EL VERSO
CON RIMA Y MEDIDA

 

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   AUTÉNTICA POESÍA    

 

   HUMBERTO GARZA: Su obra   


La obra poética de Humberto Garza Cañamar es de un elevado estilo de poesía amorosa o amatoria, no exenta de sutiles y cuidadas pinceladas de sensualidad y de erotismo.

Sus poesías reflejan con nitidez el influjo que en Humberto han ejercido algunos grandes poetas mexicanos y españoles.  Sin temor a equivocarnos, podemos asegurar que su estilo poético nos trae perfumes de la poesía de García Lorca y de Rafael de León, dos grandes poetas andaluces que con sus metáforas y  profundas frases han ido influyendo en el estilo del poeta de Texas.

Muchas de las poesías de Humberto, de alta musicalidad rítmica, están plagadas de bellas imágenes y frases estrujantes, que transportan al lector hasta un encumbrado momento lírico.  Para sus poesías maneja un amplio abanico de estrofas que van desde el romance octosílabo -su favorito-,  hasta el soneto alejandrino.  A veces la cuarteta y la redondilla son empleadas para enfatizar  alguno de sus bellos romances.


Como entusiasta de la buena poesía, es asiduo lector de Neruda y de Lorca entre los poetas principales de habla hispana; y de Shakespeare, y Oscar Wilde, entre los de habla inglesa.

Veamos a continuación una cuidada muestra.

 


    En esta página encontrarás las siguientes poesías:

 

                             TRISTEZA

Si hay algo que me enferma, son los otoños viejos,
los de amarillas hojas que golpean los vitrales,
los que nunca me dejan escribir madrigales,
los que mi alcoba inundan con pálidos reflejos.

En ellos, me parece que todo tengo lejos,
y que voy a morirme sin ver los naranjales.
El sol de otoño, siempre, cruzando los cristales;
en círculos redondos rebota en los espejos.

El otoño es de oro, de rojo cobre y plata.
Sus colores flamean por toda la alameda,
que llora estremecida si el aire la maltrata.

El otoño es la Vida que con manos de seda,
todo lo que nos diera, febril, nos arrebata,
sin fuerza en este mundo que resistirle pueda.

 

                  FLOR DEL CAMPO

        Si te buscan, te lloran, y te ruegan
        con el ansia brutal, clarividente,
        y entierran a sus muertos desalmados
        en el rato en que miras cómo llueve,
        si dan traspiés en tu mojada alfombra
        cuando tu boca dice que me quiere,
        si llegan al jardín de tu piel blanca
        en los días que sólo les conviene,
        habrás de recordar...
        Que no te busco literariamente.
        Comprendo poco a poco algunas cosas,
        todo es largo en la vida y es tan breve;
        las miradas que tocan tus palabras
        se arrastran al igual que las serpientes.
        Yo vengo de una herida clandestina
        por eso mi sonrisa todo teme.
        ¿Has visto al sol llorando de alegría
        o camellos echados en la nieve?
        ¿Has visto la ternura de un poeta
        decir las cosas mojigatamente?
        Mundo feliz de historias prematuras
        de luces ignoradas que se pierden,
        tropel de gallos giros en la tarde
        asustados por perros que no muerden.
        ¿Donde estás? Flor del Campo, ¿Dónde estás?
        ¿Por qué no vienes y mis labios hieres?
        Yo tuve dominós entre mis manos
        los miércoles, domingos y los jueves,
        y tú sólo tuviste la simpleza
        de hacer las cosas complicadamente.

        Y yo todo lo miro con tus ojos,
        y yo siempre te ruego y nunca vienes,
        te lanzas febrilmente a tus angustias,
        obviamente me admiras y me temes.
        ¿Quién pregunta por mí? ¡No lo recuerdo!
        yo soy el pasajero que en los trenes,
        por no tener la charla de ninguna
        suspira con placer, leyendo a Bécquer,
        ¡Mira mis manos! Escribieron cosas
        en la infinita soledad del viernes,
        añorando un pueblito, como tú,
        con plaza, con iglesia y feligreses.
        Hoy yo quiero llorar, ¡llorar a mares!
        ¡Gemir hondo y profundo muchas veces!
        Llorar como los sauces de la acequia,
        llorar como la gente en los andenes,
        llorar por el vacío que me causas;
        ¡Llorar porque te llamo y nunca vienes!

         

 

                             JUEGOS

        Se me escapa la vida en un lamento
        que yo no puedo corregir y llego
        al barranco insondable de un apego
        donde en aullidos se deshace el viento.

        Se me escapan la vida y el contento
        en un cariño inconquistable y ciego
        donde las llamas de ordinario fuego
        ahogan mi tranquilo sentimiento.

        Me duele conocer tu hegemonía,
        y víctima de innoble desafuero
        te abandono en la noche y busco el día.

        Tu voz no llega ya con el sincero
        bullicio de inocente algarabía
        al sitio donde siempre yo la espero.

         

               Arriba

 

        ROMANCE A MIGUEL HERNÁNDEZ


           Tu voz terminó rodando 
           en cárceles olvidadas
           ahogándose en estertores
           asesinos de palabras.
           Reciclaje de la tierra,
           trasmigración de las almas,
           canción de sentimentales
           en suspiros que se apagan.
           ¡Se nos escapó Miguel
           con sus desiertas abarcas!
           
           Para entusiasmar a un lirio
           llegaron corrientes de aguas
           tapizadas con el musgo
           de sombras y de nostalgias.
           Bajo ellas cantó Miguel
           mientras sangre le brotaba:
           
          "Cantando espero a la muerte,
           que hay ruiseñores que cantan
           encima de los fusiles
           y en medio de las batallas."

           
           Como altivo alminarete
           con luz que no se apagaba
           le dabas fosforescencia
           a los problemas de España.
           Eras la ingente estatura
           de un pastorcillo de cabras
           achicado por arados
           cumpliendo tareas amargas.
           Eras, valor español,
           arremetiendo a lanzadas
           un océano de fusiles
           con bayonetas caladas.
           
           De mazmorras infinitas
           tus palabras como dagas
           a soberbias catedrales
           sin ningún temor lanzabas.
           El milagro levantisco
           de una Orihuela extasiada
           sobre altitudes de vino
           con manos de alhajas claras
           bajo un sol bruñido en sangre
           tu mortaja preparaba.
           
           Metafísica tristeza,
           recurso de melodramas,
           sainete de actrices pobres
           entre balidos de cabras.
           A la orilla de una sombra
           Miguel, soñaste con hadas,
           y éstas, en vésperos grises
           convirtieron tus mañanas.
           
           Hoy, semejas en la tumba
           escrúpulo sin fachadas,
           tu rima es la paradoja
           de un pantano envuelto en llamas.
           La carcajada del verso
           y la frase asesinada
           van por el mundo luciendo
           la eternidad de sus galas.
           Tú, en silencio las contemplas
           con pupilas ahuecadas,
           desde tu última noche
           en la cual... Por fin descansas.




            
            REFLEXIONES

          Carne de begonias frías
          en el surco de febrero,
          policromada ignorancia
          dime: ¿cómo te recuerdo?
          ¿Quieres que agarre en mis manos
          tu ebanístico poliedro
          y con voz muerta de frío
          le diga cuánto te quiero?

          Mira, mírame a los ojos,
          mi sustantivo está abierto,
          el estambre de mi piel
          ya va enredando tu cuerpo.
          Llega la ventisca fría
          y un dromedario completo
          aparece en el retablo
          para asustar al invierno.

          ¿Dónde fue abierta la sangre?
          ¿con qué puñales el viento
          dejó un estrago de siglos
          en la amplitud de mi cuerpo?
          ¿Dónde fue abierta la sangre?
          ¿por qué yo sigo viviendo
          en el pretal de un caballo
          que va por el mundo? ¡Ciego!

          Mi voz cayó en un respingo
          en medio del campo muerto,
          iba enferma bajo el sol
          envuelta en suspiros huecos.
          Amordazaste mi sed
          y estrangulaste mis versos.
          ¡Qué contratos de locura,
          firmé por seguir viviendo!

          Monopolio de granito,
          espiración de recuerdo,
          cantinela de paredes
          en un gran salón abierto.
          Has cogido la esperanza
          para arrancarle los huesos
          y con ellos enrejar
          la mazmorra de mis versos.

          Todo pasa, todo sigue,
          el mundo... ¡insensato, necio!
          toma caritas de niños
          para endulzar pensamientos,
          y la noche con azahares
          en un lago de requiebros
          llega y me roba el aroma
          de los momentos más tiernos.

          Nadie pudo como tú
          navegar en mi silencio,
          las alas de muchas hadas
          destrocé yo con mi viento.
          Madera olorosa a pino,
          novia bordando un pañuelo,
          mente llena de caballos,
          amazona entre los cedros.
          Clava tus notas divinas
          en esta angustia que siento,
          aprisióname en tus brazos
          para yo seguir viviendo.

          Sin ti, la tierra es angustia,
          es un suspiro sediento,
          que va rebotando en nubes
          que desaparece al viento.

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