Favor de no molestar
por DOC       Julio 2002
"Como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir" Mateo 20:28
U
na vez escuché a un viajero frecuente decir que la mejor forma de no ser molestado durante un vuelo era llevar un libro, así al menor indicio de que alguien estuviese a punto de sacarle platica, él podría esquivarlo al "meterse de lleno" a la lectura.

En algunas ocasiones he visto en acción este plan para no ser molestado, si bien nunca tuve el valor para llevarlo a cabo yo, si hubo un par de ocasiones en que desee haberlo podido hacer.

Cuando estamos tan llenos de nosotros mismos no tenemos espacio libre para otros, y por lo tanto estamos optando por dejar fuera al Espíritu Santo, ya que si no amamos al prójimo como a nosotros mismos, estamos faltando al mandamiento que nos dejó Jesús.

Mientras estemos tan preocupados con nuestros problemas, no podremos preocuparnos por los de los demás, pero quien se ha tomado la tarea de resolver o ayudar a otro en su problema, se ha dado cuenta de lo fácil que se te olvidan tus propios problemas.

No solo porque ya no tienes tiempo de pensar en ellos, sino porque se los has dejado a Jesús, sea cual fuere el grado de dificultad, Dios los conoce y por los méritos de Cristo Jesús podemos confiar en que serán resueltos de la mejor manera, no nuestra manera sino de la mejor, la de Dios.

Cuando nos colocamos el letrero de "no molestar" en el cuello, le estamos diciendo a Dios que no queremos ser instrumentos en el llevado a cabo de su voluntad, y nos perdemos de muchísimas bendiciones que nos hubieran llegado por medio de esas personas en necesidad.

Si has leído el libro
La oración de Jabes ya sabes a lo que me refiero, no se trata de solo no ponernos el letrero de "no molestar" sino de colgarnos uno que dice "cuéntame tu problema".

Jabes es uno de esos personajes del antiguo testamento de los que se escribió poco pero se aprende mucho, en 1 de Crónicas 4:10 dice: E invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo: ¡Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras del mal, para que no me dañe! Y le otorgó Dios lo que pidió.

Dios tiene muchas oportunidades por las cuales nos permitirá santificarnos, parecernos más a Jesús, solo es cuestión de decirle "heme aquí, dame esa a mí y bendíceme para salir adelante".

En el momento que pedimos más responsabilidades, la vida se empieza a complicar, no te llega una sino varias a la vez, y al final del día te sientes como un boxeador bien entrenado apenas en el segundo round, quieres más oportunidades de ser utensilio de Dios, es algo así como una adicción, una emoción de ver que te deparará ahora Dios, pero Él es ante todo un caballero como ya se ha dicho, y no te las puede imponer, tu tienes que pedirlas, pero cuando te da esas oportunidades, vienen cargadas de bendiciones.

No le demos instrucciones a Dios de cómo debe bendecirnos, solo hay que reportarnos "disponibles" y se nos asignará la tarea a realizar. No queramos ir en el avión, camión o por la calle sin que se nos disturbe, estemos mejor alertas a ver en que podemos ayudar pero no andemos de entrometidos, dejemos que Dios nos muestre qué hacer, y no temamos hacer la pregunta "¿le puedo ayudar en algo?" a otros, así empiezan muchas de las grandes experiencias del Cristiano.

"Porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado,más se le pedirá." Lucas 12.48b
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