En la Biblia, "Entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y Gomorra azufre y 
  fuego de parte de Jehová desde los cielos" (Génesis 13:13; 18:20; 19:24, 29; 
  Hosea 11:8).Las dos ciudades fueron borradas por Dios por los pecados de sus 
  habitantes. En la narrativa bíblica (Génesis 18), Dios informa a Abraham que 
  va a demoler la ciudad de Sodoma por su gran inmoralidad. Abraham ruega a Dios 
  que no lo haga. Dios está dispuesto a aceptar siempre que haya 50 personas 
  justas en la ciudad, luego 45, después 30, 20, o hasta 10 personas decentes.
     Aunque la historia bíblica está saturada de furia y venganza divina, es 
  Abraham, un ser humano de orientación moral, quien insiste en salvar a los 
  habitantes de Sodoma. Sin embargo, pocos Abraham contemporáneos han alzado sus 
  voces dentro de la sociedad israelí. En una manifestación contra el emergente 
  ataque brutal contra Líbano, aparecieron menos de mil israelíes. Pero más 
  preocupante es que no se vean muchos Abraham entre nuestros dirigentes 
  mundiales. Mientras se vio claramente a Bush saludando la brutal eliminación 
  de un país árabe más, su gemelo ideológico, el primer ministro Blair, apoya el 
  “derecho a la autodefensa” de Israel.
     Deberíamos hacer al primer ministro británico la pregunta obvia: si Israel 
  sólo se empeña en “autodefenderse”, ¿cómo no hay una misión de rescate de la 
  Armada para los británicos de Tel Aviv o Haifa? De alguna manera, Mr. Blair, 
  es bastante evidente que el objetivo de Israel al “autodefenderse” es tan 
  amplio en su brutalidad que lo que se aniquila es Beirut y el sur de Líbano.
     Siguiendo la profecía de Sholem, es suficientemente manifiesto que sin duda 
  los todopoderosos israelíes comparten el papel de un Dios cruel. Piloteando 
  F-16 usamericanos, los israelíes “hacen llover azufre y fuego” sobre ciudades 
  y aldeas libanesas hasta destruirlas. Anoche, los ángeles de la fuerza aérea 
  israelí lanzaron 23 toneladas de explosivos sobre un solo búnker en Beirut. 
  Parece que su verdadero objetivo es matar.
     Sin embargo, en la historia bíblica, Dios está dispuesto a negociar: 
  “muéstrame 50, 40, 30, 20 personas justas,” dice a Abraham. Al parecer, 
  Israel, el todopoderoso Dios regional, está menos dispuesto a negociar. Hasta 
  ahora, ha rechazado todas las iniciativas de cese al fuego. Los israelíes 
  quieren “terminar la tarea”, dicen.
     Habría que preguntarse cuál es exactamente la tarea que quieren terminar. 
  Por cierto, siembran el daño colateral por todo Líbano, pero al parecer no 
  tocan a Hezbolá. Pero castigan, de manera más bien asesina, a todo el pueblo 
  libanés. Arrasan los vecindarios del sur de Beirut, destruyen la 
  infraestructura civil de Líbano, destruyen la economía del Estado, medio 
  millón de libaneses han sido desplazados, cientos han muerto. Y adivinen lo 
  que pasa: no vencen. Hezbolá gana fuerzas ostensiblemente. En realidad, desde 
  ahora en adelante, Hezbolá sólo puede ganar. En otras palabras, Hezbolá ya ha 
  ganado la batalla.
     Más que nada, Hezbolá hizo que Israel revele su noción extremadamente 
  devastadora de la aritmética de la sangre, es decir 2 = 500.000. Para los que 
  no logran comprender: los que creen que “dos es igual a medio millón” pueden 
  destruir sin el menor titubeo con bombas nucleares a quienesquiera tomen por 
  sus enemigos. 2 = 500.000 sugiere que Israel no es sólo un peligro regional, 
  es la mayor amenaza para la paz mundial. Lo sabemos desde hace cierto tiempo, 
  pero ahora, gracias a Hezbolá, será de conocimiento común.
     Aunque en la historia del conflicto, ningún ejército árabe ha logrado 
  derrotar a la potencia militar israelí, Hezbolá, un pequeño grupo paramilitar 
  de combatientes patriotas ha logrado transformar las ciudades del norte de 
  Israel en pueblos fantasmas. Lo hicieron sin una armada, sin fuerza aérea, sin 
  tanques.
     Para los que no lo saben, todo Israel tiene que ver con ‘la buena vida’. 
  Tiene que ver con el comercio en la bolsa. Celebrar una parrillada en la 
  playa. Grandes conciertos al aire libre de pop importado. Más que Paz, los 
  israelíes buscan “Shalom”, que significa en realidad: seguridad unilateral 
  sólo para judíos. Hezbolá (así como Hamas) dejó en claro a los israelíes: 
  nunca viviréis en Shalom a menos que echéis mano a la noción de Paz.
     Importa mencionar que Israel nunca podrá ganar esta guerra, sólo puede 
  perder y en realidad ya la perdió. El poder de disuasión de Israel fue 
  despedazado por una organización paramilitar con armas ligeras. Ante la crisis 
  humanitaria que emerge en Líbano, la atención pública del mundo se concentrará 
  desde ahora en la creciente devastación que los endiosados israelíes han 
  causado. Israel por su parte va a vivir con una guerra de desgaste. Hezbolá 
  tardó 20 años en expulsar al ejército israelí de Líbano. Los israelíes saben 
  perfectamente que si el ejército israelí fracasó miserablemente en el intento 
  de derrotar a Hezbolá, ningún ejército del mundo podrá hacerlo mejor. Hezbolá 
  sobrevivirá e Israel tendrá ahora en su frontera norte, extremadamente 
  vulnerable, a un vecino muy hostil y a un Hezbolá muy fuerte.
     No cabe duda de que el Dios todopoderoso del Antiguo Testamento es 
  implacable a veces, actúa con furia y venganza, pero no es vulnerable. En 
  Génesis 18 la gente de Sodoma no resistió, murió simplemente. El que mira 
  hacia atrás con pavor es transformado en una estatua de sal. Pero los 
  endiosados israelíes son bastante vulnerables. Mil millones de árabes los 
  esperan a la vuelta de la esquina. Mil millones de árabes humillados a diario 
  por un occidente anglo-usamericano sionizado que respalda “el derecho de 
  Israel a la autodefensa.”
     Mil millones de árabes miran hacia Palestina robada, Gaza destrozada y 
  Líbano despedazado. Esos árabes tienen buenos motivos para que Hezbolá les 
  levante el ánimo. Hezbolá les da un motivo excelente para mirar con orgullo 
  hacia el futuro. Pero Hezbolá no es el único vencedor. Evidentemente, el 
  ataque israelí lleva a una inmensa crisis humanitaria. Mientras a los 
  usamericanos y británicos les preocupa sobretodo el rescate de sus ciudadanos 
  de Beirut (muchos de ellos, por cierto, de origen libanés), Siria está 
  presente para ofrecer un refugio seguro al creciente flujo de miles de 
  refugiados libaneses. Blair y Bush intervienen para dar luz verde a la 
  brutalidad israelí, pero Siria ayuda a las verdaderas víctimas. Es hora de que 
  dejemos de lado nuestras opiniones y que admitamos que, desde un punto de 
  vista puramente ético, Siria e Irán son quienes apoyan a los oprimidos en esa 
  región maltratada, es decir a los palestinos y ahora a los libaneses. Pienso 
  que basta para sugerir que por lo menos desde el lado ético, Irán y Siria son 
  las potencias más progresistas.
     Y una última palabra sobre los endiosados israelitas; evidentemente no aman 
  a sus vecinos. Pero, cómo decirlo, los que infligen tanto dolor a otros 
  probablemente tampoco se quieren a sí mismos. Incluso los asesinos no gustan 
  de ser asesinos.