GUÍA DE AUTOAPRENDIZAJE DE FILOSOFÍA

 

Los fundamentos de la ética.

(primera parte)

 


GUÍA N° 1.2.1

Objetivo: Una vez realizadas las actividades de esta guía de trabajo los alumnos ser n capaces de ejemplificar el problema del relativismo moral al momento de tomar decisiones éticas.

 

 

LOS ORÍGENES DE LA REFLEXIÓN MORAL

 

1. El relativismo de los Sofistas.

 

Protágoras

En el siglo V a. de Cristo, en pleno auge de la democracia ateniense, surgen ciertos maestros de saberes enciclopédicos –los sofistas–  y que frente a la "infantil" sabiduría de los filósofos anteriores –"los físicos", preocupados por explicar la naturaleza (fisis)– enseñan un saber más práctico sobre cosas más cercanas al hombre: antropología, derecho, política o lingüística. Ofrecían –cobrando por ello– preparar a los jóvenes para su participación en las instituciones públicas. Para esta participación consideraban fundamental y decisivo el arte dialéctico [convencer y "vencer", a través del discurso, sin importar la verdad o falsedad de lo que se habla], del que se presentaban especialmente conocedores.

 

1.1 Crítica a lo establecido. El punto de partida del pensamiento sofista es la crítica de lo establecido. Los ciudadanos atenienses estaban convencidos de la "arete" (virtud = validez) de la Ciudad–Estado, demostrada por su hegemonía militar, incluso frente a otras ciudades con ejércitos más numerosos y mejor equipados que el suyo. En consecuencia consideraban como naturales e inamovibles las instituciones: los dioses, las costumbres, el Estado y la propia Constitución Ateniense.

 

Los Sofistas introducen "el escándalo" de discutir lo que es por naturaleza y lo que es por convención [acuerdo entre las partes donde no importa la verdad objetiva del asunto en discusión], y establecen lo que se conoce como el "doble discurso" o el sí y el no de una cuestión.

 

«Dos clases de discurso se hacen en Grecia por los filósofos en torno al bien y al mal. En efecto, unos afirman que uno es el bien, otro es el mal, y otros afirman que es la misma cosa y que esta sería para unos bien, para otros mal e incluso para un mismo hombre, ora es bien, ora es mal. Yo, por mi parte, me sumo a estos últimos. El mismo discurso se hace sobre lo bello y lo feo. Creo que, si se mandara a todos los hombres reunir en un montón las cosas que cada uno de ellos considera feas y después viceversa, no sería dejada ni una, sino que entre todos las tomarían todas, porque no todos creen en las mismas cosas. Nada es absolutamente bello ni absolutamente feo ni bueno ni malo, sino que tomando ciertas cosas, las hace feas y cambiándose, bellas.»

Escuela de Protágoras. Anónimo: discursos dúplices.

 

Este texto de Protágoras –uno de los más señalados sofistas– expresa la gran dificultad de señalar algo que sea "bien" o "bueno" para todos. ¿Habrá que entender que el bien y lo bueno es algo relativo y distinto para cada hombre y para cada situación? ¿No cabría una base de conducta común?

 

Según la afirmación más conocida de Protágoras «el hombre es la medida de todas las cosas», no tiene sentido hablar de lo que las cosas son, sino lo que «aparecen a cada uno».

 

 

1.2 Relativismo moral. Aplicada la afirmación de Protágoras al caso de la moral, no cabe definir la justicia o el bien o los demás valores morales, sino que son buenas o justas aquellas que así aparezcan a cada uno. Es verdad que no tienen por qué parecer diferentes a cada uno, pero el problema es que tampoco hay manera de asegurar que no vaya a ser así.

 

Algo puede hacer en esto el "hombre virtuoso" –que, en el caso de los sofistas no es otro que el que alcanza el éxito en la asamblea–: averiguar los acuerdos y las expectativas sobre lo justo y lo conveniente y plegarse a ello; o por la vía del convencimiento, convencer a la ciudad de que tal cosa en conveniente:

 

«Los oradores sabios y buenos hacen que las cosas buenas parezcan justas a sus ciudades en lugar de las perniciosas. Cualquier cosa que se considere justa y admirable en una ciudad es justa y admirable en esa ciudad durante todo el tiempo que sea estimada así. »

Platón: Teeteto, 167c.

 

Una cosa queda clara: no se puede responder a la pregunta "Qué es bueno", "Qué es la justicia". Sólo tendría sentido la pregunta "Qué es la justicia en Atenas o en Esparta o en Corinto". Y, puesto que los criterios varían de una ciudad a otra, éstos no sirven al hombre para saber qué es lo que debe hacer. Le sirven sólo para saber si se va a atener o no a la convencionalidad de las normas de tal ciudad. Pero esa no es una decisión moral sino puramente pragmática y convencional.

 

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ARJE. j. de Echano y otros autores. B.U.P. 3°, Ediciones VICENS–VIVES S.A. España, 1995.–

 


ACTIVIDAD:

 

Contesta, con tus propias palabras y basado en el texto leído, las siguientes preguntas.

 

  1. Según el modo cómo ejercían su oficio los sofistas en el siglo V a. de C. ¿cómo era la relación de estos con la Verdad, con el conocimiento objetivo, especialmente, de los valores éticos?

  1. Explica con tus propias palabras la afirmación de Protágoras: "el hombre es la medida de todas las cosas".

  1. Según la visión de Protágoras ¿qué significa que el bien es relativo?

  1. ¿Cuál es el problema que genera el pensamiento de Protágoras en el ámbito de la moral?

  1. ¿Qué es el convencionalismo moral y qué uso hacen los sofistas de este?

  1. Según lo planteado en el último párrafo del texto ¿por qué se caracterizaría, principalmente, una verdadera decisión moral?

  1. Da un ejemplo de la vida cotidiana donde se refleje el relativismo moral como un problema para determinar correctamente las decisiones éticas.

 


 

Envía las respuestas a fdomauricio@hotmail.com, No olvides señalar tus dos nombres  y tus dos apellidos.Indica, el número de la guía que va en rojo al comienzo de cada documento.

 

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