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               De manera sorpresiva habló en el Círculo 
            Militar el capitán (re) Carlos Augusto Franceschi Carabajal, cuya 
            oratoria fue considerada muy importante para los días en que se 
            debate la relación entre el poder político y la institución 
            castrense. Sin duda, un tema que dará mucho para debatir en este fin 
            de semana entre quienes se interesan por el tema.  
              
                 
              Noche especial en el Circulo Militar: 
              No es poca cosa. Alguien dio la cara y trazó, como Francisco 
              Pizarro en la Isla de Gallo, una raya. 
               
   Habló el coronel Carlos Alberto Anún para recordar al teniente 
              Mario Asúa y al hecho en el cual perdiera su vida. Se procedió a 
              la colocación de una ofrenda floral y a la entrega de un 
              recordatorio a la esposa del fallecido militar, Dra. Elsa 
              Giardella. Pero luego ocurrió un acontecimiento que dará que 
              hablar porque tomó el micrófono Carlos Augusto Franceschi 
              Carabajal. 
               
   Se lo recuerda a Franceschi como un oficial de Infanteria muy 
              recto, muy militar, a quienes los cadetes de la Promocion 99 (la 
              de Roberto Bendini, la de Néstor Hernán Pérez Vovard, la de Juan 
              Bautista Yofre, a quien se consultó antes de redactar esta 
              crónica), tomaba como ejemplo. 
               
   Yofre dijo haberlo tenido en cuenta más que a Mohamed Ali Seineldin, 
              también oficial de Infantería y referencia de cadetes en aquellos 
              tiempos. 
               
   Yofre recordó: "Franceschi era oficial cuando nosotros éramos unos 
              cadetes de 1er. año (1965, cuando ingresó Bendini al Colegio 
              Mlitar de la Nación, aunque algunos de la 99 entramos en junio de 
              1964). Si no me equivoco, uno de sus últimos destinos fue director 
              del Liceo Militar General San Martin, por donde yo pasé en 
              1960/1961". 
               
   En cuanto a Anun, alias el Turco, fue jefe de pelotón en la 1º 
              Compañia de Infantería en junio de 1964, es decir estaba en 4º 
              Año.  
               
              Los liceístas pueden olvidarse todo pero jamás quién fue su 1er. 
              jefe de pelotón. Es la tradición. Es quien lo cuida, pasa revista 
              al paclard con guantes blancos (si se ensucian, adiós fin de 
              semana), quien reta y quien castiga, quien controla.  
               
   Anun, tenia un aire 'napoleónico', decían todos, porque cuando 
              retaba ponía la mano izquierada atras, a la altura de la cintura y 
              la derecha con los dedos entre el tercer y cuarto boton de la 
              chaquetilla de diario, y hablaba inclinándose hacia adelante.  
               
   Anun, se recibió en diciembre de 1964.  
               
   Franceschi era ya oficial, por lo tanto más antiguo que Anun, pero 
              se retiró antes.  
               
   Eran los tiempos en que Bendini, cadete, tenía como oficiales a: 
              - 
              
              Seineldin,
                
              - 
              
              Faustino 
              José Svencionis (al que apodaban 'el Barba' porque pasaba revista 
              -antes de salir de franco- con algodon y si quedaban restos en el 
              rostro del cadete era demostración de que no se encontraba bien 
              afeitado),   
              - 
              
              Ernesto 
              Alais (jefe de la 1ª compañia de Infanteria, recordado porque 
              nunca llegó a Campo de Mayo para reprimir a Aldo Rico), 
                
              - 
              
              Enrique 
              Schineli Garay, quien hacia desfilar al 2do. año de la Cia. 
              cantando 'Cara al Sol', el himno franquista,   
              - 
              
              Roberto 
              Jauregui, que estuvo en Tucumán (sufría de úlcera, así que a veces 
              venia mal y 'bailaba' a todos un largo rato...), 
                
              - 
              
              Latasa, que 
              acostumbraba acentuar la é, especialmente cuando era la última 
              letra, como 'chiclé', y   
              - 
              
              Barrera (al 
              que le decían "sopera" por lo grande de su cabeza y su gorra) que 
              ordenó "tomar las tres mantas en cada una de las manos", 
              provocando sonrisas inocultables... y francos perdidos...  
             
              
                
              
              En aquella promoción también se recuerda al malvado Berazay, cuyo 
              placer era tener a los cadetes en cuclillas hasta que se les 
              acalambraran los músculos de los muslos, y a un tal Artuso, que 
              cuando alguien estaba de "imaginaria" debía despertarlo a las 
              05:14, ordenaba "Ilumíneme el reloj" que marcaba las 05:17... y el 
              pobre desgraciado corría durante horas. 
               
                
              Aquel fue el ambiente en el que se formó Bendini, quien venía de 
              militar en la agrupación nacionalista católica Tacuara, y cuyo 
              contrincante era Pedro Lavaisse --el abanderado de la Promoción 
              99, compañero de cuarto del 'petiso' Bartrons, que luego fue a 
              Caballeria--. 
               
                
              Ocurre que Lavaisse venía de la Guardia Restauradora Nacionalista.
               
               
                
              Lavaisse nunca llegó a general porque tuvo un problema familiar 
              muy grande estando en París (pero fue un gran oficial aunque poco 
              sociable: le decían 'Tornillo', "Apretá para abajo, aflojá para 
              arriba..." Fue jefe de la custodia de Jorge Rafael Videla, donde 
              no llegaba cualquiera. 
               
                
              Aquellos fueron los cadetes de 1er. Año que desfilamos en 1965, 
              frente a Arturo Illia el 25 de mayo....un año antes del golpe de 
              Juan Carlos Onganía. 
               
                
              El director del Colegio Militar era el general Demarchi, un 
              general que era campeón de tiro que cuando se retiró administró 
              Ferrocarriles y luego se hizo 'motoquero', como hoy día lo son 
              otros que descubrieron la vida tarde: Daniel Hadad, Hugo Franco y 
              'el Corcho' Rodríguez. 
               
                
              En su despacho tenia un cartel que decía "Medite".  
               
                
              Bendini era medio obeso, a quien le costaba trepar la pared de la 
              "pista de Infantería" y había que empujarlo del traste. 
               
                
              El encargado de la 3ra. Compañía de Infantería era Adalberto 
              Rodríguez Giavarini, era la compañía de los "mersas" de la 
              Infanteria.  
               
                
              Rodríguez Giavarini y Aldo Rico eran los escoltas de la bandera 
              del Colegio.  
               
                
              Eran años de 'códigos': A un cadete lo agarraron copiando y se 
              puso un FAL en la boca y se mató...  
               
                
              Cuando íban a almorzar marchaban desde la Compañía al comedor, 
              muchas veces, lo hacían con "Alte Kameraden".  
               
                
              Alemania obsequió esa marcha y nosotros le dimos San Lorenzo, por 
              eso los alemanes entraron a Paris con la melodía de la Marcha de 
              San Lorenzo, algo que muchos ignoran.  
               
                
              De manera sorpresiva y al concluir Anún, se acercó y tomó posesión 
              del micrófono el capitán (re) Carlos Augusto Franceschi Carabajal, 
              quién argumentando haber sido jefe de la compañía cuando el 
              homenajeado cursara el Colegio Militar de la Nación, dijo lo 
              siguiente:  
               
                 “Con la verdad, tan esquiva hoy, recordamos a nuestro amigo y 
              compañero Tte. 1ro Mario César Asúa y también a nuestro soldado 
              Hugo Alberto Vacca, el conductor del vehículo en el que viajaba el 
              Tte. 1ro Asúa.  
               
                
              Vacca fue salvajemente baleado, quedando hemipléjico y falleció 4 
              años más tarde. Es nuestro deber homenajear a nuestros héroes 
              muertos en la guerra contra la subversión y el terrorismo.  
               
                
              El Tte. 1ro Asúa basó su vida en el amor a su prójimo, a su 
              familia, a su Ejército, a su Patria y a Dios. En el amor al 
              servicio. Los ejecutores del odio lo asesinaron por ser como era. 
              Por vestir el uniforme de la Patria. Por ser militar. 
               
                
              El Tte. 1ro Asúa fue sacrificado, desde entonces lloramos ocultos 
              este holocausto. A partir de hoy no lloraremos más en la oscuridad 
              ni a escondidas.  
               
                
              Desde hoy llamaremos a las cosas por su nombre y diremos al pueblo 
              argentino la verdad y sólo la verdad.  
               
                
              La actualidad nos exige declarar con firmeza y en voz alta: 
              “Basta”. Basta de mentir, basta de engañar al pueblo, basta de 
              atacar a las instituciones fundacionales de la República.  
               
                
              Declaramos: no somos asesinos, no somos genocidas, no somos 
              violadores, no robamos niños, no asesinamos a nadie por la 
              espalda, no matamos a nadie que esperaba un colectivo y no nos 
              ensañamos asesinando niños.  
               
                
              No implantamos el terrorismo de estado, que se inició en un 
              gobierno democrático con la Triple A en 1973. Combatimos y 
              vencimos a un enemigo solapado que atacaba a la República.  
               
                
              Esos son los ejecutores del odio y la venganza que asesinaron al 
              Tte. 1ro Asúa, son los que juzgaron a los vencedores de la guerra 
              contra la subversión y el terrorismo con leyes posteriores a los 
              hechos que ellos mismos ordenaron ejecutar y cómo hacerlo.  
               
                
              Son los que pagan a los traidores a la patria.  
               
                
              Son los que pagan a los que atacaron a su pueblo.  
               
                
              Son los que pretenden sacar a Dios de nuestras vidas y para ello 
              intentan quitarnos a nuestros obispos.  
               
                
              Son los que niegan a nuestras mujeres el derecho a la palabra. 
              Porque hoy en la Argentina decir la verdad es delito y mentir 
              tiene premio en dólares.  
               
                
              El ataque a las instituciones fundacionales de la República es 
              posible porque los que tienen el deber de defenderlas no lo hacen. 
              Llamemos a las cosas por su nombre.  
               
                
              El que niega o desconoce la trágica guerra, el que quema 
              reglamentos o esconde pruebas que sirven para aclarar los hechos 
              sufridos por nuestra Argentina, se llama “traidor”.  
               
                
              Al enemigo le reconocemos el derecho a luchar por sus ideas, a los 
              traidores no les permitimos ni llamarse nuestros camaradas.  
               
                
              En nuestro mártir recordamos a todos los asesinados por los 
              delincuentes terroristas.  
               
                
              Hoy veneramos junto al Tte. 1ro Asúa y al Soldado Vacca, al 
              ejemplar juez Quiroga, a los Cardozo, a los Viola, a los 10 
              soldados formoseños del RI 29 de Monte, a los Lambrusconi, a los 
              Sánchez, a los Salustro, a los Rucci, a los Larrabure, a los Genta, 
              a los Aramburu, a los Quijada, a los Yabor, a los Molina, a los 
              Silioni, a los Reese, a los Braga, a los Villar, a los Vandor, a 
              los Tifis, a los Klostermann, a los Tabares y a todos los que 
              fueron vilmente asesinados por el odio.  
               
                
              La Patria no se hace con palabras tibias sino, como dijera el 
              General San Martín, jugándose “las pelotas” a cada minuto.  
               
                
              Se la hace trabajando decentemente, se la hace invirtiendo y no 
              llevándose el dinero al exterior ni entregando instituciones, se 
              la hace dando el ejemplo como Belgrano y San Martín, no 
              revolviendo basura como “el perro”, y menos aún como el 
              impresentable que hace lo que le dicen desde la Fundación Ford a 
              través de su maestro en terrorismo y su madre putativa.  
               
                
              Señores como estos se arrogan el derecho de juzgarnos. No fueron, 
              no son y no serán jamás “jóvenes idealistas” los ejecutores del 
              odio que asesinaron al Tte 1ro Asúa, “fueron, son y serán asesinos 
              terroristas” que atacaron a la República y a su pueblo y 
              ejecutaron los crímenes más horrendos o es que olvidamos a 
              Larrabure y a tantos otros torturados en la tristemente “célebres 
              cárceles del pueblo”.  
               
                
              No olvidamos a nuestras familias, a nuestros hijos que no sabían 
              si volveríamos cada vez que salíamos de casa, que preguntaban a 
              sus mamás si el próximo será papá, a nuestros amigos que corrían 
              la misma suerte que nosotros por ser nuestros amigos y a todos 
              aquellos que supieron dar la vida en defensa de las Instituciones 
              de la República.  
               
                
              No justificamos la delincuencia del proceso político-económico 
              iniciado bajo la sombrilla del gobierno militar, todo lo 
              contrario, pero eso no es causa para que mientan y ataquen a las 
              FFAA, FFSS, FFPP.  
               
                
              Si la República tiene un sistema de libertad es gracias a estas 
              instituciones. Mienten al decir que con esta mal llamada 
              democracia se come, se cura, se vive, se educa y no sé qué más. 
              Hoy sabemos que eso es falso.  
               
                
              Hoy sabemos de la mentira que condena sin juicio, de las 
              detenciones por orden del “poder político”. Hoy sabemos de 100 
              niños que por día mueren de hambre, hoy sabemos del bajo nivel de 
              educación, hoy sabemos de los enfermos sin atención y sin cura.
               
               
                
              Hoy sabemos de la mitad del pueblo argentino en la miseria y hoy 
              sabemos de no tener derechos ni siquiera para ir al mercado porque 
              nos matan como moscas o nos secuestran o nos roban.  
               
                
              “A aquellos jueces dependiente” y parciales que anteponen sus 
              intereses a la sagrada misión de decir justicia le decimos que en 
              un mañana no lejano deberán rendir cuenta de sus actos como 
              injustos magistrados y quizás también como traidores a la Patria.
               
               
                
              Su obligación es exigir el cumplimiento de las leyes y enjuiciar a 
              quienes cometen delitos, no cumplir órdenes o directivas de otros 
              poderes.  
               
                
              Si en ello os va la vida, tendremos el orgullo de decir la 
              Argentina ha dado un santo más a la defensa de la República. Hoy 
              pareciera que la guerra revolucionaria ha recomenzado, por ahora 
              subrepticiamente como en todo conflicto, con palabras, la mentira 
              y el engaño que son las primeras escaramuzas.  
               
                
              El enfrentamiento violento se produjo a partir de 1970 ¿Qué 
              pasará? ¿Estamos preparados?. Pretenden convencernos que el pueblo 
              quiere una patria socialista.  
               
                
              La gran mayoría no lo aceptó ayer y no lo acepta hoy. Lucharemos 
              por nuestra Argentina libre, lucharemos por Dios Uno y Trino, 
              lucharemos por nuestra libertad. Lucharemos por nuestro derecho a 
              la vida desde la gestación, lucharemos por nuestra privacidad 
              inviolable, lucharemos por nuestra familia intocable y por nuestra 
              Bandera Celeste y Blanca.  
               
                
              El adversario sigue la lucha utilizando a las instituciones y como 
              escudo, la democracia como cobertura. Tenemos el deber de dar este 
              “buen combate” por Dios, por la Argentina, por las FFAA, por 
              nuestros héroes muertos o presos, por nuestras familias y por los 
              hijos de nuestros hijos.  
               
                
              Lo haremos con la Constitución y las leyes y triunfaremos. Podemos 
              y lo haremos. No hay excusa para ninguno. Todos debemos dar 
              nuestro “¡presente! Y nuestro testimonio. 
               
                
              A todos los civiles que permanentemente alzan su voz en defensa de 
              sus soldados les agradecemos de corazón.  
               
                
              Son nuestros invitados de honor, sabemos que comparten nuestro 
              dolor.  
               
                
              Soldado Hugo Alberto Vacca, Teniente Primero Mario César Asúa 
              descansen en paz, sus camaradas no entregarán la bandera por la 
              que dieron la vida enseñándonos el camino. Muertos pero no 
              derrotados.  
               
                
              Cristo vence y la Mariana Patria Argentina triunfará.  
               
                
              Teniente Primero Mario César Asúa....... Presente; Soldado Hugo 
              Alberto Vacca........ Presente”.  
               
                
              No se puede determinar si fortuita o intencionalmente, le fue 
              cortado el micrófono, no obstante lo cual continuó con su 
              exposición a viva voz.  
               
                
              Al finalizar tomó el micrófono, y retornó el sonido, y habló una 
              autoridad del Círculo Militar de la Nación quién criticó por 
              extemporáneas y de tinte político el discurso en cuestión y que no 
              formaba parte del programa elaborado para el homenaje de 
              referencia.  
               
                
              Cabe acotar que las palabras del Capitán retirado Franceschi 
              Carabajal fueron interrumpidas en reiteradas oportunidades por 
              aplausos de los concurrentes.  
               
                
              Franceschi, en otra parte de su elocución manifestó: 
               
                
              “Los terroristas fueron juzgados y 
              encarcelados durante los años '71 al '73, merced a la creación de 
              la cámara federal en lo penal.  
               
                
              Este esfuerzo, trajo consigo, que los principales cabecillas de 
              los grupos terroristas, fueran condenados y encarcelados, pero el 
              25 de mayo de 1973, el presidente electo Cámpora, a instancia de 
              su ministro Righi, firmó el decreto de amnistía total para los 
              terroristas y delincuentes comunes.  
               
                
              Fue así que los guerrilleros, recuperada la libertad, redoblaron 
              sus atentados, sus secuestros, asesinatos y se ensañaron 
              principalmente contra aquellos que los habían juzgado, como el ex 
              Juez Jorge Vicente Quiroga.  
               
                
              Lamentablemente, durante el gobierno de Perón y el de Estela 
              Martinez de Perón, muchos jueces no quisieron arriesgar sus vidas 
              juzgando a sus futuros mercenarios". kkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkk 
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