrolíferos del Caúcaso y el Don. Entran en la batalla,
tropas norteamericanas, polacas, alemanas y serbias.
La situación es desesperada.
Los bolcheviques organizan el ejército rojo al mando de Trotsky
que resiste durante los treinta meses que dura la contienda. Finalmente,
la oleada revolucionaria que agita Europa y los éxitos militares
de los rojos hacen que se firme un nuevo armisticio.
La huella de la guerra civil
ha dejado el país en ruinas. El comercio privado desapareció.
Para alimentar a las ciudades sitiadas y al ejército se requisaban
las cosechas. Los campesinos pobres fueron organizados contra el kukak.
No hay ingresos fiscales puesto que la administración ha desaparecido.
Se opta por emitir moneda sin respaldo en la producción lo que crea
una fuerte inflación. El hambre y las epidemias asolan las ciudades,
el corazón de la revolución.
La industria produce un 13%
de la producción de antes de la guerra. La producción de
acero sólo supone el 2,4 %, la de hierro un 1,6 %. El 63 % de las
vías férreas están inutilizadas. La superficie cultivada
se ha reducido en un 20 %. Los kulaks prefieren sacrificar su ganado antes
de que lo requisen.
En este contexto, se produce
la revuelta de Kronstadt, una base naval cercana a Petrogrado de gran tradición
bolchevique. Asímismo, existen no menos de 50 focos de alzamiento
campesino. El más importante, el del caudillo Majno, controlaba
toda Ucrania. El partido decide cambiar su política.
2) La NEP (1921-28)
La NEP representó
un retroceso temporal motivado por las consecuencias de la guerra. Se trata
de un período de transición donde se mezclan elementos socialistas
y capitalistas en la economía.
Se eliminó el requisamiento
forzoso, se devolvieron gran parte de las tierras a los kulaks, creándose
un mercado libre interior. Al mismo tiempo, el estado creaba las grandes
granjas estatales, los sovjós, y las cooperativas de explotación
agraria, los koljós.
Se desnacionalizaron las
empresas de menos de 20 trabajadores, autorizándose la jerarquía
de salarios y las primas de producción en las empresas privadas.
Se autorizó la presencia de técnicos extranjeros. Se fija
un impuesto en "especie" y se autorizan, bajo control estatal, las inversiones
extranjeras. El sistema estatal quedó dirigido por el Soviet Supremo
de Economía.
La NEP trajo estabilidad
y permitió recuperar los niveles de producción anteriores
a la guerra.
3) La organización
del estado
La Constitución de
1918, precedida por la Declaración de Derechos del Pueblo Trabajador
y Explotado, entró en vigor en 1921, tras la guerra civil. La Constitución
consagraba el sistema soviético. El poder se encontraba en el Congreso
de los Soviets, que elegía un Comité Central (Parlamento),
a quién rendía cuentas un Consejo de Comisiarios del Pueblo
(Gobierno).
Al constituirse la URSS se
creó el Parlamento se hizo bicameral, con un Soviet de la Unión
y otro de las Nacionalidades. La URSS se organizó como un sistema
confederal, donde las repúblicas conservaban su derecho a la separación.
4) El triunfo de la
burocracia estalinista
Debido a las draconianas
condiciones de la guerra civil, el aislamiento de la revolución,
el fracaso de la revolución europea, la muerte de numerosos cuadros
bolcheviques, las dificultades económicas, etc empezó a surgir
una casta burocrática en el seno del partido, en la retaguardia
y en el aparato del estado.
En 1922, Lenin advirtió
de este peligro. La burocracia emergente se adueñaba de los soviets,
los sindicatos, las células y comités del partido y representaba
de hecho un peligro contrarrevolucionario.
A partir de 1923, con la
enfremedad de Lenin, Stalin representó esta nueva capa social que
dirigía una contrarrevolución política. El pronóstico
elemental del leninismo había sido que en virtud del atraso de Rusia
una revolución obrera victoriosa sólo podía sobrevivir
con la ayuda de una revolución en Occidente, concretamente en Alemania.
En caso contrario, la revolución soviética degeneraría
o fracasaría.
En 1924, con la asunción
de la teoría antimarxista del "socialismo en un sólo país",
la burocracia rusa salió definitivamente a la superficie. La oposición
leninista, liderada por Trotsky, no podía luchar contra tal cúmulo
de fuerzas sociales y fue finalmente derrotada.
El estalinismo se convirtió
en una deformación grotesca del socialismo, una especie de esperpento
soviético, que acabó con la democrcaia obrera e impuso una
dictadura totalitaria. Sin embargo, la burocracia no se sintió tranquila
hasta que no acabó con la dirección bolchevique que hizo
la revolución.
Así, a lo largo de
los años 30 se produjeron numerosas purgas que acabaron con el fusilamiento
de cientos de miles de bolcheviques, entre ellos los principales dirigentes,
excepción hecha del dictador Stalin. Trotsky fue asesinado por un
agente estalinista en México, donde vivía exiliado.
5) La colectivización
forzosa
En 1928, Stalin acabó
manu militari con la NEP. Las tropas llegaban a las aldeas y "colectivizaban"
las tierras. Unos diez millones de personas fueron recluidas en Siberia
acusadas de kukaks. Ante tanta violencia innecesaria, los campesinos pobres,
verdaderos beneficiados de esta nueva revolución agraria, se unieron
a los kulaks y hubo que asaltar militarmente numerosas aldeas.
Los excesos fueron evidentes.
En algunas aldeas se colectivizaron hasta las gafas, zapatos, prendas de
vestir, etc. La GPU informa de revueltas campesinas generalizadas. La guerra
civil llega al campo de nuevo.
El desastre es total. Hasta
una década después el sistema colectivista no igualará
la producción de 1927, al implantar la mecanización de las
grandes granjas colectivas.
6) La planificación
La colectivización
agraria fue un desastre, no así la planificación de la industria.
Eliminado el sector industrial privado, el primer plan quinquenal (1928-32)
se centró en la producción de bienes de equipo y fortalecer
la industria pesada.
El resultado fue inmejorable:
la producción electrica se quintuplicó, la de acero se dobló.
El aumento de la producción industrial fue del 250 %, y ésto
en los años de la gran depresión en el mundo capitalista.
El socialismo, a pesar de la caricatura burocrática, comenzaba a
demostrar en el terreno de los hechos, las cifras y los números,
su superioridad.
No obstante, rigurosos estudios
de economistas occidentales han planteado que sin la axfixia que representaba
la burocracia -"el taller que atrasa a todos los talleres", según
Trotsky- la economía rusa hubiera crecido tres veces más,
alcanzando antes de la guerra mundial al gigante norteamericano.
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