| 
   
Sacerdote según 
Cristo, | 
       
      
        |   
        vigía y testigo de la verdad, | 
       
      
        | un 
        elegido | 
       
      
        | para 
        la caridad intelectual. | 
       
      
        | 
        Fue 
        intransigente con el error. | 
       
      
        | 
  
  
  
        No 
        conoció la cobardía | 
       
      
        | 
        
  
  
        
  
        del apaciguamiento ni la | 
       
      
        | 
  
  
  
         complicidad | 
       
      
        | 
        
  
  
        
  
        de 
        la concesión. | 
       
      
        | . | 
       
      
        | 
  
  
  
        El 
        mundo moderno, | 
       
      
        | 
  
  
  
        profeta 
        y precursor | 
       
      
        | 
  
  
  
        de la 
        bestia, | 
       
      
        | 
  
  
  
        vientre 
        burgués | 
       
      
        | 
  
  
  
        preñado 
        de ídolos, | 
       
      
        | 
  
  
  
        no 
        obtuvo de él | 
       
      
        | 
  
  
  
        ni el 
        esbozo de una sonrisa, | 
       
      
        | 
  
  
  
        menos 
        aún, la genuflexión. | 
       
      
        | 
  
  
  
        El sólo 
        dobló sus rodillas | 
       
      
        | 
  
  
  
        ante la 
        Trinidad Santísima, | 
       
      
        | 
  
  
  
        y ante 
        la Madre del Salvador. | 
       
      
        | . | 
       
      
        | 
  
        Tuvo 
        la impaciencia | 
       
      
        | 
  
        de 
        los consagrados, | 
       
      
        | 
  
        
        tuvo el coraje de la fidelidad. | 
       
      
        | 
  
        
        Combatió por amor, | 
       
      
        | 
  
        
        no faltó a ningún combate, | 
       
      
        | 
  
        
        fue jefe en las gestas de Dios. | 
       
      
        | 
  
        
        Ocultó su corazón de niño | 
       
      
        | 
  
        
        bajo la coraza de un guerrero, | 
       
      
        | 
  
        
        permaneció un sencillo | 
       
      
        | 
  
        
        bajo la toga del maestro. | 
       
     
   
         | 
        
            
              
              
                
                  | 
  
  
  
        Lo 
        descubrieron así los pibes | 
                 
                
                  | 
  
  
  
        de los 
        barrios bravos, | 
                 
                
                  | 
  
  
  
        y los 
        hombres cotidianos, | 
                 
                
                  | 
  
  
  
        los que 
        sufren sin palabras | 
                 
                
                  | 
  
  
  
        y 
        mueren sin aplausos, | 
                 
                
                  | 
  
  
  
        los que 
        aprenden y trabajan | 
                 
                
                  | 
  
  
  
        y 
        transpiran en silencio, | 
                 
                
                  | 
  
  
  
        y 
        llevan a Dios como un secreto. | 
                 
                
                  | 
  
  
  
        Mas 
        también lo comprendieron | 
                 
                
                  | 
  
  
  
        los 
        locos aventureros | 
                 
                
                  | 
  
  
  
        que en 
        las profundidades, | 
                 
                
                  | 
  
  
  
        buscan 
        la raíz de los misterios, | 
                 
                
                  | 
  
  
  
        y 
        aquellos que no se resignan | 
                 
                
                  | 
  
  
  
        a dejar 
        este mundo en manos | 
                 
                
                  | 
  
  
  
        de los 
        ingenieros del infierno. | 
                 
                
                  |   | 
                 
                
                  |   | 
                 
                
                  | 
  
  
  
        La 
        Iglesia fue su vida, | 
                 
                
                  | 
  
  
  
        la 
        patria su herida. | 
                 
                
                  | 
  
  
  
        Orientó 
        la construcción | 
                 
                
                  | 
  
  
  
        de la 
        ciudad terrestre, | 
                 
                
                  | 
  
  
  
        para 
        que todo en ella | 
                 
                
                  | 
  
  
  
        mirara 
        a la ciudad celeste. | 
                 
                
                  | 
  
  
  
        Eso le 
        costó persecución, | 
                 
                
                  | 
  
  
  
        la 
        cárcel, | 
                 
                
                  | 
  
  
  
        y el 
        ataque de manos asesinas. | 
                 
                
                  | 
  
  
  
        La 
        marginación | 
                 
                
                  | 
  
  
  
        fue 
        castigo a su valor, | 
                 
                
                  | 
  
  
  
        su 
        destierro 
        y su 
        isla. | 
                 
                
                  | 
    | 
                 
                
                  | 
    | 
                 
               
                
             | 
       
     
    
   
  
  
    
  
  Hoy, 
  ausente en Dios, 
  
  nos ha dejado 
  su ejemplo 
  
  y su 
  pensamiento, 
  
  como piedras 
  elegidas, 
  
  para que 
  sigamos construyendo 
  
  a catedral de 
  la vida. 
  
  
  Descanse él en 
  paz. 
  
    
  
    
  
  Mi Señora Santa María; 
  
  Vida, Dulzura y Esperanza 
  nuestra: 
  
  No te olvides de mi Patria 
  
  y recuérdate de su Pueblo. 
  
  Tan sólo es lo que pido. 
     |