Integrada al país en su condición de provincia, en 1953, la antigua Misiones se incorporó al concierto nacional ostentando antecedentes históricos tan honrosos como el de haber sido de las primeras que entre sus hermanas del Río de La Plata adhirieron al grito de Mayo de 1810. Misiones había apoyado al movimiento libertador con todo, en sus ideales, en el valioso aporte de sus hijos que lucharon aquí y más allá con valentía, por la grandeza de la Patria soñada.
      Desde cuando la paz constructiva del período de la Organización Nacional imperó en la vida argentina, Misiones venía trabajando ya silenciosamente, sin tregua, en sus montes milenarios, en sus sierras brumosas, con fuerza indomable y con inteligencia práctica, recostada sobre los dos valiosos ríos que la enmarcan, genuina cuña ubicada entre dos países hermanos: Brasil y Paraguay.
      Así se fue estructurando este preciado rincón patrio de valiosa economía agrícola e industrial, crisol verdadero de razas venidas de todos los suelos del mundo, ejemplo humano de la dignificación y la superación constante en aras de exaltar la más noble condición del ser: el Trabajo en el Amor.