El ministro de salud, Ginés González García, se 
                reunió el martes con los Senadores para "apurar" la ley de 
                esterilizaciones (ligaduras de trompas y vasectomías) que la 
                Cámara de Diputados le diera recientemente media sanción. La 
                urgencia tiene causa en la presión que ejerce el Banco Mundial 
                que para agosto tiene comprometido un crédito por 350 millones 
                de dólares para el área de GGG. Estos fondos, que siguen 
                aumentando la deuda externa argentina, van a ser aplicados a 
                planes "materno infantiles" y de "salud", lo que en el 
                lenguaje tramposo del organismo de crédito internacional 
                significa control de la natalidad mediante abortivos y 
                esterilizaciones en los países emergentes.
              
                 Todo en el área de salud se 
              ha revelado como una gran mentira. Durante el gobierno de Duhalde, 
              siendo también ministro de salud GGG, se argumentaba que era 
              imprescindible sancionar la ley de salud sexual y procreación 
              responsable (salud reproductiva) porque de tal modo se iban a 
              evitar los embarazos adolescentes, los abortos y el crecimiento 
              del SIDA. Para desarmar posibles oposiciones de prelados tibios se 
              aducía que los métodos a emplearse tenían que ser no abortivos, 
              reversibles y que ello quedaría limitado a los hospitales públicos 
              y no a los centros de salud confesionales o privados. Hasta 
              Antonio Cafiero prometió públicamente que iba a presentar otro 
              proyecto de ley, porque si bien votaba el que pedían Duhalde y GGG, 
              no estaba convencido. Lo estamos esperando todavía.   
                 La realidad demuestra que 
              nada de ello se ha cumplido ni se va a cumplir.  El propio 
              gobierno revela que han aumentado no sólo los embarazos 
              adolescentes sino que ha disminuído la edad en que ello sucede. 
              También se habrían incrementado el número de abortos -según el 
              gobierno- y la Organización Mundial de la Salud ubica a la 
              Argentina en el segundo lugar en latinoamérica en número de 
              infectados de SIDA. 
              
                   Los métodos que se utilizan son en muchos 
                casos abortivos, como ciertos anticonceptivos con altas dósis de 
                levornogestrel, o como la anticoncepción de emergencia, 
                resultando por lo tanto irreversibles. La ley que empuja el 
                intocable ministro de Duhalde se piensa aplicar en los centros 
                de salud confesionales y privados y se espera completar con 
                "educación sexual" obligatoria con contenidos impuestos 
                verticalmente por los funcionarios del Estado. Vamos hacia una 
                única forma de actuar y pensar con una policía sanitaria y 
                judicial que velará que ello suceda y nadie pueda disentir.
                
              
              
                  
              
              
                   De allí al "certificado de responsabilidad 
                social" -constancia de esterilización- que se exigía en el Perú 
                de Fujimori para obtener asistencia social o trabajo queda a un 
                paso y no muy lejano. Hermosa oportunidad para que el 
                progresismo fabrique otro organismo dedicado a ello. Ya no sería 
                la Defensoría del Pueblo, de la Nación, del Niño, de la Mujer, 
                de la Tercera Edad, el INADI, o los Derechos Humanos; podría 
                ser, porqué no, una "Secretaría de Responsabilidad Social" lugar 
                adónde los esterilizados gestionan sus subsidios o se anotarán 
                en eventuales planes de viviendas, pequeñas claro, porque serán 
                familias acotadas. 
              
              
                  
              
              
                   Lo curioso es que sigue ocultándosele a la 
                población, con la complicidad de la delincuencia política 
                genuflexa, que la ley de esterilizaciones no tiene previsto 
                ningún mecanismo para revertir estas operaciones mutilantes, 
                siendo por otra parte dificilísimas las  microcirugías para 
                hacerlo, resultando en el 90% de los casos de imposible 
                reversión. 
              
              
                  
              
              
                   Ello juega con el interés de evitar el 
                desarrollo poblacional de nuestro país que Kirchner alienta para 
                que Argentina sea una reserva ecológica del Nuevo Orden. Prueba 
                de ello es que los fármacos anticonceptivos el ministerio de 
                salud los regala y los remedios para combatir la esterilidad no 
                tienen ningún tipo de reintegro o promoción. 
              
              
                  
              
              
                   Ahora se intenta presentar como un "derecho" 
                una mutilación, especialmente a los pobres a quienes se quiere 
                convencer que de tal modo son "libres" y "responsables". 
                Mientras tanto, siguen en la indigencia y se les oculta la alta 
                tasa de incidencia en el  cáncer de útero o de próstata que se 
                verifica en las poblaciones sometidas a este procedimiento 
                veterinario. 
              
              
                  
              
              
                   Mientras avanza el laboratorio de GGG en 
                el parque industrial de Garín, se le paga al FMI, se mantienen 
                los fondos de Santa Cruz en Suiza, crece la desigualdad social y 
                se promete pagarle al Club de París, el gobierno colonial,  
                regente del Nuevo Orden,  nos quiere convencer que se preocupa 
                por los pobres. Lo paradójico es que, algo que es "tan bueno y 
                saludable" no haya sido practicado por nadie de los que lo 
                promueven.
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