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La Tolerancia

(extraido y adaptado del libro: "El discípulo: su desafío; esencial" de Torkom Saraydarian. Editorial Kier, Buenos Aires, 1ª edición, p. 543-548)

A los discípulos de todo el mundo se los reconoce por su bello espíritu de tolerancia. Mediante ésta pueden comprender el punto de vista, la psicología y los antecedentes de los demás, y verlos exactamente como son.

Cuando alguien es tolerante, no sólo tiene más oportunidad de conocer a los demás sino que también da a los demás la oportunidad para que lo conozcan como es. Es muy beneficioso permitir que la gente sepa cómo somos. Esto nos da ocasión para que nos reveamos.

Cuando en una persona se desarrolla el sentido de síntesis, lentamente adquiere una mentalidad abierta y es tolerante. Lentamente, vence sus prejuicios y supersticiones, y se acerca a las cosas como si fuera por primera vez.

Ser tolerante no significa aceptar todos los puntos de vista, sino más bien aceptar todo lo que sea adecuado a una meta en cualquier punto de vista o enfoque. Una persona tolerante trata incluso de ponerse en el lugar de los demás, para ver exactamente qué están diciendo y por qué lo dicen.

Una persona tolerante tiene ocasión de aprender cosas que de otro modo perdería de vista.

Es dificilísimo convencer a una persona tolerante tratando de inducirla a que adopte actitudes cristalizadas o dogmáticas hacia ciertos hechos o ideas. Una persona tolerante no toma posiciones. Para ella hay una sola posición: la de la belleza, la bondad y la justicia.

La gente piensa a veces que porque una persona tolerante no toma posición es una persona débil. Por el contrario, necesitas muchísimo coraje moral para no tomar partido por quien se te quiere imponer.

Una persona tolerante es firma y fuerte porque comprende mejor que la mayoría. Ve las cosas que van a suceder, y sabe siempre que la transformación no se alcanza con fanatismo ni presión sino mediante comprensión y tolerancia, con espíritu firme y no con el propósito de estimular la debilidad.

La tolerancia no estimula la debilidad, el derrotismo ni la delincuencia, sino que procura hallar las causas de tales enfermedades y eliminarlas. Una persona tolerante no trata de matar a un enfermo sino que mata los gérmenes existentes en ese enfermo.

Una persona tolerante ve todo lo feo que hay en ti pero enfoca su atención en algo bello que hay en ti y trata de inspirarte a través de eso. Una persona tolerante ve tus debilidades pero atrae su atención hacia tus virtudes.

La meta de la tolerancia no es destruirte o dejarte vagar en la oscuridad sino mostrarte amor y comprensión para que encuentres tu sendero bajo tu propia luz.

En esta época, muchas organizaciones espirituales están llenas de fanáticos que afirman que ellos son "el único camino". Esto lleva hacia el separatismo y la pérdida de energía, tiempo y oportunidad para servir. La ausencia de tolerancia hace que los líderes afirmen que ellos son los líderes elegidos y los guardianes de una Enseñanza sagrada. ¡Supuestamente, son los únicos que protegen la Enseñanza!

A la Enseñanza jamás se la protege con fanatismo sino con tolerancia! El fanatismo opera contra la voluntad de Quien dio la Enseñanza a la humanidad. El fanatismo y la imposición de ideas y planes crean gradualmente el espíritu de resistencia, rechazo e hipocresía en los demás. Un fanático trata de ocultar las cosas que él no tiene. Una persona tolerante comparte las cosas que ella tiene, y evidencia su riqueza mediante sabiduría, solemnidad y creatividad.

Las nuevas formas de belleza, arte, sabiduría y ciencia florecen en la atmósfera de tolerancia. En la atmósfera de tolerancia, la fuerza magnética de las grandes mentes atrae impresiones de las Fuentes Cósmicas. La luz y la oscuridad salen a la superficie en la atmósfera de tolerancia. La conciencia del hombre supera sus límites anteriores en la atmósfera de tolerancia.

Suele pensarse a veces que la tolerancia en una manifestación activa de permiso para que la gente haga lo que quiera. Algunos llegan a pensar que debe tolerarse a quien envenena nuestros lagos y ríos, u organiza actos delictivos. La tolerancia no es indiferencia ni un intento para animar a la gente a que destruya a la sociedad. Por el contrario, la tolerancia no sólo comprende las causas de la locura sino que también toma medidas para detener la locura.

Una persona tolerante usa los métodos de curación, educación, guía y disciplina, y no los de rechazo, crítica destructiva y condena. Quienes trabajan contra la supervivencia de la vida son considerados enfermos y deberían ser tratados como tales.

La tolerancia no estimula la delincuencia sino que hace que el delincuente conozca la gravedad de su enfermedad y dé los pasos necesarios para curarse. A veces, la tolerancia te revela más de ti que cualquier enfoque punitivo.

La tolerancia no es aceptación de los defectos, errores y deformaciones de la gente sino que es una aptitud para no perder tu equilibrio y tu visión bajo la presión de la deformación. Es la aptitud para iluminar a la gente con su comprensión de vasto alcance y con pruebas inteligentes.

Una persona tolerante es como quien construye un palacio: podrá usar casi cualquier clase de piedras en la construcción, poniendo cada una de ellas en el lugar que corresponda. Porque la tolerancia le brinda tal expansión de conciencia que se convierte en un constructor creativo.

La tolerancia tiene la fuerza de la discriminación pura y una aptitud intuitiva para comprender la calidad de la gente, de los objetos, las ideas y los pensamientos. A una persona que no es tolerante, las ideas y los pensamientos o el talento le parecen partes incompletas e inútiles; pero para una persona tolerante, son piezas importantes del rompecabezas, que ella usa para completar su visión.

El sendero que conduce hacia la sabiduría es el de la tolerancia.

Los Grandes Maestros son las encarnaciones de la tolerancia porque a través de los siglos alcanzaron su madurez pasando por muchas experiencias y asimilando muchas influencias, impresiones y puntos de vista. Los intolerantes evidencian mente estrecha, fanatismo y separatismo, y eventualmente caen en la trampa de que su sendero es el único y que la conciencia humana no tiene derecho a encontrar otros caminos y tomar contacto con otras Enseñanzas que tengan base similar y metas similares para la perfección humana. Tal actitud demora la concreción de la flor divina, que necesita tolerancia para desarrollarse y abrirse. Los líderes que tienen tal actitud limitan la libertad de sus adeptos y a sus grupos los convierten en cultores del separatismo. A sus seguidores les advierten que sean muy cuidadosos con ciertas enseñanzas porque temen que su propia enseñanza no tenga fuerza como para retenerlos en su grey.

Este es un cuadro tristísimo. Los dirigentes de muchas organizaciones actúan como si fueran los custodios de la luz cuando, en realidad, con su actitud se convierten en los que, quedándose en el umbral, no permiten que la gente entre en la luz.

Los discípulos deben ser muy cuidadosos para que el fanatismo y el separatismo no construyan un nido en sus corazones.

Nadie es custodio de la luz de la Enseñanza. Cada uno recibe una parte del gran Trabajo, pero los trabajadores, en vez de tratar de construir el Templo del Todopoderoso, luchan entre sí por sus intereses mezquinos.

Cuando cualquier organización espiritual se vuelca hacia el fanatismo y el separatismo, entra en el sendero de la cristalización, y las malas intenciones y la difamación empiezan a aparecer dentro de las filas de quienes la conducen, y contaminan a toda la organización. Así, una organización espiritual construida bajo la inspiración de los Grandes se convierte en caldo de cultivo de gérmenes. No importa con qué denominación, color o fragancia tales organizaciones se recubran, la descomposición continúa y las vuelve obsoletas ante la vista de quienes llevan en sus corazones la luz de la intuición.

Un verdadero discípulo es quien rinde culto a la belleza, la bondad, la justicia, la alegría y la libertad. Las fórmulas de la Enseñanza no transmiten las corrientes de la vida hasta que el corazón esté colmado con un espíritu abarcante. Quienes sirven con corazones abiertos y sinceros tienen una gran cualidad: la síntesis. Tales personas quieren compartir, dar, irradiar, recibir, bendecir y ser bendecidos. En la conciencia de esas personas no hay barreras.

Es obsoleta la vieja modalidad consistente en secretos, apoderamiento de la Enseñanza y protección de nuestro tesoro inexistente. Esta es una era en la que se comparte y se habla sobre los tejados. Quien oculte la Enseñanza dada a la humanidad comete un delito. Deja que la luz fluya; deja que el sol brille; deja que toda criatura comparta la luz y ofrezca sus propios frutos.

Un fanático tiene un solo punto de vista. Una persona tolerante tiene muchos puntos de vista, al igual que la aptitud para ensamblar esos puntos de vista para que formen un mecanismo total para resolver problemas de la vida. Nadie podrá resolver problema alguno con un solo punto de vista. La tolerancia deberá ser practicada en todos los campos del esfuerzo humano: en política, educación, artes de la comunicación, filosofía, ciencias, artes, economía y religión.

La persona que más triunfa es la que tiene más puntos de vista. Si comparas a una persona que triunfa en sus negocios y la que fracasa en éstos, la diferencia es su tolerancia o su fanatismo. Quien se apega a sus viejos métodos y no quiere mejorar considerando los puntos de vista de los demás es la que fracasa.

La tolerancia es la puerta hacia el triunfo. La tolerancia es la aptitud para satisfacer las diversas necesidades de varias personas sin perjudicar la que es beneficioso y pertenece a los demás.

Los verdaderos discípulos no son fanáticos. No usan la Enseñanza de los grandes para alcanzar paz, equilibrio, satisfacción y complejo de superioridad, con los que desdeñan a los demás. Los verdaderos discípulos tratan de tomar contacto con su Maestro. Hay una gran diferencia entre quien aprende la Enseñanza de memoria y quien la transciende y encuentra al Maestro.

Muchas personas religiosas todavía no encontraron al Maestro, pero encontraron la Enseñanza y la cristalizaron a través de sus mentes estrechas, sus supersticiones, dogmas y doctrinas. Cuando uno se halla en semejante estado de conciencia, se convierte en un loro agresivo y peligroso. Pero si toma contacto con el Maestro, entonces se da cuenta realmente del significado y la importancia de la Enseñanza, y comprende que no puede usarla como depósito de sus municiones para proteger y ocultar sus celos, su animosidad, su odio, su separatismo y su fealdad.

Sólo el contacto con el corazón del Maestro podrá transformar al discípulo, no la Enseñanza. Por esto todo discípulo deberá entrar en contacto con el Maestro vivo.

¡Qué feo es ver cómo la gente, en nombre de su Enseñanza sagrada, evidencia las opiniones que ni una persona corriente pondría en evidencia! El ángulo de la conciencia de la gente aumentará de 25 gradas a 360 gradas cuando tome contacto con su Maestro. Este contacto dispersará su fanatismo.

En el sendero espiritual, la nobleza no se obtiene aprendiendo de memoria la Enseñanza sino fundiéndose con el corazón del Maestro.

Sin tolerancia no podrás crecer. Tu cuerpo es un gran ejemplo de tolerancia. Con todas las cosas con que lo alimentas, tu cuerpo hace una sola: la sangre.

Si ejercitáramos la tolerancia en nuestras relaciones con los demás, no tendríamos las crisis y dificultades que hoy en día tenemos en nuestra vida individual, grupal, nacional e internacional.

La tolerancia crea cooperación y relaciones rectas. La tolerancia es el resultado de la expansión de la conciencia, la aptitud para ver el Infinito, la aptitud para ver cuán imperfecto eres.

La expansión de la conciencia sólo es posible a través de la meditación, del servicio y de la autorrealización. Uno sólo puede expandir su conciencia cuando funciona en los planos superiores y entra en contacto con el mundo de las ideas. La autorrealización es la aptitud para vivir según las normas con las que durante tu meditación tomaste contacto.

Los discípulos deberán tener experiencias en las que vean cuán insignificantes son en comparación con la naturaleza. Esto da humildad, y de la humildad crece la flor de la tolerancia.

En 1959, cuando llegaba a los Estados Unidos en barco, había una tormenta terrible. El capitán ordenó que todos subiéramos a la cubierta superior y nos pusiéramos salvavidas. Al llegar a la cubierta, no veíamos nada más que océano y océano... ¡y olas de doce metros de altura! Cuando todos estaban sumidos en el pánico y temían por sus vidas, de pronto me puse a pensar: "¿Qué es el hombre? Cuán insignificante es en comparación con la fuerza del océano, ¿y qué es en comparación con el Espacio?"

A los discípulos también se los aconseja pensar cuán imperfectos son; cuando tienen problemas de salud, cuando fracasan en sus metas y planes, cuando fracasan sus amistades, cuando sus anhelos son muchos y no pueden hacer lo suficiente para concretarlos, y cuando fracasan porque violaran su conciencia.

Ser tolerante no significa permitir que tus hijos se droguen o tengan relaciones sexuales prematuras. Ser tolerante no significa ser indiferente a la delincuencia y al terrorismo. Ser tolerante no significa dejar que la gente arruine tu reputación y mine tu trabajo.

Ser tolerante no significa dejar que la gente viole tu libertad y ridiculice tus creencias. Ser tolerante no significa permitir que la gente mine la moral de los demás.

Ser tolerante no significa permitir que tus hijos se sienten delante del televisor y pasen sus horas contemplando violencia.

La tolerancia no funciona cuando hay espíritu de venganza, fanatismo u odio; sino que estimula el esfuerzo, el logro, la cooperación, la salud, la pureza y la comprensión. Un discípulo tolerante no es celoso y ayuda a la gente a que crezca, se expanda y alcance nuevas alturas.

La tolerancia es como una luz que no provoca oscuridad sino luz de los demás; que no estimula el delito sino el heroísmo; que no inspira odio sino amor. El discípulo de la nueva era es abarcante y comparte. Brilla en su frente la estrella de la síntesis. La tolerancia es el camino que conduce hacia los Mundos Superiores.


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