A la mañana siguiente, en la mansión Southfork, la familia terminaba su desayuno, y Lucy se ofreció a llevar a Pam a la ciudad. Pam llevaba casi tres meses al mando de la revista que publicaba la editorial de Sue Ellen, y se había entregado al máximo al nuevo trabajo, sobre todo después de saber que había pasado una etapa como mujer.
El Ewing 9 se cruzó con el coche de Lucy. Era Christopher, que venía a hablar con su padre Bob.
- Ya sabes que puedes hablar conmigo de lo que sea, siempre que lo necesites...

Padre e hijo fueron caminando hacia los establos. Chris seguía teniendo allí su caballo, así como su motocicleta.
- Quiero preguntarte algo que sólo puedes responderme tú. – Bob arqueó las cejas. – Eres la única persona de la familia que fue capaz de trabajar con mi tío J.R. en la Ewing Oil. Sé que tenía reputación de ser un hombre duro y sin escrúpulos, y que hizo daño a muchas personas para conseguir sus fines...
Bob se preguntaba si había subestimado a su hijo, ya que le estaba dando una definición muy ajustada de su difunto hermano J.R.
- Dime qué quieres saber, Chris.
- No es una pregunta fácil, pero quiero saber...hasta qué punto algo es ético o no, aunque sólo facilites a otra persona los medios para ello...¿Qué importa más, los principios de cada uno o el poder ayudar a alguien que te necesita?
El hombre, de cabello cada día más canoso, puso la mano sobre el hombro de su sobrino, y le dijo lo que pensaba:
- Esa es la pregunta del millón de dólares...para el que sepa contestarla bien. Puedo explicarte que yo luché con J.R. para que todos los negocios fueran transparentes en la Ewing Oil, y cuanto más duro me obligó la situación a ponerme, más me alejó de mi familia, sobre todo de Pam. Se trata de una elección personal que trazará el rumbo de tu vida. ¿Hay que seguir unos principios y tener sentido de la ética, o bien limitarte a hacer dinero, a cerrar negocios como sea y preocuparse sólo de uno mismo? Tu tío lo tenía muy claro, y creo que yo también. Debes averiguar qué es más importante para ti: tu familia o tu empresa, y actuar en consecuencia. Durante toda tu vida, habrá momentos en que tengas que volver a plantearte muchos de estos principios pero, básicamente, lo que hagas en los próximos años te marcará para toda la vida, no los errores que puedas haber cometido hasta ahora...
- Y respecto al accidente, pude haberlo evitado si hubiera quitado las llaves...



- Eso no tiene sentido, especialmente porque no vas a cambiar nada pensando eso. No tuvo nada que ver contigo y, además, Bobby está solamente algo magullado...Tenlo presente, aunque vivas en Dallas o en cualquier otra parte: estamos aquí para ayudarte siempre que nos necesites, tanto Pam como Ray, Lucy o yo...y ahora, vamos a ver cómo está mi caballo Banjo, me han dicho que su estado es bastante delicado...
Bob y Chris siguieron caminando hasta las caballerizas de Southfork...



Esa tarde, Gary y Val reunieron a los gemelos.
- Ya verás cómo de esta nos mandan a ti a una escuela militar y a mí a un internado en Suiza. Necesitan un “shock”, algo que les deje confusos, y les obligue a pensarlo todo de nuevo – murmuraba Beth.
- ¿Estás insinuando que este es el mejor momento para que salga del armario?
- Sólo son dos palabras: soy homosexual.
- Y luego tú podrías añadir otras dos...
En aquel momento, Val y Gary entraron en la sala de estar. Habían estado hablando entre ellos y había llegado por fin el momento de la reunión familiar.
- Bobby quería deciros algo muy importante... – se adelantó Beth.
Bobby la mató con la mirada. Pero sus padres les hicieron sentarse...
- Papá, yo...yo... – balbuceó Bobby.
- Escuchad a vuestro padre, chicos – espetó Val.
- Bobby, Betsy, soy alcohólico. Lo he sido desde que tenía vuestra edad.
Bobby y Betsy se miraron entre ellos y luego miraron a Val.
- He arruinado tantas cosas en mi vida por culpa de la bebida que no me queda más remedio que confesarlo claramente, sin tapujos. No seáis tan estúpidos como para cometer el mismo error.
- Pero si yo no...
- Bobby, los análisis de sangre del hospital revelaban que habías estado bebiendo y no precisamente naranjada... – reveló Val.
- Vuestra madre y yo estuvimos mucho tiempo separados por el mismo problema, y el tiempo que perdimos, nadie nos lo va a devolver. Tomadme como ejemplo, y construiros un futuro, en vez de levantaros un muro tras de otro...
Val abrazó a sus hijos y luego acercó a Gary a estos para que les abrazase también. Una vez estaban en la puerta, Beth se giró y les dijo:
- Por cierto, Bobby es homosexual...Nos vemos en la cena...
Beth se sonrió complacida y los dos salieron, dejando perplejos a sus padres, que no sabían dónde mirar...



- Hola, mi nombre es Betty Lewis y me envía el Sr. Barnes para entrevistar al Sr. Ewing.
Debbi Porter miró a la provocativa rubia de arriba abajo. Tenía cuarenta y tantos años, pero aún resultaba muy hermosa, a pesar de la frialdad de sus ojos verdes.
- Debe de haber algún malentendido, porque yo voy a entrevistarle personalmente...
- Puede llamarle y él se lo confirmará...
Debbi recordó haber leído que la esposa de Cliff, Afton, iba a ser operada esa misma semana, y suavizó la situación.
- Mire, Betty, yo acudiré a la Ewing Oil y usted, si lo desea, puede dedicarse a la edición del reportaje, eso sí, siguiendo nuestro guión...
- Estoy realmente impaciente, John Ross Ewing es tan atractivo...
- ¿No lo estará confundiendo con su hermano James?
- Oh...me temo que sí. Pero aún así es un Ewing, y poder conocerle me ayudará en mi carrera.
- Veo que no me acaba de entender: usted no se acercará a John Ross Ewing III a menos de 2 km. ¿Ha quedado claro?



En las oficinas de las Industrias Westfork, Alan enviaba por fax a California un contrato de pre-acuerdo con la empresa de Richard Channing para asociarse en la construcción del oleoducto. Alan había firmado como nuevo socio de la Westfork, pero también había falsificado la firma de Gary, al que no había encontrado en todo el día, ni siquiera por el móvil.
Pero tenía su palabra de que “iban a arrasar en California” y para él, aquello era la última señal. De este modo, Channing ingresaría su millón de dólares inmediatamente, y otro millón en una cuenta a su nombre en Suiza.
Su plan iba a salir rodado. De hecho, no le importaba ya demasiado cuál de los Ewing quedara más maltrecho, todos formaban parte del mismo clan que le había manipulado años antes, incluida Lucy.
Muy pronto, la segunda fase de su venganza se llevaría a cabo, gracias a la colaboración muy interesada de su ex esposa, Betty.



Aquella noche, Bobby esperaba en la cama a que su mujer terminase de ducharse.
- Pam, ¿no me dijiste que tendrías que viajar para ese puesto en la revista de Sue Ellen?
- Sí – dijo ella, mientras se secaba el pelo – espera un momento, enseguida acabo.
Pamela se puso un camisón azul y se metió en la cama con su marido.
- La verdad es que quería hablarte de esto. El primer viaje lo haré pasado mañana: voy al Desfile de Moda de Novias de París, acompañada de dos de los chicos de la redacción.
Bobby palideció de repente y repitió “París...”
- Sí, y luego vendrán Milán y Barcelona. Es la peor parte de este empleo, precisamente ahora que habíamos regresado a Southfork y todo parecía volver a la tranquilidad...
- ¿Y por qué no va Sue Ellen, si es la propietaria?
- En parte, porque yo también soy accionista de la editorial, y porque formaba parte del acuerdo inicial.
- Pero, si la semana que viene celebramos la Barbacoa Anual de los Ewing...



- Calla, tonto, que ya habré regresado. Además, Donna y Val ya están organizándola. Ahora, vamos a dormir, estoy agotada...
Bobby seguía escuchando “París” como un eco que le hizo regresar al pasado, y volver a ver imágenes que creía olvidadas: su anterior mujer April, asesinada doce años antes...la investigación que siguió a su desaparición, y aquella horrible mujer, Hillary Taylor, responsable del atentado terrorista...¿Cómo podía dejar que Pamela se subiera a un avión y volase a París?



Lucy y Will se estaban despidiendo en el porche de Southfork cuando entró un coche no identificado por la entrada del rancho. Era un lujoso Porsche verde.
Lucy miró al hombre que lo conducía y sonrió al reconocerlo.
- Espera, no te vayas todavía, te voy a presentar a alguien muy importante para mí...
El auto aparcó detrás del Mercedes nuevo de Will y de él se bajó un hombre de cabello y barba rubio oscuros, de unos cuarenta y pocos años. Su nombre, Mitch Cooper. Lucy se lanzó encima suyo para abrazarle. Enseguida le acercó a Will y se lo presentó. Un minuto después, Will se subió a su Mercedes y se alejó.
- Bueno, Mitch...Supongo que no nos traes buenas noticias... – dijo Lucy, ahora con semblante serio.
- La verdad es que no. El especialista de Houston ha estado tratando a Afton y ha conseguido eliminar el cáncer de garganta...pero ahora se ha extendido a los pulmones y van a extirparle parte del pulmón derecho. Afton está en el quirófano ahora mismo...



(Fundido en negro)

Lucy y Mitch se sentaron junto a la piscina de Southfork, mientras tomaban té helado y se ponían al día de los últimos acontecimientos.
- Me sorprendió que me llamases hace unas semanas, con todas esas preguntas sobre medicamentos.
- Sí, la verdad es que nos pareció a todos muy extraño que Clayton Farlow apareciera un día casado con una mujer más joven que él...
- ¿Y creéis que puede tener malas intenciones, que vaya tras su herencia?
- Queremos cubrirnos las espaldas, por eso investigamos los medicamentos que tomaba...
- ...Y me encontré con este: Vioxx. Suelen tomarlo los pacientes que sufren de artrosis y dolores agudos. Pero este mismo año, ha sonado la alarma: los pacientes que toman Vioxx tienen un riesgo elevado de padecer trastornos circulatorios y cardiacos. Sobre todo pueden afectar a las arterias coronarias del corazón...He consultado con un especialista de un hospital en Atlanta...
- Clayton ya pasó por dos crisis cardiacas, un infarto hace más de veinte años, y luego una recaída que le llevó de nuevo al quirófano en 1987. ¿Qué crees que podría ocurrirle a una persona con este historial si abusa del Vioxx?
- Sinceramente, Lucy, creo que podría morir en cuestión de meses...
Lucy cerró los ojos y Mitch apretó su mano intentando animarla.



En casa de Gary y Val, la pareja se había sentado en el sofá, abrazados.
- ¿Quién será el primero en sacar el tema?
- ¿Te refieres a tu confesión, o al hecho de que Bobby sea gay? – dijo Val.
- Lo sabes perfectamente. Sólo tienen 16 años, ¿crees que a esa edad ya puede saber lo que quiere?
- ¿Acaso tú no sabías lo que querías cuando tenías 16 años, Gary? Ya estábamos casados y teníamos una hija...
- ¿Es eso diferente...? ¿Ser homosexual, quiero decir...?
- Los dos hemos tenido muchos problemas de aceptación por parte de nuestros padres. Y de nuestras familias políticas. Bobby y Beth viven en un entorno mucho más estable. Si tratamos la cuestión de la forma más natural, sin darle importancia, pronto todo el mundo se habrá acostumbrado...
- Mi padre nunca se acostumbró a que me gustase escribir poesía...
- Quizá a Bobby también le guste la poesía...Seamos amigos suyos, en vez de continuar la tradición familiar de los Ewing y los Clemments. Es muy importante...
Alguien llamó a la puerta. Era Bobby, que entró tímidamente.
Gary y Val le sonrieron, y le miraron esperando oír lo que quería decirles:
- Papá, quería darte las gracias por haber sido tan sincero sobre...
- ...Mi alcoholismo. Os lo debía. Ojalá tú hubieras sido tan sincero con nosotros en cuanto a...
- ¿Con una hermana como Betsy creéis que se puede ser sincero? Ella sabía que yo ya estaba decidido a explicároslo y, aún así, lo soltó tan tranquila. Es una bocazas...
- Tienes que perdonarla, cariño. A tu padre y a mí nos parece muy bien que nos lo hayáis dicho, y esperamos poder ayudarte a resolver cualquier problema que pueda surgirte...
- Ya sabes, hijo: sexo seguro, honestidad en las relaciones, no beber cuando conduzcas...
- Y una alimentación lo más sana posible...
Bobby cerró los ojos y se llevó las manos a las mejillas. Sinceramente, esperaba que no fuera peor el remedio que la enfermedad, por así decirlo...Porque, después de todo, ¿estarían sus padres preparados para tener un hijo gay?



Al mismo tiempo, la WKB emitía en aquel momento su programa especial dedicado a los jóvenes ejecutivos con tradición de varias generaciones. Tal como había acordado con Debbi, John Ross sólo aparecería en un reportaje incluido en el programa, que se emitiría después de la primera pausa publicitaria.
John Ross estaba en su despacho de la Ewing Oil, reunido con su madre. Ambos se disponían a visionar aquel reportaje que suponían sería una buena promoción para la Ewing Oil. Después de los últimos anuncios, entró de nuevo la cabecera, y el presentador introdujo el reportaje dedicado a la Ewing Oil...
No muy lejos de allí, Debbi Porter estaba siguiendo también el programa desde el televisor privado de su despacho.
“John Ross Ewing III. El heredero de todo un imperio petrolífero que empezó hace más de 70 años. El origen de todo se debió a Digger Barnes y Jock Ewing, y luego continuó con el hijo de Jock, el difunto John Ross Ewing II, popularmente conocido como J.R.”

En este momento, se insertaron unas breves secuencias de la película que rodó Sue Ellen sobre su vida en Southfork. En ellas, J.R. insultaba a Sue Ellen y ella acababa abandonándole. En la Ewing Oil, la mujer se sintió vilipendiada. La narración continuó. “A pesar de vivir en un hogar lleno de violencia y de pasar por dos divorcios de sus padres, John Ross Ewing III consiguió salir adelante y continuar sus estudios. Primero, en el Instituto de Braddock, donde estudió su padre, y luego en la SMU, donde recientemente se ha graduado en Ciencias Empresariales.”

Sue Ellen cambió su semblante. De repente, había descubierto que su hijo ya había aprobado su carrera y podría incorporarse a la empresa como Presidente. Pero el reportaje continuaba: “Durante el tiempo que presidió la Ewing Oil, J.R. Ewing estuvo a punto de arruinar su empresa en muchas ocasiones: invirtió en unos pozos asiáticos hipotecando el rancho de su madre, arruinó a sus amigos vendiéndoles esos mismos pozos al saber que serían nacionalizados, luego fue sospechoso de negociar con Cuba durante el embargo, y, finalmente, el Gobierno les quitó la Ewing Oil de las manos cuando se comprobó que habían tenido relaciones con un peligroso terrorista. La empresa funcionó con diferentes nombres hasta que Bobby Ewing tomó la decisión de venderla, tras la trágica muerte de su esposa April en una convención de la OPEP en París.”

Debbi cogió el teléfono y pidió a su secretaria que le comunicara con Betty Lewis. Segundos después, le respondió que tenía el móvil apagado. Debbi empezó a pensar qué podría hacer para evitar ese desastre.
“La madre de John Ross, internada en un sanatorio de desintoxicación por su serio alcoholismo, logró superar sus problemas a través de años de terapia y, finalmente, pudo ayudar a su hijo cuando éste se vio arrastrado por una adicción similar después de la muerte de su padre. El muchacho, consumidor de drogas químicas, había desarrollado una fuerte alergia al alcohol debido al hábito de su madre. Durante la trágica semana de lluvias torrenciales sobre la zona de Dallas y Braddock, ocurrida en 1994, John Ross estuvo a punto de morir en el hundimiento del rancho familiar Southfork, debido al estado de inconsciencia en que se encontraba, presuntamente a causa del consumo de drogas ilegales.”

En ese momento, Sue Ellen se levantó impulsivamente y apagó el televisor con el mando a distancia.
- Pero, ¿qué es esto, hijo? ¿Una especie de broma de mal gusto? ¿Para emitir esa basura tuvieron que venir aquí a entrevistarte? Le diré a Kelly que me ponga con la directora de la cadena...y les demandaremos.
- Calma, mamá...Tenemos que pensar que quizá Cliff Barnes esté detrás de todo. ¿Acaso no es su emisora?
- La mujer de Cliff está a punto de morir en algún quirófano de Houston, y dudo que Cliff apoye esto...
- Y tienes razón: No apoyo esto.
Madre e hijo se dieron la vuelta y allí estaba Cliff Barnes, vestido con un traje negro.


Mientras tanto, un lujoso Wolkswagen de color plateado entraba por la puerta principal de Southfork. Una vez en la casa, salió de él una hermosa mujer de cabellos dorados, en su cincuentena, elegantemente vestida. Bob y Pam la oyeron llegar y la esperaban en el porche. Detrás salió Lucy, que tenía la intención de hablar con ella en la intimidad lo antes posible.



- Hola, chicos...Qué agradable es estar de nuevo en casa...¿Alguna novedad, Lucy, desde la última vez que vine?
Lucy le contestó con complicidad, dándole a entender que sí las había, y muchas.
- Entonces, acompáñame a mi habitación, cariño, y empieza a contármelas.
Pam y Bob entraron sus maletas. Ella se detuvo pensativa.
- ¿Qué te pasa? – preguntó él.
- Nada, sólo que no sabía que Barbara y Lucy se hubieran hecho tan amigas...



No muy lejos de allí, en la ciudad de Dallas, Will Monahan recibía una visita inesperada: la del accidentado Bobby Ewing, que llevaba un brazo y una pierna vendados.
- No te preocupes: he venido en taxi esta vez. – dijo Bobby, intentando romper el hielo.
Will reaccionó a la aparición del atractivo joven y le hizo entrar.
- Aquí estarás cómodo- dijo, señalándole el sofá, y haciendo el gesto para ayudarle. Bobby asintió para que lo hiciera. - Es una sorpresa encontrarte aquí. No habíais venido antes, ni tú ni tu familia, ¿verdad?
- No, y la verdad es que es alucinante... – Bobby lo recorrió con la vista, fijándose en la exquisita decoración, la sencillez del mobiliario, y el agradable ambiente. - ¿Vives tú solo aquí, Will?
- Sí, por lo menos, hasta que encuentre a alguien con quien compartirlo... ¿Y tú qué tal estás?
- Mucho mejor, el médico dice que dentro de un par de semanas, las heridas ya habrán curado...Además, estuviste en el hospital todo el tiempo, ¿verdad?
En aquel momento, las miradas de ambos se cruzaron y Will se sintió impresionado por los azules ojos del muchacho, y por su fuerte complexión, por estar bien formado y no ser demasiado alto. Era el tipo de hombres que prefería. - Seguro que tienes tu propio gimnasio...- comentó Bobby.
- Pues sí, ¿quieres echarle un vistazo? No es gran cosa, pero trabajando todo el día en el banco, incluso a la hora de comer, no tengo tiempo de hacer ejercicio hasta que vengo a casa...
De repente, Will tuvo la impresión de que el joven estaba a punto de caerse. Le cogió el brazo para ayudarle a caminar...
- Nosotros, en Southfork, también tenemos una sala llena de aparatos, pero a mi hermana no le interesa mantenerse en forma, cree que siempre estará tan delgada como ahora...
Will y Bobby llegaron al gimnasio, donde había instaladas varias máquinas de culturismo y una bicicleta aerostática. Bobby se sentó en uno de las colchonetas. A su lado, se arrodilló Will.
- La verdad es que he venido a pedirle disculpas por haber destrozado la moto de mi primo contra su auto. Le he traído un cheque de mi padre que cubre los desperfectos. También me ha pedido que le disculpe por no venir personalmente...Ahora mismo está muy ocupado en su trabajo, como siempre...
Will siguió mirando y sonriendo, sintiendo una inmediata atracción por aquel muchacho. Por su parte, Bobby empezó a hablar sin mirarle:
- Cuando recuperé el conocimiento, después del accidente, y te vi a ti, no sé, de repente, perdí todo el miedo, sentí como si lo tuvieras todo controlado y...la manera en que secabas el sudor y me limpiabas la sangre, me producía una sensación de tranquilidad y relajación muy grande...



- Bueno, Bobby, tengo que confesar que de pequeño, mi madre siempre quiso que fuera médico, aunque al final elegí las Finanzas...pero eso no evitó que me apuntara a un montón de cursillos de Primeros Auxilios...
- Quizá me salvaste la vida... – Bobby le miró fijamente a los ojos. Will se quedó perplejo, sin saber que decir. Por fin, se besaron, y Bobby se dejó caer al suelo...

Al día siguiente, John Ross visitaba al Rector de la SMU, la Universidad donde había cursado sus estudios el joven.
- Sr. Ewing, lamento lo ocurrido en el último examen...
- Y yo lamento que elija a sus profesores con tan mala fortuna...
- ¿Qué quiere decir? – preguntó el decano, circunspecto.
John Ross sacó una carpeta de su maletín y se la entregó al hombre. Este leyó la primera página detenidamente, y luego pasó las siguientes con rapidez.
- No lo entiendo. No sé cómo ha podido ocultarlo durante tanto tiempo.
- Sería un escándalo para una universidad tan importante si lo supiera todo el mundo...Me encantaría poder ayudarle...
- ¿Cómo...puede ayudarme?
- Ese profesor ha impedido que aprobase el último curso. Su sentido de la ética y su decencia lo demuestra el informe que le he traído. Es suyo, y usted puede hacer lo que quiera con él, siempre y cuando...cambien la nota de mi examen, y me califiquen con la nota más alta.
- ¿Me está haciendo chantaje, John Ross? Yo ya era rector cuando se graduó su tío Bobby. Y yo mismo daba clases cuando su padre J.R. estudiaba aquí...
- Entonces, ya sabe lo que mi padre y mi abuelo siempre decían: hay que tener cerca a los amigos...y aún más, a los enemigos. Creo que usted y yo nos vamos a llevar bien. Mañana mismo quiero ver cómo rectifican la nota de mi último examen y...desde luego, espero verle en la ceremonia de graduación. John Ross volvió a coger la carpeta y la metió otra vez en el maletín: “Recuerde: quid pro quo. Una cosa por otra....” Este maletín le estará esperando mañana...
El joven salió del despacho muy seguro de sí mismo y, mientras caminaba por los pasillos de la universidad, sonreía y se decía: “Lo he conseguido, papá. Casi lo he conseguido...”




FIN DEL EPISODIO 10


Actores invitados:

Randolph Powell (Alan)
Kehly Gray (Kelly)
y
LAURA JOHNSON
como BETTY


"IMPERIO EWING" es un ciberserial escrito y editado por TONI DÍAZ y PAM´S TWIN SISTER. Los personajes principales de este ciberserial fueron creados por DAVID JACOBS para las series "DALLAS" y "KNOTS LANDING".
Las fotos que se han utilizado pertenecen en su mayoría a WARNER BROS. Su finalidad es exclusivamente ilustrativa y no lucrativa. Ninguno de los actores, guionistas, productores o actores ajenos a estas series, tienen ningún tipo de relación con el ciberserial, aunque estamos abiertos a todo tipo de ofrecimiento.
Dedicamos cariñosamente este episodio a Javi, por su desinteresada colaboración como asesor universitario.


EPISODIO 11:
"BARBACOA 2001"