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La ceguera del hombre |
Un exitoso hombre de negocios se alejó de la civilización al estar harto de su vida. Llegó a una pequeña isla en el pacífico y de inmediato salió a caminar al majestuoso e inexplorado bosque en busca de paz y respuestas. De pronto se encontró algo extraño en el camino, parecía un cubo cubierto hojas y ramas. Dudoso se le acercó y decidió ver de qué se trataba. Era un enorme cubo de plástico en el suelo, así nada más, sin marcas o algo que explicase algo sobre su existencia. El hombre lo estudió y se preguntó de dónde habría salido. ¿Lo habrá dejado caer un avión o habrá existido aquí una civilización que ya conocía el plástico hace miles de años? ¿Quién lo puso aquí? se preguntaba. La duda lo turbaba, pero nunca se detuvo a preguntarse de dónde habían salido cada una de las miles de especies de flora y fauna que lo rodeaban y que nunca antes había visto, ni quién las había puesto ahí. Sin estar muy convencido pero orillado a buscar algo superior a él para salir de su desesperación, se decidió a buscar a Dios, y susurró: "Dios, háblame" y un gorrión cantó. Pero el hombre no escuchó. Entonces el hombre gritó: "Dios, háblame" y un trueno retumbó en el cielo. Pero el hombre no escuchó. El hombre miró a su alrededor y dijo: "Dios, déjame verte" y una estrella brilló fuertemente. Pero el hombre no vio. Y el hombre gritó: "Dios, muéstrame un milagro" y el hombre respiró, tocó, vio, olió; Vivió, la lluvia cayó y una hermosa mariposa surgió de un feo capullo. Pero el hombre no se dio cuenta. Entonces el hombre gritó desesperado: "tócame Señor, para saber que estas aquí" y Dios lo tocó. Pero el hombre se quitó a la hermosa mariposa que había osado pararse en su nariz, mientras el suave y fresco viento acariciaba sus cabellos y la tierra se metía entre los dedos de sus pies descalzos mientras se alejaba caminando desconsolado. Entonces el hombre regresó a la civilización sin haber encontrado a Dios, y de nuevo en su oficina lloró: "Dios, necesito tu ayuda"... y un email le llegó, con palabras de aliento en Jesús de parte de amigo de la Iglesia del que casi no sabe nada. Pero el hombre lo borró y continuo llorando desesperado... No nos perdamos de las bendiciones de Dios porque no se nos muestran con el empaque que esperamos. Los milagros existen y Dios no batalla en realizarlos para bendición nuestra, pero podemos vivir muchos años y no ver lo que hay dentro de la envoltura que Él nos envía. DOC |
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