En algunas ocasiones cuando exploramos "el bosque de nuestras vidas", nos damos cuenta que simplemente "estamos perdidos".

Como si nuestras "antenitas de orientación" hubieran dejado de funcionar, o quizás nosotros mismos hemos dejado de prestarles atención.

Es el momento de reconocer que nos hemos perdido.

Nos contactamos con nuestro dolor, nuestras heridas, nuestra soledad y con nuestra necesidad de desandar el laberinto de obstáculos que nosotros mismos hemos construido.

La única forma de salir de un "callejón sin salida" es retornando por el mismo lugar por donde hemos ingresado, solo que algunas veces no dejamos ningún caminito con "migas de pan" que nos faciliten el regreso.

Necesitamos encontrar el camino de retorno a nuestro hogar, a nuestras raíces, a nuestros sentimientos, a nuestras necesidades.

Cada experiencia vivida por más desagradable que sea, contiene en sus entrañas la semilla que nos posibilita aprender de nosotros mismos y transformar a nuestras propias vidas en poderosos instrumentos de aprendizaje y de sanación.

Aún a riesgo de equivocarnos hemos tenido el coraje de entregar algo de nosotros mismos.

Cuando reconocemos que nuestros miedos, nuestras angustias y nuestras dudas nos paralizan, o que en su defecto, no podemos parar de correr, aún sin saber hacia donde nos dirigimos, es que nos encontramos en condiciones de aceptar que otro ser humano nos pueda ayudar.

Un psicólogo es simplemente otro ser humano, que a partir de su formación profesional específica, puede acompañarnos a recorrer el viaje más importante de nuestras vidas.

El viaje de retorno a nosotros mismos.

Trabajando juntos y en equipo, explorando, experimentando y comprendiendo nuestro propio proceso de crecimiento personal.

Como gestaltistas afirmamos que es posible construir un estilo de vida que nos haga sentirnos plenos e integrados en nuestras vidas, siendo respetuosos con nosotros mismos, con la humanidad y con la naturaleza toda.