Texto:
[...]
lo que considero nuevo en la filosofía griega, la nueva adición
a todo esto [a la explicación mitológica], no consiste tanto en
la sustitución de los mitos por algo más «científico», cuanto
en una nueva actitud frente a los mitos. Creo que el hecho
de que su carácter empiece a cambiar no es más que una
consecuencia de esta nueva actitud.
La
nueva actitud a que me refiero es la actitud crítica. En lugar de
transformar dogmáticamente la doctrina [con el único fin de
conservar la tradición auténtica] encontramos una discusión crítica
de la misma. Algunos empiezan a plantear preguntas; ponen en tela
de juicio la integridad de la doctrina: su verdad.
La
duda y la crítica existían ya sin duda antes de este estadio. Lo
nuevo, sin embargo, reside en que esa duda y crítica se
convierten a su vez en parte integrante de la tradición de la
escuela. Una tradición de orden superior sustituye la tradicional
conservación del dogma- en lugar de la teoría tradicional -en
lugar del mito- nos encontramos con la tradición de criticar teorías
(que al principio difícilmente pueden ser algo más que mitos). Sólo
en el transcurso de esta discusión crítica se recaba el
testimonio de la observación.
No
puede ser un mero accidente que Anaximandro, el discípulo de
Tales, desarrollase explícita y conscientemente una teoría que
se apartaba de la de su maestro ni que Anaxímenes, el discípulo
de Anaximandro, se apartase de un modo igualmente consciente de la
doctrina de su maestro. La única explicación plausible es que el
propio fundador de la escuela desafiaba a sus discípulos a que
criticasen su teoría y los discípulos convirtieron esta nueva
actitud de su maestro en una tradición.
Es
interesante que esto sólo haya ocurrido una vez, que yo sepa. La
escuela pitagórica primitiva era sin duda del viejo tipo: su
tradición no encierra la actitud crítica, sino que se limitaba a
preservar la doctrina del maestro. No cabe duda de que sólo la
influencia de la escuela crítica jonia relajó más tarde la
rigidez de la tradición de la escuela pitagórica, preparando así
el camino que llevaría al método filosófico y científico de la
crítica. [...]
Esto
no es solamente un reto crítico; es un enunciado con conciencia
plena y dominio de una metodología crítica.
Por
tanto, creo que esta tradición de crítica constituye una novedad
característica de la ciencia. Por otro lado, me parece que la
tarea que la ciencia se impone a sí misma [es decir, la explicación
del mundo], así como las ideas fundamentales que utiliza, son
asumidas sin romper con la construcción precientífica de mitos.
[Karl Popper, “Conocimiento objetivo”, Tecnos, Madrid 1992, 4ª
p.312-314].
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