Creador y creatura

Credo in unum Deum, Patrem omnipotentem,

factorem coeli et terrae, visibilium omnium et invisibilium.

Sección Astronomía y Física:

el principio de incertidumbre

 

Si bien impresiona complejo, hemos de intentar una introducción accesible a lo que la ciencia moderna define como física cuántica.

Para ello, es importante que recordemos en primera instancia que el mundo material creado por Dios está formado por 92 clases de átomos, esto es, por pequenísimas unidades de materia cuyo tamaño es del orden de los 10-12 metros (desde aquí puede repasarse nuestro artículo sobre notación científica).

Los átomos a su vez, están formados por un núcleo que contiene dos clases de partículas:

- los protones (con carga positiva)

- los neutrones (sin carga)

En tanto, una «nube» de partículas con carga eléctrica negativa rodea ordenadamente a ese núcleo. Esas partículas se llaman electrones. En condiciones habituales, el número de protones y el de electrones en un átomo es el mismo, y por lo tanto la carga eléctrica total del átomo es cero.

Sin embargo, cuando la física clásica debió explicar la naturaleza de la luz o del calor, por ejemplo, se topó con el hecho de que no parecían estar formadas por dichas partículas y se las concibió como ondas electromagnéticas. En resumen, de acuerdo a la física convencional (según lo descripto por Isaac Newton), las partículas y las ondas electromagnética constituyen entidades diferentes.

Sin embargo, a medida que se ha profundizado en el estudio de la materia, se ha verificado que la luz tiene características que la asemejan a la de las partículas... y que ciertas partículas se comportan como ondas. Esta dualidad, que impresiona quizás extraña en primera instancia, fue puesta en evidencia merced a las tesis y experiencias de Albert Einstein y Niels Bohr a principios del siglo XX.

De hecho, Bohr publicó su conocido modelo de átomo, enseñado en los colegios secundarios, en base a esta dualidad. Llamativamente, esta concepción dual del mundo material puede parecernos extraña y hasta poco comprensible... pero es la que ha llevado al hombre a fabricar el rayo láser o a realizar imágenes por resonancia magnética nuclear.

El átomo de Bohr

Lo que ocurre es que, a esa escala microscópica, los objetos no se comportan como en nuestro cotidiano mundo macroscópico. Los principios enunciados por los brillantes físicos que hemos mencionado son claves para entender como se mueve un electrón, pero se vuelven atípicos y hasta tedioso para entender como se mueve un perro.

Además de resultarnos extraña a escala habitual, la física cuántica implica un concepto que ha deslumbrado a los físicos en las últimas décadas y es el llamado principio de incertidumbre.

Volvamos a la física clásica, newtoniana y escolar: si sabemos que un móvil parte de una ciudad a una velocidad conocida y constante, podemos en principio calcular donde estará en un momento determinado. También sabemos que si se deja caer al vacío un objeto con una masa conocida desde una altura determinada, sabremos con que velocidad llegará al piso y cual será su energía cinética, por ejemplo. En términos simples, la física clásica nos permite PREDECIR ciertas variables futuras con notable CERTEZA, basándonos en el conocimiento de las condiciones presentes.

A nivel ultramicroscópico, los físicos se han topado con cierta incertidumbre. ¿Qué significa esto? Que aún conociendo en forma exhaustiva la velocidad y posición de las partículas de un sistema, NO PUEDE PREDECIRSE ni su futura posición ni su futura velocidad. Ocurre que esto no es debido a falta de datos o información, sino de una FALTA DE CERTEZA (incertidumbre) fundamental por el cual no es posible deducir el futuro de esa materia aún con conocimiento absoluto y completo del presente de dichas unidades de materia.

En el primero de los casos, una visión no trascendente y atea de la concepción macroscópica de la materia nos llevaría a una suerte de determinismo, esto es, podemos deducir el futuro merced al conocimiento de unos parámetros del presente. Sin embargo, esto no es más que una minimización de Dios Nuestro Señor, capaz de intervenir en la historia y la materia merced o no a las leyes que el mismo ha creado (vale, como simples ejemplos, los milagros eucarísticos o la danza del Sol en las apariciones marianas a lo largo de las décadas)

En el segundo de los casos, una visión similar de la concepción microscópica de la materia puede hacernos creer que ni siquiera Dios Creador podría conocer el futuro en base al citado principio de incertidumbre. Nuevamente estaríamos minimizan al Todopoderoso, quien no "predice" el futuro a partir del presente, ya que es eterno y Existe de por sí más allá de nuestra discreta concepción de lo que es el tiempo.

Es claro y evidente que la Creación día a día nos demuestra maravillosamente el poder y la gloria de Dios, tanto en nuestro devenir cotidiano como en el micromundo sobre el que estamos concebidos. Y resulta también claro y evidente que es imposible para nuestra humilde ciencia entender la totalidad del misterio de lo creado y del hombre mismo sin una mirada desde el cristal de la Verdad.

 

Revista Digital Fides et Ratio - Marzo de 2008

 

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