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Asistir a misa los domingos, y vivirla.
En el sacrificio de la misa se revive
la pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, y Él mismo se
nos regala en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad para ser nuestro alimento.
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Atender a los avisos celestiales,
que nos hace insistentemente
nuestra Santa Madre, y Nuestro
Señor, en sus mensajes.
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Preparar nuestro corazón
para la Segunda Venida
de Jesús, y
proclamarla. Ser evangelizadores de palabra y
obra.
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Debemos
obedecerles, como
hijos de Dios y de María:
"Haced todo lo que Jesús os diga."
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Debemos cumplir los mandamientos
(Ex. 20,1-17); (Mt. 22,34-40);
(Jn. 2,5):
"Amar a Dios sobre todas las
cosas y al
prójimo
como a nosotros mismos."
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Santísima
Virgen pide que se comulge en la boca,
y de rodillas, nunca
en la mano; y estando en Gracia de Dios. Asistir a misa prudentemente
vestidos: las mujeres con faldas largas, los hombres con pantalones
largos.
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Oir misa los primeros sábados de cada mes
en honor y reparación
al Inmaculado Corazón de María.
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Confesarnos frecuentemente.
La Confesión es un sacramento
instaurado por Jesús. (Mt.
18,18.)
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Hacer sacrificios, ayunos y penitencias,
y ofrecerlo a Dios por
la salvación de las almas.
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Adoración al Santísimo Sacramento.
Consagrarse al Inmaculado
Corazón. Renovar la consagración los primeros
sábados.
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Devoción a Jesús Misericordioso: "Doy a la
humanidad su última
tabla de salvación, el recurso a mi
Misericordia". (
Diario, 998.)
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Fidelidad a la Santa Iglesia Católica:
(Ser hijos fieles y
obedientes a nuestra Madre Maria.)
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Recuperar las tradiciones de la Iglesia:
Procesiones, novenas,
festividades, devociones etc.
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Rezar el Rosario.
A ser posible diaramente, en familia. Rezar
especialmente por la salvación de las almas.
http://www.oocities.org/es/aparicionesymensajes2002
Se permite publicación y reenvío.
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