¿QUIÉNES SOMOS?
INICIO        Fue en la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires, que un grupo de estudiantes avanzados en la carrera, comenzó a gestar un espacio de encuentros para debatir los temas inherentes al campo de la psicología institucional. El pasaje por la materia "Psicología institucional", así como también la realización de pasantías acordes con éste campo, fueron introduciéndonos en ese, por entonces novedoso para nosotros, campo de práctica profesional del psicólogo.

        De aquellos largos debates y de las investigaciones en éste ámbito de inserción del psicólogo, comienza a surgir en nosotros la necesidad de ampliar nuestra mirada como profesionales que ya habían decidido insertarse en éste espacio de nuestra profesión, procurando no dejar solo para a la psicología el lugar de las "intervenciones" institucionales y volcarnos al Análisis Institucional; enfatizando la importancia de
crear una psicología con una mirada institucional de la psicología.

        Consideramos que la realización de ésta labor comienza en la búsqueda de una politización de nuestros saberes, lo que nos comprometió a asumir una posición crítica ante las conceptualizaciones despolitizadas que hegemonizan el campo "psi" en las que, las subjetividades son capturadas en esquemas individual-familiaristas, y el sujeto solo es pensado como interioridad psíquica, lo que implica una des-sujeción de lo social-histórico y una clausura de sentidos, así, como una negación a pensar la subjetividad como siendo producida socio-históricamente. Desde ésta posición buscamos trabajar la dimensión socio-política de la identidad, lo que nos comprometió con otros saberes a realizar una elucidación crítica, una deconstrucción de las categorías conceptuales con las que formalizamos nuestras discursividades.

        Por otro lado, y si bien en nuestro ámbito los trabajos de Bleger, Pichon-Riviére, Malfé, Kaminsky, Lourau, Castoriadis, Lapassade, entre otros, no son desconocidos, nos percatábamos que por momentos existía una diferenciación poco clara entre una psicología institucional con atravesamientos de teorías filosóficas, políticas y sociales, de una psicología institucional más ligada al Análisis Organizacional o la psicología de las organizaciones.

        Entendemos ésta confusión como el producto de una mirada que, psicologizando las instituciones, promueve reduccionismos en los abordajes teórico prácticos del campo institucional (psicologismos y psicoanálismos como organizadores de sentidos únicos para pensar las instituciones. Reduccionismos que operan conforme a un proceso de despolitización institucional sostenido, y sosteniendo, lógicas ‘empresariales’ y concepciones jurídicas de las instituciones, que demandan actores institucionales desde y con una ética hija de los individualismos que prosperan en las sociedades neoliberales. Lógicas que producen subjetividades
fragmentarias, que imposibilitan la construcción de un proyecto colectivo necesario para la existencia de una institución que genere las condiciones de posibilidad para la emergencia de autonomía.

        Ahora bien, no es innecesario destacar que aquellas largas discusiones hicieron emerger la necesidad de re-conceptualizar el rol del psicólogo desde un lugar que no quede reducido al trabajo clínico, sino, un psicólogo que desde su implicación en la transversalidad de su pensar,
se construya y se interrogue sin fin. Significa esto, como primer paso, generar una transdisciplinarización de la psicología, que implicaría deconstruir nuestros propios saberes y prácticas desde, y con, el aporte de otros campos disciplinarios para, así, poder re-crear nuestro lugar de saber-invisibilizante de las instituciones. Nos referimos con esto, a abrir líneas de cuestionamiento de nuestras formas de pensar, percibir, actuar, sentir, practicar, y de los modos en que éstas se producen, se crean y re-crean; pensar (-nos) a qué demandas epistémicas, socio-históricas, políticas-económicas responden nuestros saberes.

        Hablamos aquí, de gestar una transversalización y transdisciplinarización entre los campos del saber; encuentros-desencuentros que procuren desde atravesamientos múltiples la emergencia de nuevas formas de pensar; que problematicen nuestros
corpus teóricos en la interrelación de los campos de saber-juegos de verdad-y relaciones de poder. Transdisciplinarización que ‘estalle’ los límites de las disciplinas positivistas para generar condiciones que permitan ampliar nuestros campos de visibilidad de nuestros objetos de estudios; objetos multiformes cuyo devenir se produce en una trama de condiciones que hacen a su posibilidad y complejidad.

        De ésta manera al considerar el campo de lo institucional como un nudo problemático, nos sentimos compelidos a la creación un marco teórico y práctico (una caja de herramientas conceptuales,)desde múltiples saberes, para que, en el atravesamiento de los diferentes pensares y quehaceres devenga una multiplicación de nuestras miradas y nuestros abordajes institucionales.

       Por este motivo, suena coherente la emergencia de un interés por pensar una Etica diferente para las disciplinas sociales y humanas que piensan y abordan lo institucional. Ética que elucide nuestros posicionamientos en la diversidad de instituciones en donde inscribimos nuestra subjetividad. Para esto re-pensamos nuestras implicaciones, no solo teóricas, sino los múltiples sistemas socio-políticos que prefiguran el perfil de nuestros modos de pensar, sentir, ver y juzgar la realidad socio-histórica.


      
Se nos hace urgente aclarar que cuando hablamos de análisis institucional pensamos dentro y a través de los movimientos institucionalistas y al tener como objeto de trabajo las instituciones, en sentido amplio, (en tanto modos de ser y hacer que se institucionalizan, operativizándose y funcionalizándose en establecimientos específicos), buscamos desde procedimientos de metodología genealógica acercarnos a tres posiciones:

1- historizar los saberes para cuestionar los discursos teóricos totales y totalizantes, que desde su unitarismo reducen la complejidad de la realidad;

2- elucidar las lógicas que configuran las interdependencias de los saberes- las relaciones de poder- las construcciones de la subjetividad; y

3- visibilizar las instituciones de las sociedades actuales como un tejido de relaciones donde se instituyen las modos de subjetivación que sujetan las singularidades.

       
Desde estos pensares ha surgido el E.P.A.I., tensionando el consenso con el disenso, lo convergente con la divergencia, generando dispersión en la unidad, desujeción en la fluidez singular; para que desde lo instituyente emerja la autonomía.
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