MIGUEL ANGEL BUSTOS
Fragmentos fantásticos
1. Hemos cambiado nuestro destino de dioses por un destino de mercaderes.
2.
En medio de ruidos y terrores clama una voz. Llega a mí solo. Es el grito de
Espíritu que me posee. Adivino su mensaje. Mi horrorizada lengua sigue su ritmo
maldito. ¿Hasta cuándo paredes de mi cráneo? Hasta que sea colmada la eternidad.
3. La única verdad que poseo es mi muerte. La única mentira es mi vida.
4. De la noche vengo. A la noche voy. Un solo relámpago de luz turbia mi
cuerpo.
5. Esta espantosa reliquia del dolor: la alucinada memoria.
6. Somounian. Kalebouris.
Atail.
Ángeles que pudieron existir.
7. Cuando murió mi padre nació su olvido.
9.
Escribe mientras sea posible. escribe cuando sea posible. ama el
silencio.
10. en la Región de los Cielos las piedras del sueño van rodando en tus
ojos.
11. Abre la puerta, la única puerta. La puerta del Sueño.
12. Mata al pájaro. Guarda el canto.
14. ¿Adónde me conducirá la locura que no sea el corazón de los hombres?
17. Reza, reza, hasta que se te gaste el Dios.
19.
¡Oh, mapa de tu boca, mar de tu vientre, infierno de tu sexo!
20. Escucho la voz de las estrellas. Ella me dice que el espacio es
infinito, que el tiempo es una utopía de nuestra sangre. Que las estrellas que
habitan cada átomo de nuestro cuerpo también nos está oyendo. Que el clamor es
total y desesperado. Que la muerte es un sueño del cual despertaremos en el
reino alucinante.
21. Era un país de mármol con ríos de leche oscura y barcos de oro fino.
El muro esmaltado del cielo estallaba en tréboles ardientes. Una luz espesa como
sangre llenaba las cosas y las almas.
En cestos de una paja desconocida morían cabezas humanas. Tras el horizonte
saltaba un sol blanco herido, gotas de pus y mercurio se convertían en rayos.
Alineados como en un bosque talado yacían cuellos de nieve. Un puñal despedía
olor a vísceras y espanto.
El verdugo de aquel aquelarre de niños vengativos dormía junto al mar helado con
sueño tranquilo.
22. Sobre la hierba bajo la cual respiraba suavemente el dormido, ella
amó nuevamente con la misma pureza, con los mismos quejidos de placer y locura.
Usó del mismo amor que clavado duraba en la memoria intemporal de aquel que anda
en el Reino de los Muertos.
45.
Tocan a degüello.
Supongo que nadie, que ningún hijo negará a su madre. Ya sé, ya sé.
Darán la
garganta.
Dejaremos sólo en la tierra una cruel vagina entre los zarzales. Del
cielo bajará un
cohete de puro aluminio lleno de semen. Sí, señores.
El cielo se hinchará de voces algún tiempo en el tiempo.
Ahora del Infierno, no sé no sé.
69. ¿Qué seré yo en cien años, sino una bocanada lúgubre entre tablas y olvido? Encantamiento futuro, perdón.
78. Amor, explosión del alma con el pene niño, tibio, sin saber qué hacer, seguro ya del olvido y el polvo del siglo.
82. Bajo la vagina pestilente del Cielo de Cristo, la jauría de los esclavos.
de "Fragmentos Fantásticos"(1965)
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