En Cuba hubo varias etapas donde la prostitución
                  se ejercía, pero nunca fue como hoy en día con las jineteras
                  desparramadas por toda la ciudad y cerca de los hoteles de
                  turistas que sólo buscan el sexo pagado, y vienen con todos
                  los vicios y degeneraciones sexuales. En los años 30, la
                  prostitución se ejercía en Cuba en una forma muy discreta y
                  aunque era ilegal la policía hacía la vista gorda por órdenes
                  superiores. Ellas trabajaban desde casas en barrios
                  determinados como eran la calle San José y el callejón de
                  Dragones que iba desde la calle Amistad hasta la calle Zanja,
                  la calles Crespo y Colón, la calle Pajarito y algunas otras
                  que se fueron abriendo. Trabajaban dentro de las casas en las
                  que vivían cinco o seis muchachas y en otras partes, muchas más
                  de cinco. Por ley no podían salir a la calle y para tratar de
                  conseguir clientela, sólo se asomaban por las persianas de
                  las ventanas. A estas las llamábamos prostitutas. Había también
                  un tipo de jinetera que llamábamos fletera y que, como las
                  actuales jineteras, trabajaba en la calle; su radio de acción
                  se limitaba a unas cinco cuadras de radio cerca de una posada
                  en la que tenían un cuarto reservado para ellas. Cuando conseguían
                  un cliente, caminaban hasta allí (había que estar loco para
                  ir con este elemento). Las posadas abundaban y los precios de
                  los cuartos iban desde $2.00 por un par de horas hasta $10.00 por
                  noche completa. Por los años 50, lo anteriormente explicado
                  continuaba, pero empezaron a surgir lugares de verdadero lujo
                  donde hasta enseñaban a las guajiritas a caminar, expresarse
                  y arreglarse para salir con hombres de negocios. Una de las más
                  famosas fue La Casa Marina. Las muchachas tenían que ser
                  bonitas y las entrenaban y arreglaban, y atendían todas sus
                  necesidades  tanto normales de ropa (lujosa con pieles y todo), comida
                  casa para vivir (allí no se podía hacer negocio), como las
                  necesidades médicas, chequeos mensuales para evitar contagios
                  a algún cliente y toda la atención médica requerida. Estas
                  lugares sólo eran para ejecutivos y éstos tenían que ser
                  conocidos de la casa o estar garantizado por otro cliente
                  regular. No mandaban a la muchacha con cualquier loco, el
                  cliente tenia que ser conocido. Salían como hacen aquí a
                  bailar, a comer a los casinos, a jugar y al final al hotel.
                  Hoy en día, al hambre y a la necesidad de proveerse de ropa y
                  de las pequeñas necesidades las pobres muchachas, muchas de
                  ellas niñas de 14 y 15 años salen a recorrer la calles buscando
                  clientes, sobre todo en los hoteles de turistas y tienen sexo
                  en cualquier rincón callejero. El gobierno no lo desconoce,
                  lo ve y lo apoya porque sabe que el dinero que dejan los
                  turistas finalmente caerá en sus manos y la mayor parte del
                  turismo que viene a Cuba de Europa, viene buscando el sexo
                  libre, los estilos degenerados, homosexualidad, lesbianismo, etc
                  etc. Es una vergüenza haber prostituido de esa manera a una nación
                  pero nada detiene al comunismo, son capaces de prostituir a su
                  propia madre para lograr sus metas.
                  
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