Miguel Ángel Bustos
Mare
Tenebrarum
En aquel tiempo del triste colegio, en aquel que
jamás recuerdo; soñaba con tigres y pájaros en
lucha y mi corazón era el desierto y el cielo, el sol
y la luna de aquel mundo final.
Llegó hasta mí un sacerdote, llegó y me dijo: por lo
que piensas morirán tus ojos, tu piel será maldita,
como la piel de las momias, amarás a dios en todo
lo que te destruya.
Me senté junto al muro más cruel y lloré la lepra
del cielo.
Cayó mi corazón, lo perdí. Y reyes ya de sangre
pájaros y tigres me acosan para siempre y todas
mis aguas, todos mis ríos, huyen muertos hacia el
atroz y calmo Mar de las Tinieblas.
Y el ángel de la locura, el ángel de la fiebre mira,
en mí al monte coronación del Verbo; escribo para
que me sea dado el Silencio.
de "El Himalaya o la moral de los pájaros" (1970)
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