PROTESTANTES  Y EVANGELISTAS:
        
        ESENCIA DE 
        LA MASONERIA
        
        (La 
        masonería es la secta de donde todos salen y a donde todos vuelven)
        
        Juan 
        Pampero
        
          
            
              | 
               
              
                 Dedicado con mucho amor al pastor Luis Palau, que chamuya el castellano, vive con los yanquis, dice que 
              es argentino y piensa como un inglés. Todo al mismo precio. Una 
              maravilla este Hermano.  | 
            
          
         
        
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        Arremetida masónica contra los pueblos católicos
        
        
          
        
        La 
        masonería deja en paz momentáneamente a los países protestantes, 
        considerándolos terreno amigo; pero arremete contra los pueblos 
        católicos con el propósito de masonizarlos, sometiéndolos a sus ideas, a 
        sus leyes y a su sistema destructor. Ella se ha colocado frente a la 
        Iglesia como frente a un enemigo que hay que eliminar a toda costa: en 
        su dogma, en su moral, en su jefe, en sus instituciones, en su historia, 
        en su influencia y en su clientela.
        
        
           La guerra es duradera y empeñada, con 
        alternativas de triunfos y derrotas, hasta la victoria decisiva de uno 
        de los dos combatientes o una tregua indispensable, impuesta por las 
        circunstancias con ventajas mayores o menores de una u otra parte. Así 
        tenemos en el país la revolución crónica, encendida y sostenida por la 
        secta, que espía a todas horas la primera ocasión para recomenzar con 
        igual furia y tesón las hostilidades, hasta el último extremo. Esta es 
        la historia presente y pasada de los pueblos católicos. El poder oculto 
        de la masonería es el único y gran criminal, único traidor y enemigo de 
        la patria, asesino de todos los derechos y libertades legítimos, genio 
        exterminador de las naciones que viven con la fe en Cristo y en el amor 
        de su Iglesia. La masonería es tenaz. Cederá momentáneamente ante los 
        acontecimientos desfavorables, pero jamás renunciará a los objetivos que 
        previamente se ha trazado.
        
        
           En 1948 el Gran Maestre de la masonería 
        italiana, Hugo Lenzi, decía: "Entre la masonería y la secta clerical 
        la lucha será aguerrida y sin cuartel hasta el día en el cual el Estado 
        haya conseguido su completa laicidad"; porque "el laicismo 
        —había declarado ya su predecesor Adrián Lemi— constituye la esencia 
        de la masonería". De aquí que el orden del día de la Gran Logia 
        Nacional Italiana del 12 de junio de 1956, aprobado por la Asamblea, 
        rezara así: "De hoy en adelante el Gran Oriente 
        de Italia deberá intensificar su acción por la laicidad del Estado 
        italiano (en orden a la separación de 
        
        la Iglesia y el Estado, el divorcio, al matrimonio civil, 
        el laicismo escolar, la prohibición de la enseñanza por el clero, etc.)"
        
[1]
        
        
           Su programa es destruir radicalmente, por 
        franca persecución a la Iglesia o por el fraudulento e hipócrita 
        sistema de la separación de 
        
        la Iglesia y el Estado, 
        toda influencia social de la religión, llamada insidiosamente 
        clericalismo; y, si fuera posible, destruir la misma Iglesia y 
        toda religión verdadera o revelada. Luego laicizar o 
        secularizar por medio de un sistema parecido, hipócrita y 
        fraudulento —que pretenden llamar de “no sectarismo"— toda la 
        vida pública y privada, sobre todo la instrucción y educación popular; 
        resultando tal maniobra un verdadero sectarismo anticatólico,
        anticristiano, ateo, positivista y agnóstico. 
        El primer tema que se trató en el Congreso Internacional Masónico 
        reunido en Italia del 10 al 23 de septiembre de 1911, fue precisamente 
        el siguiente: "Cuál debe ser la actitud de la 
        masonería frente a 
        
        la Iglesia Católica para impedir que ejerza su influencia 
        sobre el mundo laico".
        
        
        
           Anteriormente, el informe del Congreso 
        Masónico Internacional de 1902 decía que "los 
        problemas actuales que preocupan a la masonería universal son la 
        emancipación de la mujer y la educación del niño; echando primero por 
        tierra los obstáculos que son las nociones impuestas por 
        
        la Iglesia".
        
        
           "Si la mayoría de los pueblos fuese 
        formada por masones —declaraba la Revista 
        Masónica 
        Americana de Buenos Aires 
        en 1872— la reacción (o sea el catolicismo), no se presentaría 
        tan altiva, y la propaganda jesuítica no haría tantos prosélitos". Y 
        más adelante añadía: "La masonería debe tener intervención en la 
        política, porque si fuese destinada únicamente a practicar actos de 
        beneficencia, no tendría razón de ser. Es necesario influir para que la 
        masonería intervenga en los negocios públicos".
        
        
        Las mil puertas abiertas para salir
        
        
           Los ilustres masones Edgard y Eugenio Sué, 
        hablando de las naciones católicas, decían: "El mejor medio de 
        descristianizar es protestantizar a los católicos; pues las sectas 
        protestantes son las mil puertas abiertas para salir del cristianismo". 
        En la revista masónica Lathorñia se lee: ''El protestantismo 
        no es sino la mitad de la masonería; ya que, para beneficiar al 
        liberalismo y al racionalismo —añado de puro metido—, basta que 
        se abrace cualquier secta protestante. 
        [2]
        En efecto, los mismos protestantes y evangelistas comprueban la 
        apostasía que significa el pertenecer a la masonería. Así
        lo confesaba el clérigo protestante que, no obstante ser masón, 
        decía lleno de sorpresa: "Nunca entendí cómo alguien que crea en la 
        divinidad de Cristo y en su doctrina, como única revelación de la 
        verdad, pueda llegar a ser masón sin padecer al mismo tiempo 
        esquizofrenia espiritual". 
        [3]
        
        
           En el periódico "Symbolisme" 
        escribió el docto masón Osvaldo Wirth: “Si el 
        candidato es católico romano ha de obedecer al Papa que le prohíbe 
        ingresar en 
        
        la Orden. En cambio las religiones orientales y 
        las iglesias evangélicas no son enemigas de la masonería y nuestros 
        templos se han llenado de ellos".
        
        
           Los evangelistas y protestantes en las 
        logias masónicas se hallan en sus propias casas. 
        Los masones, mientras necesiten de ellos para descatolizar al mundo, no 
        los molestarán y, por el contrario, siempre serán muy bien recibidos. 
        Porque en esto, a la verdad, están muy interesados. Ya lo decía al 
        perito Francisco Moreno, a orillas del Nahuel Huapi, el 
        presidente masón Teodoro Roosevelt al visitar América del 
        Sur en 1912: "La absorción de estos países latinos por los Estados 
        Unidos es tarea larga y difícil mientras se mantengan católicos".
        
        [4]
        
        
        Igual afirmación hará más tarde su hijo Franklin 
        Roosevelt al explicar a Stalin en la reunión de Yalta 
        que ciertas recomendaciones fracasarían en América latina "por 
        la fuerte influencia ejercida en esos países por 
        
        la Iglesia Católica".
        
        
        
        
           El diario masónico alemán "Hamburger 
        fremdemblatt" del 13 de junio de 1917, al celebrarse los 400 años 
        del protestantismo y los 200 de la masonería, se expresaba así: "Las 
        dos fuerzas espirituales del protestantismo y de la masonería están 
        siempre bien unidas y en buenas relaciones. La masonería reconoce al 
        protestantismo como a su fundador, y no se puede concebir aquélla sin 
        éste. No hubiera habido verdadera y auténtica masonería sin Lutero y sin
        
        
        la Reforma contra nuestro común e implacable enemigo el 
        romanismo". 
        Y la "Gazette de Cologne" del 24 de junio de ese año añadía: "La 
        aparición subversiva de la masonería en Inglaterra fue una reacción del 
        anglicanismo y de la sociedad de los librepensadores ingleses contra las 
        tendencias católicas de los Estuardos. 
         
        
        
           Iguales reflexiones caben para los 
        cismáticos ortodoxos, entre los cuales se ha comprobado, que el 30 % 
        de los miembros de su alta jerarquía son masones.
        
        
           La primera acción masónica en las naciones 
        con unanimidad o mayoría católica es pugnar por la libertad de cultos,
        porque la división religiosa de un pueblo es la premisa necesaria 
        para su progresiva descristianización, secesión 
        política y autoaniquilación.
        
        
           El Gran Oriente de Italia en su 
        Instrucción a las logias en 1889 — después de celebrar sus triunfos 
        por la supresión de las Ordenes religiosas, por la desamortización de 
        los bienes eclesiásticos y por la destrucción del poder temporal de los 
        papas— (a más de 5.000 -conventos habían despojado de sus bienes en 
        1879), recomendaba entre otras muchas cosas lesivas de los derechos de 
        la Iglesia y de la persona humana, lo siguiente: "Trabajar 
        por la reducción del cautiverio de los espíritus agravado por los dogmas 
        y preceptos religiosos; demostrar que la masonería no combate a los 
        católicos sino a los "clericales" que deshonran al catolicismo con las 
        contiendas políticas; probar que la religión florece mejor donde 
        
        
        la Iglesia se halla separada del Estado y que no conviene 
        comprometer a los Estados con trabas jurídicas como son los concordatos 
        estipulados con la Iglesia; apoderarse de la instrucción y educación en 
        las escuelas y de las cátedras y cargos directivos en la docencia 
        secundaria y universitaria; hacer impopulares y cesantear a los maestros 
        y profesores católicos; desprestigiar con calumnias al clero; y 
        laicizar, en fin, toda la vida política, civil y social con leyes 
        secularizadoras de los cementerios, matrimonios, escuelas, hospitales, 
        asilos colonias, clubes, cuarteles, funerales, fiestas nacionales, etc.”
        
        
        
        
        
           En 1904 escribieron en la revista de la 
        secta: "Nuestra táctica frente al catolicismo debe ser la de 
        aislarlo, la de contribuir a su fosilización; para ello contamos con la 
        inestimable ayuda de los mismo sacerdotes y de los obispos que los 
        protejen”. 
        
        
        
           El satanista Adrián Lemmi, jefe de la 
        masonería italiana, decía en su circular a las logias 6n 1887: "El 
        aniversario del 20 de septiembre (de 1870), en que ha sido derrocado el 
        poder temporal del papa, toca exclusivamente a la masonería. Es una 
        fiesta pura y simplemente masónica. Ahora trabajad haciendo el último 
        esfuerzo para dispersar las piedras del Vaticano y construir con ellas 
        el templo de 
        
        la Razón Emancipada".
        
        
           Su desafío satánico, hecho a Dios en su 
        Vicario, repitiendo el "non sérviam" de Luzbel, tuvo lugar el 5 
        de marzo de 1875 cuando, al inaugurar el templo masónico en Roma, dijo 
        el Gran Maestre: "Hermanos de la patria universal: La 
        masonería, es el grito de la conciencia humana contra la 
        opresión. Aquí donde existe la tribuna donde se ha proclamado el 
        Syllabus —la más asombrosa amenaza contra la sociedad moderna— hemos 
        erigido otra tribuna, más modesta pero mucho más sabia, para proclamar y 
        defender los derechos de la conciencia y de la libertad". 
        
         
        
        
           Con tal jefe, como Soberano Gran 
        Comendador del Supremo Consejo, y con el ministro del rey, Francisco 
        Crispi, presidente del Consejo desde 1887 a 1896— que era a su vez Gran 
        Maestre de la Orden, los masones italianos contaban, en 1890, con 
        trescientos diputados sobre un total de quinientos. 
        
        
        Avatares y epígonos masónicos
        
        
           La masonería ejerce su influencia sobre 
        todas las políticas, y sobre los ejecutores de ellas, los 
        politicastros, la Nueva Oligarquía parasitaria que soporta el 
        Pueblo argentino, la mayoría completamente masonizados, y los que no lo 
        son lo parecen. Pero, en la conjura anticristiana que encabeza la 
        masonería, cuenta con sus epígonos y avatares —manifiestos 
        o encubiertos—, ellos son a saber: de los evangelistas (en sus 
        142 versiones todas judaizantes); de la llamada Iglesia Carismática 
        (que son Pentecostales de cabo a rabo, disfrazados de católicos, y por 
        ello clandestinos por definición); del ocultismo que ha 
        envenenado el alma del hombre y de la mujer comunes; del hermetismo 
        (de Hermes Trimegisto) cumulus nimbus de maldades 
        insolentes; el logosofismo; del espiritismo (un fraude 
        hecho y derecho); el kabalismo judaico; el esoterismo; el
        teosofismo; el rosacrucianismo y toda suerte de
        neoespiritualisinos, los cuales se insinúan en el seno de la 
        sociedad cristiana, sembrando la confusión en las ideas y la perversión 
        en las costumbres.
        
        
           En el siglo 
        
        XIX, 
        
        la Alta Venta 
        Carbonaria, 
        heredera del Iluminismo, ejerció la dirección general de las 
        sectas secretas con estas nuevas formas de masonería. Todos sus 
        documentos —de más de setenta y tres años de actuación, y que certifican 
        cuanto aquí afirmo— se hallan en el archivo secreto del Vaticano.
        
        
           Muchas otras sectas, asociaciones y sistemas 
        doctrinales, como la Acción Laica; Liga de la Enseñanza; Intelligence 
        Service; Friendly Societies; Young Men's Christian Association (YMCA); 
        Liga por los Derechos del Hombre; Amnisty Internacional; Liga por la 
        Defensa de los Derechos Humanos (y subconjuntos de éstos como las Madres 
        de Plaza de Mayo, las abuelas de Plaza de Mayo y otras organizaciones 
        terroristas como el CELS);  el Rotarismo y el Leonismo 
        Internacionales; y además el conjunto de laicistas, 
        materialistas, positivistas, librepensadores, 
        racionalistas, solidarios, marxistas y liberales
        de todos los pelajes imaginables, progresistas disfrazados 
        con pellejos de cordero, etc., tan sólo  son auxiliares y renuevos de 
        la masonería, no sólo porque son instituciones y sistemas fundados 
        por masones, bajo la inspiración de la masonería, modelados sobre ella y 
        con masones militantes en su seno, sino también porque por ella son 
        dirigidos y directamente fiscalizados, aprenden sus máximas y cooperan a 
        la victoria de sus empeños, cumpliendo cada uno la misión encomendada.
        Son los diferentes caldos de cultivo que utiliza la masonería para la 
        fermentación de sus principios. Los obispos franceses condenaron en 
        1935 la Liga 
        de los Derechos del Hombre, 
        de la Enseñanza Laica, etc., como organizaciones "franc-masonas 
        encubiertas y disfrazadas, y como filiales de las logias de las cuales 
        reciben las inspiraciones, cooperando en su labor anticristiana; pues,
        es evidente que la masonería es la base de unión de todas".
        
        
        
        
           En la Argentina existen cerca de 80 
        organizaciones colaterales de la masonería; un centenar de 
        organizaciones judías dependientes de las sionistas DAIA y AMIA 
        (todas bajo el control de la logia masónica B’Nei Brith -Hijos de 
        la Alianza-), y alrededor de 1.200 religiones y sectas inscriptas en 
        el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, creadas todas ellas 
        de ex professo para desarrollar su acción profana sin 
        comprometerse (la gran mayoría de estos tabucos fueron aceptados 
        durante el Proceso de Reorganización Nacional y, dentro de él, por el 
        catolicísimo General Videla). Por otro lado existen otras 30 
        que, si bien no son fundaciones masónicas, han sido prácticamente 
        copadas por la masonería y han tomado su estructura funcional. Allí 
        actúan, junto a los masones, los que Lenín llamaba idiotas útiles 
        (tantos, que hasta pueden llenar una avenida), los cuales, al mismo 
        tiempo que sirven de relumbrón a la institución y de resplandor al 
        charlatán de turno, encubren su verdadera finalidad y real origen. 
        Viendo este aquelarre puedo decir con justicia que 
        
        la Argentina ha sido invadida por el satanismo. 
        Espero que salga alguno a desmentirme. Lo espero.
        
        
           La YMCA, llamada también masonería blanca, 
        fue condenada por la Santa Sede en 1920 con estas palabras: "Tales 
        organizaciones, mientras manifiestan una especial preocupación por la 
        juventud, corrompen su fe con la excusa de hacerla más pura; enseñando 
        una concepción de la vida con la prescindencia de todas las iglesias y 
        de toda profesión religiosa". En otras palabras "YMCA acarrea la ruina 
        de la fe de los jóvenes, al afirmar que su finalidad es hacerles conocer 
        mejor la verdadera vida por encima de toda religión y confesión 
        religiosa". 
         
        
        
           En 1894 el Congreso Masónico de Amiens 
        recomendó la fundación de de sectas religiosas y sociedades 
        que obraran en consonancia con la masonería, "quedando nosotros 
        siempre entre bastidores". Y el periódico masónico Chronicle 
        decía en 1897 que "la fuerza de la masonería en 
        su trabajo externo está, sin duda, en que hay más masones, y muchas 
        veces mejor calificados para la ejecución de trabajos masónicos, fuera 
        de 
        
        la Hermandad que dentro de ella. Por eso la masonería en 
        Europa y América funda sectas religiosas, sociedades e instituciones de 
        semejante forma y fin, e infunde en ellas su espíritu".
        
        
           Por ejemplo Le Droit Humain
        (espermatozoide de la que hoy azota a nuestra Nación), es una orden 
        masónica mixta internacional con sede en París, dirigida por el Supremo 
        Consejo Internacional de masones y masonas, grado 33º, fundada el 4 de 
        abril de 1893 por Jorge Martín del Gran Oriente de Francia. 
        Tal cual ocurre con la inofensiva Iglesia Clandestina de Quilmes 
        (que no tiene dueño pero están todos los que son, y son todos los que 
        están). O con hechos que, en apariencia no guardan relaciones entre sí; 
        por ejemplo: para que venga el señor Luis Palau 
        a dar su perorata y hablarnos como si fuéramos infradotados, primero 
        hubo que dar testimonio, lo que es típicamente masónico: inferir 
        una terrible afrenta a 
        
        la Catedral Metropolitana, con baños incluidos. 
        Y la complicidad del Episcopado en cuya palabra el Pueblo ya no 
        cree ni quiere saber nada, porque Fray Jorge Cardenal Bergagoglio 
        todavía no se ha dado por enterado.
        
        
           La Liga por los Derechos del Hombre 
        
        
        fue uno de los aparatos más importantes de los comunistas 
        en el orden internacional (aquí, por lo menos, todos los son aparte de 
        terroristas malvivientes). Se originó después de la disolución del 
        Socorro Rojo Internacional en 1937, el cual apareció en la Argentina 
        como órgano colateral del Partido Comunista antes de 1930. A él 
        pertenecieron grandes figuras de la política argentina (como por ejemplo 
        Arturo Frondizi y sus hermanitos Silvio y Risieri, junto con Chavero, 
        alias Atahualpa Yupanqui, hoy erigido en prócer nacional de la 
        mano del judío Julio Maharbiz). Sus nombres pueden leerse en la revista
        Estudios sobre el Comunismo en sus entregas de julio-septiembre y 
        de octubre-diciembre de 1957, Santiago, Chile. 
        
        
        
           El solidarismo fue inventado en 1865 
        por el masón Eugenio Pelletan, Venerable de la logia L’Avenir, 
        Por él los solidarios reniegan de todo culto y religión: 
        rechazando anticipadamente y con juramento los auxilios sacerdotales en 
        vida y trance de muerte. Él solidarismo es la asociación oficial 
        de los librepensadores (tipo del judío Ernesto Sábato), hija dilecta de 
        la masonería (modelo del gorila tenebroso de Alfredo Palacios), cuyo 
        principio esencial es cabalmente el librepensamiento. Solidario 
        fue el ladrón, asesino y filibustero Garibaldi, el cual escribía en su
        Testamento Político: "(…) Yo declaro que, encontrándome 
        hoy en pleno uso de razón, no quiero aceptar en ningún momento el 
        ministerio odioso, despreciable y condenado de ningún cura (…) y, 
        además, que sólo en estado de locura o de extrema ignorancia creo que 
        pueda un individuo encomendarse a estos sucesores de Torquemada". Pero 
        él fue peor que Torquemada, que a su lado parece un pichón de picurú.
        
        
           En fuerza de los continuos avances del 
        racionalismo, la masonería hizo profesión de fe positivista, 
        o sea del materialismo, más brutal, y recibió en la logia de 
        París, a su jefe Littré en 1876. Al año siguiente, el célebre masón 
        Ferry, a quien se debe el laicismo escolar francés (digamos que 
        como Sarmiento aquí y por la misma época), hizo el elogio del 
        positivismo. Las logias fundaron luego en París (¡Ah, Francia, 
        nación sin destino!), una Escuela Superior, "destinada 
        —escribe Deschamps— a propagar científicamente el socialismo entre 
        las clases intelectuales; y con el socialismo, ese grosero materialismo 
        y esa negación total que constituye el credo del positivismo y de la 
        masonería".
        
        
           
        
        La tenebrosa y criminal secta de los caballeros del 
        Ku-Klux-Klan, que profesa odio fanático al catolicismo, y que 
        es brutalmente segregacionista en el problema de discriminación racial 
        de los negros de Norte América, encuentra entre los masones sus mejores 
        elementos.
        
        
           Fundada en 1864, durante la Guerra de 
        Secesión, agrupa a cuantos abrigan especial encono contra el negro y 
        el católico (a los que llaman papistas, 
        despectivamente) y, en ocasiones, con el extranjero y, al organizar 
        la caza del hombre, resultó ser el terror y espanto de los negros
        y destructores de muchos hogares católicos. En tal época asesinó 
        a 10.000 de estos infelices, de los cuales unos 9.000 fueron negros 
        africanos y el resto católicos. Los locales de reunión se llaman 
        cavernas (como en la Cábala) y su jefe es el Gran Mago 
        (como se llaman los Herméticos y Esoteristas). Esta junta de tenebrosos 
        fue abolida en 1871, pero resurgió en 1917. A mediados del siglo pasado 
        lograron un nuevo incremento en su macabra lista de infames y espantosos 
        crímenes. Dicen que ahora sus locales se llaman cuevas; 
        usan como distintivo la Biblia (con una versión neoyorquina 
        editada en la Quinta Avenida), y el puñal (masónico) y por la noche se 
        presentarían encapuchados y vestidos de blanco en diabólico conciliábulo 
        alrededor de la Cruz 
        de Fuego 
        que presidía sus reuniones. 
        
        
        
        
           Semejante a la Liga del Ku-Klux-Klan 
        fue la célebre Camorra Napolitana de la segunda mitad del 
        siglo pasado: junta de bribones y canallas, progenitores de la 
        Maffia moderna. Etimológicamente esta palabra se la hace derivar 
        de las iniciales de los siguientes vocablos: "Mazzini autorizza furti, 
        incendi, awelenamenti" (Mazzini autoriza robos, incendios y 
        envenenamientos).
        
        No muy lejana a los asesinos de la Carcoma 
        de los españoles: Carbonarismo, Comunismo y Masonería.
        
        
           Las sociedades masónicas de los 
        Teósofos (con varias asociaciones en nuestro país; la más 
        importante se encuentra en Rosario, Santa Fe, ciudad que 
        fue por añares Lupanar de la Masonería), derivadas del 
        espiritismo, establecen que es su deber oponerse decididamente a 
        toda religión positiva, en particular al cristianismo, que estima 
        como la más perniciosa. La Sociedad Teosófica fue fundada la en 1875 por 
        la masonería hindú.
        
        
           El teosofismo —fusión de kabalismo,
        hinduismo, panteísmo y ocultismo— efectuó su unión 
        con la masonería a través del rito mixto del Le Droit Humain 
        (Los Derechos Humanos), y luego selló oficialmente su unión en 1912 con 
        el Gran Oriente de Francia.
        
        
           Estas sociedades fueron condenadas por 
        Benedicto 
        
        XV 
        
        el 18 de julio de 1919 "como irreconciliables con la 
        fe católica". Además, se prohibió a los católicos "asistir a sus 
        reuniones y leer sus escritos". 
        
        
        
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            REFERENCIAS | 
           
          
            
   
     
  
        - 
        
 
   
        Revista
        Civilta Católica, abril de 1958. Nicolás Serra y Caussa, La 
        masonería al derecho y al revés, Tomo II, pág. 438. 
      
      - 
        
        
  
   
        Nicolás 
Serra y Caussa, op. cit.., Tomo II, pág. 164. Revista 
de    
        
        la Masonería Americana, 
Tomo I, pp. 79 a 81. Revista Eclesiástica de Buenos Aires, año 1905. 
      
      - 
        
        
  
   
        Despertad, 
revista de los Testigos de Jehová del 8 de agosto de 1958, pág. 20; redactada en 
inglés en la ciudad de Nueva York y traducida al castellano en la 
        Logia 
Southern Cross 
        (funcionaba en la calle Corrientes 38 de la ciudad de Córdoba), 
dependiente de la Gran Logia Británica a cargo de Ian Gillispie Drysdale (espía 
inglés y amigo inseparable del General Aramburu), que se desempeñaba como 
Auditor, Gran Custodio y Gran Administrador de las logias Mark Master Masons
dependientes  del Príncipe Consorte Felipe de Edimburgo. 
      
   
      - 
        
        Miguel 
        A. León, 
        La Persecución en Méjico, 
        pág. 68, Ed. 1927. 
        
      - 
        
        
  
   
        Diario
La Nación del 19 de marzo de 1955. 
      
   
      - 
        
        
           Hamburger Fremdemblatt 
del 13 de junio de 1917 y Gazette de Cologne del 24 de junio de 1917. 
      
   
      - 
        
        
  
   
         Nicolás 
Serra y Caussa, op.cit., Tomo II, pág. 340
      - 
        
        
        
        
        Revista de la Masonería Italiana, 
pág. 164, año 1904. 
        
        
      - 
        
           Revista de la Masonería Americana, 
Año III, Nro. 17, 15 de octubre de 1875. 
      
      - 
        
         Duque de 
la Victoria, Israel manda, pág. 170   
      
      - 
        
         AAS 
(Acta Apostolicae Sedis), pág. 596, Ed. Año 1920.  
      - 
        
         Diccionario Enciclopédico de la Masonería, 
Tomo II, pág. 901, Ed. de la secta de 1947. 
        
      - 
        
         
   
        Revista Estudios sobre el Comunismo, 
julio-septiembre y octubre-diciembre de 1957, Santiago de Chile. Diario El 
Pueblo del 27 de mayo de 1959. 
La Liga por los 
Derechos del Hombre 
fue clausurada por el gobierno nacional (Frondizi) en 1959 por haberse 
descubierto que era una filial del Partido Comunista.  
      - 
        
         
          Hermann 
Schreiber, Mistagogos, masones y mormones, pp. 45 a 47. Barcelona 1958. 
Traducción al castellano de la edición alemana de 1956. 
   
         
        
   
      - 
        
         
   
        Hermann 
Schreiber, íbidem pág. 289. 
        
      - 
        
          AAS, 
del 18 de julio de 1919, XI, pág. 317   
  
  
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