Literatura a 70 años de la muerte del poeta Fernando Pessoa
El mayor poeta portugués del siglo XX anticipó la muerte
del autor antes de que fuera decretada por los post-estructuralistas.
Fernando Pessoa empezó a utilizar los heterónimos, “otros modos de ser”
–Alberto Caeiro, Ricardo Reis, Alvaro de Campos y Bernardo Soares–, en
1914. En un mundo que se desarticulaba en pedazos por la Primera Guerra
Mundial, el poeta fraguó el mito de la heteronomía literaria, desconfió de
la unidad, sospechó que las grandes obras eran una entelequia, que sólo
sobrevivirían unos pocos textos, breves, concisos y variados, y forjó un
proyecto estético al servicio de la dispersión y la fragmentación de la
subjetividad poética. No persiguió la gloria inmediata ni el
reconocimiento personal, pero aspiraba a la posteridad, aunque lo hayan
ignorado en vida. Y fue su famoso baúl con más de 25 mil páginas
manuscritas, que dejó cuando murió en 1935, el pasaporte que le permitió
perdurar como un genio de la literatura. A 70 años de su muerte, se
realiza hoy a las 14 en el Malba (Av. Figueroa Alcorta 3415) una
conferencia, Fernando Pessoa, setenta años de desasosiego, en la que
participarán Esteban Peicovich, Carlos Rasines y los traductores
argentinos del escritor portugués: Rodolfo Alonso (ver aparte) y Santiago
Kovadloff.
“Antiguos navegantes tenían una frase gloriosa: navegar es preciso, vivir
no lo es –escribió Pessoa en una de sus anotaciones–. Quiero para mí el
sentido de esta frase a fin de fundirla con lo que soy: crear es
necesario, vivir no.” Y la fundió tan al pie de la letra que sólo “vivió”
por y para la literatura. No se casó –era incapaz de relacionarse con las
mujeres–, aunque tuvo un romance fugaz con una muchacha a la cual le
escribió, en la carta de ruptura, que su destino pertenecía a “otra Ley,
cuya existencia no sospecha usted siquiera”, situación que remite al modo
en que Kierkegaard rompió su compromiso con Regina Olsen. Nunca tuvo una
casa propia y distaba de ser una persona permeable a los círculos sociales
de Lisboa. Para Octavio Paz, traductor del poeta en México, la historia
del verdadero Pessoa “podría reducirse al tránsito entre la irrealidad de
su vida cotidiana y la realidad de sus ficciones”. Pero el poeta portugués
no inventó personajes-poetas; creó obras de poetas como las de Caeiro,
Campos o Reis, a quienes les diseñó detalladas biografías, horóscopos,
retratos físicos completos, características morales, intelectuales e
ideológicas porque estaba convencido de que el único camino era el de la
simulación estética.
Estos heterónimos se conocían entre sí, polemizaban unos con otros y hasta
contradecían a Pessoa. El único que no está afectado por el desasosiego de
vivir es Alberto Caeiro, el maestro en torno al cual se determinan los
otros. Aunque nació en abril de 1889 en Lisboa, vivió la mayor parte de su
vida en una quinta en el Ribatejo, donde conocería a Alvaro de Campos. Su
vida eran sus poemas, como dice Ricardo Reis: “La vida de Caeiro no puede
narrarse, pues no hay en ella más que contar. Sus poemas son lo que hubo
en su vida. En todo lo demás no hubo incidentes, ni hay historia”. En uno
de sus poemas, Caeiro escribió: “No tengo ambiciones ni deseos./ Ser poeta
no es una ambición mía./ Es mi manera de estar solo”. Alvaro de Campos,
que nació en 1890 en Tavira y es ingeniero de profesión, escribió el poema
Opiario, dedicado al poeta y narrador Mario de Sá-Carneiro. Se peleó con
el maestro Caeiro cuando se acercó al futurismo y al sensacionismo. El
poeta Ricardo Reis, médico de profesión y monárquico, recibió una
formación clásica. Experto en la forma de los poetas latinos, proclamó la
disciplina en la construcción poética y escribió breves odas paganas de un
modo impetuoso y como si hubiera sido asaltado súbitamente por la
inspiración.
Aunque Reis, como Pessoa, apelaba a metros y formas fijas, el poeta
portugués advirtió que no admiraba la perfección formal de su
heterónimo:”Reis escribe mejor que yo, pero con un purismo que considero
exagerado”. ¿Por qué eligió darse a conocer a través de tantas máscaras
(se estima que llegó a crear más 70 heterónimos)? La afirmación vital de
Pessoa se configuró en la convicción de su vocación literaria. Para él, el
poeta es un “fingidor que finge tan completamente que hasta llega a fingir
que es dolor el dolor que de veras siente”. Este humor doloroso,
dramáticamente exponencial, le hizo decir: “¿Por qué, engañado, juzgo que
es mío lo que es mío?”. El poeta se multiplicó o se despersonalizó como
autor en la figura de estos personajes; quizá Reis, Caeiro y De Campos
fueron lo que Pessoa anheló ser, si se tiene en cuenta que el origen
etimológico de su apellido conlleva en sí este simbolismo de
desbordamiento ficticio: la palabra persona surge de las máscaras del
teatro. Pero sus heterónimos también son lo que el poeta portugués, que
sólo publicó el libro Mensaje (1934) y un puñado de poemas y textos en
prosa en diversas revistas como El banquero anarquista (1922), no quiso
ser, un yo, una personalidad individual. Esta disgregación es el humus de
esa fertilidad secreta que pone en circulación el mito Pessoa.
Pero que haya sido un profeta de “la muerte del autor” o que haya liderado
la experiencia modernista en su país con el grupo Orpheu no lo redime de
su extensa y compleja relación con la derecha política. Pessoa,
descontento con la República proclamada en 1910, colaboró desde joven en
Acción, revista del Núcleo de Acción Nacional, abrazó el sebastianismo
-por el joven rey Don Sebastián (1557-1578), un mito mesiánico por el cual
se volvería a restaurar el esplendor portugués para todos– y en 1928 firmó
un panfleto, Interregno, defensa y justificación de la dictadura militar
en Portugal, del que luego renegaría. Antes de morir, Pessoa se definió
como “un conservador antirreacionario, un cristiano gnóstico opuesto al
catolicismo, miembro de la Orden de los Templarios”. Todavía habrá unas
cuantas sorpresas más –la pluralidad de Pessoa parece apenas la punta de
un iceberg– en la medida en que se continúen publicando esos papeles
inéditos que dejó en su baúl.
Gracias por tu "maldita" visita, para comunicarte conmigo a:
[Alejandra Pizarnik]
[Charles Bukowski]
[Emily Dickinson]
[Marques de Sade]
[Ivan Tubau]
[Miguel Angel Bustos]
[Fernando Pessoa]
[Horacio Quiroga]
[Charles Baudelaire]
[Anaïs Nin]
[Charles Baudelaire]
[Jacobo Fijman]
[Antonin Artaud]
[Arthur Rimbaud]
[Porfirio Barba Jacob]
[Sam Shepard]
[Poemas de Guss]
[Otros Malditos]