El sueño de la razón
Yevgueni Yevtushenko
Sorry, no english
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No hace mucho recibí una carta de Israel de
unos padres que habían puesto el nombre de Babi Yar a su hijo. Los ojos
del niño, negros como las ruinas humeantes de Kosovo y Belgrado
que aparecen estos días en la televisión, me miraron fijamente desde la foto.
Los padres del chico querían conmemorar lo que había ocurrido en Babi Yar
(nombre del lugar donde se produjo una masacre de judíos y título de un poema de
Yevtushenko de 1961), y explicar el nombre de su hijo a todo el que no supiera su
significado, de modo que estas dos palabras no se olvidaran nunca.
Hoy, al ver la foto, me parece que este chico israelí tiene rostro albanés o serbio.
Al igual que Raskolnikov, protagonista de Crimen y castigo, la
novela de Fedor Dostoyevski, la historia vuelve a la escena del crimen.
Y ahora ha regresado a los Balcanes, donde a principios de este siglo estalló la I Guerra
Mundial.
Han convertido a la increíblemente bella cordillera de los Balcanes en un lugar
embrujado, que ahora esconde entre sus escarpadas montañas un nido de serpientes, del que
podrían salir las guerras del día de mañana.
Por supuesto que es inmoral contemplar con indiferencia el fuego en la casa
del vecino.
¿ Pero acaso la única solución es intentar apagarlo con bombas ?
Según parece, cuando los líderes de los países miembros de la OTAN tomaron la decisión
de bombardear a los serbios para salvar a los albano-kosovares cometieron el inexcusable
error de no estudiar a fondo muchos factores.
El hacha y el bisturí
No todo el mundo en EE.UU. y aún
menos en Europa, está de acuerdo en que se lleve a cabo una operación quirúrgica contra
un virulento cáncer étnico utilizando un hacha en lugar de un fino bisturí. Es
posible que se compliquen peligrosamente las relaciones de EE.UU. y Occidente con Rusia, y
que la crisis provoque la creación de una alianza militar alternativa, digamos que entre
China, la India y Rusia.
Por cierto, ¿ que sucedería si los separatistas de Texas, que quieren independizarse de
EE.UU. algún día solicitan ayuda a la nueva unión militar de China, la India y Rusia ?
En mi infancia, toda mi generación se entregó a la lectura de los Cuentos
de hadas de Montenegro, un libro que se convirtió en un clásico para los rusos.
Durante la II Guerra Mundial, las proezas de los partisanos yugoslavos en su lucha contra
el fascismo fueron fuente de inspiración no solo para nuestros soldados, sino
también para nuestros poetas.
Al escuchar las declaraciones sosegadas y glaciales de un zalamero portavoz
de la OTAN, en la que informaba de que en la ciudad de Kraguyevat era uno de los objetivos
militares de la Alianza, me estremecí, porque este nombre es un símbolo de la
heroica resistencia de la nación yugoslava ante las fuerzas de ocupación de Hitler.
Más tarde, Yugoslavia opuso una resistencia no menos heroica al régimen de
Stalin.
Pero nunca se transformó en odio hacia los rusos. Y cuando los periódicos de Moscú
comenzaron a llamar traidor a Tito, en lugar de héroe, este sentimiento nunca arraigó en
la población rusa.
Recuerdo que en 1948 fui con mi padre a ver el circo de Moscú.
Un payaso sacó a la pista un enorme perro, tocado con un sombrero de mariscal yugoslavo.
El perro llevaba un fajo de dólares gigantescos entre los dientes.
" ¡ Eh ! Tito, perro callejero, suelta el dinero ", gritaba el payaso,
riéndose a carcajadas.
Pero el público mantuvo un silencio sepulcral.
" Esto es asqueroso...salgamos de aquí ", dijo mi padre en voz alta
levantándose del asiento.
Y poco a poco, el circo quedó vacío. supe más tarde que tuvieron que quitar ese acto
del programa.
Yugoslavia fue durante mucho tiempo el país socialista más próspero e
independiente, al menos eso nos parecía a los rusos. No fue hasta más tarde, tras la
muerte de Tito y el desmembramiento de la Federación de Yugoslavia, cuando
comenzamos a comprender que no todo era tan puro y justo en la tierra de nuestros
"hermanos en armas" yugoslavos.
La guerra fue muy importante para nosotros, y no podemos abandonar ahora, cuando están en
una situación difícil, a quienes debieron luchar tanto como nosotros.
¿ Han olvidado esto los países de la OTAN, que también lucharon con los
yugoslavos contra el fascismo ?
Hace muy poco, Rusia y EE.UU. celebraron el fallecimiento de la Guerra Fría.
Pero tan pronto como comenzaron a caer las bombas de la OTAN sobre Yugoslavia, el
esqueleto de la Guerra Fría se despertó a causa de las explosiones, abrió la tapa del
ataúd y, según parece, saltó a Rusia.
Primero se colocó la máscara de dogo del político nacionalista
Zhirinovsky, quién ahora sonríe alegremente ante la feliz oportunidad de poder ladrar al
elefante de la OTAN; a continuación se puso los bigotes belicosos del presidente de
Bielorusia, luego el pasamontañas de un desconocido aspirante a terrorista que
intenta disparar con un lanzagranadas contra la embajada de EE.UU. en Moscú.
Estas extraordinarias personas no podían imaginarse un regalo más oportuno que las
bombas lanzadas por la OTAN contra Yugoslavia.
Los políticos que ha menudo han engañado a su propio pueblo aprovecharon inmediatamente
la oportunidad para golpear la mesa con el puño, amenazantes, al tiempo que
extendían la otra mano para recibir la esperada limosna.
El portavoz de la Duma se ha tomado muy en serio la propuesta que trajo tras sus
entrevistas con Milosevic, el proyecto de ciencia-ficción de una unión entre Rusia,
Bielorusia y Yugoslavia.
No me creo la solidaridad instintiva hacia el pueblo serbio que han
manifestado algunos de nuestros políticos, de dudosa sinceridad, porque la
verdadera solidaridad nunca ha tenido nada que ver con los paroxismos de políticos
oportunistas.
¿ Cómo habríamos de creerles cuando tantos diputados de nuestro Parlamento no
manifiestan ni la solidaridad más básica hacia su propio pueblo, cuando hay
veteranos de guerra pidiendo limosnas en el metro, maestros y físicos que no cobran
sus sueldos desde hace seis meses, mineros que golpean el asfalto con sus cascos sin
recibir respuesta alguna ?
En mi opinión, la única postura justa es ser proserbio y proalbanés a la
misma vez, es decir, proHumanidad. No debemos confundir a los pueblos con los
extremistas.
En una ocasión, durante la guerra de Bosnia, una encantadora mujer serbia, profesora de
Filosofía de una Universidad Norteamericana, dejó de parecerme una persona inteligente
tan pronto comenzó a hablar de los Bosnios. "Estos sucios bosnios son como animales
salvajes...Hay que destruirlos a todos"
Me pareció ver unos colmillos de loba entre sus bellos labios.
Al cabo de un mes hablé con una estudiante bosnia de posgrado, en otra Universidad,
quién también me mostró sus colmillos de loba en cuanto comenzó a hablar de los
serbios...
No debemos satanizar a ninguna nación porque también podrían satanizar
la nuestra.
El desfile interminable de refugiados albaneses totalmente inocentes que vemos en
nuestras pantallas de televisión apela a la compasión de la Humanidad.
Pero también lo hacen las casas en llamas de los serbios inocentes.
Dos guerras distintas
Resulta trágico que Rusia y EE.UU. estén
viendo por televisión dos guerras completamente distintas, aunque se trate de la misma.
En la televisión estadounidense los serbios son los culpables de todo, y en la rusa, los
norteamericanos.
Antes, cuando Solzhenitsyn hablaba abierta y contundentemente en contra de las
autoridades soviéticas sus palabras pasaban de inmediato a los titulares de los
periódicos estadounidenses.
Pero ahora nadie en EE.UU. se apresura a publicar sus declaraciones sobre el bombardeo
contra Yugoslavia: " Un hermoso país europeo está siendo destruido mientras los
gobiernos civilizados aplauden brutalmente " (Argumenty i Fakty, nº 15, abril)
La verdad no solo queda resumida en esta frase, sino también en la mujer
albanesa, apenas viva, que unos hombres arrastran por la nieve en una bolsa de plástico
para llevarla del infierno de Kosovo a Montenegro; y en la anciana serbia que permanece de
noche sobre un puente con una diana en su pecho hundido, desafiando a las bombas que caen
del cielo, y en los tres soldados
norteamericanos hechos prisioneros, con sus rostros de niños, magullados y sangrientos...
¡ Tengan más cuidado con los Balcanes !
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