Seminario "Análisis Institucional: subjetividad e institución en el devenir histórico-social" Crónica 4 (22/9/2003) |
La segunda guerra mundial encontraba su ocaso y comenzaba un momento de redefinición de las relaciones de poder a nivel internacional. Estados Unidos comienza a dejar entrever sus ya conocidas intenciones, con el planteo del plan Marshall. La intervención de los Estados Unidos en América Latina y los países del sudeste asiático, por un lado, la revolución cultural china y el Stalinismo en el este del planeta, son tal vez, el nuevo escenario mundial en el que emergerán nuevas prácticas. Uno de los afanes mas significativos en el área de las ciencias sociales, consistió en crear las condiciones de para la politización del espacio social. Este propósito se encuentra plasmado en varios movimientos que sus postulados permitieron el cuestionamiento de las instituciones consolidadas en ése momento. Citemos solo algunos, La Antipsiquiatría de Laing y Cooper, que abre una línea fuertemente crítica sobre el lugar y el sentido de la Psiquiatría, así como la práctica del psiquiatra, haciéndose esto extenso a las instituciones de internación psiquiátrica. Citemos aquello que se denominó la revolución Psico-sociológica, la cual emprende un recorrido de politización de los saberes psicológicos, filosóficos y sociológicos, a partir de pensar la práctica como hecho social en el que intervienen dimensiones institucionales, sociales y políticos. En el caso de la Psicología pensada en éstos términos, existe el objetivo de aunar lo Psíquico y lo social y desde luego, darle sostén teórico. Para embarcarse en tamaña empresa muchos autores recurren a intentar encontrar los puntos de conexión entre lo esencial de los planteos de Marx y lo esencial en los planteos de Freud. Enrique Pichón-Riviere y José Bleger, son en nuestro país los referentes mas importantes de éstos planteos. Aparece así la llamada Socioterapia y las terapias de grupo. Se piensa el campo de lo grupal como el espacio de encuentro entre lo individual y lo social. Podemos mencionar el caso de la Pedagogía institucional y los lineamientos de la Autogestión pedagógica. Ambas proponen pensar la educación y los dispositivos áulicos teniendo en cuenta la dimensión institucional, social y política; aspirando a la modificación de las relaciones de poder inscriptas y materializadas por los dispositivos escolares instituidos. Estas corrientes de pensamiento son reconocidas, por muchos, siendo dentro del movimiento institucionalista. Tal vez sea necesario mencionar que los trabajos y propuestas, que ellas encarnaron, han hecho una gran contribución, han abierto campos de visibilidad allí donde los puntos ciegos, pero, tal vez por estar marcadas por una época, continuaron operando con las mismas categorías de pensamiento que dan sentido a las instituciones que ellos comenzaban a cuestionar. Ante esto se opta por una salida "fácil" a la hora de pensar la revolución, el marxismo. Será hacia finales de la década de los sesenta que, en Europa, aparecen conceptualizaciones de la revolución y su proceder por entero diferentes a las que dejó entrever el marxismo y el anarquismo. Que la revolución debe hacerse, que las instituciones burguesas deben subvertirse, eso no se dudaba; el problema era como. En otros términos como pensar una revolución sorteando algunos errores del marxismo, concretamente, yendo mas allá del marxismo que por entonces estaba contaminado por el Stalinismo. Algunos optaron continuar dentro del marxismo pero con Mao. Otros, tal vez hayan encontrado la alternativa en los planteos fundamentales del anarquismo. Lo cierto es que se instaura un debate entorno a esto. Los acontecimientos del mayo del 68, el Cordobazo en nuestro país (1969) fueron sin duda experiencias importantes y emergentes en y de éste debate. Todo esto empieza, quizá de modo inesperado, a inscribir líneas de politización en el espacio social. Los planteos de René Lourau respecto del Socioanálisis, aparecen en éste momento. El Socioanálisis de Lourau y Lapassade están muy ligados al análisis institucional. En efecto para ellos el análisis institucional es el Socioanálisis en práctica. Socioanálisis es un término acuñado por vez primera por Van Bockstele y, Lourau reconoce, al igual que Lapassade que el término análisis institucional es cargo fuertemente de sentido por Delueze y Guattari. Figúrense que el análisis institucional desde el planteo de éstos dos autores, debemos pensarlo a partir de la siguiente pregunta ¿Qué produce análisis? La catectización del deseo en lo social y en lo institucional, la emergencia de flujos descodificados y desterritorializados de deseo que se vuelca sobre lo social, sobre el socius que produce anudamientos, codificaciones; burlando los conjuntos molares las fuerzas totalizantes que tienen lugar en lo social. De éste modo se puede responder, en términos de Delueze y Guattari, aquella pregunta. Esta propuesta la retomaremos cuando desarrollemos un poco mas la idea de tejido institucional, pero tal vez resulte interesante que puedan ir pensando el lugar que jugaría la subjetividad a partir de lo dicho aquí, que sin dudas es sumamente escueto pero tiene puntos fuertes. Vayamos a los planteos de Lourau sobre el análisis institucional (AI) En Lourau existe una utilización de los conceptos de lo instituido y lo instituyente, motivo por el cual piensa la institución mas allá de su particularidad, pero la relación entre ambas dimensiones es pensada en términos dialécticos. Así la dialéctica de lo instituido y lo instituyente encuentra una terceridad que es la institucionalización, cabe decir en un momento la emergencia de lo instituyente dará lugar a nuevas territorialidades, a nuevos anclajes. El AI no es pensable por fuera del despliegue de la crítica a los modos instituidos de pensar, de ser y de hacer, que son, y encarnan, las instituciones burguesas. El AI, para Lourau y Lapassade, debe hacer visible las significaciones sociales imaginarias instituidas en una institución, debe apelarse a ellas para ser interrogadas. Es éste el sentido que cobra el análisis institucional. De modo que la implementación de los dispositivos de intervención institucional, los dispositivos que se construyan estarán significados desde éste lugar. Ahora bien, ¿Qué clase de dispositivo es éste? A rasgos generales, la intervención institucional comienza en un pedido o encargo de intervención que es formulado por un grupo X de la institución. Pero sucede que la mas de las veces ese encargo varía de acuerdo a quien lo formule, vale decir, existe una multiplicidad de demandas por detrás del encargo. El encargo funciona cual máquina de captura de las diversas demandas que en la institución circulan, así como también, en ocasiones, lo hace con los analistas institucionales. Muchas veces el encargo de intervención hasta pretende sugerirnos las líneas del análisis, por dónde debemos empezar y adónde llegar, llamaremos a esto dispositivo analizador instituido. Debemos estar atentos a éste movimiento ya que ayuda hacer explícita la dimensión instituida y los campos de invisibilidad que "deben continuar quedando en esa condición" Por éstas razones, el "primer" paso en una intervención consiste en el análisis con el objeto de hacer visible, de dar la voz a ésta multiplicidad de demandas que habitan en las sombras de los intersticios de la institución. |
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