José Francisco de Isla Escritor español Nació en Vidanes (León) de madre leonesa y padre procedente de Asturias, alumno en Salamanca del famoso Luis de Losada (autor de un importante Cursus philosophicus, 1724), ingresó en la Compañía de Jesús, teniendo que dejar España en el año 1767 al ser expulsados los jesuitas. Residió en Córcega y Bolonia, ciudad donde falleció el 2 de noviembre de 1781. Es autor de una sátira contra la ignorancia y la pedantería de los predicadores de su tiempo, titulada Historia del famoso Fray Gerundio de Campazas alias Zotes. En ella, usa el tono satírico de la novela picaresca. Fray Gerundio gozó de fama y difusión lo que provocó la irritación de sectores eclesiásticos que se consideraron aludidos. Fue una de las lecturas favoritas de ciertos aristócratas y, parece ser, del propio rey.
En la historia del famoso predicador Fray Gerundio de Campazas,
el Padre Isla tiene muchos recuerdos de su patria chica, Leon. En primer lugar
al héroe de su historia le hace leones como el, natural de Campazas,
pueblecito del partido judicial de Valencia de Don Juan, al que el clasico
Diccionario Geografico de Madoz asignaba 120 vecinos y 565 habitantes, en
su mayor parte labradores.
El Padre Isla, transforma humoristicamente este pueblo - "Campazas --dice--
es un lugar de que no hizo mencion Tolomeo en sus cartas geograficas, porque
verosimilmente no tuvo noticia de el... Su situacion es en la provincia de
Campos, entre poniente y septentrion. No es Campazas ciertamente de las poblaciones
mas nombradas, ni tampoco de las mas numerosas de Castilla, pero pudiera serlo;
y no es culpa suya que no sea tan grande como Madrid, Paris, Londres y Constantinopla;
siendo cosa averiguada que por cualquiera de las cuatro partes pudiera extenderse
hasta diez y doce leguas sin embarazo alguno. Y si como sus celeberrimos fundadores
-- cuyo nombre no se sabe -- se contentaron con levantar en ella veinte o
treinta chozas, que llamaron casas por mal nombre, hubieran querido edificar
doscientosmil suntuosos palacios son sus torres y chapiteles con plazas, fuentes,
obeliscos y otros edificios publicos, sin duda seria hoy la mayor ciudad del
mundo.... Pero al fin los ilustres fundadores de Campazas no se quisieron
meter en esos dibujos y, por las razones que ellos sabrian, se contentaron
con levantar en aquel sitio como unas treinta chozas - segun la opinion que
se tiene por mas cierta - con sus cobertizos o techunbres de paja a modo de
cucuruchos, que hacen un punto de vista el mas delicioso del mundo.
"Sobre la etimologia de Campazas hay grande variedad en los autores.
Algunos quieren que en lo antiguo se llamase Campazas, para denotar los grandes
campos de que esta rodeado el lugar, que verosilmente dieron nombre a toda
la provincia de Campos, cuya punta occidental comienza por aquella parte.
Y a esta opinion se arriman Antón Borrego, Blas Chamorro, Domingo Ovejero
y Pascual Cebollón, diligentes investigadores de las cosas de esta
provincia.
A los padres de Fray Gerundio y a toda la descendencia de los Zotes, los hace
naturales de Campazas; aunque ya hace notar Isla que esta familia de los Zotes
arraigada en Campos está extendida por todo el mundo, y tan fecundamente
propagada que no se hallará en todo el reino, provincia, ciudad, villa, aldea
y aun alquería, donde no hiervan Zotes como garbanzos en olla de potaje".
(Lib. 1 c. III) La infancia de Fray Gerundio tiene por escenario Campazas
y sus alrededores; los pueblos de León que figuran en este período, casi todos
pertenecen al partido judicial de Valencia de Don Juan. Así nos habla Isla
de los vinos y confiterías de Villamañán, de San Millán de los Caballeros,
de Villaquejida; de la escuela de primeras letras de Villaomate y de la de
gramática de Villamandos, en las que recibió Gerundio la enseñanza general
básica. El padre de Fray Gerundio, llamado Antón Zotes era el labrador rico
de Campazas, se trataba bien en la mesa; así que era "fornido y repolludo;
de pestorejo a la jeronimiana, rechoncho, colorado y con pliegues'. Su bebida
usual era agua- pié, 'menos cuando tenía en case algún fraile, especialmente
si era prelado, lector o algún gran supuesto en la orden, que entonces se
sacaba a la mesa vino de Villamañán". (Ibidem). La señora Catanla Rebollo
era la madre de Gerundico, y mientras éste fue a la escuela, solía regalar
a la mujer del maestro "dos gallinas las más gordas que había en todo su gallinero
y una libra de bizcochos que se traían exprofesamente de la confitería de
Villamañán. (Lib. 1 c. V, n. 6). Las primeras letras las aprendió Gerundico
en la escuela de Villaornate, junto a Valencia de Don Juan, donde estaba de
maestro un cojo que "no era lerdo, aunque picaba un poco en presumido y en
extravagante". Había sido discípulo de un famoso maestro de León, insigne
pendolista; y para soltarse en la letra, se acomodo por dos o tres años como
escribiente con el notario de la vicaría de San Millán (lib. 1 c. V, n. 1-2).
Una vez que Gerundico aprendió en la escuela de Villaornate a leer, escribir
y contar, el verle tan despejado, aconsejaron a sus padres que le llevaran
a estudiar gramática; y aunque su padre Antón Zotes quería llevarle a los
estudios tan renombrados de Villagarcía de Campos donde él había estudiado,
prevaleció el parecer de la madre, la señora Catania, que lo puso bajo la
férula del dómine de Villamandos del que dice Isla que 'por lo que toca al
entendimiento no se podía casar sin dispensación con el cojo de Villaornate,
(lib. 1 c. VII) por el parentesco intelectual que con él tenía, Se le conocía
a este insigne maestro en toda aquella región por el sobrenombre de ZancasLargas;
y sus alumnos "eran muy nombrados por toda la ribera del Orbigo y por todo
lo que baña el famoso río Tuerto". (Lib. 1 c. IX, n. 13). Al volver Antón
Zotes de dejar acomodado a Gerundico con el maestro de Villamandos de cuya
"estupendísima sabiduría" venía aturdido, lo primero que hizo fue dar las
gracias a la Catanía "porque me quitó de la cabeza el enviar al mi Gerundio
a Villagarcía; pues después de Dios, a ella se le debe el que mi hijo merezca
tener tan doctísimo maestro... Por fin y postre, el cojo de Villaornate bien
puede ser el tuautem de los maestros de escuela; pero en línea de preceptor,
el dómine de Villamandos es el per omnia saecula saeculorum-, y mientras Campos
sea Campos no habrá quien le desquite'. (Lib. 1 c, VII, n. 6). Mientras estuvo
estudiando gramática y retórica con este célebre dómine ZancasLargas, Gerundio
"hizo novillos del estudio doce veces según un autor, o trece, según otro,
y esas siempre con causas legítimas y urgentes; porque una los hizo por ir
a verunos toros a La Bañeza, otra por ir a la romería del Cristo de Villaquejida,
otras dos por ir a cazar pajaros con liga a una zarza, junto a una fuente
que había tres leguas del lugar; y así de todas las demás; lo que acredita
bien su aplicación y el grande amor que tenía al estudió'. (Lib. 1 c. X, n.
l). En Campazas predicó Fray Gerundio su primer sermón de campanillas sobre
el Santísimo Sacramento, el año en que era mayordomo de esta cofradía su padre
Antón Zotes. Es el modelo típico del sermón gerundiano, del que se sirve Isla
para dar doctrina sana sobre la predicación y ridiculizar los abusos que afeaban
entonces la cátedra sagrada. El predicador gerundiano, para dar gusto a su
auditorio, tenla que tocar en el exordio, todas las circunstancias que concurnan
en aquel caso, aun las más menudas y ridículas, confirmándolo todo con textos
de la Sagrada Escritura, de Santos Padres y de autores profanos, traídos por
los cabellos. Cuando a Fray Gerundio le encargaron este sermón, que coincidía
con las fiestas del pueblo de Campazas, se puso a trabajarlo de modo que no
se le escapase ninguna de las circunstancias. Era la primera circunstancia,
ser éste el primer sermón que predicaba en público desde que entró en religión.
Para esto le vino de perillas el comienzo de los Hechos de los Apóstoles:
Primum quidem sermonem feci, o Theophile Y le tiene que predicar en su pueblo
que se llama Campazas. También Jesús al empezar su vida pública salió del
desierto, como él del retiro de la religión, y se detuvo a predicar su primer
sermón en un lugar campestre-. stetit in loco campestri. A esta circunstancia
se junta que lo tiene que predicar en la parroquia donde le bautizó el licenciado
Juan Quijano. Para el nombre del bautizante no encuentra dificultad; está
bien claro en el evangelio de San Lucas (1, 63) loannes est nomen eius: Juan
es su nombre. Del apellido Quijano saca la pila bautismal; porque Quijano
es lo mismo que quijada. Sansón con una quijada de asno mató a mil filisteos;
y de aquella quijada brotó milagrosamente una fuente de agua viva con que
apagó su sed. De Quijano que le bautizó brotó también el agua celestial de
la gracia del bautismo. En el bautismo de Jesús se oyó la voz del padre: vox
patris audita est (Luc. In, 22). También aquí se oye la voz de su padre Antón
Zotes, que fue quien encargó el sermón a Fray Gerundio, como mayordomo de
la cofradía: misit me vivens pater (Juan VI, 58) el que me trajo a predicar
fue mi padre, que está vivo y sano; y es un labrador honrado : pater meus
agricola est (Juan XV, I). También para el apellido Zotes encuentra su texto
en el Antiguo Testamento; porque el Arca de la alianza, figura del Santísimo
Sacramento en cuyo honor es la fiesta, anduvo errante por el país de los Azotios:
abiit in Azotum: fue hacia los a-Zotes (I Reyes V, I). Para sacar también
a relucir a su madre Catania Rebollo se contenta con aquel texto con que vitoreaban
después del sermón las mujeres de Campazas a la señora Catania que había temido
tal hijo: Beatus venter qui te portavit et ubera quae suxisti: Bienaventurado
el vientre que te llevó y los pechos que te alimentaron (Luc. XII, 27). Para
los danzantes que iban ante el Santísimo Sacramento, trajo aquella escena
de David danzando delante del Arca de la Alianza - Et David saltabat totis
viribus (I Reyes c. VI, 14), y David brincaba con todas sus fuerzas, como
lo hacían los ocho robustos atletas de Campazas; con la diferencia de que
aquél llevaba una corona de rey en la cabeza, y éstos llevaban melenas; por
eso añadió aquel texto de Isalas: Et pilosi saltabunt ibi ~as XIII, 21) y
saltarán allí los peludos. Para los toros que se corrían el día de la fiesta,
venía a pedir de boca lo del salmista: Tauri pingues obsederunt me (Salmo
XXII, 13) toros fuertes me han cercado; y si fuesen novillos, salía del paso
con el texto de David cuando dice: Tunc imponent super altare tuum vitulos:
entonces pondrán sobre tu altar novillos. Las hogueras nocturnas que encendieron
los mozos de Campazas la víspera de la fiesta, tienen su precedente en el
fuego del horno de Babilonia. "Ya no me detengo dice Fray Gerundio--- ni en
las hogueras ni en las luminarias nocturnas que precedieron a este festivo
día. ¿Cuándo se descubre el Señor sin que se enciendan brillantes céreos piropos?
¿Ni que más hicieron los tres milagrosos niños en la flamígera hoguera del
babilónico furno, que lo que anoche vimos hacer a los pubescentes muchachos
de mi predilecta patria en las ftimigerantes hogueras que encendió la devoción
y alegría de sus fervorosos Incolas? Si aquéllos jugaron con las llamas sin
que les tocase al pelo de la ropa, éstos brincaron por ellas sin que les chamuscasen
m" un solo cabello de la cabeza: Et capillus de capite vestro non peribit
(Luc. XXI, 18), no se perderá un cabello de vuestra cabeza, que dijo la Boca
de Oro. "Pues qué la multitud de estruendosos voladores que subieron serpenteando
por ese diáfano elemento, saetas encendidas que disparó la bizarría y el valor
para disipar el nigricante escuadrón de las tinieblas! Parece que les estaba
viendo el monarquico adivino cuando cantó vaticinando: Sagittas suas ardentibus
effecit (Salmo VII, 14), tiene dispuestas sus abrasadoras saetas. Pero más
al caso presente lo pronosticó el que dijo que resonaba por todo Campos el
horrísono bom, bom, bom, bom de las bombardas: Horrida per Campos bam, bim,
bombarda sonabant ". Y para acabar la salutación o exordio no quiere pasar
por alto la gaita gallega que tocaban en la iglesia, a falta de órgano, dos
maragatos rollizos tan diestros en el arte, que los llamaban para todas las
fiestas recias de San Román, Foncebadón y el Rabanal, de donde se extendió
la fama hasta el mismo Páramo con ser así que hay más de ocho leguas de camino
(Lib. IV c. HI, n. 2 l). El Páramo que cita con frecuencia el Padre Isla,
es una comarca de la provincia de León comprendida entre el Orbigo y el Esla,
del partido judicial de La Bañeza. Relaciona la gaita gallega con el Santísimo
Sacramento recordando que Galicia tiene precisamente en su escudo el viril
con el Sacramento; de ahí lo acertado que estuvo su padre, el mayordomo, al
festejar con la gaita gallega esta función. "Gran gloria de Galicia --decía
Fray Gerundio al acabar de tocar todas las circuristancias--- tener por escudo
de amas al Sacramento! Pero mayor de Campazas, por ser la patria y el solar
de la Sagrada Eucaristía. Porque o hay Sacramento en Campazas, o no hay en
la Iglesia fe. Este será el arduo empeño en cuyo golfo desplegará las velas
el bajel de mi discurso; y para que lo haga viento en popa, será preciso que
sople por el timón el aura benéfica de aquella deifica Emperatriz de los mares,
implorando su protección y su gracia con el acróstico epínicio del celestial
paraninfo: Ave Maná", (Lib. IV, c. IV, n. 17). Así acaba el exordio dedicado
íntegramente a tocar las circunstancias. En el cuerpo del sermón trata de
probar la proposición que acaba de asentar: Que Campazas es la patria y el
solar del Santísimo Sacramento. "La materia remota del Sacramento de la Eucaristía
--dice- es el trigo; la patria del trigo es Campos; la casa solariega de Campos
es Campazas ; luego Campazas es el solar y la patria del Santísimo Sacramento".
'Esto por lo que toca a la materia del Sacramento en la especie de pan; vamos
a la misma materia en la especie del vino. Sic argumentor el vino es materia
remota de la Eucaristía; el vino nace de las viñas las viñas en los campos;
los campos en Campazas; luego... (Lib. IV, c. II, n. 38-39). El pueblo en
pleno de Campazas, y cuantos habían concurrido a la fiesta, entre los que
se contaban -según dice Isla- "mucha gente ociosa y alegre de León, La Bañeza
y Astorga" (Lib. IV, c. IR, n. 3) no encontraban palabras para ponderar el
sermón de Fray Gerundio. Pero enfrente de éste nos presenta Isla un crítico
muy sensato en "el magistral de la Santa Iglesia de León, hombre ya hecho,
sabio, agudo, discreto, muy leído, gran teólogo e «insigne predicador; en
fin, de prendas tan sobresalientes, que había sido consultado en tercer lugar
para un obispado', (Lib. IV, c. IH, n. 5). Este era tío de Fray Gerundio,
y valiéndose del parentesco, le dio al sobrino un buen baño de elocuencia
sagrada, tratando de desengañarle de su modo desatinado de predicar, recorriendo
todo el sermón, que no había sido más que una sarta de despropósitos con frases
sacrílegas y heréticas capaces de conducirle a la Inquisición. Estas reconvenciones
del magistral de León le impresionaron hondamente a Fray Gerundio, hasta tal
punto que tuvo que levantarle el ánimo su maestro de elocuencia Fray Blas
con esta soflama: "¿Qué locura es la tuya, qué delirio se apoderó de tu cabeza,
cuando así te la trastornó ese tu tiesísimo y circunspectísímo tío, el magistral,
tumbándote patas arriba a cuatro razones miserables que te alegó?... ¿Será
posible, Gerundio del alma, que no te convenza tu experiencia propia?... Sermón
y medio has predicado hasta ahora en público, y otro entre las paredes del
convento, ¿y qué hombre hay ya más famoso en toda la redonda? ¿De qué otro
retumban mayores ni más encarecidos aplausos en todo el dilatado y espacioso
ámbito del Páramo? ¿Piensas que tu fama se ha limitado a las paredes de Campazas?
¡Oh cuánto te engana tu encogimiento y tu modestia! Llegó ya a Villaquejida,
extendióse a Villamandos, se dilató a Villamañán, y hasta en las márgenes
del Orbigo resuena el eco de tu nombre con tanta claridad como' en las concavidades
de Villaornate". (Lib. IV, c. IX, n. 28). Y como hombre de experiencia añade
Fray Blas a esta perorata un consejo práctico: "Mira, si tu tío el magistral,
te volviere a tocar la especie, tú has de hacer la gatatumba y el agachapanza:
quiero decir que te has de mostrar convencido de sus razones, rendido a sus
consejos, dócil a sus oyéndole en lo exterior con mucha humildad, respeto
y reverencia; pero allá dentro de tu corazón has de estar bien resuelto a
reírte y hacer burla de todo cuanto te dijere". (lib. V, c. I, n. l). Todavía
no se habla calmado del todo la indignación del magistral contra su sobrino
Fray Gerundio, cuando se le entró por el corral de la casa de Antón Zotes
un caballerete joven, llamado don Carlos Osorio vecino de una ciudad no distante
de Campazas, según parece, La Bañeza. Era uno de esos sujetos muy a la moda
de entonces, que por haber tratado con extranjeros, tenía a gala hablar de
las otras naciones con admiración y de la propia con desdén. Creían estos
afrancesados que sólo en Francia había delicadeza, buen gusto y cortesía,
y lo de acá todo era rudeza y barbarie, y salpicaban su conversación con giros
y palabras francesas. El magistral , castellano macizo, leonés de cuatro suelas
-como lo califica Islahaciendo a la lengua francesa toda la justicia que merece,
era muy amante de la suya propia, bien persuadido a que para maldita cosa
necesita las ajenas teniendo dentro de sí misma cuanto ha menester... El magistral
se empalagó mucho desde el primer período; y desde luego le hubiera atajado
con desprecio, a no contenerle el respeto debido el nacimiento de don Carlos
y la urbanidad con que era razón tratar a un hombre que venía a buscarle por
puro reconocirmiento". (Lib. IV, c. VIII, n. 6). En vista del éxito del sermón
del Santísimo Sacramento predicado por Fray Gerundio en Campazas, le encargaron
otro de honras fúnebres que les traía preocupados tanto al predicador como
a su padre Antón Zotes quien no sabía si su hijo Gerundio "tendría tan güena
mano derecha para perdicar de los defuntos, como para perdicar del Sacrarnento".
(Lib. V, c. VI, n. l). Su padrino el licenciado Quijano hizo ánimo de acompañarle
hasta el pueblo 'donde tenía que predicar; "con cuyo fin llamó a un primo
suyo, capellán de Gordoncillo, que acababa de venir de León y había traído
licencia de confesar por seis meses, para que en su ausencia dijese la misa
al pueblo y cuidase de la administración de sacramentos". (Lib. V, c. VI,
n. l). Vidanes el pueblo natal del Padre Isla, no aparece para nada en la
Historia de Fray Gerundio; Valderas, su segunda patria, sale a relucir honrosamente
en el episodio de don Casimiro. Era éste un joven de unos 25 años que había
estudiado en Salamanca, y ahora estaba preparando unas oposiciones para la
cátedra de retórica de dicha universidad. Estaba pasando unos días en Valderas.
"Aquella tarde había salido de caza, y fatigado de la sed, iba, por más pronto
recurso, a Campazas a echar un trago de agua de bodega". (Lib. V, c. III n.
2). Se encontró de repente con Fray Blas y Fray Gerundio que habían salido
el campo para poder componer más libremente el sermón de honras fúnebres.
Don Casimiro, como especialista en la materia, pudo intervenir enseguida en
la conversación, y en el trayecto entre Valderas y Campazas les dio una lección
magnífica sobre las fuentes de la elocuencia, a las que había que acudir para
componer los sermones, doctrina con la que no se mostraban muy conformes sus
dos interlocutores.
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