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Crónicas del seminario
Seminario "Análisis institucional: subjetividad e institución en el devenir histórico social"

Crónica 5  (29/9/2003)

      Vamos en este día a continuar con la idea que nos convoca para pensar las instituciones; esta idea es la de tejido institucional. Un tejido que se teje con sus anudamientos al punto, puntos descentrados de sujeción que consolidan las tramas institucionales haciendo cuerpo, instituyen formas, figuras, que organizan los sentidos de las prácticas que realizan los actores institucionales. Tensión entre, enfaticen el ‘ENTRE’ de lo instituido y lo instituyente al interior de los espacios institucionales.

      Hablamos de puntos y pensábamos en puntos puntuales que inflexionan las relaciones de poder, las suturan férreamente, que enmarcan nuestros decires, que rearman nuestros quehaceres, que modelizan subjetivaciones posibles. Un tejido reticular, es decir, una red institucional, un conjunto de elementos heterogéneos que se articulan de un modo específico generando las condiciones para el acontecer institucional. Estos elementos heterogéneos son las normas, las jerarquías, la distribución espacio-temporal, la organización de acciones, los roles, las conductas prescriptas y las proscriptas, la historia institucional, los fundadores, los actores institucionales sus formas de hacer las cosas, de pensar, la estructura libidinal, los modos en que se relacionan los sujetos, los consensos, los disensos, etc ... y estos elementos se articulan de forma diversa en torno de los atravesamientos, podríamos pensar, princeps de una institución.

      Pongamos por ejemplo, una institución educativa encarna y es animada por formas instituidas socio históricamente de enseñanza-aprendizaje, de pedagogías vigentes, de relaciones entre docentes alumnos, de modos de evaluación; modos de ser, hacer, pensar y sentir específicos de esa institución. Pensamos que la enseñanza- aprendizaje de las instituciones educativas, es decir, estos modos institucionalizados, y en tanto legitimados por un colectivo tienden a una invisibilización de otros modos de pensar, de conocer, o a su jerarquización en menos. Es decir tenemos por un lado ciertos modos instituídos y por el otro, modalidades cuya diferencia y diversidad es significada como inferior, son invisibilizadas, normativizando, normalizando determinadas modalidades; estableciéndose de este modo un régimen de verdad que delimita los espacios de lo verdadero y lo falso, y que construyen prácticas institucionales legitimadas.

      Entonces podríamos pensar que las instituciones devienen puntos de tensión entre un adentro y un afuera, por esto hablamos de atravesamientos y no de influencias lo que supondría cierta distancia entre las cosas de la que sospechamos cuando el individuo es individuo y la sociedad – sociedad, ésta sustancialización de la modernidad distribuye dos espacios que se profundizan en el transcurso de por aquellos entonces y llega hasta nuestros días con algunas transformaciones ... pero llega! .

      Espacio privado, de la intimidad, de lo personal, y también espacio de los gustos, de las preferencias, de las elecciones deseantes, del cuerpo y sus circunstancias vitales, vida-muerte, su salud y su enfermedad, sus movimientos y sus querencias, y del cuerpo con los otros, padres, hermanos, amigos, conocidos etc... espacio de libertades personales, espacio despolitizado, espacio condicionado por las influencias sociales pero nunca atravesado por las misma. Espacio social, público, de relación con los otros, relación convivencial regulada por las convenciones, sujetos de mercado, con estatuto político influídos por lo personal, por el deseo pero apremiados por el secreto, por la neutralidad.

      Volvamos, decíamos que teníamos dos espacios confeccionados con texturas diferentes a primera vista, y decímos ‘a primera vista’ porque el siglo XX se ha encargado de denunciar los múltiples atravesamientos estallando la discreción encaramada en lo individual y lo social como objetos deslindados que sólo se reencontraban para hablar el lenguaje de las influencias, de las variables, de las causalidades, en fin ... de todo aquello que permita pensar a uno u otro como un ente variable, cuya variabilidad está condicionada a su vez por nódulos invariables, sustancias incorruptibles, estructuras atemporales, personalidades eternizadas.

      El siglo XX se caracterizó por denunciar esta separación y se dio a la búsqueda de modos de articulación del individuo con lo social que permitiesen aprehenderlos de otro modo. Se cometieron algunos excesos... socialismos privados de toda índole y psicologicismos múltiples que se revitalizaron en muchos países, como el nuestro, en psicoanalismos falicistas que encontraban fundamentos edipianos a la pobreza de nuestros pueblos y nombraban padres imperialistas que menospreciaban nuestras luchas y psicopatologizaban nuestras resistencias. Pensares que han ido templándose en muchos casos, templanza que visibilizaba la      Hablábamos de las tensiones institucionales, o mejor, las instituciones como nudos tensionales que sospechan en y con los binarismos, que construyen las emergencias de los ‘ENTRE’ y no resoluciones polares de las bipolaridades lógica formales, pero a condición de que aceptemos que dicha tensión no es conflictiva necesariamente, sino más bien un anudamiento múltiple de fibras tensionadas cuya vibración producirá formas específicas de cada institución. Por esto, tensionamos como fibras vibratorias lo instituido y lo instituyente que condicionan las emergencias de los aconteceres institucionales. Aconteceres cuya singularidad, y no otra, se inscribe en la trama institucional.

     Un tejido institucional, una malla, un entramado por donde circulan las subjetividades. Un decir que des-dice las singularidades; puestas en escena múltiples que invisibilizan los múltiples atravesamientos que hacen ser lo que son a la institución, al grupo, a los sujetos.

     Pero decíamos, que el análisis institucional se entromete con las significaciones imaginarias institucionales entonces ¿qué decimos cuando decimos esto? ...bueno, muchas cosas, por empezar que toda institución instituye un conjunto de sentidos que la hace ser lo que es, es decir, que ‘anima su ser ahí’, o si quieren que ‘se anima con su ser en el mundo’. Y estas formas instituídas que encarna una institución determinan los modos de ser, pensar, decir, hacer y sentir posibles, visibles y legitimados que tendrán lugar en esa institución y no en otra, lo que hace que esa institución sea eso y no otra cosa. Entonces, atrevidos como estamos convocados a devenir, decimos desafiantes, que los invisibles estructuran los campos de visibilidad presentes en la institución, ¿qué es un invisible?... simplemente vamos a decir que es todo aquello que, estando presente, se niega a presentarse, ese conjunto heterogéneo de elementos discursivos y no-discursivos que se articulan en un campo particular y que constituyen un orden de cosas, anudando las palabras a las cosas. Entonces campo de visibilidades desde donde partimos para pensar, partimos para no volver pero volver a dónde.ruptura radical con las antinomias modernas en sus primeros momentos.
continúa...
continuación de la crónica 5